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Medio Oriente :: 30/06/2005

Los trabajadores iraquíes del petróleo defenderán el petróleo de su país

David Bacon
Entrevista a Hassan Juma'a Awad, del Sindicato de Southern Oil Company

P: ¿Cómo se organizó el Sindicato de Southern Oil Company?

R: Dos semanas después de que las fuerzas ocupantes entraran en Basora el 9 de abril de 2003, activistas iraquíes en la industria del petróleo se reunieron para reestablecer el sindicato. Organizamos a los trabajadores por dos motivos. Primero, teníamos que afrontar la administración impuesta por las fuerzas ocupantes. Segundo, tememos que el propósito de la ocupación sea apoderarse de la industria petrolera. Si no nos organizamos, no podremos proteger nuestra industria, por la que hemos estado velando durante generaciones. Era nuestro deber como trabajadores iraquíes proteger las instalaciones petrolíferas que son propiedad del pueblo iraquí, y estamos seguros de que EE.UU. y las compañías internacionales vinieron aquí para apropiarse las reservas de petróleo del país.
Aunque estamos bajo ocupación británica, hemos podido establecer el primer sindicato en la industria petrolera en el distrito Bergeseeya desde la época de Sadam. Hemos continuado formando sindicatos en otras áreas en Basora y en la parte sur del país. Ahora tenemos consejos de trabajadores en 23 áreas del sur de Irak, y organizamos una pequeña conferencia en Basora. Representamos a más de 23.000 trabajadores, y las empresas en el sur tienen cerca de un 90% de las reservas de petróleo de Irak. No fue simple, o aceptable para las fuerzas ocupantes, que se organizara un sindicato de los trabajadores del petróleo. Hicieron lo posible por detenernos, porque lo consideraron una cuestión peligra.

P: ¿Por qué no querían un sindicato de los trabajadores del petróleo?

R: Porque son conscientes de que los trabajadores organizados tendrán poder, y que tendrán que enfrentarse a ellos. Tendrán que recalcular los planes que hicieron a comienzos de la ocupación.

P: ¿Qué problemas tuvo que superar el sindicato?

R: Los trabajadores no han recibido lo que les corresponde. Las fuerzas ocupantes promulgaron la Orden Nº 30 estableciendo salarios para los trabajadores en el sector público. Según esa orden, el salario de un trabajador sería de 69.000 dinares iraquíes por mes, el equivalente de unos 35 dólares estadounidenses. Ese salario era extremadamente bajo, mientras que la inflación y el coste de la vida son muy elevados.
Las reservas petrolíferas de Irak son las segundas del mundo. Nos preguntamos, en una situación semejante, ¿cómo es posible que los trabajadores en nuestra industria vayan a recibir un salario mensual de 35 dólares? Descubrimos que la administración estadounidense no estaba dispuesta a cooperar con nosotros respecto a ese nivel, así que decidimos declararnos en huelga el 13 de agosto. Después de una breve huelga, logramos aumentar el salario mínimo a 150.000 dinares iraquíes, o sea unos 100 dólares. Esto es para nosotros el comienzo de la lucha por mejorar los ingresos de los trabajadores del petróleo. También logramos que la compañía estadounidense KBR retirase su personal por completo de nuestras instalaciones.

P: ¿Se negaron las autoridades a hablar con el sindicato debido a la ley de 1987, que prohíbe los sindicatos en el sector público?

R: Sí. Tuvimos problemas porque repetían permanentemente que según la ley no poseíamos legitimidad, ningún derecho a representar a los trabajadores en el sector del petróleo. En cuanto a nosotros, no necesitábamos que ellos nos dieran legitimidad, ya que fuimos elegidos por los trabajadores. Es el único tipo de legitimidad que necesitamos.

P: ¿Cómo lograron entonces que el gobierno hablara con ustedes?

R: La presión de la huelga hizo que la administración estadounidense cambiara de actitud. Terminaron por no tener otra alternativa que ajustar la escala de salarios. Logramos eliminar los dos niveles inferiores de salario, lo que efectivamente duplicó los salarios de numerosos trabajadores.
El nivel de vida aumentó, incluso en comparación con la época de Sadam Husein. Ahora un trabajador con 20 años de experiencia, recibe unos 420.000 dinares iraquíes, o sea unos 300 dólares. Para darle un ejemplo, un pollo cuesta en el mercado unos 1.500 dinares, o sea 1 dólar.

P: ¿Qué piensan sobre la ocupación los miembros del sindicato de trabajadores del petróleo?

R: En todas las reuniones que hemos tenido con trabajadores de toda la industria, hemos oído que todos quieren que la ocupación termine de inmediato, y que se retiren inmediatamente de Irak todas las fuerzas de ocupación.

P ¿Les preocupa su seguridad si la ocupación termina de inmediato?

R: No, no nos preocupa. No tenemos ningún problema al respecto porque somos capaces de cuidarnos y de velar por nuestra propia seguridad.

P: Si se retiran las fuerzas de ocupación, ¿no hay peligro de que haya ataques contra sindicalistas por parte de los insurgentes, como los que ha sido el caso en Bagdad?

R: Podría ocurrir, pero tenemos que resolver nuestros problemas nosotros mismos.

P: ¿Qué clase de gobierno quieren tener?

R: Queremos un gobierno que represente los movimientos nacionales iraquíes. Debería ser amistoso hacia todos los países, especialmente hacia los que estuvieron contra la guerra y la ocupación.

P: ¿Qué actitud tuvieron sus miembros hacia las elecciones de enero? ¿Votaron muchos trabajadores?

R: No les hicimos ninguna recomendación. Fue cosa de cada persona si participaba o no. Pero hubo muchos trabajadores que votaron. Creo que votó cerca de un 80% de los trabajadores. Votaron por una serie de partidos diferentes, algunas veces según su nivel educacional, o según lo que deseaba cada individuo.

P: ¿Cómo seria posible que un gobierno elegido por el pueblo llegara al poder en Irak?

R: No creo que haya grandes progresos en los próximos seis meses. Cualquier gobierno elegido en las elecciones tendrá numerosos problemas que solucionar. Tendrá que escribir una nueva constitución, y las leyes de Sadam Husein tendrán que ser abolidas.
El próximo gobierno no sólo debe asegurar la seguridad del pueblo iraquí, sino también oponerse a la privatización de la industria. Nos oponemos muy enérgicamente a la privatización, especialmente en la industria petrolera. No queremos una nueva colonización bajo el disfraz de la privatización, y que las compañías internacionales tomen control del petróleo.
Llegará el día en el que se vayan las fuerzas de ocupación. La agenda de EE.UU. prevé la formación de un gobierno iraquí después de las elecciones. Entonces, EE.UU. debiera irse, pero no confío en que se vayan con tanta facilidad. Deberíamos unirnos todos para resistir a la ocupación.

P: ¿Qué clase de apoyo esperan de sindicatos en EE.UU.?

R: Necesitamos mucho apoyo de los trabajadores en EE.UU. Especialmente necesitamos capacitación en la organización de nuestro sindicato, ya que no tenemos mucha experiencia al respecto. También necesitamos apoyo de los sindicatos estadounidenses en la oposición a la privatización. Ustedes saben lo que significa la globalización para los trabajadores del tercer mundo. Nuestro sindicato es joven y necesitamos capacitación, especialmente de parte de sindicatos que se oponen a la guerra.

P: ¿Qué opinan de la resistencia armada contra la ocupación?

R: Apoyamos todas las formas de lucha honorable en Irak, y queremos que la ocupación termine de inmediato. Pero nos oponemos a actos de terrorismo contra civiles iraquíes, por parte de ciertas organizaciones terroristas en Irak. No los apoyamos. Nos oponemos en la misma medida en la que nos oponemos a la ocupación. Si se retiran las fuerzas ocupantes, somos capaces de construir una nueva democracia que represente los intereses del pueblo iraquí, no los de EE.UU.

P: ¿Cuáles son sus relaciones con otros sindicatos en Basora?

R: Tenemos muy buenas relaciones con los demás sindicatos en Basora. Nuestra lucha es la misma, y tenemos que unirnos contra la ocupación. El sindicato de Southern Oil Company es un sindicato independiente. No hemos tomado ninguna decisión sobre a cuál federación sindical adherirnos, hasta que sepamos cuál representa los intereses de los trabajadores de nuestra industria. Tenemos muy buenas relaciones con las tres federaciones, y en el futuro cooperaremos con ellas en función de los intereses de nuestros trabajadores.
Una federación es dirigida por Rasim Al Awad, la segunda por Jabbar Tarish, y la tercera por Felah Alwan. Una representa al Partido Comunista Iraquí, el partido de Allaui y uno de los partidos nacionalistas. La segunda es más independiente, pero incluye a algunos representantes de los movimientos religiosos. Dos de sus dirigentes son miembros del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Irak. La tercera federación representa al Partido Comunista de Trabajadores. Estamos estudiando cuáles, a fin de cuentas, son las legítimas, que representan los intereses de los trabajadores. Hay muchos sindicatos que no están afiliados a ninguna federación. Tuvimos miembros que votaron por todos esos partidos políticos. Para nosotros todos están bien con la excepción de los baazistas.
En la actualidad, la sociedad civil iraquí cree en el pluralismo. Algunos dicen, por lo tanto, que los antiguos sindicatos baazistas deberían poder operar. Esto podría conducir al retorno del régimen baazista, así que creo que deberíamos limitar el pluralismo, que el pluralismo no es una buena idea.
La futura lucha contra la privatización es más importante que la lucha contra la ocupación, ya que EE.UU. trata de privatizar todos los sectores de la economía iraquí. Las posiciones de los sindicatos iraquíes sobre el tema podrían ser diferentes. Si un solo sindicato recibe legitimidad del Estado iraquí, esto podría representar un problema. Los sindicatos baazistas trabajaron para la política gubernamental, y en esta nueva situación, sindicatos oficialmente legitimados también podrían hacerlo. Es otro motivo por el cual el pluralismo podría no ser útil para la sociedad iraquí.

P: ¿Cuál es la situación de los estibadores en el puerto de Um Qasr?

R: Los trabajadores portuarios de Um Qasr se enfrentan a numerosos problemas. La administración del puerto no es iraquí, fue entregada a Stevedoring Services of America. El mes pasado hubo un nuevo problema entre la administración y los trabajadores que no fueron tratados con justicia. Tienen un sindicato, llamado Sindicato de la Industria Portuaria, dirigido por Nadam Radhi. Los administradores locales iraquíes, y especialmente la compañía estadounidense, se niegan a reconocerlo. Si la gerencia pagara a los trabajadores un salario decente, no existirían problemas. Fui a Um Qasr con Abu Lina, jefe de la Federación Sindical Iraquí en Basora, a negociar con la administración, y Abu Lina llevó una carta del Local 10 de International Longshore and Warehouse Union, y se la dio al sindicato local.

P: Cuéntenos algo de su propia historia.

R: Trabajé en Southern Oil Company durante 33 años. Fui uno de los muchos opositores a Sadam Husein. Ayudé a luchar en secreto contra el régimen, y participé en el levantamiento de 1991. Queríamos independencia, y no pertenecíamos a ningún partido político. Llegué a ser presidente del sindicato después del inicio de la ocupación. Contaba con el apoyo de otros activistas porque ya había estado defendiendo los derechos de los trabajadores. Fui elegido presidente en el área de Basora en una elección democrática y libre y luego elegido presidente de todo el sindicato en nuestro primer congreso.

P: ¿Hay ataques contra los sindicatos en el área de Basora?

R: Sí, los ataques contra los sindicatos en Basora son similares a los que ocurren en el resto de Irak. Recientemente tuvimos un ataque contra un trabajador de la energía eléctrica por parte de la administración de la planta.
Cuento con que habrá un ataque en mi contra, pero no tengo miedo. Los terroristas atacan en cualquier parte. Varias de nuestras secciones en Basora ya han sido atacadas. Atacan tanto a trabajadores como a la maquinaria, aunque hasta ahora no han asesinado a ningún trabajador del petróleo. Sin embargo, murieron 3 o 4 trabajadores al tratar de extinguir los incendios causados por las bombas.

* David Bacon es un periodista gráfico de California, que documenta aspectos laborales, de migración y globalización. Su libro "The Children of NAFTA: Labor Wars on the US/Mexico Border", fue publicado el año pasado por University of California Press.
Fuente: ZNet en español
Traducción de Germán Leyens, revisado por Fran Bastida

 

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