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Europa :: 28/11/2005

Otro Mediterráneo es posible

Txente Rekondo - La Haine
Las políticas económicas del Mediterráneo no pueden estar en manos de la Unión Europea, en un foro donde las voces de los protagonistas tienen poco o nulo margen de maniobra

En la segunda jornada de la 1a. Conferencia Mediterránea de Naciones sin Estado se han abordado aspectos en torno a la vertebración económica del Mediterráneo, la lucha de los jóvenes en esas realidades y se ha continuado con la segunda parte del debate iniciado el jueves en torno al eje «de la autonomía a la autodeterminación». Tras recibir el relevo de los representantes de los diferentes sindicatos que han tomado parte, habiendo coincidido todos ellos en el diagnóstico, y manifestando la doble lucha que desde el punto de vista laboral y nacional se impulsan desde estos protagonistas, los ponentes de ayer incidieron en la necesidad de dar pasos que permitan una mayor estructuración económica y de colaboración entre las naciones y pueblos sin Estado.

Desde la mesa se ha apuntado el fracaso que supone la alternativa impulsada desde la cumbre de los estados que se inaugura mañana. La realidad nos muestra que desde esos actores no se habla de reinversión de beneficios, de cuidar el medio ambiente, salarios justos o la discriminación de la mujer; es más bien «la explotación de los países del norte a los del sur, y también a los pueblos y naciones del propio norte que hoy en día no disponenen de estado propio».

El panorama al el que se enfrentan estos pueblos no es muy optimista. «Unas relaciones comerciales injustas, una intervención industrial expoliadora, inversiones especulativas, por no hablar del chantaje que supone hoy en día el pago de la deuda externa».

Ante esa lectura se ha apostado por «medir aquello que nos acerca, para poder poner en marcha las bases que nos permitan posteriormente desarrollarnos como pueblos y naciones libres». Si el fruto que observamos viene dado por las actitudes colonialistas de los estados-nación de la zona, se hace necesario acabar con esa tutela colonial, creando estructuras «complementarias que conviertan a nuestros pueblos en dueños de sus destinos económicos, políticos y sociales».

Uniendo las intervenciones del jueves, el representante corso, Alain Mosconi (STC) ha manifestado que es necesaria la lucha sindical coordinada «ante la agresión permanente por parte de los estados que benefician a las fuerzas del capital. Siempre estaremos al lado de las víctimas de esa política explotadora, no junto a los verdugos».

Dos aspectos concretos han servido para dibujar con precisión la dura realidad que se esconde en esa macropolítica dirigida desde Bruselas. Gerard Romiti, presidente del comité corso de pesca, denunció el peligro de extinción que afronta la pesca tradicional, ante los planes que se impulsan desde los estados, promocionando la pesca turística y la de las multinacionales. Es evidente que esta actitud es la consecuencia de no impulsar un desarrollo sostenible, más bien muestra el poco interés que desde esos foros se tiene hacia la naturaleza y hacia los recursos.

Francesco Sedda, economista sardo, también ha mostrado la cara más salvaje de la explotación económica que sufren las naciones sin Estado, que al carecer de entidad estatal no pueden articular mecanismos de defensa de sus recursos naturales. «El ejemplo más cínico es el formado en torno al viento de la región, éste se ha privatizado también, al vender su explotación a empresas extranjeras y multinacionales». Dentro de la lógica de los defensores del capitalismo actual, la modernidad no está relacionada con el respeto a la naturaleza, y el crecimiento y explotación incontrolada no frena los negocios que impulsan y mucho menos respetan el principio de soberanía natural de los pueblos y naciones sin Estado.

Las políticas económicas del Mediterráneo no pueden estar en manos de la Unión Europea, en un foro donde las voces de los protagonistas de estas jornadas tienen poco o nulo margen de maniobra. La colaboración «entre todos nosotros debe posibilitar poner en marcha una política que en el ámbito económico sirva a los intereses de nuestros pueblos y naciones». La UE no es el instrumento válido para esta tarea, «hay que lograr aunar esfuerzos para realizar contrapropuestas ante los designios de Bruselas, y presentar el Mediterráneo como un rico mosaico de experiencias y pueblos dispuestos a resistir ante los estados que nos oprimen en todos los ámbitos», han coincidido en manifestar los ponentes.

* Analista de GAIN
Gara

 

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