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Mundo :: 12/12/2005

Perú: La amenaza de la intervención con pretexto de narcotráfico

Raúl Wiener
Ser antiimperialista, productor de coca o formar una compañía con fondos dudosos que podrían ser ilegales, pero que compite con otras apadrinadas por Washington, se convierte en factor de peligro para la democracia y su máxima encarnación global instalado en la casa Blanca

¿No le da vergüenza a Rospigliosi escribir que lo que cambió desde los anteriores procesos a Fernando Zevallos hasta su detención actual, es que Estados Unidos lo incluyó como un narco importante en las listas que emite regularmente desde el Departamento de Estado[i]?

Eso es lo nuevo, que hace tan valientes a la procuradora, la fiscal de Maynas y la jueza que le negó el habeas hábeas.

Y como para marcar lo que realmente siente, el ex ministro del interior de Toledo, apunta que nuestro Estado es sumamente débil y venal y no puede enfrentar a las mafias.

Por eso es que requiere del gigante del norte, que seguramente tiene un Estado honesto que promueve la lucha contra todas las mafias que en el mundo hay, incluidas las de su presidente y vicepresidente metidos en toda clase de negocio oscuro en Irak, Afganistán y otras localidades, donde sus asuntos particulares son sostenidos por los soldados y las armas de su país a costa de cada vez mayor número de bajas.

Pero volvamos a Rospi.

Sin duda, si gana Evo en Bolivia, el narcotráfico tendrá una zona liberada en el sur de América. Y como Chávez apoya abiertamente al boliviano lo que tendremos es antiimperialismo petrolero con coca. Acá en el Perú, Humala se parece a Chávez y su hermano plantea la liberalización del cultivo de coca.

Acabáramos.

Un triángulo coca-chavista se nos viene a todo trapo.

¿Y quién nos defenderá?

El antiguo cocainómano y alcohólico George W., que jamás detiene narcotraficantes gringos, salvo en las películas, que alimentan la economía de su país con miles de millones de dólares.

No señor, aquí el peligro no son los grandes lavadores de dinero, los acopiadores y distribuidores de las metrópolis occidentales, sino los campesinos cultivadores de Bolivia, Perú y Colombia. Y si Washington no pagara para fumigarles, envenenarles y quemarles sus tierras, nuestras débiles y venales autoridades, no harían nada.

Por eso DEVIDA es una dependencia del Departamento de Estado, y su jefe un personaje incapaz de proponer un política propia porque sabe que será evaluado de acuerdo a parámetros estadounidenses para seguir recibiendo dinero.

"En conclusión -dice Rospigliosi- para enfrentar un enemigo tan potente como el narcotráfico se requiere de la cooperación internacional"

¿Y en qué consiste esa "cooperación"?

En una lista unilateral en la que Estados Unidos puede poner a cualquier enemigo y justificar barbaridades como la invasión de Panamá para secuestrar a Noriega (Rospigliosi seguro justificaría que se haga lo propio en Bolivia para evitar el triunfo de Evo, en Venezuela contra Chávez y en Perú contra Humala; ya lo ha hecho en relación a Yugoslavia y Medio Oriente); en "programas alternativos" que pueden ser retirados a discreción, como las rebajas de fondos para DEVIDA o la cancelación de ATPDEA a fines del 2006; y en financiamiento de medidas de erradicación de cocales.

¿Dónde está que Estados Unidos colabora para mejorar la economía peruana y reducir los índices de pobreza?, ¿dónde que contribuye a fortalecer la infraestructura que relaciona la selva con el país: carreteras, puertos fluviales, aeropuertos?, ¿dónde que se intervienen a las organizaciones mafiosas con las manos en la masa, que no sea por pura casualidad (explosiones de laboratorios, intercepción de envíos por aduaneros peruanos, etc.)

¿Cuál es la excelsa cooperación de que habla Rospigliosi?

Estados Unidos arregla nuestros problemas

"En suma, la explosiva mezcla de antiamericanismo -que tiene muchas vertientes-, con cocaleros y narcotraficantes no es una fantasía"

El párrafo podría servir para embolsar efectivamente a numerosas vertientes críticas del modelo de vida y organización económica que viene siendo impuesto a nuestros países: diverso tipo de opositores a los TLC; comunidades que cuestionan el impacto de las inversiones extranjeras en recursos naturales que afectan a la agricultura y el medio ambiente; críticos a las privatizaciones; personas que cuestionan la política de guerra de los Estados Unidos contra varios países en el mundo, etc.

Pero es al revés. Lo que relaciona estos elementos es la suposición bushiana de que existe un complot mundial contra ellos en cuya última instancia está el terrorismo y el narcotráfico. Así ser antiimperialista, productor de coca o formar una compañía con fondos dudosos que podrían ser ilegales, pero que compite con otras apadrinadas por Washington, se convierte en factor de peligro para la democracia y su máxima encarnación global instalado en la casa Blanca.

Ah, Rospigliosi, cuánta razón tenía Deuchster cuando prevenía de los renegados.

Siempre fueron los más peligrosos.

[i] "La amenaza del narcotráfico" Fernando Rospigliosi. Perú 21. 27 de noviembre de 2005.

 

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