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Medio Oriente :: 11/06/2006

Paradise Now: Confesiones de un agente secreto

Israel Shamir
Traducido del inglés para La Haine por Felisa Sastre :: Homenaje a Hani Abu Assad y a su película. "Disponemos de la mayor fuerza del mundo: nuestro control de los medios de información. A través de ellos, glorificaremos a quienes mueran y no a quienes sigan luchando. Lo que quiero decir es esto: promovamos sus atentados suicidas."

(El acta del interrogatorio al general Dan Ayalon, que se transcribe a continuación, llevado a cabo por el Comité de Reconciliación- formado por Mustafa Nasashshibi, presidente; Yossi Atzmon, vicepresidente, y Svetlana Kuznetsova, secretaria ), tiene fecha del 12 de junio de 2015, es decir, unos años después de la unificación de Palestina en un único Estado: el reino de Canaá. No obstante, la confesión del último jefe del servicio de seguridad israelí se consideró tan extremadamente sensible que su publicación se ha demorado hasta ahora, ¡el año 2035!)

Presidente: Hablemos de los atentados camicaces de los años 1990 y 2000. ¿Cómo no pudieron evitarlos?

Ayalon: Antes de hacerlo, permítame recordarle que nada de lo que voy a contar puede ser utilizado en mi contra de acuerdo con lo previsto en la Ley de Reconciliación. Espero abandonar este edificio como un hombre libre.

Secretaria: Por supuesto. Todos los que estamos aquí lo sabemos. Hable con toda libertad

Ayalon: Los atentados suicidas no se produjeron por negligencia nuestra, ni por impotencia, muy por el contrario, aquellos atentados constituyeron nuestro éxito más importante.

Vicepresidente: ¿Qué quiere decir por "éxito"? ¡Centenares de inocentes israelíes fueron asesinados!

Ayalon: ¿Se acuerdan del inicio de los años 1990? Tras la victoria electoral de Rabin, Cisjordania y la franja de Gaza quedaron totalmente separadas de Israel. Se instalaron puestos de control, y se prohibió a los obreros palestinos que vinieran a trabajar a las ciudades israelíes. Fueron remplazados por decenas de miles trabajadores, que trajimos de Tailandia y China. Los obreros palestinos tampoco encontraron trabajo en su tierra, confiscada por los colonos y el ejército israelí. Expulsados de sus tierras, encerrados en sus pueblos y aldeas, los palestinos se vieron obligados a resistir. Y nosotros fuimos incapaces de anular por completo la resistencia palestina. Fue nuestro primer fracaso, nuestra primera jactancia rectificada. Teníamos que ceder en algo para canalizar su resistencia hacia alguna vía de expresión admisible, pero fue nuestra segunda fanfarronada. La tercera, fue mantener nuestra ventaja principal, es decir: su relativa inexperiencia en temas militares.

Formar a un soldado lleva tiempo, al menos seis meses para los novatos. Un soldado que ha sobrevivido a unas pocas batallas vale más que diez bisoños. Con la experiencia, un combatiente se vuelve al mismo tiempo más audaz y más prudente. Temíamos que durante el desarrollo de la resistencia se pudiera formar una guerrilla bien entrenada que pudiera poner en peligro nuestra ocupación de Palestina.

Presidente: ¡Qué tontería! En 1993, Arafat volvió a Ramala y Gaza con miles de luchadores aguerridos que habían combatido en Líbano y Jordania.

Ayalon: Los guerrilleros de Arafat, una vez conseguido un salario ya no querían combatir. Querían gobernar lo que se les dejara dirigir. Tenían todavía que aprender cómo funcionaba Palestina ya que el país había cambiado mucho desde 1967 y ellos habían tenido poco contacto con su tierra desde entonces. En resumen, el ejército de Arafat no nos preocupaba. La gente que sí nos inquietaba eran los jóvenes de la primera Intifada. Eran valientes, audaces, conocían el país como la palma de su mano y no nos temían. Podíamos romper sus brazos -tal como nos ordenó Rabin- pero no quebrantar su moral.

Una vez, durante una reunión de toma de decisiones en mi despacho- fue en 1993- Motti, el jefe de la sección de operaciones psicológicas, dijo :

- No podemos parar sus ataques pero se puede eliminar a todos los atacantes.

- ¿Cómo podríamos hacerlo?

- Podemos crear un virus autodestructivo e inocularlo en los jóvenes.

- ¿Qué quieres decir? ¿Un virus?

- Un virus de sistema, como el que ataca a los ordenadores. Disponemos de la mayor fuerza del mundo: nuestro control de los medios de información. A través de ellos, glorificaremos a quienes mueran y no a quienes sigan luchando. Lo que quiero decir es esto: promovamos sus atentados suicidas.

La propuesta no tenía sentido para mí y así se lo dije. Los "atentados suicidas" que conocíamos en aquella época se llevaban a cabo, en general, por medio de coches cargados de explosivos en Líbano. En la mayoría de los casos, el conductor no sabía lo que llevaba: si no hubiera tenido probabilidades de escapar. Nuestros dos héroes de 1948 (http://www.lahaine.org/index.php?p=14871) condujeron un camión abarrotado de explosivos hasta el Ayuntamiento de Jaffa; estaban dispuestos a morir junto a sus enemigos, pero el mecanismo de efecto retardado funcionó de maravilla: asesinaron a 30 árabes y nuestros héroes pudieron escapar. Un auténtico atentado suicida normalmente se dirige contra un objetivo por el que merece la pena morir, como la Base de los marines en Beirut en 1983, en el que el conductor suicida murió pero se llevó con él a 250 marines y fue la causa de la retirada de las tropas estadounidenses de Líbano.

- No, contestó Motti, no quiero decir coches. Con los coches, el terrorista puede escapar. Les animaremos para que lleven los explosivos en el cuerpo.

Yo no estaba convencido en absoluto. ¿De dónde íbamos a sacar a semejantes suicidas idiotas? Un árabe no puede acercarse a ningún objetivo importante en Israel. No tiene oportunidad de entrar en una base militar, ni de llegar a un ministerio, o a la casa de un hombre importante. De manera que tendría que dirigirse a un objetivo menor, y ¡para ello moriría un luchador altamente cualificado.¡ Mal negocio para la resistencia! Pero Motti tenía un plan:

- Para hacerles entrar al trapo, deberíamos dejarles que tuvieran algún éxito, un buen resultado. Después, cuando se hayan enganchado, sus éxitos disminuirán pero nosotros habremos conseguido nuestro objetivo: los palestinos mejores y los más valientes y nobles, morirán.

Sacó su cuaderno de apuntes y se puso a diseñar el esquema. Su idea era la siguiente: a través de nuestros agentes infiltrados en la resistencia, se enviaría a los terroristas a hacer volar autobuses. Nosotros sabríamos sus planes y los ayudaríamos a cruzar los puestos de control. Al mismo tiempo, nuestras relaciones con los medio de información nos permitirían exagerar nuestra incapacidad frente a esta amenaza, que podría calificarse como "el arma secreta de los árabes". Un buen diseñador de moda de Tel Aviv crearía una cinturón sexy con explosivos para los mártires. Todos los periódicos y emisoras de televisión escribirían sobre ellos. Tendrían difusión y atraerían a jóvenes seguidores, mientras que las explosiones que fueran realmente peligrosas para nosotros serían mantenidas en secreto y silenciadas.

Presidente: ¿Por qué decidieron aplicar esa técnica precisamente entonces, en 1993, y no antes?

Ayalon: Por dos razones, pero sólo una de ellas se discutió abiertamente. En aquellos momentos, un movimiento islámico clandestino daba los primeros pasos y preparaba operaciones de resistencia armada; era un movimiento que carecía de cuadros experimentados pero que estaba impaciente por demostrar de qué era capaz. Estaban dispuestos a hacer lo más difícil y la idea de obtener resultados sin necesidad de un periodo largo de entrenamiento les apremiaba. Además atraían a jóvenes, hombres y mujeres, con inquietudes espirituales, dispuestos a sacrificar sus vidas.

Vicepresidente: ¿Y cuál era la segunda oculta razón?

Ayalon: Bueno, ninguno de nosotros teníamos simpatía por Yizhak Rabin, ni por la rama izquierdista del partido laborista ni por los Acuerdos de Oslo. Pensamos que si, de una tacada, nuestro plan servía para hacer fracasar a la izquierda israelí y llevar al Likud al poder, no sería un mal negocio. ¡Y así se hizo!

Secretaria: ¿No tenían corazón? ¿Cómo pudieron permitir que sus enemigos asesinaran a los inocentes pasajeros de los autobuses?

Ayalon: Señores, no podíamos desaprovechar la cólera de los palestinos. Alguien tenía que ser asesinado pero nosotros nos permitíamos el lujo de decidir qué tipo de asesinatos iban a recibir la luz verde. Si no les hubiéramos permitido hacer saltar por los aires a la chusma que se desplaza en autobús, ellos podrían haber alcanzado otros objetivos más dolorosos y concretos. Piensen en Rehavam Zeevi, el ministro(1). Se le disparó en un hotel de Jerusalén y su asesino escapó. Fue terrible: hoy matan a Gandhi (apodo de Zeevi) y ¡mañana pueden matar al primer ministro!

Vicepresidente: O incluso a usted.

Ayalon: ¡Incluso a mí! Podían apuntar a objetivos concretos y hacernos la vida difícil porque esos objetivos podían parecer justificados ante la opinión pública extranjera, y puede que también ante la israelí. Ocultamos un plan para asesinar a los contratistas encargados de la construcción del Muro. Sus nombres eran de dominio público y no podíamos protegerlos a todos. Dos o tres atentados con éxito y no hubiéramos encontrado ningún contratista dispuesto a hacerlo. Ellos podían elegir como objetivo a gentes conocidas por su crueldad. Por ejemplo, un periódico israelí publicó una entrevista con el "capitán George", ("Captain George"), un oficial del Shabak(2) que violó a la prisionera libanesa, Dirani. El periódico daba suficiente información como para encontrarle y había un grupo palestino que intentaba localizar a la "bestia", como le calificaba el periódico. Otro grupo planeaba una tentado contra el colono Avri Ran que aterrorizaba a los campesinos de Yanun.

Podían hacerse con una página de nuestra agenda y asesinar a eminentes partidarios de Israel: editores, periodistas, políticos en Estados Unidos y Europa. Algo que rápidamente nos restaría apoyo de base como en su momento ocurrió con el asesinato de Lord Moyne en 1944, aunque es cierto que el Talmud dice "adam karov etzel atzmo": ¡el hombre se preocupa por encima de todo de su pellejo! Por todo ello, dimos luz verde a los atentados contra los autobuses. Sólo una vez que el modelo quedó establecido, y todos los niños palestinos soñaban con la gloria de los camicaces, impedimos los atentados contra ellos. A partir de entonces, los atentados suicidas tuvieron poco éxito: mercados, lugares frecuentados por marginados, puestos de comida basura. La media de sus atentados fue de 1,4 israelíes asesinados pero incluso ese 1,4 estaba formado por pobres, pensionistas y gentes sin importancia.

Vicepresidente: ¿Cómo puede decir algo sí de sus compatriotas judíos?

Ayalon: En mi juventud, me reuní con Yitzhak Sade, el jefe de la Haganah(3), el héroe de 1948. Le pregunté por el buque Patria cargado de refugiados que él y sus hombres hundieron en el puerto de Haifa asesinando a 250 judíos.¿No tenía remordimiento de conciencia? Él me contestó: para que el pueblo judío viva eternamente, en ocasiones hay que matar a judíos. Pero hicimos cuanto pudimos por ahorrar vidas de judíos. Por ejemplo, una de nuestras operaciones mejor preparadas fue dirigida contra los rusos. Resultó un gran éxito: las víctimas fueron principalmente inmigrantes rusos no judíos que iban a profanar el Shabat en una discoteca al lado del mar; pero aquella explosión sirvió para integrar a la comunidad rusa en nuestro seno. Antes del suceso, se sentían poco solidarios con Israel.

Organizamos, además, la estancia del ministro de asuntos exteriores alemán, Yoshka Fischer en un hotel y una habitación desde la que se veía la discoteca. No resultó sencillo porque nunca se había alojado en ese hotel a huéspedes importantes, ya que estaba demasiado lejos del centro de Tel Aviv. Pero nuestra gente le convenció asegurando que era más moderno y confortable. Se alojó allí, fue testigo prácticamente en directo de la explosión y se convirtió en fervoroso partidario de la causa judía.

Presidente: ¿Cómo pudieron hacer llegar la bomba a aquel lugar?

Ayalon: En aquel caso, el terrorista estaba en nuestra nómina y no tenía ni idea de que el maletín contenía explosivos. Uno de nuestros agentes lo llevó a la discoteca y le dijo que entregara el maletín al gerente de la sala. En otros, nuestros agentes infiltrados en la resistencia dirigieron a los terroristas. En cualquier caso, los terroristas no comprendían a la sociedad israelí: por ejemplo, un prometedor estudiante de Nablus se suicidó en el mercado del Carmel en Tel Aviv. Él pensaba que en Tel Aviv, como en Nablus, todo el mundo va al supermercado. El resultado fue que mató a dos pensionistas y un inmigrante chino con su inmolación. De manera que no se trataba de operaciones infalibles al 100% ya que algunos terroristas se hicieron volar donde no habíamos previsto pero incluso así, ellos ya no estaban en condiciones de volver a atacar. Ellos morían siempre y eso era lo mejor de nuestro plan.

Piense sólo en lo que podían haber hecho si se hubiera actuado de otra forma. ¿Recuerdan al francotirador de Wadi Haramiyeh, que disparó y mató a diez de nuestros soldados? Su principal ventaja fue la de actuar en solitario por lo que ninguno de nuestros agentes pudo avisarnos con antelación. Él no pretendía morir, sino matar. Si hubiera habido muchos enemigos como él nuestra dominación se hubiera venido abajo rápidamente.

Secretaria: Pero los camicaces no se dieron sólo en Palestina sino en Iraq y por todas partes. ¿Pretende que también fueron obra suya?

Ayalon: No, y eso es lo mejor del asunto. Una vez que nosotros pusimos en marcha el modelo, la gente podía copiarlo. Realmente, la gente siempre imita todo aquello que tiene buena publicidad. Como en aquella época teníamos una gran influencia en los medios de información de todo el mundo (de cuya mayoría éramos los propietarios) podíamos hacer relaciones públicas con todo lo que nos interesara. Si hubiéramos dador la máxima cobertura al francotirador de Wadi Haramyeh, al día siguiente centenares de jóvenes hubieran intentado imitar su actuación. Esa fue la razón de que silenciáramos su nombre. Sin embargo, los atentados suicidas siempre tuvieron la mayor difusión. Resulta divertido que una invención nuestra se haya convertido en un símbolo islámico, a pesar de que con anterioridad a 1993 ningún musulmán había participado nunca en atentados de ese tipo. Para ocultar este hecho, nuestros periodistas y nuestros especialistas del mundo universitario consiguieron introducir la confusión al hablar de los heréticos "Asesinos"(4) y de los atentados con coches bomba en Líbano, aunque ellos tuvieron la oportunidad de sobrevivir a pesar de haber llevaedo a cabo atentados contra objetivos importantes. Nosotros inventamos el único método seguro para matar a lo mejor de la juventud palestina y musulmana a un bajo precio, al inocularles nuestro virus de la autodestrucción incubado a través de los medios.

Presidente: La Comisión se va a retirar para la deliberación. Espere aquí, por favor. (Unos minutos después) Le agradecemos su franqueza, general. Usted asegura que tantos jóvenes, mujeres y hombres -la flor y nata de la juventud palestina-, murieron de esa manera tan horrible e inútil. La revelación de lo que fue una maniobra de ustedes destrozaría la vida de sus ancianos padres que se sienten orgullosos de ellos. Además, usted no ha presentado prueba alguna de su versión de los hechos: puede ser una simple fantasía de su imaginación. Por ello, lo mejor para todo el mundo es dejar que los héroes muertos descansen en paz. Así que, en aplicación del artículo 12b de la Ley de Reconciliación, declaro cerrado este asunto y ordeno que se mantenga en secreto durante 50 años.

* http://www.imdb.com/title/tt0445620/ [Paradise Now, película de Hany Abu Assad sobre los terroristas suicidas]
http://www.israelshamir.net/English/ParadiseNow.htm


Notas

1- N.T.: Ministro israelí de Turismo, asesinado en Jerusalén en 2001, pertenecía a la rama ultraderechista del Likud y defendía la expulsión de más de tres millones de palestinos de Gaza y Cisjordania a los países árabes vecinos.

2- N.T.: Servicios secretos de Israel

3- N.T.: Organización paramilitar terrorista, creada en 1920.

4- N.T. Secta chií que, en la Edad Media, constituyó una sociedad secreta. Sus miembros obedecían las consignas de eliminar a los enemigos políticos y religiosos.

 

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