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Mundo :: 14/07/2007

Lima y García

Raúl Wiener
Este miércoles marcó el divorcio del presidente con la Lima que le dio el triunfo en las segunda vuelta del 2006.

En un lado estuvo la gigantesca movilización de organizaciones y ciudadanos de a pie que recorrió el centro de la ciudad para desembocar en la Plaza San Martín, de una magnitud que no se veía en 30 años y con clara simpatía de la población no participante.

En otro, estuvo el informe que la Universidad de Lima -insospechable de afanes de desestabilización- presentó como resultado de su investigación de campo los días 7 y 8 de julio, en la que se observa un derrumbe perpendicular de García de más de 11 puntos respecto al mes anterior, que además implica un retroceso de 20 puntos con relación a la aprobación limeña del presidente en el mes abril.

Cuando hace poco más de un mes Saavedra de CPI descubrió que en la cuenta nacional García casi empataba en aprobación y rechazo con 45%, para cada una de las opciones, anotó que este era el piso del presidente en el cual se mantendría por un buen tiempo. En ese momento la aprobación en Lima era todavía de 50% contra poco más de 40% de rechazo. Ahora la Universidad de Lima nos dice que García está en 41% de aprobación en Lima y 49% de rechazo. Esto debe significar alrededor de 30% que aprueban y 60% que desaprueban a nivel nacional. O sea, no hay piso, sino un profundo hueco.

Todo un desastre para alguien que se guía por los golpes de popularidad. La cantidad de declaraciones torpes y provocadoras, que García ha acumulado las últimas semanas: comechados, nadie se muere de huelga de hambre, enemigos del cambio, etc., indican que efectivamente se está moviendo en el vacío. La Universidad de Lima ofrece otro dato clave: en el sector A de la ciudad, la aprobación asciende a 74.5%; en el B, a 61.5%; en el C, a 50.9; mientras que en D, llega apenas a 29% y en el E, a 24.2%. A más pobres, menos alanistas, se podría decir. La desaprobación en D y E, es de 62.1% y 64.8%, respectivamente.

La encuesta nos está diciendo que mientras el gobierno se repliega a Palacio, y pone rejas y policías entre gobernantes y pueblo; socialmente el régimen de García se convierte cada vez más en una representación de los distritos ricos y de la clase media de la Gran Lima, que a pesar de ser considerado el sector más ilustrado de la población, es también el más asustadizo (al que le mueven Chávez, Humala, sindicatos, provincias para atarantarlo) y el más dispuesto a tragarse los sapos y culebras de su presidente, que en otros niveles socioeconómicos provocan franco rechazo. Otro asunto interesante es que hay mayor rechazo entre las mujeres (51.6%) que entre los hombres (48.1%), y la franja de edad que está más enemistada con García se ubica entre los 28 y 47 años.

La marcha a la Plaza San Martín es muy gráfica de lo que dice la encuesta. No sólo confirma que Lima se peleó con García, sino que donde más está perdiendo es entre las mujeres (profesoras, enfermeras, organizaciones alimentarias, etc.) y entre las personas que son el núcleo principal de la clase trabajadora. Es fácil entender entonces el giro represivo que se está manifestando en estas horas. Les pasa a todos los que no quieren ver la realidad o que pretenden agarrarse a palos con ella.


El fin de los revoltosos

Habrá que condecorar ahora a los 200 robocops que limpiamente, a patadas y puñetes, detuvieron a Huaynalaya por alterar el orden, cuando todavía no había empezado la marcha. A los 500 que cercaron profesores y profesoras en el Metro de Pershing y echaron bombas lacrimógenas dentro de ese local donde también había público y trabajadores, pero a los que se les escaparon Muñoz y López en un taxi mientras la prensa les preguntaba por qué huyen. Al centenar que finalmente detuvo a estos dos dirigentes en la puerta de la Comisaría de San Isidro, los pateó, apaleó y arrastró porque seguramente representaban un grave peligro para la seguridad del Estado, cuando iban a indagar sobre la situación de los otros presos y eran asediados por los periodistas que como siempre querían saber porqué protestan si en este país las cosas andan tan bien como dice el presidente, y mientras le pegaban en el suelo a la decana del Colegio de Profesores, que no fue detenida porque la gente de la calle expresó su protesta. Y, por supuesto, al heroico coronel de la policía de 90 kilos, que terminó en la cama de un hospital por los gritos de Diez Canseco.

A todos ellos habría que sumarles a la Chichi Valenzuela, ahora conocida como la verde, y a Aldo M. que como siempre adelantó la conclusión y dio por presos para siempre a todos sus enemigos, que así es como queremos ver a las democracias fuertes, para que no nos creen la necesidad de recurrir a las autocracias, que siempre son un problema. No nos oponemos a los sindicatos siempre y cuando no los dirija Patria Roja. Ni a las movilizaciones, en tanto circulen por donde no hay tráfico y no hay gente. Ni a la huelga, porque contra ello hay descuentos, despidos y sustitutos. Viva el diálogo como solución de los problemas, por eso no han querido dialogar ni una coma sobre la ley de "Carrera Magisterial", como antes no quisieron con el TLC, y cuatro tipos (portavoces de bancada, con exclusión de nacionalistas y UPP) se erigieron en Congreso y cerraron el debate con el país en llamas y le entregaron a García la norma para su promulgación.

El Estado de derecho debe ser uno que cautele los contratos mineros, que impida a la gente salirse de las AFP y que mantenga la televisión en propiedad informal de la extrema derecha. Si para conseguir esto hay que tomarse el trago amargo de llenar algunos barrios acomodados de gases lacrimógenos y de marchistas reclamando en la puerta de la comisaría, qué se va a hacer. Si hay que atropellar los derechos de circulación expresión, sindicalización y reclamo, qué se va a hacer. A los violentistas hay que darles con violencia. A los de Juliaca con estado de sitio. A los del ALBA echarlos a patadas, a los organismos de derechos humanos que no jo Bueno señores, es nuestro momento, dice el inefable director de "Correo", que en realidad no se ha dado cuenta de quién está perdiendo la batalla.

¿O ustedes que están poniendo en libertad a los presos porque al gobierno le vino la de buena gente?

rwiener.blogspot.com
PD: me sumo a la protesta y exigencia de libertad inmediata de Javier Diez Canseco y los dirigentes magisteriales detenidos por el gobierno

 

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