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Cuba :: 07/02/2010

Los responsables de la crisis fueron subvencionados, pero no los que perdieron su casa

Claudio Casparrino
Diálogo con el economista cubano Joaquín Infante Ugarte :: La atenuación de la crisis se obtiene por especulación y no por producción

El economista cubano Joaquín Infante Ugarte visitó la Argentina para realizar una serie de charlas e invitar al XII Encuentro sobre Globalización y Problemas del Desarrollo, que se realizará en la ciudad de La Habana en marzo de 2010. En diálogo con Realidad Económica analizó los efectos de la crisis internacional sobre América latina y la República de Cuba en particular, la ausencia de cambios relevantes en la regulación financiera internacional y los desafíos económicos de la región.

Ud. ha venido a Buenos Aires a promocionar el XII Encuentro sobre Globalización y Problemas del Desarrollo de marzo de 2010 ¿Cuáles son las características de esta iniciativa?

La idea del Encuentro Internacional sobre Globalización y Problemas del Desarrollo, que organiza cada año la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC), nació en otro encuentro, “Economía 98”, realizado en nuestro país hace doce años y al que asistieron destacados economistas de América latina. Durante la inauguración apareció Fidel y el programa que habíamos elaborado quedó sin efecto, transformándose en un intercambio de análisis con él y los demás compañeros acerca de los distintos problemas de la economía.

En esa oportunidad, Fidel nos propuso hacer un encuentro anual sobre la globalización y su relación con el desarrollo. Entre otras cuestiónes, pretendíamos analizar los efectos del neoliberalismo y sus políticas; este neoliberalismo impulsado por instituciones como el Fondo Monetario y el Banco Mundial, con banderas como la privatización de las empresas públicas y el principio de no intervención del Estado en la economía con base en el supuesto de mercados eficientes en la asignación de los recursos. Primero, afirmaba este discurso, había que crecer para luego disminuir la pobreza. A nuestros países se les proponía quitar todas las regulaciones financieras, comerciales y de cualquier otro tipo para facilitar la llegada de las transnacionales. Frente a esta realidad, el Comandante planteó la realización de estos encuentros anuales, con la condición de que fueran pluralistas.

Y han participado representantes de instituciones como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización Internacional de Comercio, la OIT, la ONU. Jefes de Estado y líderes latinoamericanos (Lula, Chávez, Correa, Zelaya y Evo Morales cuando todavía no era presidente, entre otros) y de los restantes continentes. Ocho Premios Nobel de Economía -todos los años se hacen presentes tres o cuatro-, y los Premios Nobel de la Paz Rigoberta Menchú y Adolfo Pérez Esquivel. Es, por lo tanto, un evento pluralista. Nosotros consideramos que es el más importante del año para los economistas, justamente por esta característica.

Por la situación debida a la crisis internacional y sus repercusiones en América latina, ¿cuáles son sus expectativas para el encuentro de este año? ¿Qué esperan que suceda? ¿Hay alguna expectativa particular?

En estos encuentros se discuten problemas muy amplios. Al principio era un evento muy crítico, pero posteriormente entendimos que, además de críticas, teníamos que generar propuestas. En el evento pasado, realizado en marzo de 2009, el centro de la discusión fue la crisis -que había explotado en septiembre de 2008-. En el próximo, programado para marzo de 2010, estaremos buscando proponer soluciones a la crisis desde el punto de vista de los países en vías de desarrollo. Tenemos que considerar que nosotros no somos los responsables de la crisis pero la estamos sufriendo.

En el evento trabajamos a través de distintas formas. Tenemos plenarios, que se celebran en el Palacio de las Convenciones, con capacidad para 500 participantes y 500 invitados. Además de las reuniones plenarias están las comisiones de trabajo -funcionan simultáneamente unas veinte-, con alrededor de 26 temas distintos. Uno de los temas tratados, especialmente importante en América latina, es el referido a las PyMEs, con cuestiones como los microcréditos, y los problemas de ciencia y técnica, que se trabajan tanto desde la perspectiva macro como microeconómica. La variedad de temas es muy amplia y cada participante elige al inscribirse dónde desea participar.

El impacto de la crisis en la región ha sido una de las cuestiones más discutidas en los últimos tiempos. ¿Ha afectado esta crisis a la economía cubana?

La crisis surge en los Estados Unidos, y los bancos e instituciones financieras tratan de diversificar el riesgo, invirtiendo en varios negocios en lugar de hacerlo en uno solo. Estos instrumentos financieros ahora llamados “tóxicos”, se extendieron a Europa y el Japón, pero en menor grado a América latina. La crisis influye particularmente a través de la disminución en el comercio. Una importante proporción de las exportaciones de América latina tiene como destino el mercado de Estados Unidos. Por esta razón si la economía norteamericana se debilita, repercute en nuestros países.

Por otra parte, en este último decenio China y la India se han convertido en nuevos destinos para nuestras exportaciones, colaborando con un crecimiento más acelerado. Ninguno de estos países ha sido afectado significativamente por la crisis. Se estima que ambos crecerán un 7% durante este año. La diversificación de los destinos de exportación ha sido un factor atenuante de los efectos de la crisis sobre América latina. Si la vinculación con Estados Unidos hubiese sido mayor la región habría sufrido un impacto mucho más significativo. Las economías de algunos países son muy abiertas, dependen mucho del comercio exterior, porque no tienen suficientes recursos propios y necesariamente deben acceder a materias primas y bienes de capital. En particular, los países de América latina venden diversos productos primarios, y los alimentos han subido mucho su precio. Nosotros exportamos arroz e importamos petróleo. En este caso nos benefician un poco nuestras relaciones con Venezuela: ellos nos venden el petróleo más barato y a la vez realizan inversiones en Cuba.

El intercambio de bienes y servicios representa un 40% del PBI de Cuba. Antes se exportaban principalmente productos primarios, pero hoy predominan los servicios. Hasta 1989 nuestras exportaciones de azúcar a la Unión Soviética constituían una parte importante de nuestro comercio exterior, y los bienes exportados alcanzaban un 70% del total, contra 30% de los servicios. Ese porcentaje se invirtió: en 2008, los servicios exportados llegaron casi al 80% del total. Cuba brinda servicios médicos a países que pueden pagarlos, como Venezuela o Sudáfrica, y los da gratuitamente a países africanos que no tienen recursos para afrontar esa compra.

Es decir que el efecto de la crisis sobre la economía cubana es relativo y se canaliza a través del comercio…

Nosotros tenemos relaciones con China, Rusia, el Brasil. A este último no lo ha afectado tanto la crisis, y a la Argentina tampoco. Hoy he leído en el periódico que el desempleo llegó al 9%... Nosotros el año pasado tuvimos 2.300.000 turistas, y este año ya habían ingresado en Cuba, hasta octubre, dos millones. Pensamos incrementar un 2,7% esta cifra. No obstante, si bien hay más turistas, gastan menos que antes. El principal país que genera visitantes a Cuba es Canadá y luego toda Europa, y entre ambos suman 1.800.000 anuales. Pero al reducirse el PBI gastan menos. Nuestro turismo no es de gente millonaria, sino de clase media.

¿Ha tomado el gobierno cubano medidas económicas para disminuir estos efectos?

Una de nuestras prioridades es el fomento de las exportaciones, y las pocas divisas que tenemos las estamos utilizando con ese fin. También buscamos el incremento de la producción nacional para sustituir las importaciones y por eso estamos impulsando la actividad agropecuaria, vinculada con alimentos. Son los dos aspectos centrales. Nuestro punto crítico es la balanza de pagos, y buscamos su equilibrio. Ese es el punto de partida. Para romper la inercia tenemos que aumentar las exportaciones y disminuir las importaciones. También hay medidas internas de ahorro, en electricidad, por ejemplo. En el sector estatal se ha planteado una meta de ahorro en el consumo eléctrico de un 6% para este año, de manera de evitar apagones que perjudiquen a la población. Esto significa también un menor consumo de petróleo, nuestra fuente principal de electricidad es el petróleo, en un 80%, mientras que el gas constituye el restante 20%. Actualmente producimos el 50% de la energía que consumimos, incluyendo petróleo y el gas acompañante.

Con la irrupción de la crisis, en un primer momento los debates en el seno del G-20 parecieron insinuar cambios profundos en los modos de entender y regular la economía mundial. Incluso se habló de la vuelta al keynesianismo. ¿Cree usted que realmente se van a producir cambios relevantes en la regulación financiera internacional?

Veamos la cuestión del salvataje. Lo que sucedió es que las pérdidas de los responsables fueron financiadas, pero no las de los que perdieron su casa. Los costos de ese salvataje los va a pagar el contribuyente, mientras que los responsables quedaron sin pérdidas.

Nosotros sostuvimos que debieron plantearse otras medidas. Pero los que tienen el poder económico y financiero en los Estados Unidos no piensan así, y lo mismo pasa en los demás países capitalistas. Todas las pérdidas las afrontaron los propietarios de las viviendas y los contribuyentes. A quienes habían tomado esos créditos, y que perdieron sus casas, se les debiera haber dado facilidades para que pudieran seguir pagando, repartiendo el costo con las instituciones financieras, y no como sucedió.

Otro punto es la necesidad de nacionalizar los bancos, para que el Estado tome control del crédito. Es una medida marxista. La única manera de que el crédito fluyera era mediante una política de gobierno. Para eso había que nacionalizar los bancos, pero lo que sucedió fue un escándalo: la última institución en ser salvada fue el American International Group.

En el Reino Unido y Alemania se nacionalizaron algunos bancos, pero en lugar de eso, en Estados Unidos se les dio financiamiento. Ahora se dice que la economía se está recuperando por las ganancias bancarias. Los bancos no se nacionalizaron porque eso va en contra de las concepciones neoliberales, aunque hubiese sido lo correcto. La crisis podría haberse atenuado de esa forma. Ahora esos bancos están especulando, invirtiendo en países asiáticos y, por ese cambio de tasa, están ganando dinero. Esa ganancia se obtiene por especulación y no por producción. Si la producción estuviera incrementándose, el desempleo se estaría reduciendo. Se argumenta que hay un desfase entre la recuperación de la economía y la del empleo, pero si esto se debe a maniobras especulativas no es una verdadera recuperación.

En la actualidad América latina es escenario de diversas experiencias políticas y sociales. Una de ellas es la construcción del denominado “socialismo del siglo XXI”, otras refieren a la recuperación de iniciativas de desarrollo nacional con mayores grados de autonomía. El denominador común de todas ellas es la búsqueda, de manera heterogénea, de una mayor integración regional. Si, como usted indica, no hay que esperar cambios relevantes en el sistema financiero internacional ¿cuál son las alternativas de América latina?

Creo que la única alternativa que tenemos es la integración. No hay otra. También hay que cambiar la concepción de la competencia. Debemos buscar una complementación entre las economías de distintos países y formar un bloque capaz de enfrentar el poder que representan Estados Unidos y la Unión Europea. Es la única manera de lograr un crecimiento estable. Estamos buscando la complementariedad de nuestras distintas economías, para lo cual deberíamos buscar una moneda que fuera una alternativa frente al dólar. Tiene que seguirse un criterio que propicie el desarrollo económico, y para eso hay que formar un bloque. A partir de una integración entre distintos países, como el ALBA, podemos construir fortalezas y oportunidades. Debemos ayudarnos mutuamente. El más rico debe ayudar al más pobre. Tenemos que tener en cuenta las asimetrías que existen entre los distintos países.

Hace poco estuvimos discutiendo en La Habana sobre el papel de la Organización Mundial del Comercio. Yo no soy un especialista en ese tema, ya que me ocupo más de la parte financiera, la tributaria, la contabilidad y esas cosas. El problema de esta reunión de Doha es que no se llega a un acuerdo, porque los primeros que no quieren eliminar los subsidios a los productos agropecuarios, que son nuestras exportaciones fundamentales, son los Estados Unidos y Europa. La Organización Mundial del Comercio defiende los intereses de los países desarrollados y no considera las asimetrías entre los países. No es posible que si Haití, por poner un ejemplo, quiere vender sus productos deba someterse a las mismas reglas que los países desarrollados. La única forma de elevar el nivel de nuestros países es a través de una diferencia de precios. Si los productos tienen el mismo precio para todos, ¿cómo se van a desarrollar esos países?

Se propuso que los países desarrollados aportaran el 0,7% de su PBI para el desarrollo de los países pobres, pero sólo aceptaron aportar el 0,33%. En 1998 también se propuso eliminar la deuda de los países en desarrollo, pero en lugar de eso se prefiere beneficiar a los responsables de la deuda.

Ya que me estoy refiriendo a la deuda externa, el año pasado ingresaron por inversiones U$S 106.000 millones a América latina, pero por el servicio de la deuda tuvimos que pagar mucho más. En vez de permitirnos acumular recursos, nos los extraen, y así no nos podemos desarrollar. Por eso tenemos que tener un bloque, que en este momento es el ALBA, pero que tiene que pasar a ser el UNASUR. A su vez, el UNASUR no se tiene que limitarse a América del Sur, sino abarcar a toda América latina y el Caribe. Si Europa, cuyos países estuvieron históricamente en guerra unos con otros, con idiomas distintos, ha podido unirficarse, ¿por qué nosotros no podemos tener esa unión?

¿Cuáles son las causas por las que no se avanza de manera más decidida en la integración regional?

Fundamentalmente por la interferencia de los Estados Unidos, que se remonta a la época de Bolívar, cuando propiciaron el nacimiento de Panamá. Ellos quieren dividir, lo que se concreta hoy con las siete bases militares en Colombia, o con la situación de Honduras. A Estados Unidos no le gustó que Zelaya viniera a nuestro encuentro de este año. Son ellos los que interfieren permanentemente para que no nos unamos. Muchos países que tienen un potencial enorme dependen de los Estados Unidos.

Recientemente en la Asamblea de las Naciones Unidas se votó una declaración sobre el bloqueo, y fue una de las pocas veces en que participaron todos los países integrantes de la ONU, ya que otras veces algunos se ausentan para no tener que comprometerse en la votación. Esta vez estuvieron los 192 países. De ellos, 187 votaron a favor de eliminar el bloqueo y 3 -Estados Unidos, Israel y Palau, una islita que es un protectorado norteamericano- en contra. Se abstuvieron Micronesia y las Islas Marshall. Es una situación positiva para nosotros. Todo el mundo está en contra del bloqueo pero Estados Unidos sigue con la misma línea, sin permitir que nosotros nos desarrollemos. ¿Tú sabes cuánto nos ha costado el bloqueo en cincuenta años, al precio actual del dólar? 220.000 millones. Un país como el nuestro, pobre, que tiene pocos recursos, que trata de ayudar a otros países del mundo, en salud y en educación, padece de esa forma.

El capitalismo, como sabemos, tiene contradicciones. En determinado momento Estados Unidos desclasifica sus documentos secretos. Uno de esos documentos fue un memorándum de cuando se recomendaba el bloqueo, y ahí se decía que el objetivo era que Cuba pasara hambre y necesidades para que de esa manera se acabara la Revolución. Pero eso fue hace casi cincuenta años.

Remarco que la única solución para los países de América latina es la unión en un bloque con el cual podamos golpear en la cabeza a Estados Unidos. Ellos siempre trataron de cumplir con el objetivo de dividir para vencernos. Por eso tenemos que resistir para que no nos dividan, obviando las pequeñas cosas que nos separan y resaltando las que nos acercan. No estamos diciendo que todos los países tengan que ser socialistas. Cada país puede tener el régimen que desee, pero hay muchas cosas que nos unen, y tenemos que aprovecharlas para disminuir el efecto de las que nos separan.


* Joaquín Infante Ugarte es Dr. en Economía. Premio Nacional de Economía de Cuba y miembro del Comité Científico del Encuentro sobre Globalización y Problemas del Desarrollo.

Casparrino es economista IADE. Docente de la UBA.

Especial para IADE/Realidad Económica

 

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