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Mundo :: 02/12/2010

"Manual para combatir la pederastia" de Joseph Ratzinger

Carlos de Urabá
Hay efebos que por su naturaleza voluptuosa os traen por la calle de la amargura, chicos provocativos dotados por el supremo hacedor de una alta dosis de erotismo

Este documento nos confirma la honda preocupación que embarga al sumo pontífice por los escándalos de pederastia que asolan a la santa madre iglesia. Un texto insuperable que no tiene nada que envidiar a los grandes maestros del realismo-mágico.

Aquí os dejo algunos apuntes del Manual para Combatir la Pederastia escrito por el genio de la doctrina moral de la iglesia, el papa Benedicto XVI. Desde la mismísima curía romana se nos ha filtrado este documento que en vista de su alto valor histórico ponemos a disposición de los lectores.

Sea como sea la Santa Sede está empeñada en recuperar su prestigio y pasar página al engorroso capítulo de los curas pederastas. Los jueces y la opinión pública los señalan como directos culpables de crímenes y aberraciones sexuales cometidos durante décadas contra menores de edad bajo su custodia. Delitos que con malas artes han querido ocultar en un vano intento por eludir sus responsabilidades. Son tiempos aciagos y el papa, como cabeza visible de la iglesia, se ha visto obligado a cargar con la pesada cruz de la ignominia. Pero quizás lo que más les escueza sean las millonarias indemnizaciones que han tenido que pagar a las víctimas y que amenaza con hundir en la ruina a la banca vaticana. El papa, con el pundonor que lo caracteriza, ha tomado las riendas del asunto como veremos a continuación en estas notas recogidas de su puño y letra, apuntes que destilan frases lúcidas y sabios consejos que trasmite a sus subordinados en un desesperado esfuerzo por meterlos en cintura.

-Hijos míos, conteneos que la coscupiscencia os envenena el alma, ¡la coscupiscencia! no perdaís los estribos ¿acaso vosotros no habéis sido creados a imagen y semejanza de Dios Todopoderoso? no podéis dejaros llevar por los más bajos instintos, la carne es débil, no mancilléis el prestigio de la institución que representáis. ¡os lo suplico! sed juiciosos, vuestra predilección por la carne tierna y virginal me sobrecoge. Vosotros sois los pastores de Cristo y estáis llamados a cuidar con esmero de vuestro rebaño. Manteneros a raya, pensad en la santísima Virgen María y el dolor que le causáis. ¿Qué os creis, señores feudales con derecho a pernada?

Cuando sintáis que la lujuria se desboca, que las tentaciones os abruman utilizad el método infalible de Moseñor Escribá de Balaguer: mortificaos con el cilicio, flagelaos a discreción, que sufra el cuerpo el castigo por los malos pensamientos que os asaltan, que el dolor redima vuestras culpas. Reprimid el apetito sexual desmedido, viciosos que os doblegáis sin prestar resistencia alguna ¿Acaso sois bestias, mulos, cerdos o perros? recitad la oración por las ánimas del purgatorio, que la oración obra prodigios. Armaos de valor y fe y si la cosa se pone cruda una ducha de agua fría es un remedio muy eficaz. Reprimíos, no perdais la cabeza que el demonio es muy astuto y os tiende la celada en el momento menos pensado.

Hermanos en Dios, hermanos en Cristo ¿no habéis aprendido la lección de Sodoma y Gomorra? ciudades que perecieron bajo una lluvia de fuego y azúfre por contravenir los designios divinos. Habéis caído en las redes de la pederastia, un pecado infame y cobarde que no admite consideración alguna. Si ya os lo advertía el profeta Lot antes de que esas ciudades malditas fueran borradas de la faz de la tierra por el fuego purificador. ¡Temed a Dios o seréis castigados! Asumid las consecuencias de vuestros actos. Habéis perdido el respeto al todopoderoso, rectificad vuestro camino que la espada de Damocles pende de un hilo sobre vuestras cabezas.

« Bienaventurados los niños, porque de ellos es el reino de los cielos » te alabamos, señor. Y vosotros pretendéis cortarles las alas a los pobres angelitos. Esclavos de las más bajas pasiones con toda razón causáis el pánico entre las criaturas. Ni a vanguardia y retaguardia dais tregua. Qué tramáis con esas miraditas insinuantes, con que descaro guiñáis vuestros ojillos picarones, los magreos o esas manos temblorosas que buscan el paraíso pérdido. Me sorprendeis con vuestras travesuras pero os tengo fichados panda de libidinosos.

No olvidéis guardar el recato en la manera de vestir, el demonio no descansa y en cualquier instante os pone una zancadilla. Es menester que la sotana recupere el protagonismo de antaño. Esta es una prenda indispensable pues se trasforma en un escudo protector que nos hace invencibles a las tentaciones de la carne. Cubríos, cubríos que estáis muy desmadrados.

Queda terminantemente prohibido entrar en los dormitorios de los noviciados, colegios u orfanatos a partir de las diez de la noche. No permitiré que se mancille el honor de las mansas ovejitas convirtiendo ese territorio en un coto privado de caza. Se acabaron las aventurillas, el colarse en las habitaciones a esa hora en que todos los gatos son pardos con el pretexto de darles el besito de las buenas noches. Mequetrefes, ¿no tenéis pudor? Tanto cinismo me conduele. Así que con Dios me acuesto, con Dios me levanto, la virgen María y el Espíritu Santo,¿no? Afirmáis que esos tocamientos sólo procuran medir el crecimiento del cuerpo místico. Bellacos, ya os llegará la hora de pagar vuestras culpas pues no podréis escapar de la justicia divina.

El confesionario es un sitio donde se perpetran las más crueles emboscadas. Los infantes llegan al matadero completamente paralizados por el miedo y vosotros parapetados tras esa trinchera pedis que se arrodillen y a continuación os lanzáis a la yugular. Imitad a los ermitaños, esos santos varones que se retiran a perpetuidad en la soledad de los desiertos. Sentad la cabeza que pagamos justos por pecadores.

En las escuelas el momento más crítico es la hora de la gimnasia. Los débiles de espíritu son los más suceptibles a caer en la trampa. Esos cuerpos tiernos, los pantalocitos cortos, los músculos en plena efervescencia, los pectorales, los biceps, los triceps. Serenidad, hijos míos, los abdominales, las flexiones de pecho un, dos, un, dos ¡oh oh oh, madre santa! y embrujados le feriaís vuestra alma al diablo.

Para identificar a un pedófilo primero debemos observar su comportamiento: si se acicala primorosamente ante el espejo, si suspira deshojando una margarita o le entran imprevistos sofocos. ¡Atención! suenan las alarmas. Su miradita de depredador lo delata, se le cae la baba y con la lengua afuera comienza a gemir como un lobo en celo. Los viejos verdes son los más propensos a claudicar, lo sé por experiencia propia porque caballo viejo no puede perder la flor que le dan. La sangre hierve y excitados sois capaces de subiros hasta por encima de las paredes. La calentura se dispara, las gonadas ¡oh! las gonadas, bulle la testosterona y la erupción es inminente. Haced un esfuerzo, recuperad la conciencia, leed a santa Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz que el misticismo es muy util en casos de emergencia. Respirad profundo, mantened la calma y apagad el incendio que os consume con ejercicios de yoga o de meditación trascendental. Seguid los pasos del santo Job cuyo temple es un ejemplo de integridad ante las dificultades de la vida. Sed cautos y prudentes que si las paredes hablaran ¡ay! la de cosas que contarían. Esta es una prueba que os manda el señor, perseverad para que la gracia abunde. Rosario en mano rezad el salmo miserere del Rey David « piedad, piedad ¡Dios mio! que tu misericordia me socorra.

Queda terminantemente prohibido invitar a los novicios en las horas de asueto a la cafetería o la fuente de soda. Que si el perrito caliente con mayonesa, la banana split, el heladito de chocolate, el flan y la natilla o los pastelitos de manzana. Qué sois muy pillos y se os nota a leguas vuestras malas intenciones. Conformaros con regalarles caramelitos de menta que endulzan la vida sin mayores sobresaltos.

En la sacristía también se cuecen habas y en ocasiones a calderadas. Tenéis entre ceja y ceja a los monaguillos, se la habéis jurado. Utilizáis el viejo truco de la cremallera atascada y de ahí a la bragueta no hay más que un paso - hijito toca la campanita. Asunto muy peliagudo, castidad, hermanos, que el que avisa no es traidor. Hay efebos que por su naturaleza voluptuosa os traen por la calle de la amargura, chicos provocativos dotados por el supremo hacedor de una alta dosis de erotismo. En vuestro interior un río embravecido amenaza con desbordarse y os comprendo porque ante un deseo tan brutal e irrefrenable es difícil mantener el tipo. ¡ay madre santa! Disimulad que se os sube la bilirrubina y se os ponen los dientes largos.

La Semana Santa, la semana de pasión tampoco es muy recomendable que digamos. En medio de esas manifestaciones de fe, los capirotes flagelándose y las procesiones con el Cristo sangrante clavado en la cruz junto a la virgen desgarrada de dolor, inspiran unas ansias locas de trasformar el sufrimiento en placer. Los delirios sadomasoquistas son completamente incompatibles con la moral católica.

En las clases de anatomía pasaremos de largo en ciertas materias comprometedoras. La reproducción humana hay que explicarla de la forma más ortodoxa posible. Son aguas procelosas y lo mejor es salirse por la tangente: el espíritu santo es una palomita blanca y pura que sembró la semillita en el vientre de María, no os compliquéis que la cigüeña es la que trae los niños de París. Que ahí es donde rádica el meollo del asunto y es mejor ocultar la verdad que echar más leña al fuego.

Las revistas pornograficas abundan por doquier, son una plaga que no sé cómo os las arregláis para introducirlas clandestinamente en los colegios y seminarios. Es la prueba más clara que se acerca el fin de los tiempos. Os repito que Belzebú no descansa y no cejará en el empeño de tentaros a cualquier hora y en cualquier lugar. Procurad realizar cada fin de semana un zafarrancho de combate, revisad debajo de los colchones que es donde soleis esconder el cuerpo de delito. Blasfemos, largo me lo fiais haced una pira y quemad todas esas herejías.

Los orfanatos son verdaderas junglas donde los cazadores se van de safari en procura de las piezas más preciadas. Los inocentes tortolitos están en vuestro punto de mira. Y de repente, con premeditación y alevosía ¡zas! el zarpazo certero. Cuidaos de esos achuchones tan efusivos, los besitos de salutación que se alargan una eternidad, porque dais la mano y os tomáis el codo.

La navidad y los reyes magos son fechas proclives al desenfreno, se prende la algarabía porque celebramos el cumpleaños de nuestro señor Jesucristo¡Que maravilla! la novena de aguinaldos, el pandero y la zambomba y a cantar villancicos agarrados de la manita en el portal de Belén. Y luego vamos al arbolito de navidad que te tengo una sorprecita muy especial. Un peón envenenado que con malicia ofreceis al inexperto jugador.

Yo no me confio ni en mi propia sombra así que lo más recomendable es que os busquéis un buen cinturón de castidad. Hay una gran variedad de modelos en el mercado con dos o tres cerrojos por si las moscas. Recordad que el cerebro esta hecho para pecar. Habéis elegido el celibato, habéis jurado lealtad a Cristo, no desfallezcais en el empeño ¡mantenéos invictos!

¡Ay! la ducha, la bendita ducha, el pellizco de gracia, la palmadita en el culo y al agua patos. Y mucho jabón, muchísimo jabón. Luego sacáis excusas poco convincentes: que si fuisteis víctimas de un estado de enajenación mental transitorio o que una fuerza sobrenatural os poseyo sin medida ni clemencia. Pecadores, pecadores, acto de contricción y propósito de la enmienda, que más vale prevenir que curar. De nada valen los golpecitos en el pecho e invocar el nombre de Dios en vano. Ya habéis probado la manzana prohibida y os corroe la lujuria.

La gula, hijos, por algo es uno de los siete pecados capitales. El estómago es un órgano muy traicionero. Fijaos en esos curas calvos y gordiflones que chupándose los dedos devoran los más suculentos manjares. Estos son unos sátiros dedicados de cuerpo y alma a los torneos erótico- festivos. Sobra explicar que la gordura nos predispone a las orgías y bacanales. Mantened la sobriedad que os habéis acostumbrado a los platillos afrodisiacos: los mariscos, las langostas, los percebes, las gambas, los centollos, los congrios,¡oh Dios mío! claro, en nombre de los pobres del mundo os pegáis tremendos atrancones y luego ni siquiera os remuerde la conciencia. Restringid el picante pues estimula la libido en exceso. No os dejéis provocar, no bajéis la guardia que no estáis hechos de piedra. En la viña del señor sobran los bichos malos y sin escrúpulos que os quieren crucificar. Controlad vuestros impulsos, ayunad y someteos a la ley de Dios.

La televisión es un invento diabólico que altera la paz interior y os convierten en marionetas de sus veleidades. Es preferible censurarla y dedicar el tiempo a la catequesis o a los cursillos de cristiandad. Todas esas películas y programitas degenerados siembran el caos en vuestros cerebros. Confundis la realidad con la fantasía y os creeis más divinos que humanos. Hedonistas, tantas obscenidades os obnubilan y echáis por tierra los principios éticos y morales que habeis jurado defender. El placer, hijos míos, el placer, sólo pensais en el placer. La televisión es la puerta de entrada al averno. No dudéis en cortar por lo sano y eliminarla sin compasión.

Las primeras comuniones son fechas fatales pues tras «el cuerpo de Cristo. Amén» se desata la juerga y el desenfreno. Sois los representantes de Dios en la tierra y como tal queréis sacarle todo el provecho a tan noble investidura. La euforia pasajera mezclada a los efluvios etílicos os arrebatan y sólo esperáis el más mínimo descuido para llevaros alguna ovejita despistada al huerto.

La primavera, como dice el dicho, la sangre altera. En los árboles los pajarillos trinan de felicidad, las palomitas juguetean en el alfeizar de la ventana, los perros copulan en las aceras, las flores despiden un aroma excitante. El cosmos por entero se conspira, vibra de pasión y los sentimientos amorosos os obnubilan. Fantaseáis con el mano con mano, piel con piel y beso con beso en silencio ¡aleluya! Sólo los guerreros más heróicos son capaces de resistir semejante asedio. Exorcizad los instintos básicos practicando deportes, quemad la energía negativa, corred la media maratón o la maratón completa. Domad el cuerpo, sacadle todo el jugo para recibir como recompensa el sosiego espiritual.

Si algún novicio por desgracia cae enfermo descartad los tratamientos con supositorios. Para la fiebre bastan los pañitos de agua tibia. En los empachos las lavativas son métodos no muy religiosos. Absteneos. Lo mejor es inclinarse por la administrar los remedios por vía oral. ¡Uy! la vaselina, la vaselina es una sustancia peligrosísima de ingrata recordación. ¡La bomba atómica! Tocad madera y que Dios os coja confesados. Leerle cuentos a los niños en la camita ¡uuuhh! puede acarrearos grandes dolores de cabeza. Este es un viejo truco de inpredecibles consecuencias. Os encapricháis con cosas que al final os traen por la calle de la amargura. A no ser que tengais que ejercer el apostolado o dar clases de recuperación a los estudiantes, si es así, entonces, contáis con mi dispensa.

En los ratos de ocio hay jueguecitos como la gallinita ciega, el gato y el ratón o el escondite que son demasiado procaces. No me vengáis con milongas que sé de que pie cojeáis. Beberos una tila para aplacar la tensión emocional o tomaos una buena dosis de bromuro que es de lo más saludable.

Cuando llega el verano las temperaturas se disparan y el sudor empapa vuestros cuerpos. Ir a la playa acompañando a los cursillistas o seminaristas puede ser muy comprometedor. -Deja, deja que te enseño a nadar. Te conozco bacalao, aunque vengas disfrazado. Alegremente os despojais de vuestros hábitos y sin tapujos os tendéis en la arena a tomar el sol. Solos ante el peligro: los bañadores ajustados marcando el paquete ¡Dios mio! y que ponte de espaldas que te voy a echar la crema solar o el bronceador ¡uyuyuy! que llamen a los bomberos.

Es muy fácil que os asalten los sueños eróticos pues el inconsciente muchas veces nos suele jugar una mala pasada. Es de suma utilidad dormir con el crucifijo en la mano para ahuyentar al demonio. No obstante, si en medio de la noche, despertáis sobresaltados presas de un súbito orgasmo invocad a Santa Inés mártir, patrona de la castidad. Bueno, lo dicho no olvidéis tomaros las respectivas dosis de bromuro, apretad el cilicio donde más duele, haced ejercicio físico, que el ejercicio es una verdadera bendición. Orad, sobre todo, orad que me tenéis con el alma en vilo. Y si por algún motivo persisten vuestros pensamientos impuros machacaosla contra una piedra que contais con mi beneplácito. La vida es un valle de lágrimas no os salgais del guión establecido. Sólo os exijo recato y castidad ¿es mucho pedir acaso? Nuestra reputación está en juego, distraeros, buscad pasatiempos que os alejen de las tentaciones. Serenidad y paciencia, mucha paciencia. No os precipiteis que como sacerdotes ya os habéis ganado el cielo. Según reza en la santa biblia tarde o temprano disfrutareis de las mieles del paraíso donde podréis hartaros de fornicar y dar rienda suelta a todas vuestras depravaciones.

* Investigador de Colombia.

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