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Mundo :: 27/06/2005

Perú: Las rodilleras de Toledo

Raúl Wiener
¿A quién van a culpar de la campaña de desinformación lanzada por el gobierno a todo costo para convencernos que el Tratado de Liber Comercio era la quinta maravilla y que lo irrelevante era la negociación?

Cuando Estados Unidos estaba metido en un callejón sin salida en la OMC y el ALCA, porque no podía hacer pasar sus exigencias, se replegó a los TLC bilaterales, y para ganar tiempo empezó a discutir de a dos, pero con cinco a la vez (CAFTA-Centroamérica), o con tres (andinos, con Bolivia de observador).

La foto de Miami 2003, la reunión en que el ALCA se congeló hasta mejores tiempos, fue la del representante comercial de Estados Unidos y los ministros de los países andinos, donde brillaba por ausencia el de Venezuela. La lectura de esta imagen, era que el libre comercio y la asociación privilegiada con los Estados Unidos no estaba muerta y que los asuntos que no tenían salida en otras instancias podían desbloquearse en un trato directo entre el gigante y los países chicos.

En resumen éramos parte de un juego global, frente a la resistencia de los grandes países exportadores que no son parte de la elite mundial tecnológica: Brasil, China, India, Egipto, Argentina, Sudáfrica, y que amenazaban ocupar el rol de liderazgo alternativo del mundo no desarrollado, a favor de nuevas reglas y más justas reglas de comercio.

La habilidad estadounidense fue lograr, una vez más, que ese interés suyo pasara como nuestro. Para eso tenía suficientes presidentes y ministros capaces de decir que del libre comercio con Estados Unidos, que otros no quieren firmar o sobre el que exigen condiciones muy definidas, dependería para nosotros el crecimiento, el empleo y la felicidad de los próximos años. El "se firma, sí o sí", de nuestro querido presidente, "se firma o dejo de llamarme Alejandro Toledo", son del tipo de declaraciones que permiten luego que los gringos digan: "ustedes nos pidieron el TLC, así que no nos pidan que cedamos en lo que ya sabían que estábamos planteando", y se atrevan incluso con: "lo toman o lo dejan".

¿De qué podrían quejarse los negociadores peruanos, colombianos, ecuatorianos, si reciben como repuesta a su pedido de discutir los subsidios agrarios, que los Estados Unidos tienen una ley: la TPA, que no les permite hacerlo?, ¿y por qué nosotros no entramos con una norma equivalente, que ponga el trato en una posición equiparada y obligue incluso a revisar las leyes que distorsionan el comercio?

¿Qué se puede replicar en relación al tema de propiedad intelectual, que nos va a colocar bajo las rejas de las patentes norteamericanas y entre otras cosas encarecerá la mayor parte de las medicinas, después que desde la primera reunión los gringos advirtieron que no acordarían nada por debajo de los TLC previos: Chile y Centroamérica?, si se sabía eso, ¿por qué se engañó al país de que todo era negociable?

¿A qué río irán a llorar Alfredo Ferrero y Pablo de la Flor, si después de un año y once rondas, recién se dan cuenta que la señora Vargo, jefe de la delegación de Estados Unidos, no tiene jerarquía y atribuciones para tomar decisiones, y sin embargo se ha permitido zamaquear a nuestros ministros y viceministros?, ¿es que no vieron esto desde el primer momento?, ¿por qué no exigieron que el trato se diera entre funcionarios equivalentes?

¿A quién va a culpar el gobierno de la campaña de desinformación lanzada por el gobierno a todo costo para convencernos que el TLC era la quinta maravilla y que lo irrelevante era la negociación?, ¿quién diseñó el sistema de ocultar lo que pasaba en las mesas de negociación y de contar que el TLC, cualquier TLC, sería favorable a todos?, ¿cómo explicar ahora que tal vez no sea tan bueno?, ¿y cómo reclamar a Estados Unidos que sea un poco más generoso en sus propuestas?

Que una delegación de ministros del Perú, viaje a Washington, con las manos vacías, para intentar persuadir a los responsables de la política comercial de los Estates que deben ser más flexible en agro, propiedad intelectual, medicinas, porque aquí la gente está mirando cada vez con mayor recelo el TLC, ¿debe ser calificado como una actitud digna, propia de gobiernos autónomos, que no se arrodillan ante el poderoso?

Obviamente que no.

Entonces, ¿qué tanto lío con las declaraciones del vicepresidente?, ¿qué es lo escandaloso: las declaraciones, o la política gubernamental?

25.06.05

 

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