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Argentina :: 28/04/2024

Marcha del 23A: ¿Un punto de inflexión?

Eduardo Lucita
“La educación pública es un bien que el pueblo no está dispuesto a entregar”. Tal vez en el futuro se la conozca como La Marcha del Millón o como La Jornada Histórica

Es que la marcha en defensa de la universidad y la educación pública se convirtió en un hecho político que superó todas las expectativas y conmovió el escenario político nacional. Tal vez marque un antes y un después en la compleja situación política del país.

La densidad social de esta marcha, una de las más grandes de los últimos 40 años, fue tal que transforma casi en ocioso discutir la cantidad de participantes. Sin embargo vale la pena hacer el ejercicio. El epicentro fue la Ciudad de Buenos Aires, centro político del país, aquí las estimaciones van desde la conservadora estimación de 430.000 asistentes del diario La Nación hasta los 800.000 de los organizadores (claro que para el gobierno fueron solo 150.000, lo que de por sí es un número nada despreciable).

Pero la marcha fue federal, se replicó en todas las provincias y las grandes ciudades del interior fueron testigos de la masividad de las concentraciones. Sólo en Cótrdoba fueron más de 100.000. En total se estima más de un millón de personas se manifestaron en todo el país. Este 23 de abril también fue el Día del Libro, miles de manifestantes marcharon con un libro en la mano.

Defensa de la educación pública y límite al ajuste

Esa multitud, que mostró un más que emblemático cruce intergeneracional, se movilizó en defensa de la universidad y educación pública, gratuita, laica y de ingreso irrestricto. Su composición arroja que más de la mitad eran integrantes de la comunidad universitaria y educativa (rectores, decanos, docentes, no docentes y estudiantes) y un porcentaje menor lo componía una muy heterogénea masa de militantes y dirigentes de movimientos sociales, de partidos, de DDHH y, algo casi inédito, de la propia CGT. Además hubo mucha gente que fue en forma independiente. El peso de la juventud fue decisivo, como también la alegría y esperanza que recorría cada una de las columnas.

"No queremos que nos arrebaten nuestros sueños: nuestro futuro no les pertenece. Somos orgullosos hijos e hijas de la Universidad Argentina; somos la Universidad pública, gratuita e irrestricta en el ingreso, de excelencia, con libertad y equidad. Somos la Universidad para el gran pueblo argentino". Así reza un fragmento del documento "La universidad pública: base de la democracia y el desarrollo social", leído por la presidenta de la Federación Universitaria Argentina.

La movilización buscó también poner límites al draconiano ajuste presupuestario: las partidas asignadas a las universidades públicas repiten los montos del presupuesto 2023, que corresponden a valores de septiembre del 2022, mes en que se eleva el presupuesto al Congreso de la Nación. La inflación desde ese momento hasta marzo de este año fue del orden del 300%. Si lo ponemos en términos de PBI las partidas 2023 alcanzaban el 0.72%, las de 2024 solo 0.22%. Una pérdida del orden del 70%. De ahí que los forzados anuncios de incremento del gobierno, con los que pensó desactivar la marcha, resultaran totalmente insuficientes.

¿Un punto de inflexión?

¿Puede la marcha del 23A reconfigurar el mapa político del país? Argentina tiene tradición de grandes movilizaciones populares bajo todos los gobiernos y regímenes, Algunas de ellas cambiaron la situación política del país. En 1969 El Cordobazo (nuestro Mayo francés, aunque de mayor alcance) determinó el inicio del fin de la dictadura militar de entonces y abrió un ciclo de lucha de clases que tuvo su momento más alto cuando las Coordinadoras de Gremios en Lucha de 1975, organismos de debate y deliberación que configuraban embrionariamente organismos de doble poder. Proceso que fue cerrado a sangre y fuego por el golpe militar de 1976.

Más lejano en el tiempo la lucha de los universitarios cordobeses por la Reforma Universitaria, que fue guía para toda Latinoamérica, terminó con una educación universitaria oscurantista y pro reino de España y el afianzamiento del Partido radical (en aquel momento de centro, hoy aliado con Milei) como expresión de las clases medias del país. Tan solo 23 años atrás las jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001 las masas populares en la calle, haciendo uso del derecho de revocatoria, obligaron a renunciar al entonces presidente de la Rua, que fuera elegido según las normas de la democracia liberal, abriendo un curso político distinto.

Hoy tanto el gobierno como la dirigencia que convocó a la marcha están en un brete. Por un lado el objetivo central fue pedir una mesa de diálogo al gobierno para negociar el ajuste, mientras que el presidente descalificó la marcha y su vocero declaró que "el tema presupuestario estaba cerrado". Sin embargo 24 hs. después el propio presidente declaró que financiaría la universidad. Que la marcha fue por una causa noble pero capitalizada por la oposición política. Una lectura maniquea que busca eludir la dimensión política de lo acontecido este martes 23.

Si el gobierno se mantuviera en su negativa y ratificara, aún con algunos retoques, la austeridad presupuestaria puede que el movimiento pro educación pública rebase a sus dirigentes y podría emerger entonces un nuevo sujeto político. Por el contrario si el gobierno concede aumentos presupuestarios significativos podría sería visto como una derrota, tanto por sus seguidores como por la oposición. En cualquier caso habrá que estar atentos a las consecuencias políticas.

No solo gasto público

La enorme movilización le puso un límite, simbólico por ahora pero limite al fin, al gobierno de Javier Milei, a la par que volvió inútil, una vez más, el protocolo antipiquetes de la ministra de Seguridad. La masiva presencia de la clase media impactó fuertemente en el gobierno ya que es el sector social que mayor apoyo le da. "Es la primera discusión importante en la cual la posición de Milei y del Gobierno es claramente minoritaria. De todas las discusiones que tuvo hasta ahora, el oficialismo en algunas estuvo equilibrado, en la mayor parte había más gente a su favor que en contra, pero en esta su posición fue claramente minoritaria. Tres de cada cuatro argentinos estaban en desacuerdo con que haya ajuste de las partidas de las universidades". Estas son las conclusiones del director de una de las más prestigiosas consultoras de opinión (Aresco).

Es que en diversos sectores de la sociedad está avanzando en la comprensión que el ataque a la educación pública, a los organismos de ciencia y técnica, a la cultura en general tienen que ver con la reducción del gasto público, pero también y sobre todo con el modelo de país que piensa el presidente para una vez que pase el rubicón del ajuste y la estabilización neoliberal de la economía.

Un país que limita sus posibilidades no necesitará tantos profesionales calificados, tampoco de la investigación científica y técnica, tampoco de institutos del cine y las artes audiovisuales o contra la discriminación o el racismo, menos aún de una agencia nacional de noticias. Nada de esto interesa a un país sometido al capital financiero y a las grandes corporaciones, especialmente las que tengan que ver con el extractivismo. En ese modelo el mercado será no solo el mejor asignador de recursos sino la medida de valor de todos los valores.

Preparar el futuro inmediato

Así la coyuntura inmediata discurre entre un gobierno que va lentamente perdiendo popularidad producto de los cambios en el humor social -por la pérdida de empleos, por los bajos salarios, por el saqueo a las jubilaciones, por la inflación, por el ajustaso...- y la posibilidad de un salto cualitativo en la resistencia que inaugure una nueva situación política.

El éxito de la marcha no surgió de una simple convocatoria, estuvo largamente preparada por exhaustivas explicaciones del impacto del desfinanciamiento, por los apagones en las aulas, por múltiples asambleas, por clases públicas, por abrazos a los edificios de cada una de las unidades académicas y por las vigilias de la noche anterior. Todo un antecedente a seguir para preparar las próximas confrontaciones: la concentración del 1° de mayo, el paro del 9 del mismo mes y muy pronto el abrazo al Congreso cuando se trate la nueva Ley de Bases y el paquete fiscal, que implica una nueva transferencia de ingresos a los sectores más concentrados del capital.

La marcha de este martes 23 ha sido una bocanada de aire fresco en un ambiente de ajuste y opresión. El pueblo trabajador esta hoy en mejores condiciones para luchar por un futuro más digno, para nosotros y para las nuevas generaciones. Como siempre las calles serán decisivas.

tramas.ar

 

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