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México :: 06/08/2011

Miguel Ángel Velasco, dos episodios de su vida

Gerardo Peláez Ramos
Con la muerte de Miguel Ángel Velasco en el año 2000, el movimiento obrero mexicano pierde a un gran organizador y dirigente de los años 20 y 30.

Militante sindical desde 1919, Miguel Ángel pasó de la organización local de los panaderos a su organización federal en el estado de Veracruz, de la organización local de la Confederación Regional Obrera Mexicana a la dirección nacional de la Confederación Sindical Unitaria de México y la Confederación de Trabajadores de México. Creador de sindicatos, federaciones y centrales, organizador de huelgas, marchas y congresos, militante y dirigente del Partido Comunista Mexicano, Miguel Ángel Velasco hizo un largo recorrido en la lucha social y política abierta y clandestina.

Con motivo de la muerte de Velasco, quizá sea útil escribir acerca de dos asuntos fundamentales: su participación en la huelga de los obreros agrícolas de Nueva Italia y Lombardía, Michoacán, y su disputa por la Secretaría de Organización y Propaganda del Comité Nacional de la CTM.

Miguel A. Velasco fue objeto de la represión durante el maximato. En 1931, fue detenido dos veces. En 1932 fue deportado a las islas Marías, en compañía de Rosendo Gómez Lorenzo, Germán Rodríguez, José Revueltas y otros compañeros. (1) El 21 de diciembre de este año, llegaron a México los últimos deportados de las islas Marías, entre ellos Miguel A. Velasco y Rosendo Gómez Lorenzo.

Lombardía y Nueva Italia

EN LA LARGA vida de Miguel Ángel Velasco una de sus más importantes experiencias fue la que desarrolló en las haciendas arroceras de Lombardía y Nueva Italia, que representó uno de los puntos cúspides de su labor organizativa en el seno del movimiento obrero.

En la parte oriental de la Tierra Caliente michoacana, los Cusi “edificaron las enormes haciendas de Lombardía y Nueva Italia; lograron llenarlas de cultivos de arroz, huertas de limoneros, ganado vacuno, dos villas de renombre, fábricas arroceras y fábricas extractoras de aceite esencial de limón, grandes almacenes y pequeñas casas para peones”. (2)

Lombardía y Nueva Italia tenían una extensión de 29 mil hectáreas. (3) Las haciendas estaban ubicadas en el valle del Marqués, bañado por el río del mismo nombre, a 50 y 72 kilómetros de Uruapan, respectivamente. A principios de siglo, el comendador Dante Cusi adquirió propiedades que se convirtieron en la afamada Negociación Agrícola del Valle del Marqués, S. A.

Durante mucho tiempo el terrateniente italiano siguió una política paternalista: a los trabajadores les regalaba “año nuevo”, los sábados daba “morisqueta” y él laboraba personalmente algunas veces. Dante murió y lo sucedió al frente de la empresa Eugenio Cusi. (4)

La crisis de los años 30 fue pasada a los peones: reducción de salarios e intensificación de la jornada de trabajo. La respuesta llegó a fines de 1932: mil doscientos peones se fueron a la huelga. Para derrotar a los trabajadores agrícolas, se creó una comisión técnica para investigar el estado de la negociación.

La Junta Central de Conciliación y Arbitraje falló en contra del movimiento y obligó a los huelguistas a volver al trabajo. El reajuste propuesto por Cusi era brutal: bajar el salario de un peso a 40 centavos, es decir, reducirlo en 60 por ciento.

El movimiento fue reiniciado en enero de 1933: estalló la huelga de 1500 obreros agrícolas, con la participación de un delegado de la CSUM: Miguel Ángel Velasco.

Dos mil trabajadores se pronunciaron contra el laudo de la JCCyA de Morelia, que reajustaba los salarios entre 35 y 73 por ciento, con un punto que decía textualmente: “Que el reajuste será efectivo hasta que la negociación se resarza de las pérdidas tenidas y hasta que cambien las condiciones económicas”. (5)

Los dos sindicatos pertenecían a la Confederación Revolucionaria Michoacana del Trabajo. Cusi dio 100 hectáreas de terrenos, 50 vacas, rebaja de dos centavos el kilo de arroz y 100 pesos para el regreso de los comisionados sindicales en Morelia, mas los salarios permanecían invariables. El movimiento fue derrotado.

En febrero volvió a estallar el movimiento de huelga. Se hizo un recuento: en Lombardía 300 trabajadores votaron en pro y 200 en contra, de 700 organizados sindicalmente; en Nueva Italia sufragaron a favor 900 y en contra 60. La JCCyA falló en contra, con el argumento de que la huelga era “lícita” y “legal” pero injustificada. Los trabajadores no acataron el laudo y las autoridades dieron inicio a una fuerte represión: hubo detenidos en Uruapan, Nueva Italia, Apitzingo y otros lugares.

En Nueva Italia el sindicato fue saqueado por los esquiroles y se impuso un sindicato del Partido Nacional Revolucionario. El descontento de los peones era mayúsculo.

El 20 de noviembre habían llegado a Morelia 50 comisionados de Nueva Italia y otros tantos de Lombardía; al día siguiente entregaron su pliego petitorio. El 22, fue asesinado el activista Gabriel Zamora, cuando se dirigía a Uruapan a participar en una manifestación. El 27 de noviembre estalló el movimiento de huelga, bajo la dirección de la CSUM. La lucha se extendió a ranchos anexos y el despacho de la Casa Cusi en Uruapan; participaban en ella cerca de 2 mil peones. Se creó un Comité Central de Huelga y se formaron comisiones en haciendas y ranchos.

La JCCyA declaró ilícita la huelga el 29 de noviembre. Los trabajadores hicieron caso omiso del fallo. El ejército y las guardias blancas fueron utilizados en la represión antisindical. El 2 de diciembre se produjo una terrible masacre: cayeron siete trabajadores muertos y más de 20 heridos. El repudio a tales métodos incluyó al general Lázaro Cárdenas y a importantes sectores de la sociedad michoacana. Miguel Ángel Velasco escapó de caer en manos de las fuerzas represivas.

Fue firmado un convenio el 10 de diciembre, en el que se estableció un aumento salarial del 25 por ciento.

En el CNDP y la CTM

PARA 1935, MIGUEL Ángel Velasco peleó por vencer el sectarismo de los comunistas y de los dirigentes obreros de otras centrales y sindicatos. En la convocatoria a la III Asamblea Nacional de la CSUM, el principal informante era el líder veracruzano. (6)

La crisis de junio de 1935 representó uno de los momentos cruciales de la historia posrevolucionaria mexicana si no es que el más importante después de las asonadas de Adolfo de la Huerta, de Francisco R. Serrano-Arnulfo R. Gómez y de José Gonzalo Escobar. Con la solución de dicha crisis terminó la etapa del maximato y se inició, en lo fundamental, el período de reformas estructurales.

La lucha de clases se recrudecía. Las fuerzas tendían a polarizarse, y en el interior del gobierno se produjo un choque de posiciones. El 12 de junio aparecieron en El Nacional, Excélsior y otros diarios las declaraciones de Plutarco Elías Calles hechas a Ezequiel Padilla en contra del movimiento huelguístico y a favor de la represión. (7)

La Confederación General de Obreros y Campesinos de México, la CSUM, el Sindicato Mexicano de Electricistas, el Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana, el Sindicato Industrial de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana, el Sindicato Nacional de Telefonistas y otras organizaciones le respondieron al Jefe máximo: “El movimiento obrero y campesino organizado de México... declara que se opondrá a toda transgresión de sus derechos, utilizando en el momento preciso, la huelga general en todo el país como único medio de defensa contra la posible implantación de un régimen fascista en México...” (8)

Cárdenas se dirigió el 13 de junio a la nación ante la amenaza callista. Gracias a la decisión presidencial, la crisis se resolvería a favor del progreso: la intentona reaccionaria fracasaría a final de cuentas. Se adoptaron medidas que conducirían a la depuración de las filas del aparato estatal: desafuero de diputados y senadores, destitución de jefes de zonas militares, desaparición de poderes locales callistas y promoción de cuadros afines al general Cárdenas.

El movimiento obrero constituyó, el 15 de junio, el Comité Nacional de Defensa Proletaria. (9)

Miguel Ángel Velasco asistió, en unión de Hernán Laborde y José Revueltas, como delegado al VII Congreso de la Internacional Comunista, celebrado en Moscú en julio-agosto de 1935. La delegación mexicana envió una carta al partido, en la cual indicaba que el PC debía mejorar su actitud ante los líderes de las organizaciones reformistas, tratar con ellos amistosamente, ofrecer la sincera cooperación del partido en todas las luchas y problemas del movimiento sindical y sustituir los ataques enconados por la discusión serena, escuchar y tomar en cuenta la opinión de las masas, de sus organizaciones y de sus líderes, y respetar democráticamente la voluntad de las masas. (10)

La constitución del CNDP; la política de unidad de los comunistas, que a partir del VII Congreso de la Comintern se pronunciaron por el apoyo crítico al gobierno de Lázaro Cárdenas; la extraordinaria actividad social y política de los obreros, empleados y campesinos; la derrota del callismo, y el desarrollo de la política de reformas estructurales del gobierno nacional-revolucionario, hicieron que la CSUM incrementara sus filas y ejerciera una mayor influencia sobre los acontecimientos en el último semestre de 1935 y en el primer bimestre de 1936.

El fortalecimiento de la CSUM era notorio. El 5 de octubre se formó la Federación Sindical Unitaria de Jalisco, con textiles, zapateros, trabajadores del cartón y otros. Se adhirió a la CSUM la Federación de Obreros y Campesinos de la Región Lagunera, que agrupaba a metalúrgicos, textiles, jaboneros, 18 sindicatos de obreros agrícolas y otros. En Ciudad Juárez, Chihuahua, se formó la Cámara del Trabajo Unitaria. Para fortalecer la unidad del CNDP, la CSUM acordó disolver la Oposición Sindical Revolucionaria de Ferrocarrileros. (11) En octubre se integró la planilla de Tomás Cueva para elegir Comité Ejecutivo General del STFRM. Ganó la plancha de Juan Gutiérrez, aunque la planilla de Cueva alcanzó una alta votación. El Sindicato Unitario firmó CCT en Fundición Helguera Hermanos, en la capital federal, y la Liga de Patrones, Motoristas, Marineros y Similares de Puerto México (CSUM) logró el 90 por ciento de sus demandas a la Wimbergen Banana Co.

El Sindicato Unitario de Metalúrgicos estalló la huelga en noviembre en contra de la empresa Productos Nacionales de Acero, sita en Doctor Liceaga 92 del Distrito Federal. En contra de la Peñoles estalló el 8 de ese mes la huelga del Sindicato Progresista de Obreros Metalúrgicos de Torreón, que era dirigido por la CSUM.

El Sindicato Unitario de peones de la finca de café San Vicente del alemán Walter Khale, a 32 kilómetros de Tapachula, Chiapas, impuso aumento de salarios. En Torreón estalló la huelga de los obreros de La Fe, que sólo terminó después de 36 días. La CSUM realizó importantes actos en Torreón y otras ciudades. En las elecciones del 26 al 28 de diciembre para renovar Comité Central y comités de Ajuste de los cuatro departamentos de la Alianza de Obreros y Empleados de la Compañía de Tranvías de México, ganó el Ala Izquierda, que encabezaba Nazario Vázquez. El Sindicato de Trabajadores de la Compañía Perforadora de Pozos de Aguas Potables, en enero de 1936 se adhirió a la CTUDF, y los obreros de las fábricas de cartón Boxo (“El Fausto”), Strugo y otras formaron el Sindicato de Trabajadores de la Industria del Cartón (CSUM).

El Sindicato Industrial de Trabajadores de Artes Gráficas se constituyó el 16 de febrero de 1936, con Rosendo Gómez Lorenzo, comunista de origen canario, como secretario de Organización y Propaganda.

La Convención de la CSUM se verificó el 19 y 20 de febrero, la cual introdujo cambios en su dirección y llamó a participar en el Congreso Nacional de Unificación Proletaria. (12)

La política de apoyo a Cárdenas, de unidad con las direcciones reales de los sindicatos, federaciones y centrales, de respeto a las instancias que los trabajadores se habían dotado y de impulso verdadero a la creación de la central mayoritaria, rendía sus frutos. La CSUM se había convertido, gracias a dicha política, en una fuerza considerable que estaba rodeada de una amplia red de aliados y amigos.

Del 21 al 24 de febrero de 1936, desarrolló sus trabajos el Congreso Nacional de Unificación Proletaria que dio origen a la Confederación de Trabajadores de México.

Para la Secretaría de Organización, Propaganda y Acuerdos se presentaron varios candidatos; pero al final sólo quedaron Fidel Velázquez, de la CGOCM, y Miguel A. Velasco, de la CSUM.

Todas las organizaciones fuera de la CGOCM apoyaban la candidatura de Miguel A. Velasco, mientras la Confederación General sostenía la de Fidel Velázquez, futuro comandante en jefe del charrismo sindical.

El presidente declaró que, en concepto de la mesa, la mayoría estaba por Velasco, lo que produjo un enorme escándalo en las galerías de la izquierda, en vista de lo cual la presidencia pidió que un miembro de la CGOCM llamara al orden a los miembros de esa central. Jiménez Acevedo exhortó a sus compañeros a que guardaran el orden y se disciplinaran a la opinión expresada por la mesa. Estalló un gran griterío de los velazquistas.

Blas Chumacero aconsejó a los elementos de la CGOCM a que no se retiraran de las deliberaciones, pero agregó que no podían admitir que el CNDP se convirtiera en gran lector, ya que no se podían comparar los sindicatos con la CGOCM; que los opositores de la candidatura de Velázquez tenían vivo interés en sacar esa secretaría para fines muy discutibles.

Valentín S. Campa planteó que la CSUM retiraba la candidatura de Velasco, lo que produjo un gran desorden. El orador hizo notar el triste espectáculo que se estaba dando. Breña Alvírez declaró que la candidatura de Velasco no era de la Unitaria y que, en consecuencia, ésta no tenía derecho a retirarla, posición que recibió muchos aplausos; el SME reiteraba su apoyo al compañero Miguel A. Velasco.

Luego, las actas cetemistas informan: “Se pasa nuevamente a tratar el asunto de las dos secretarías pendientes y el compañero Valentín S. Campa exhorta nuevamente a los delegados a que obren con la mayor prudencia, anunciando que tanto la CGOCM como la Sindical Unitaria están de acuerdo en que el compañero Miguel A. Velasco sea propuesto para la Secretaría de Educación (Gritos de ¡No! ¡No!) y el compañero Fidel Velázquez para la Secretaría de Organización y Propaganda (nuevas protestas, ¡No! ¡No!).

“El presidente vuelve a rogar a los congresistas que obren con la mayor reflexión, procurando evitar dificultades a la nueva central y, en medio del desorden, procede a tomar nuevamente la votación que deberá estar de acuerdo con la forma propuesta por el compañero Campa”. (13)

El respaldo a la candidatura de Miguel A. Velasco reflejaba el prestigio de la CSUM, la extensión de sus alianzas, y, claro está, lo más importante de todo: la elevación de la experiencia y la conciencia de los trabajadores y sus organizaciones de resistencia, que desconfiaban ya de la costra burocrática oficialista que tenía como asiento a la CGOCM, al mismo tiempo que tendían a preservar los principios de la democracia sindical y a promover a cuadros probados en las largas luchas anteriores, como era el caso de Miguel Ángel Velasco.


Notas

(1) El Machete, núm. 231, 10-VII-32, p. 1, y Excélsior, 11-VII-32, p. 1, 2a. Secc.
(2)Luis González, “Los días del presidente Cárdenas”, en Historia de la Revolución Mexicana 1934-1940, t. 15, México, El Colmex, 1981, p. 208.
(3)Ver Francisco A. Gómez-jara, El movimiento campesino en México, México, Ed. Campesina, 1970, p. 108.
(4)Ver Fernando Lozano, “Huelga en Lombardía”, en Programa, núm. 9, 1-V-34.
(5)El Machete, núm. 278, 10-XII-33, p. 4.
(6)“1. La situación de la clase obrera, el ascenso del movimiento huelguístico y la participación del movimiento sindical revolucionario en las luchas económicas. Experiencia y perspectivas. Ponente: Miguel A. Velasco”. (Confederación Sindical Unitaria de México, A todos los sindicatos unitarios y grupos de Oposición Sindical Revolucionaria, México, s. e., 15-V-35, p. 2. La convocatoria era firmada por M. A. Velasco, secretario general; Antonio Figueroa, de Conflictos; Emilio Ruiz, Juvenil, y Consuelo Uranga, Femenil).
(7)Alfredo Navarrete, Alto a la contrarrevolución, México, Testimonios de Atlacomulco, 1971, pp. 212-213.
(8)“El Comité Nacional de Defensa Proletaria”, en Consideraciones, (comp. de Gerardo Peláez), núms. 20-22, enero-marzo de 1988, pp. 1-2. Entre los firmantes estaba Miguel A. Velasco. Ver también Gerardo Peláez Ramos, El SME y la unidad obrera. El Comité Nacional de Defensa Proletaria, publicados en los portales de Apia virtual, Todos con el SME y otros.
(9)Ibíd., p. 3. Uno de los fundadores del CNDP era el compañero Velasco.
(10)Hernán Laborde, José Revueltas y Miguel A. Velasco, La nueva política del Partido Comunista de México 1935, prólogo de Gerardo Peláez, México, ACERE, 1980, p. 52.
(11)Ver El Machete, núm. 359, 12-X-35, pp. 1 y 4.
(12)Firmaban V. Campa, secretario general; C. Uranga, de Conflictos; M. A. Velasco, de Organización; Manuel Pinto, de Finanzas, y Emilio Ruiz, Juvenil. (El Machete, núm. 389, 22-II-36, p. 5 [8]). El documento es reproducido también por Miguel A. Velasco, en su obra Del magonismo a la fundación de la CTM, México, ECP, 1990, aunque no incluye las firmas aquí incluidas.
(13)Historia documental de la Confederación de Trabajadores de México, t. I. 1936-1941, México, PRI ICAP, 1981, pp. 96-97.
Memoria, revista del Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista, núm, 130, diciembre de 2000

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