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EE.UU. :: 19/10/2006

Noches de disturbios en Sunset Strip

Mike Davis
"Por primera vez se había dado la vuelta a la tortilla. La comisaría local de West Hollywood estaba rodeada de manifestantes, sencillamente sitiada por "hippies revolucionarios". Durante una tensa confrontación que duró una hora, los chicos mostraron un magnífico coraje y muy buen humor. Al final, cada uno simplemente se marchó, de vuelta a la noche de rock-and-roll, mientras algunas de las chicas lanzaban besos a los policías locales, totalmente derrotados y ridiculizados"

Un instante de la época dorada del rock-and-roll: sábado por la noche en Sunset Strip a principios de diciembre de 1967. A lo largo de esas célebres doce manzanas del segmentado Condado de Los Angeles entre Hollywood y Beverly Hills, el firmamento de neón brilla con nuevos nombres como The Byrds, The Doors, Sonny and Cher, Mamas and Papas y Buffalo Springfield.

Pero el auténtico espectáculo está en la calle: 2.000 manifestantes serpenteando pacíficamente hacia el oeste a través de Sunset hasta la Franja del condado, luego volviendo atrás al punto de partida en el Pandora"s Box Coffeehouse (8180 Sunset) justo dentro de los límites de la ciudad de Los Angeles. A uno de los lados el tope lo constituyen varios centenares de policías locales encasquetados y con viseras antidisturbios; en el otro lado, el mismo número de policías de Los Angeles, inquietos y nerviosos con sus porras como si se estuviesen enfrentando a furiosos huelguistas o a una turba descontrolada en lugar de a simpáticos quinceañeros con el pelo largo y acné.

"Aquí está pasando algo"

Los manifestantes - caricaturizados implacablemente como "mocosos", "quinceañeros" e incluso como "matones" por los polis hostiles y sus aliados de la prensa diaria - son una muestra de la California del Sur blanca y adolescente. Niños mimados del mundo del cine de las doradas colinas de la Franja se mezclan con hijas de los mecánicos de Van Nuys y con hijos de los camioneros de Pomona. Hay algunos estudiantes universitarios y unos pocos e inquietantes soldados con el pelo rapado, pero la mayoría tiene edad para ir al instituto, de 15 a 18 años, y por lo tanto siendo técnicamente posible arrestarlos tras las 10 de la noche cuando los dos toques de queda juveniles, el del condado y el de la ciudad, entran en funcionamiento. Los chavales llevan carteles escritos a mano que ponen "¡Parad el Fascismo Prohibicionista!", "Abolición de los Toques de Queda" y "Liberad la Franja".

La manifestación ha sido convocada (aunque escasamente organizada) por RAMCON (the Right of Assembly and Movement comité - el Comité por el Derecho a la Asamblea y los Movimientos), acuartelado en el Fifth Estate Coffeehouse (8226 Sunset). El gerente de la cafetería, Al Mitchell, actúa como el portavoz adulto de los estudiantes de instituto y adolescentes fugados que se concentran alrededor del Fifth Estate y el Pandora"s Box, una manzana más allá. Esta es la quinta de una serie de manifestaciones en los fines de semana - o tal vez más exactamente, de "acontecimientos" - que han protestado contra una campaña de más de un año de los policías locales y municipales para limpiar la Franja de adolescentes "holgazanes". Como respuesta a las quejas de los restauradores y propietarios del lugar, la poli sale por la noche a partir de las 10 a pescar menores de 18 años. El principal objetivo los chavales melenudos con collares, gafas retro y camisetas teñidas.

Se ha convertido en costumbre humillar a aquéllos que violan el toque de queda con insultos y chistes obscenos, tirarles del pelo, arrojarles contra los coches patrulla e incluso estrangularles con las porras, antes de arrojarlos a los policías locales del West Hollywood o las comisarías de policía de Hollywood dónde se los detendrá hasta que sus furiosos padres vengan a por ellos. Esta noche sin embargo (10 de diciembre), ha transcurrido de momento pacíficamente, con más intercambios de sonrisas que de insultos o golpes. El punto álgido fue la aparición de Sonny and Cher, vestidos como Inuit de última moda con enormes parcas de lana, mostrando su apoyo a esos chavales que les adoran. (Más tarde, cuando las fotografías habrán aparecido en portadas de todo el mundo, la ciudad de Monterey Park vetará a Sonny and Cher de su carroza del Rose Parade por este gesto de solidaridad con "quinceañeros desbocados").

Hacia medianoche la manifestación ha regresado a Pandora"s y un feliz Al Mitchell ha declarado la protesta oficialmente finalizada. A medida que el gentío empieza a dispersarse, agentes del LAPD [Los Angeles Police Department, policía municipal con jurisdicción sobre toda la ciudad de Gran Los Angeles, a diferencia de los sheriffs, o policías locales de los antiguos pueblos aledaños que ahora se han convertido en barrios de la megaurbe] entran en el Pandora"s pidiendo carnés de identidad. Eason Monroe, jefe de la sección de California del Sur de la American Civil Liberties Union, se queja de que los policías están actuando ilegalmente: el Pandora"s no vende alcohol y la ordenanza sobre el toque de queda excluye a los adolescentes que estén dentro de locales con licencia.

La respuesta de la poli es esposar y arrestar a Monroe. Cuando Michael Vossi, un agente de los Beach Boys que está actuando como observador de un grupo de la industria del entretenimiento que los apoya, habla en defensa de Monroe, es apaleado por otro agente. Los pocos cientos de manifestantes que quedan fuera del Pandora"s gritan a la policía que deje en paz a los adultos que les apoyan. Refuerzos de policía antidisturbios llegan de todos lados.

Paul Jay Robbins, otro adulto apoyándoles que forma parte del CAFF (Community Action for Facts and Freedom Committee - Comité de Acción Comunitaria para Hechos y Libertad), cuyos miembros incluyen a la estrella de Gilligan"s Island Bob Denver, al manager de Sonny and Cher Brian Stone y al heredero de Woolworth Lance Reventlow, describirá unos días más tarde en el Los Angeles Free Press (conocido cariñosamente entre sus adeptos como el Freeps) la furia en absoluto provocada del ataque del LAPD sobre manifestantes que huían aterrorizados. Después de ser él mismo golpeado con una porra, Robbins se horroriza al ver como la policía sacude violentamente a un adolescente indefenso.

Vi a un chico que sostenía una pancarta con ambas manos ser empujado hacia delante como si hubiese sido golpeado desde atrás. Cayó en medio del paso de los agentes y cuatro o cinco de ellos empezaron inmediatamente a sacudirle con cachiporras sujetas con una mano. Me quedé paralizado observando cómo los agentes seguían aporreándole mientras él intentaba alternativamente protegerse y arrastrase hacia delante. Finalmente se desplomó contra un muro mientras el agente siguió golpeándole. Antes de ser yo mismo otra vez lanzado rodando por ahí, vi cómo los agentes le cogían, bocabajo, y se lo llevaban. Más tarde representantes legales del CAFF midieron un rastro de sangre de 75 yardas que iba desde ese punto hasta dónde se le subió a un coche. ¿Dónde está ahora?

La pacífica manifestación de esta noche ha sido convertida sin ningún miramiento en otra de esas "masacres" policiales por las cuales Los Angeles se está haciendo con razón famoso. Los dos periódicos diarios - el Los Angeles Times propiedad de los Chandler y el Herald-Examiner propiedad de los Hearst - como es habitual han descrito la injustificada agresión de la policía como "disturbios" de quinceañeros. Mientras Al Mitchell y lo otros adultos que apoyan a los jóvenes están tan consternados por la violencia del LAPD que han desconvocado la manifestación prevista para el próximo fin de semana por miedo a que la policía pueda incluso matar o herir gravemente a alguno de los chavales. Después de dos meses de debate político, litigios y negociaciones frustradas, las protestas se reanudarán masivamente en febrero de 1967 y continuarán esporádicamente hasta el otoño de 1968. Miles de chicos serán arrestados por violar el toque de queda y la American International Pictures inmortalizará los "disturbios" en una filmación en vivo con una famosa banda sonora.

"Se delimitan frentes de batalla"

Esta legendaria Batalla de la Franja, 1966-68, por supuesto fue solamente el episodio más célebre en la lucha de adolescentes de todos los colores durante los sesentas y setentas para crear su propio reino de libertad y de una vida en sociedad carnavalesca en las noches de California del Sur. Hubo otros memorables enfrentamientos con los negociantes y la policía durante los "love-ins" de Griffith Park, las fiestas en la playa, los conciertos interraciales, en los barrios "contra-culturales" (como Vence Beach), en los principales distritos comerciales (como el Haight-Ashbury de L.A. en Fairfax), en los bulevares de Whittier, Hollywood y Van Nuys, en locales a pie de calle y en la miríada de conocidos sitios donde los chavales tranquila o descaradamente desafiaron a padres, policía y toques de queda. (*)

Por supuesto esas batallas no eran algo nuevo (Los Angeles tuvo su primer toque de queda juvenil en la década de 1880), ni tampoco exclusivas de California del Sur. Pero la California de pos-guerra motorizó la rebelión juvenil. Una cultura de coches, autopistas de gran velocidad, expansión centrífuga descontrolada y monótonos barrios residenciales generó un enorme hastío entre unos aburridos pero móviles adolescentes. Cualquier signo de alboroto en una noche de fin de semana podría atraer chicos de cualquier punto dentro del radio de cien millas de una emisora local de AM. Así pues cuando una emisora de rock anunció imprudentemente una fiesta en Malibu Beach en 1961, se presentaron casi 20.000 adolescentes y luego empezaron los disturbios cuando la policía les mandó marcharse. Y tampoco es sorprendente que una vez los disturbios de la Franja se hicieron famosos en una canción (de Stephen Stills en 1966), así como en Time y en Life, los 8.000 y 9.000 bloques de Sunset Boulevard se convirtiesen en un imán mayor si cabe para los chavales alienados de los valles y las planicies. De hecho, décadas después afirmar que uno había sido trincado en la Franja en el 66 o el 67 era en California del Sur el equivalente a presumir de haber estado en Woodstock, en la Creación.

¿Pero porqué la Franja? Los padres de muchos de los adolescentes de California del Sur tenían en 1966 sus propios y relucientes recuerdos de una noche - volviendo de una Guerra del Pacífico en 1943 o después de graduarse en la universidad en 1951- cuando cenaron, bailaron y pegaron sus espaldas con alguna celebridad en alguno de los famosos clubes de Sunset Boulevard, como el Ciro"s, el Mocambo o el Trocadero. La Franja, uno de esos extraños "agujeros del condado" en la fábrica urbana de Los Angeles, fue para una generación el principal centro de la vida nocturna de la colonia cinematográfica, y por lo tanto el epicentro del escándalo sensacionalista y el idilio. Fue también una ciudad-estado dirigida por conocidos jugadores y sus colegas gángsteres aliados con una comisaría local corrupta. Durante sus años más glamorosos, desde 1939 hasta 1954, el alcalde informal de la Franja fue el indestructible Mickey Cohen, príncipe de los jugadores y rey entre los supervivientes. Operando desde una mercería en el bloque 8800 de Sunset, Cohen desafió todos los pronósticos al salir ileso de una serie de increíbles emboscadas y atentados que acabaron con la vida de media docena de sus guardaespaldas.

Pero a finales de los cincuenta Cohen se pudría en el talego y la Franja estaba en claro declive. Las Vegas, gracias a Bugsy Siegel, había usurpado la lucrativa simbiosis entre estrellas del cine y mafiosos nacida en la Franja, y se había apropiado de sus jefes de cocina y sus artistas famosos. Y aún así a medida que precisamente la decadencia urbana iba ocupando cada vez una mayor parte de su mordacidad, el popular programa de televisión 77 Sunset Strip estaba generando una nueva mitología. Ed "Cookie" Byrnes - el co-presentador estilo Elvis que interpretaba un aparca-coches que era también un detective a tiempo parcial - pronto se convirtió en la mayor celebridad entre la juventud del país. La Franja se retrataba como una deslumbrante encrucijada nocturna para una panda con tablas de surf y montada en Corvettes.

En realidad la Franja, como el resto de la comunidad de Hollywood (al este y al oeste), estaba en la transición entre su edad dorada y dos estrategias que competían por reutilizar los clubes vacíos y los lugares de ocio. La opción "Time Square" consistía en reabrir los clubes con bailarinas en topless o, más tarde, desnudas. The Bodyshop era el ejemplo de una exitosa nueva revista. La otra opción era servir a las audiencias juveniles música rock. Especialmente a los productores musicales y los relaciones públicas, les gustaba la idea de un ambiente de clubes para jóvenes centralizado geográficamente dónde cazar nuevos talentos y promover aquellas bandas ya contratadas. El éxito de 77 Sunset Strip instituyó además un cachet nacional y cierto renombre para aquellos grupos crecidos en la Franja. En 1965 el Condado accedió a regañadientes a las peticiones de los dueños de locales y las productoras musicales y creó un sistema escalonado de licencias que permitía a los jóvenes de entre 18 y 21 años acceder a los clubes dónde se servía alcohol, mientras se creaba eventos musicales especiales con poco alcohol para los más jóvenes de entre 15 y 18 años. El ambiente de clubes juveniles se disparó de inmediato.

Para los adolescentes de más edad y jóvenes adultos los clubes principales eran el Whiskey, Gaazzarri"s y el Galaxy. Los recién bautizados "quinceañeros" preferían It"s Boss (anteriormente el conocido Ciros), The Trip (antes Crescendo) y Sea Witch, así como las cafeterías baratas y bien ambientadas como Pandora"s (propiedad del antiguo y famosos tenista Bill Tilden) y el Fifth Estate (propiedad del magnate de revistas juveniles Robert Peterson). A medida que los locales subían inexorablemente los precios, los chavales más jóvenes y más pobres prefirieron sencillamente formar parte del colorido ambiente callejero, deambulando en grupo por Sunset o rondando cerca de la entrada de los clubes para alcanzar a ver a Jim Morrison o Neil Young. Sin embargo, a medida que las multitudes nocturnas de adolescentes crecían, los propietarios de restaurantes de clase alta de la Franja y su clientela de adinerados adultos empezaron a protestar por la falta de aparcamientos y la creciente congestión en las aceras. Las profesionales de Beverly Hills y los abogados de Century City rehuían el contacto con la muchedumbre ahora beatificada.

"Además, llegados a ese punto," escribieron Edgar Freidenburg y Anthony Bernhard en una reflexión posterior (The New York Review of Books, 9 de marzo de 1967), "el buen comportamiento de los "quinceañeros" se había convertido en un problema". Debido a que los chicos en general "no eran hostiles, agresivos, ni causaban desórdenes", no había ningún pretexto obvio para echarles de la Franja. Al final, la Sunset Strip Chamber of Commerce (Cámara de Comercio de Sunset Strip) y la Sunset Plaza Association (Asociación Sunset Plaza), representando a caseros y propietarios de restaurantes, engatusaron a la comisaría local para instaurar rigurosamente un toque de queda juvenil. En la década de los cuarenta, cuando las "B-girls" adolescentes fueron un escándalo nacional, tanto la ciudad como el condado habían adoptado parejas regulaciones de toque de queda que prohibían a nadie menor de 18 años merodear en lugares públicos a partir de las 10 de la noche. "Merodear", apuntan Freidenburg y Bernhard, "se define como "holgazanear, ir lento, pararse sin hacer nada o caminar, conducir o dar una vuelta sin rumbo y sin objetivo alguno" - una definición que bien podía ilegalizar el sistema solar al completo".

"Jóvenes que hablan claro"

Durante el verano de 1966 los policías locales de la Franja, a los que pronto se unió el LAPD (Departamento de Policía de Los Angeles) en los distritos adyacentes de Hollywood y Fairfax, intensificaron la presión sobre los menores de 18 años. Los arrestos por violar el toque de queda se dispararon hasta los varios millares, sacando 300 de ellos de las aceras frente al Canter"s Restaurant de Fairfax en una sola noche de julio. "Era como disparar a patos en un estanque", alardeaba un policía local. Cuando el mayor periódico de la ciudad necesitó una imagen dramática para una de sus noticias sobre las hordas de adolescentes, los policías locales amablemente arrestaron a diez chicos y los alinearon esposados "para la sola comodidad del Los Angeles Times" (ver el Freep del 28 de octubre de 1966). "A lo largo de la primavera y el verano", informaba Renata Adler en el The New Yorker (25 de febrero de 1967), "las licencias que permitían servir cualquier tipo de cosa a los menores fueron revocadas en un lugar tras otro: varios de estos sitios cambiaron de mala gana a locales para adultos y de topless - un cambio que parecía no provocar consternación alguna entre las autoridades". De hecho era un rumor muy extendido que los chavales estaban siendo echados de la Franja para dejar espacio para el regreso del entretenimiento basado en el sexo y conectado a la mafia, y "para vicios más serios y menos conspicuos que saltarse el toque de queda" (Adler).

Poco después de Halloween, un par de adolescentes enojados decidieron que había llegado el momento de organizar una protesta formal contra los arrestos arbitrarios y el abuso policial contra los jóvenes en la Franja. Imprimieron un folleto - "Contra los Malos Tratos de la Policía hacia los Jóvenes en Sunset Blvd. - No Más Coerción a los Jóvenes de 14 y 15 Años" - que llamaba a una manifestación el sábado 12 de noviembre por la noche. Al Mitchell, el izquierdista ex marinero mercante y director de cine que regentó el Fifth Estate para Robert Peterson, se convirtió en su promotor informal. Pronto se hizo circular por la cafetería algunas latas para recolectar dinero para más panfletos. Las emisoras de rock empezaron a advertir chillonamente que se avecinaban "grandes disturbios", aconsejando a los chicos que se alejaran de la Franja el día 12. Por supuesto ello fue una publicidad irresistible para una manifestación cuya urgencia quedaba de manifiesto con la detención de 80 chicos por violar el toque de queda el viernes por la noche.

La siguiente noche, según el Freep, más de 3.000 adolescentes, flanqueados por adultos curiosos y soldados hostiles, se congregaron en frente del Pandora"s a las 9 en punto. A parte de un puñado de pancartas hechas a toda prisa en el Fifth Estate unas horas antes, no había ninguna organización o liderazgo aparente. Acorde con el espíritu de aquellos años, la protesta había sido concebida como un "suceso" espontáneo y la abrumadora mayoría de la gente aceptó su carácter pacífico. En algún momento la policía requirió una dotación antiincendios en el lugar, y algunos de los chicos preguntaron nerviosos a los bomberos si les darían un baño con las mangueras. Un capitán de los bomberos algo desconcertado respondió: "Pasadlo bien y dejadme ir tranquilo a casa". El camión pronto se marchó.

La sobre-acumulación de manifestantes en Sunset y Crescent Heights Boulevards ocasionó un embotellamiento; varios enfurecidos conductores de autobús pitaron y gritaron a los chicos. Como respuesta, los manifestantes se subieron y bailaron en el techo de los autobuses. Un joven garabateó "¡Libertad para los de 15 años!" en un parabrisas; otro rompió una ventana con un extintor de incendios. En el extremo de la multitud había una pequeña refriega entre manifestantes con largas melenas y algunos jóvenes soldados y Marines. Poco después de las 10 de la noche, un centenar de polis usaron violentamente sus porras para limpiar las aceras. Policías con los revólveres desenfundados acorralaron a los chavales en el Pandora"s. Los manifestantes asustados que intentaron retirarse al oeste por Sunset chocaron con un muro de policías locales antidisturbios, y unos 50 de ellos fueron arrestados.

La siguiente noche, el Departamento de Policía de Los Angeles declaró una "alerta táctica" y cerró Sunset desde Fairfax hasta Crescent Heights. Patrullas de policía de tráfico estatales y guardias privados de Pinkerton reforzaron el bando de los policías locales. Gracias a algunos morbosos rumores en las comisarías, la atmósfera era irracionalmente tensa, y el Freep informó que "muchos de los agentes parecían en un estado de pánico". Mientras Al Mitchell grababa metraje para su documental Blue Fascism (Fascismo Azul), los aproximadamente 300 manifestantes abuchearon "¡Gestapo, Gestapo!" a la fila de policías y luego se dispersaron después de ser declarados participantes de una "reunión ilegal". Prometieron volver el próximo fin de semana.

El lunes por la mañana, fue el turno del establishment para rebelarse. Aunque un puñado de manifestantes se habían visto envueltos en el incidente del autobús (daños totales estimados: 158 dólares), el titular del Herald-Examiner clamaba: "Pesadilla con melena: violencia juvenil en Sunset Strip". Un editorial del Times advertía igualmente "Anarquía en Sunset Strip", y culpaba a los adolescentes y sus "disturbios destructivos y sin sentido" de un "triste final para el bulevar que fue una vez la zona más deslumbrante de Hollywood’. El Times también concedió mucho espacio a las quejas melodramáticas del Capitán Charlie Crumly, jefe de la división de Hollywood del LAPD (Departamento de Policía de Los Angeles), diciendo que "grupos de izquierda y agitadores de fuera" habían organizado la protesta. Crumly también afirmó que "hay alrededor de un millar de matones viviendo como vagabundos en Hollywood, defendiendo cosas de esas como el amor libre, la legalización de la marihuana y el aborto".

Los Angeles parecían de pronto un patriarcado asediado. El concejal en Hollywood, Paul Lamport, pidió una investigación completa de las acusaciones de Crumly sobre un complot subversivo, mientras su homólogo en el condado, el Supervisor Ernest Debs, despotricaba que "cueste lo que cueste se hará. Seremos duros. No rendiremos esa área o cualquier otra área a iluminados o a críos desquiciados". La Sunset Plaza Association, que representaba a los propietarios de restaurantes de la Franja, pidió una ofensiva de toda la ciudad contra esos "bares para chavales" como el Pandora"s y el Fifth Estate que eran un santuario para manifestantes adolescentes en toda la frontera del condado y la ciudad.

Solamente el Freep desafió la caracterización de la prensa diaria sobre el alboroto policial de los anteriores fines de semana como "disturbios de quinceañeros". "Para los que escriben los editoriales del Times, sentados en su inmaculada majestuosidad en la First Street, totalmente aislados de lo sucedido, incapaces de evaluarlo o analizarlo correctamente, solamente es posible decir: eres un viejo estúpido que hace afirmaciones insensatas e irresponsables que sólo pueden empeorar una ya de por si mala situación". Según el Freep, los chavales fueron en realidad pillados en medio de un conflicto económico entre por un lado la Cámara de Comercio de Sunset Strip con sus vínculos con la industria del entretenimiento para adultos, y por el otro la Sunset Strip Association, representante de las actividades para jóvenes, entre otros. "La policía, en efecto, ha estado colaborando con un grupo muy rico de propietarios de la Franja contra un grupo menos poderosos de empresarios".

La desigualdad en el combate quedó demostrada aún más cuando el Consejo Municipal de Los Angeles accedió unánimemente a la petición de la Sunset Plaza Association y aprobó expropiar el Pandora"s Box para demolerlo. Al mismo tiempo, el Comisario local Meter Pitchess y el Supervisor Debs presionaron la County Public Welfare Comision [Oficina de asuntos sociales del Condado] para evitar que se renovasen los permisos que permitían a los clubes de la Franja aceptar a menores de 21 años. Cuando la Comisión rehusó, los supervisores mismos rescindieron la ordenanza problemática y consiguieron de hecho vedar el acceso de los adolescentes a los clubes. De pronto, el célebre renacer del rock en Los Angeles estaba en si mismo en peligro, y ello impulsó rápidamente la joven generación de productores y agentes musicales hacia una inesperada solidaridad con la siguiente la de protestas en la Franja.

"Hay un hombre armado ahí"

Si bien la segunda semana de protestas (del 18 al 20 de noviembre de 1966) enfrentaron otra vez miles de críos contra grandes falanges de policía municipal y local, los manifestantes todavía sin líderes transmitieron suficiente encanto y calidez, así como regocijo al estilo del carnaval, para suavizar el lado sombrío de la velada. A medida que recorrían la Franja, recogían flores y lanzaban burbujas y besos. La poli parecía desarmada por el ambiente festivo, aunque a las diez de la noche un vehículo de la policía local con altavoces empezó a alertar a los menores de 18 años que despejasen la calle o serían arrestados. Cientos de chicos enfrentaron resolutos un cordón de policía local, municipal y patrulleros alrededor de Crescent Heights y el triángulo de Sunset. Aunque varias veintenas de los que violaron el toque de queda fueron finalmente arrestados, no hubo cargas policiales y la multitud, todavía de un sorprendente buen humor, se dispersó sobre las 2 de la mañana. Hubo sin embargo amplios rumores de que los intereses comerciales estaban descontentos con el resultado de esa noche, y que los sheriffs estaban siendo presionados para que usasen tácticas más agresivas el próximo fin de semana.

Para evitar la violencia que se preveía contra sus fans, un grupo de celebridades y ejecutivos de la industria musical preocupados por ello se reunieron a parte el siguiente viernes. La reunión fue promovida por Jim Dickson, el manager de los Byrds, quién se dedicó a tiempo completo a organizar la torpemente bautizada CAFF. Entre sus primeros miembros estaba el socio de Dickson, Ed Ticket, Al Mitchell del Fifth Estate, el copropietario del Whiskey, Elmer Valentine, el manager de Sonny and Cher, Brian Stone, la estrella televisiva Bob Denver, el deportista multimillonario Lance Reventlow (miembro del Sheriff"s Aero Squadron - Escuadrón Aéreo de la policía local) y Michael Vossi y David Anderle de la Beach Boy Enterprises. El magro peso político de los dueños de los clubes se veía ahora dramáticamente aumentado por el apoyo de las más conocidas bandas y los líderes de la industria musical. El CAFF decidió movilizar a sus miembros y amigos para acudir a la manifestación la siguiente noche como observadores legales, vistiendo distintivos amarillos en los brazos. Un grupo de pastores simpatizantes de Hollywood y la sección local de la ACLU también prometieron aparecer para apoyar el derecho a una protesta pacífica.

Durante el acto, policías locales enloquecidos dieron a la CAFF y a otra treintena de religiosos una exhibición de los abusos sobre los que los chicos se habían estado quejando durante todo el año. "La gente era brutalmente apaleada y golpeada", escribió Brian Carr del Freep. "No había ningún plan ni objetivo evidente en las palizas y los arrestos subsecuentes. Parecía que aquél que estuviese más a mano, sin importar la edad, el sexo o la posición social, era apaleado, golpeado y/o arrestado". Bob Denver - una de las estrellas de televisión más populares (Gilligan"s Island) - sólo pudo mascullar "increíblesimplemente increíble" mientras los policías locales escupían a una mujer de su grupo y luego cargaban calle abajo para aporrear algunos inofensivos jóvenes. Peter Fonda, que estaba filmando en el exterior del Fifth Estate con el actor Brandon de Wilde, fue arrestado junto con otras 27 personas, adultos en su mayoría, mientras veían al LAPD emular a los policías locales ("Tío, los chavales han recibido lo suyo", dijo más tarde Fonda a los periodistas).

Mientras en el vestíbulo de la comisaría local del West Hollywood, Brian Stone - quién ya era una leyenda por haber creado a Sonny and Cher y también a Buffalo Springfield - era arrestado por negarse a identificarse cuando de le requirió. Su socio, Charlie Green, fue seguidamente golpeado por protestar por el arresto de Stone. Antes de que acabase la noche, los policías locales y el LAPD se habían convertido en enemigos de una de las industrias de Los Angeles que era, si bien poco convencional, de las más poderosas. Como explicaron más tarde los Mommas and Pappas a los periodistas, incluso las millonarias estrellas del rock no podían ya "conducir por la calle con la seguridad de no ser hostigado".

La violencia policial que fue incluso más promiscua en las protestas del 10 de diciembre (descrita al principio de este ensayo), solidificó la percepción del CAFF de que el "fascismo azul" suponía una amenaza directa a la cultura del rock millonario de Los Angeles. Cuando el consejo municipal y la junta de alcaldes siguieron adelante con sus planes para demoler el Pandora"s y destripar el ambiente de clubes en la Franja, el CAFF se unió a los propietarios de los clubes y con la ACLU en una defensa legal del anterior status quo finalmente exitosa. Si el Los Angeles Times pintaba a los manifestantes con pelo largo como víctimas del "izquierdista W.E.B. DuBois Clubs", las emisoras AM contraatacaban con una dramática grabación de un desafiante adolescente diciendo "es nuestro derecho constitucional el poder caminar por Sunset Strip sin que se nos moleste" mientras se le metía a empujones en un coche de policía local. Y en pocas semanas, decenas de millones de adolescentes en todo el mundo estaban escuchando las inquietantes palabras - "Stop! Children, What"s That Sound?" - del himno de batalla en la Franja de Stephen Stills, "For What It"s Worth".

Al Mitchell y el CAFF, apoyados por el Freep, suspendieron las manifestaciones durante las fiestas navideñas mientras sostenían "conversaciones de paz" con los funcionarios estatales. El progreso verbal en ese marco fue, sin embargo, minado por lo que era ampliamente considerado como una escalada en la presión policial sobre las contra-culturas de jóvenes y adultos a lo largo de toda el área de Los Angeles. A mitad de diciembre, por ejemplo, la policía de Pasadena llevó a cabo una redada en la conocida galería de arte Catacombs y arrestó a 100 jóvenes bajo una variedad de cargos por tenencia de drogas, muchos de ellos absolutamente falsos. En Nochevieja, el segundo pelotón del LAPD arrasó los bares gays en el distrito de Silverlake, dando palizas y arrestando a montones de clientes.

El LAPD incrementó también su acoso ilegal a los vendedores del Freep. A pesar de una ordenanza municipal otorgándoles el derecho a vender periódicos a los coches desde la acera, los vendedores del Freep eran multados sistemáticamente y a menudo arrestados, especialmente en la Franja y en frente del Pandora"s. Ya que la televisión local y los dos periódicos diarios habían censurado las imágenes de la brutalidad policial, el Freep, junto con unas pocas emisoras de rock y la franquicia local de Pacifica (KPFK-FM), eran verdaderamente los medios alternativos. La persecución, además, solamente convirtió a los vendedores del Freep en héroes e incrementó la adquisición de la versión de pago del periódico por encima de los 65.000 dólares.

"Creo que es el momento de"

La "guerra encubierta" en la Franja duró hasta el final de febrero cuando Al Mitchell anunció que "debemos salir a la calle otra vez, la policía municipal y local han violado una y otra vez los términos de la "tregua" que RAMCOM y los otros grupos involucrados negociaron el 16 de diciembre con la Los Angeles Crime and Delinquency Comisión (Comisión para la Delincuencia y el Crimen de Los Angeles)". De hecho, el capitán Victor Resau, de la policía local del West Hollywood, humilló a la Comisión cuando públicamente renunció a acatar la tregua o cualquier otra restricción a la firme aplicación de la ley de toque de queda. El anterior intento del condado de proscribir por ley a los adolescentes en los clubes de rock había sido declarado inconstitucional, de modo que los policías locales y municipales estaban otra vez bajo una terrible presión de los propietarios para que usasen la fuerza bruta para echar a los chicos de la Franja. Mitchell fue especialmente ultrajado en repetidas redadas en el Fifth Estate y en otras cafeterías que no vendían alcohol. Unos 80.000 panfletos llamando a una manifestación el sábado por la noche, 11 de febrero de 1967, saturaron los clubes y se abrieron paso clandestinamente en cada uno de los institutos del condado.

Por primera vez había una planificación estratégica para expandir la base de los manifestantes para incorporar las quejas de los gays y la gente de color. Como señaló el Freep, "una de las reacciones pioneras y más interesantes ante la llamada a manifestarse vino a principios de esta semana de las organizaciones homosexuales que están en estos momentos movilizadas por las redadas policiales de Nochevieja en varios de los bares del área gay de Silver Lake". Dos destacados grupos gay, PRIDE y el Council on Religion and the Homosexual (Consejo para la Religión y los Homosexuales), aprobaron la manifestación del 11 de febrero y añadieron la planificación de su propia marcha simultánea por Sunset en Silver Lake. El grupo RAMCOM de Mitchell también trazó actividades en Watts, East L.A. y Pacoima con la esperanza que los enojados jóvenes negros y chicanos serían empujados a participar. El concepto mismo del movimiento de la Franja estaba virando de un amorfo "evento" hacia una inclusiva coalición de parias y culturas urbanas perseguidas por la policía.

Se llevó a cabo un burdo intento de incriminar el principal líder adulto del movimiento. Diez días antes de las manifestaciones programadas, Mitchell - un viejo veterano de arrestos y acoso por infracciones tales como permitir cantar en el Fifth Estate y tener obscenos graffitis anti-policía en sus baños - fue arrestado (pero no registrado) sospechoso de 150 cargos de violación. El viejo resistente de izquierdas, a quién el Times había caricaturizado como el "muecín de los quinceañeros", era ahora desenmascarado como un siniestro criminal sexual al acecho de sus seguidores adolescentes - o eso se dijo en las noticias de la radio y la televisión. De hecho, la chica de 17 años que acusó a Mitchell rápidamente confesó que sus acusaciones eran mentiras tras el enfado por haber sido echada del Fifth Estate por consumo de drogas. El Freep se preguntaba porqué Mitchell había sido tan descaradamente arrestado y demonizado en los medios de comunicación antes de que el LAPD hubiese siquiera confirmado la ridícula historia de la adolescente.

En cualquier caso, el alboroto en relación con Mitchell no disuadió a más de 3.000 adolescentes, junto con montones de universitarios y adultos, de reunirse otra vez más ante el Pandora"s el sábado por la noche. Por primera vez, había un mitin organizado - con discursos de Mitchell, el abogado de derechos civiles Marvin Chan y el abogado de la ACLU Phil Corner - así como un ingenioso plan táctico. Cada hora nuevos contingentes de manifestantes eran enviados hacia el oeste en la parte del condado de la Franja donde los policías locales, impasibles en su mayor parte, les permitieron desfilar sin hostigarles. Los manifestantes, llevando pancartas que ponían "Parad las Palizas a Críos" y "Parad el Fascismo Azul", estaban a la vez eufóricos y disciplinados: una vívida refutación del gastado tópico de "alborotadores desquiciados por las drogas de moda".

Mientras 500 manifestantes en frente del Black Cat Bar en las esquina entre Sunset e Hyperion eran llamados por quiénes hablaban de crear "una resistencia unida de la comunidad de Silver Lake ante la brutalidad’. A lo largo de la historia de Los Angeles, esto fue el equivalente menos dramático de los disturbios de Village Stonewall, que representaron el nacimiento del activismo del movimiento por los derechos de los homosexuales. Por desgracia los otros actos de protesta fueron fracasos sin trascendencia histórica. Solamente algo de gentío desganado apareció en Venice, donde muchos de sus residentes habían preferido unirse a la concentración principal el la Franja, y en Pacoima un pequeño grupo de desafortunados chavales del RAMCOM, con buenas intenciones pero poca habilidad comunicativa, fueron agredidos y golpeados por matones y mafiosos del lugar. El Freep no encontró señal alguna de que hubiese habido protestas ni en Watts ni en East L.A.

Eso no significó, sin embargo, que las protestas de la Franja no tuviesen ningún impacto en guetos y barrios. Los niños negros y chicanos estaban empezando a integrarse todavía en reducido número en la Franja, a pesar del frecuente trato racista por parte de los dueños de los clubes y, por supuesto, de la pasma; y algunos líderes negros, tanto moderados como radicales, coincidían con la idea, impulsada por Al Mitchell y grupos de la Nueva Izquierda, de que allí realmente había espacio para una amplia coalición contra el abuso policial. En marzo, después de otra gran protesta en la Franja, el legislador y héroe por los derechos civiles Julian Bond habló con quinceañeros entusiastas en el Fifth Estate mientras la poli se apostaba amenazante en los alrededores con equipo antidisturbios. A partir de febrero además, cada manifestación en la Franja conscientemente se auto-identificaba con las víctimas de la brutalidad policial mucho más mortal del centro y sur de Los Angeles. Grupos radicales, especialmente el SDS y los Socialistas Internacionales, empezaron a jugar un papel más prominente en las protestas, y reclutaban intencionadamente nuevos miembros en edad de ir al instituto.

Pero muchos ingenuos no tenían ni idea de que las protestas masivas, ahora mayores que nunca, iban a seguir en la Franja. En abril, el último que se había sumado a la prensa local alternativa, Los Angeles Underground, exhibía como gran titular: "GUERRA EN LA FRANJA: El Apagón Informativo Oculta la Lucha, la Policía Sabotea la Tregua". El periódico vilipendiaba al Herald-Examiner, pero aún más al Times, por su negativa a publicar una sola línea sobre las enormes pero ahora disciplinadas manifestaciones en la Franja. El Times, sin embargo, continuó su envilecimiento de la cultura juvenil (los "quinceañeros" ahora se habían metamorfoseado en "hippies"), con constantes noticias y editoriales del estilo "Los Hippies Culpables del Declive de Sunset Strip". Además, advertía el Times, las hordas con pantalones acampanados se esperaba que ahora invadiesen y presumiblemente destruyesen también Hollywood. Se dio mucha importancia a un discurso que un evaluador local, Robert Steel, había hecho en mayo de 1967 acusando a los adolescentes con melena de haber causado más daños que los disturbios de Watts dos años antes. Steel afirmó que los menores de 18 habían reducido el valor de las propiedades en la Franja un 30 por ciento y asustó a inversores potenciales, incluida una gran compañía de préstamos.

El Times, al menos, acertaba al señalar un nuevo conflicto en Hollywood donde quienes tenían propiedades estaban poniéndose en guardia ante los nuevos eventos para jóvenes, especialmente Hullabaloo, un vasto emporio comercial del rock que a veces llevaba al escenario una docena de bandas conocidas en maratones de toda una noche. El 28 de julio de 1967 el LAPD, usando elaborados señuelos y tácticas de comando, se introdujo más allá de las taquillas de Hullabaloo y arrestó a 200 admiradores por violar el toque de queda, si bien sus carnés de identidad sólo se comprobaron en la comisaría. Como de costumbre no se informó del incidente en el Times, pero tuvo una honda expansiva en el mundo de la música y revivió el tipo de interés como el que tenía el CAFF por defender el coto local que tenía ahí dicha industria.

1968 fue el tercer año de la contienda y la Guerra de la Franja amenazaba con ser tan prolongada como la Guerra Civil, con las hermanas y hermanos menores de los manifestantes iniciales ahora también en el frente. Nadie podía recordar muy bien qué era un "beatnik", pero la hippiefobia estaba llegando a su punto álgido, con el Times como de costumbre proporcionando una rica dieta de insinuaciones y estereotipos. Pero los inmensos motores de la industria cultural estaban lentamente haciendo girar el barco del gusto dominante. Correctísimos adultos que eran todavía jóvenes, desde secretarias hasta estibadores, discretamente iban dejándose crecer el pelo y vistiendo pantalones acampanados. Los jóvenes marineros y Marines que unos años habían abordado a quinceañeros incautos en los callejones de la Franja, ahora estaban tranquilamente comerciando con drogas con sus contactos hippies. Tenderos y dueños de restaurantes a quiénes una vez les daban ataques de apoplejía con solo ver un quinceañero vestido estilo Madrás, ahora no podían distinguirlos de las mismas palmeras.

A medida que lo dominante se hizo contra-cultural, mucha de la contra-cultura (incluyendo su música) se movió, si bien temporalmente, hacia la izquierda política. El LAPD y los policías locales tuvieron que reubicar efectivos para tratar con los nuevos espectros del Black Panther Party en Southcentral y el malestar en los institutos del Eastside. Hacer respetar el toque de queda en la Franja se convirtió en una forma menos prioritaria de hacer cumplir la ley. Aunque el hostigamiento policial continuaría durante otra década o más, la guerra de la Franja llegó a su punto culminante el 28 de septiembre de 1968, el día después que Huey Newton fuese sentenciado a prisión.

La manifestación esta vez fue organizada por el nuevo Peace and Freedom Party (Partido de la Paz y la Libertad) que dio igual protagonismo a tres distintas demandas: "Liberad la Franja. Acabad con la Brutalidad Policial. Liberad a Huey Newton". Aunque el Times - ¿qué más podría uno esperar? - dedicó a la manifestación sólo unas pocas líneas, afirmando que había habido unos 600 participantes, yo puedo dar fe de que el número era al menos cuatro veces más grande. Fue, de hecho, una de las manifestaciones más memorables de una vida, ya que los mismos chavales que tan a menudo habían sido despreciados y agredidos físicamente por los agentes, ahora les plantaban atrevidamente en plena cara pancartas diciendo "Que se Jodan los policías locales" y "No Más Asesinatos de Gente Negra".

Por primera vez se había dado la vuelta a la tortilla. La comisaría local de West Hollywood estaba rodeada de manifestantes, sencillamente sitiada por "hippies revolucionarios". Durante una tensa confrontación que duró una hora, los chicos mostraron un magnífico coraje y muy buen humor. Al final, cada uno simplemente se marchó, de vuelta a la noche de rock-and-roll, mientras algunas de las chicas lanzaban besos a los policías locales, totalmente derrotados y ridiculizados.

Traducción para www.sinpermiso.info: Xavier Fontcuberta Estrada

 

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