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Mundo, Cuba :: 29/03/2024

Para una relectura del Manifiesto Comunista

Armando Hart
El lector al confrontar la evolución humana transcurrida desde entonces con las líneas esenciales del Manifiesto, confirmará que el capitalismo ha continuado su marcha descarnada

Una relectura del célebre Manifiesto Comunista nos debe mover a reflexiones profundas, sobre todo a quienes hemos abrazado al pensamiento democrático y social que fue forjado en las dos últimas centurias de la civilización occidental. Recordemos que la introducción de la cuestión social como tema esencial de la cultura es relativamente reciente en la historia. Fueron propiamente los redactores del célebre documento, quienes con mayor coherencia y rigor la colocaron en la cumbre del pensamiento occidental. El objetivo fundamental de su estudio está encaminado a incitar a buscar ideas para encontrar los caminos de la transformación revolucionaria.

"Un fantasma recorre Europa" -dice el Manifiesto-, el fantasma se ha mantenido en el centro de la historia durante todo este tiempo. No ha existido desde entonces acontecimiento político importante que no estuviera, directa o indirectamente, relacionado con el fuego de ideas y sentimientos generados por el documento de 1848. Es más en la subconciencia histórica este ha estado presente de una forma u otra, bien para apoyarlo o para atacarlo; pero lo más importante es haberse mantenido tantos años en el entretejido de las ideas y aspiraciones redentoras en el seno de la civilización occidental. Debemos preguntarnos si la humanidad puede olvidarse de las esperanzas y aspiraciones liberadoras marcadas por el ideal comunista.

El Manifiesto fue escrito para describir y denunciar el régimen social capitalista europeo de mediados del siglo XIX. Ningún documento político lo hizo entonces con mayor profundidad y claridad, ni expresó más fielmente las necesidades revolucionarias de su momento histórico.

En este trabajo Marx y Engels describieron con profundidad científica y alta calidad literaria la esencia de la historia social y económica desde la más remota antigüedad hasta su época; ningún otro documento de su género lo superó entonces en el análisis. Sin sus lecciones no podría entenderse la evolución ulterior de la historia de la segunda mitad del siglo XIX y de todo el XX. Para estudiarla debemos partir de la lógica de sus autores, de otra forma no podremos conocer lo aportado y dónde están las limitaciones por esencia presente en toda obra humana. >Se trata pues de un texto con valor cultural irrenunciable.

Tanto la aplicación práctica del pensamiento de Marx y Engels en las últimas décadas, como la propaganda enemiga sobre el mismo, impusieron en la conciencia de millones de personas la creencia y el punto de vista de que se trata de un dogma cerrado basado en un inflexible determinismo filosófico. Cuando en realidad las esencias filosóficas de las ideas de los célebres redactores del Manifiesto..., son precisamente todo lo contrario a la rigidez dogmática.

En el juicio del Moncada el 26 de julio de 1953, cuando el fiscal le refutaba a Fidel como delictuoso el hecho de que en el apartamento de Haydeé y Abel Santamaría existieran libros de Lenin, nuestro Comandante en Jefe respondió: "El político que no haya leído y estudiado a Lenin es un ignorante". Hoy podríamos repetir: el político que no haya leído el Manifiesto Comunista, es un ignorante. Quienes como Fidel lo estudien y se nutran de sus enseñanzas y a la vez abracen la causa de los pobres, podrán encontrar los verdaderos caminos para la revolución.

Al leer el Manifiesto Comunista desde el fundamento de la experiencia transcurrida en el último siglo y medio, comprobaremos no sólo la más profunda y nítida descripción del tiempo histórico de cuando fue escrito, sino que además aportó enseñanzas inapreciables para el mundo de hoy.

El lector al confrontar la evolución humana transcurrida desde entonces con las líneas esenciales del Manifiesto, confirmará que el capitalismo ha continuado su marcha descarnada para apoderarse del valor creado por el trabajo humano y el mismo sigue siendo sustraído a los trabajadores. El robo se ha mantenido, ampliado y realizado en forma más dramática, si somos capaces de hacer una abstracción nos puede conducir a la interpretación de los hechos concretos situados a nuestra vista. Confirmaremos si lo hacemos sin prejuicios, como la sociedad capitalista está poniendo en crisis las relaciones de producción creadas por el propio sistema.

La moderna sociedad burguesa salida de entre las ruinas de la sociedad feudal, con el tiempo continuó marchando en medio de las propias contradicciones y antagonismos que la generó, sin abolirlos; únicamente ha seguido sustituyendo las viejas condiciones de opresión por otras nuevas. Podrá apreciarse que la explotación del trabajo humano y los antagonismos económico-sociales han continuado amenazando de una manera cada vez más grave el futuro del hombre sobre la tierra. >Dondequiera que ha existido el poder de la burguesía, ha seguido convirtiendo las relaciones de producción en factor enajenante para hacer de la libertad personal un simple valor de cambio. El capitalismo sustituye las numerosas libertades estructuradas y adquiridas, por la inhumana y desalmada libertad de comercio; podemos decir que en lugar de la explotación velada por ilusiones religiosas o políticas, ha seguido estableciendo una explotación abierta, directa, descarnada y brutal.

Al médico, al jurisconsulto, al sacerdote, al poeta, al hombre de ciencia en estos últimos 200 años ha seguido convirtiéndolos en sus servidores asalariados, ha continuado descorriéndose el velo de emociones y sentimientos que encubrían en el pasado las relaciones familiares reduciéndolas a simples relaciones de dinero. Asimismo podrá comprenderse que la burguesía no puede existir, si no es a condición de transformar incesantemente los instrumentos y relaciones de producción y por consiguiente las relaciones sociales en general. El capitalismo ha profanado todo lo sagrado, y los hombres se han visto obligados a analizar el carácter de sus relaciones sociales reales.

La explotación del mercado mundial ha seguido su marcha acelerada. La burguesía ha dado un carácter más cosmopolita e internacional a la riqueza y al consumo de todos los países, y lo ha hecho cada vez con mayor fuerza discriminatoria. La llamada globalización equivale a otra etapa del proceso de internacionalización capitalista de la riqueza estudiado por Marx en su tiempo y descrito por Lenin en el suyo, se confirman así descubrimientos sustantivos de los autores del Manifiesto... >Pero es más, el imperialismo en su desarrollo ha seguido alentando los peores instintos humanos, viene destruyendo las propias relaciones sociales, políticas y jurídicas creadas en el mismo proceso de la modernidad capitalista. Ejemplo de ello lo tenemos en su sistemática agresividad contra valores como: el Estado, la nación y organizaciones internacionales como las Naciones Unidas, la UNESCO, etc. Este en un proceso gravísimo de destrucción, el cual amenaza a la propia civilización en su conjunto.

Sin embargo, para promover las ideas redentoras contenidas en el Manifiesto... es necesario estudiar lo que resultó diferente a los presupuestos en que fundaron sus ideas los autores de estas célebres páginas. Sus valoraciones tenían como base esencialmente la realidad europea del tiempo histórico que les tocó vivir.

Estúdiese el Manifiesto Comunista, como quien lee un valioso documento que sirve de antecedente para conocer y enfrentar mejor las realidades del presente y el futuro, compárese con el recuerdo de lo que sucedió en los más de 160 años de historia transcurrida y podrá el lector apreciar las verdades esenciales allí expuestas que están confirmadas y ejemplificadas en forma cada vez más dramática por la vida.

Ni en el documento ni en su obra posterior se abordó filosóficamente, con toda la profundidad que se puede hacer hoy, lo referente a la vida espiritual. No inculpemos a los forjadores del socialismo de las limitaciones, propias de cada época histórica; sin embargo, el futuro de la humanidad puede inculparnos a los hombres y mujeres de hoy por no estudiar suficientemente la importancia de la vida espiritual como tema esencial de la política. Quizás sean estos análisis los que espera América y el mundo que asuman quienes hemos abrazado el pensamiento socialista.

En fin, el Manifiesto Comunista, nos invita a una reflexión acerca de las verdades que expone. Hoy podríamos decir parafraseando a Engels, que constituye una verdad eterna, que el Manifiesto Comunista es uno de los grandes documentos escritos para ayudar a los pobres de la tierra en favor de su liberación.

Cubadebate

 

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