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Mundo, Estado español :: 24/07/2022

Las medicinas que curaban a nuestros heridos eran cubanas

La Tizza
Mientras las bombas que mataban a nuestro pueblo eran norteamericanas y europeas :: Entrevista con Taleb Alisalem, activista y analista político saharaui

La Tizza: La República Árabe Saharaui Democrática (RASD) es una de las dos naciones en que se habla español en África, la otra es Guinea Ecuatorial. A diferencia de esta última, la RASD no ha logrado alcanzar su independencia, a pesar de que existe como un Estado reconocido a escala internacional en el territorio de la antigua colonia española del Sahara Occidental. ¿Cuál es, en síntesis, el devenir histórico de este país?

Taleb Alisalem: Cuando hablamos de colonización, cuando hablamos de ocupación o de genocidio parecen términos del siglo pasado, algo que ya terminó y que nunca más volveremos a vivir. Desafortunadamente no es así, tan solo tenemos que ver el territorio del Sahara Occidental, país que se encuentra en el norte de África y es considerado la última colonia en ese continente y, por tanto, todavía pendiente de descolonizar de acuerdo a la ONU.

Más de un siglo estuvo España presente en este territorio como potencia colonizadora, de hecho, llegó a calificarlo como una provincia española más: la provincia 53 del Estado Español, que en aquel entonces se llamaba Sahara Español.

Pero, ¿qué hizo o qué hace tan atractivo el controlar el territorio del Sahara Occidental?

La RASD es uno de los territorios más ricos del norte de África, cuenta con la mayor reserva del mundo de fosfatos, un mineral indispensable para la agricultura ya que compone la mayor parte de los fertilizantes y es un material que compran todos los países del mundo.

Se conoce que el 75 por ciento de las reservas mundiales de fosfatos están en el Sahara Occidental. También este territorio cuenta con uno de los bancos de pesca más grandes del mundo, sin mencionar las minas de oro y más minerales preciosos, así como el petróleo y gas que se encuentran bajo las arenas del Sahara Occidental.

España comenzó a explotar parte de estas riquezas y generar beneficios económicos, pero a finales de los años sesenta el pueblo del Sahara Occidental empezó a reclamar el fin de la colonización española y su deseo de proclamar su república saharaui independiente y autogestionarse como todos los países de África que, en aquel entonces, ya se habían independizado de las fuerzas coloniales.

El Sahara Occidental no alcanzó su independencia en la primera ola de liberación que sacudió África en los tempranos años sesenta. Tampoco en los setenta. ¿Por qué? ¿Qué sucedió para que, incluso en medio de la descomposición del régimen franquista en España, no lograra acceder a la independencia, a diferencia de lo ocurrido, por ejemplo, con Angola y Mozambique mientras se derrumbaba el régimen de Salazar en Portugal?

En 1973 nace el movimiento de liberación saharaui, conocido como el Frente Polisario, un movimiento político y militar que estaba decidido a liderar la lucha revolucionaria del pueblo saharaui contra el colonialismo español.

El régimen español — se vivían los últimos años del franquismo — en aquel entonces se negó a entregar la soberanía al pueblo del Sahara Occidental y lo que hizo fue firmar un acuerdo con los dos países vecinos de este territorio: Marruecos, al norte del Sahara Occidental; y Mauritania, al sur.

El acuerdo, firmado en Madrid el 14 de noviembre de 1975 — menos de una semana antes de la muerte de Franco — , decía que España se retiraría del territorio del Sahara Occidental y se lo cedería a Marruecos y Mauritania a cambio de mantener los beneficios económicos.

Y así fue, España se marchó de forma repentina sin entregar la soberanía a los saharauis y rápidamente entraron el ejército marroquí por el norte y el ejército mauritano por el sur.

En esas condiciones, el movimiento saharaui Frente Polisario se vio completamente solo luchando contra dos nuevas potencias ocupantes ante el vacío y la traición que dejó España.

Fue en esas circunstancias en las cuales el Frente Polisario proclamó la República Árabe Saharaui Democrática como estado independiente en el territorio del Sahara Occidental y comenzó a luchar contra las fuerzas ocupantes.

Miles de saharauis tuvieron que huir hacia Argelia para refugiarse de los bombardeos y la trágica guerra que se estaba produciendo, otros muchos quedaron en territorio saharaui resistiendo.

Mauritania decidió rendirse ante los ataques del Frente Polisario, se retiró del Sahara Occidental y reconoció la República Saharaui como Estado independiente; pero Marruecos, apoyado por los EEUU y Francia se hizo con el 80 por ciento del territorio saharaui y lo ocupó de forma ilegal, una ocupación que continúa hasta el día de hoy.

No obstante, la ONU sigue considerando a España la potencia colonial del Sahara Occidental, ya que nunca realizó una descolonización. La Unión Africana reconoce a la República Saharaui como Estado independiente y pide el fin de la ocupación marroquí al territorio de la República Saharaui.

Por otro lado, el pueblo saharaui lleva cerca de 50 años dividido entre los que viven en campos de refugiados en Argelia, y los que viven en la zona del Sahara Occidental bajo ocupación marroquí, esperando una solución a este conflicto que nunca llegó.

Hablando de Argelia y de la mitad de la población saharaui que vive en ese país… Hace unas semanas vimos cómo llegaba a Argel, para ser enviado a la RASD, un cargamento de nuestras vacunas cubanas antiCovid. A algunos pudo llamarles la atención este envío, cuyos similares fueron hechos por Cuba a países que considera amigos como Vietnam, Venezuela, Siria, Irán, Nicaragua, algunas islas del Caribe; todos países del llamado Tercer Mundo. ¿Por qué a la RASD? ¿De dónde proviene ese vínculo trasatlántico?

Son muchos los países que decidieron apoyar al pueblo saharaui en su lucha: destacaría sin duda el apoyo de países como Argelia que decidió acoger en su territorio a los miles de refugiados saharauis que huían de la guerra, o el apoyo de Cuba que no dudó en enviar medicinas y médicos al pueblo saharaui en los peores años de guerra.

Recuerdo que un anciano saharaui decía: «mientras las bombas que mataban a nuestro pueblo eran norteamericanas y europeas, las medicinas que curaban a nuestros heridos eran cubanas».

La ayuda y solidaridad de Cuba no se limitó al ámbito sanitario, sino que fue mucho más allá; ya que fue uno de los primeros países en reconocer la República Árabe Saharaui Democrática poco después de su proclamación por parte del Frente Polisario.

También acogió y sigue acogiendo a cientos de estudiantes saharauis que parten desde los campamentos de refugiados que hay en Argelia para estudiar en Cuba.

En la República Saharaui tenemos generaciones enteras de médicos, maestros, ingenieros… que estudiaron en Cuba. De hecho, hay generaciones enteras calificadas como «cubarauis» ya que son saharauis pero con un habla, un acento y una filosofía de vida muy cubana, de esa mezcla nació el adjetivo.

Por mucho que las potencias imperialistas intenten hacer desaparecer al pueblo saharaui, por mucho que intenten ocupar su territorio y saquear sus recursos y sus riquezas, por mucho que intenten silenciar su voz o pisotear sus derechos — y esto es algo evidente — , queda claro que siempre quedarán pueblos y países como Cuba, Argelia, Sudáfrica o Venezuela que apoyarán al pueblo saharaui hasta la victoria final.

Aunque, debido a la selectividad de los medios de prensa internacionales, ha pasado menos percibido que la guerra en Ucrania o los conflictos en Sudán, el Sahel, e incluso la invasión saudí a Yemen, lo cual es mucho decir; desde 2020 ha habido un reinicio de la lucha armada en la RASD. ¿Cuáles han sido las circunstancias de la misma? ¿Qué perspectivas tiene? ¿Cómo está involucrado hoy el Reino de España en el conflicto?

En el año 2020 se reanudó la guerra entre el Frente Polisario y Marruecos, una guerra de baja intensidad que continúa hasta hoy en día. Se espera que la ONU, con su nuevo Enviado especial al Sahara Occidental, el italiano Steffan de Mistura, encuentre una forma rápida de hacer que el Frente Polisario y Marruecos negocien una solución que lleve al referéndum donde el pueblo del Sahara Occidental pueda decidir el futuro de este territorio. Pero, de momento, no hay avances significativos.

Mientras tanto, observamos mucha tensión en la región del norte de África y sur de Europa, pues Argelia — uno de los mayores apoyos del pueblo saharaui y enemigo acérrimo de Marruecos — declaró el pasado año la ruptura total de relaciones diplomáticas con Marruecos, país con el que mantiene la frontera cerrada y militarizada desde el año 1994, algo que aumentó mucho más la tensión entre los dos países.

A esto se suma que Marruecos presionó a España con el tema de la migración y el espionaje al gobierno de Pedro Sánchez para que el presidente del gobierno español, en definitiva, cediera ante este chantaje y apoyara de forma pública la ocupación marroquí al territorio del Sahara Occidental; una posición que enfadó al pueblo saharaui y su representación política decidió anunciar la ruptura de contactos de forma oficial entre la República Saharaui y el gobierno español.

Esto fue seguido de drásticos pasos que tomó Argelia, pues no puede tolerar que el gobierno español apoye de una forma tan clara una ocupación ilegal y, más que eso, que apoye de una forma evidente al régimen marroquí. Argelia retiró su embajador en Madrid y tomó una serie de medidas que acortan su trato económico con España. El primer afectado resultó ser España, ya que Argelia es su primer proveedor de gas.

Y entre idas y venidas, vemos un mundo cambiante y acontecimientos que se desarrollan con mucha rapidez impulsados por los intereses geopolíticos y económicos.

El Sahara Occidental, sin dudas, será una piedra en el camino hacia el alcance de cualquier forma de estabilidad en el norte de África: si no se descoloniza este territorio, no habrá paz en el norte de África.

 

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