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Mundo :: 25/10/2008

Venezuela: desafíos de la revolución bolivariana

Miguel Urbano Rodrigues
La Haine-Miguel Urbano[Traducido para La Haine por Genaro Sotelo] De un europeo escuché que Paraguay avanza hacia el socialismo. Otro me dijo que Ecuador va al socialismo. Enormes disparates.

Volví a Venezuela en este Otoño cuatro años después de haber pasado allí una semana en Noviembre del 2004.

Este regreso fue para mí un permanente y tenso viaje a través de una cadena de sorpresas. En tiempos de revolución las mudanzas son rápidas y casi siempre imprevisibles.

Esta vez no salí de Caracas. En la capital, gigantesca megalópolis, hoy con 5 millones de habitantes concentrados en el área metropolitana, la contradicción entre las zonas residenciales más ricas y lujosas de América Latina y las barriadas miserables que bajan por los cerros facilita al forastero la comprensión de la lucha de clases más explosiva del Hemisferio.

Venezuela, fustigada por el vendaval de la revolución bolivariana, exhibe el rostro de un laboratorio social único en el Continente. El rumbo que la historia siga allí influenciará profundamente el futuro de centenas de millones de latinoamericanos.

CONQUISTAS DE LA REVOLUCIÓN

En un contexto desfavorable, hostilizado por el imperialismo –autor intelectual del golpe en 2002 y del lock out petrolero iniciado en Diciembre del mismo año- la Revolución Bolivariana realizó, bajo una ofensiva permanente de la oligarquía criolla, conquistas que configuran un desafío al imposible aparente.

El analfabetismo fue prácticamente erradicado. La asistencia médica, antes privilegio de la burguesía, paso a ser gratuita y extensiva a la totalidad de la población.

En un país donde antes el sector editorial era prácticamente inexistente, el Estado, en una demostración del interés prioritario que atribuye a la batalla cultural, distribuyo gratuitamente desde el inicio del año 27 millones de libros de autores nacionales y extranjeros. El total equivale a la población del país. Un ejemplo de esa explosión cultural fue la distribución gratuita de un millón de ejemplares del Don Quijote de la Mancha, de Miguel Cervantes.

Nuevas universidades fueron creadas y el número de estudiantes en la enseñanza superior excede hoy 2 millones de los cuales más de 1,5 están en la pública. Antes, el acceso a la universidad de los hijos de los trabajadores era mínimo. Actualmente, en las facultades estatales los alumnos de las capas no burguesas son mayoría. Esos éxitos no habrían sido viables sin una política humanista y revolucionaria en la cual las Misiones desempeñan un papel decisivo. Por si sola la Misión Mercal surte a 10 millones de pobres, a precios subsidiados, en 1.500 tiendas del Estado, puestos de venta móviles y mercados abiertos, una gran variedad de bienes de consumo. La Misión Barrio Adentro, en el campo de la salud, realiza un trabajo de valor inestimable. Más de 20.000 médicos cubanos llevan salud a millones de venezolanos, en una epopeya de solidaridad internacionalista.

Iniciativa positiva y original fue la nacionalización de empresas de producción social dirigidas por los trabajadores. Entraron ya en funcionamiento más de 300 en régimen de propiedad estatal, mixta o colectiva. El gobierno ha estimulado los Consejos Locales de Planificación Pública y los Consejos Comunales empeñados en promover la participación popular. Otras estructuras creadas por la Revolución, los Consejos de Trabajadores y los Consejos Campesinos, han realizado un trabajo importante en la concientización de obreros y campesinos.

En esta visita pase una mañana con otros invitados extranjeros en el Núcleo de Desarrollo Endógeno Fabrício Ojeda de la Parroquia de Gramoven. Allí se concentra una cooperativa que produce ropa, zapatos, cerámica, una huerta experimental, y cuenta con un mercado de ventas de alimentos subsidiados, un centro cultural, un centro de diagnostico y una clínica que es casi un pequeño hospital. Todo muy bello, conmovedor. Sobre esa obra de amor y de solidaridad hablamos con los dirigentes comunitarios durante el almuerzo en que degustamos un sancocho, uno de los más típicos y sabrosos platos nacionales.

Pero la Parroquia de Gramoven –la mayor de Caracas- tiene casi 180.000 habitantes y los miembros del Núcleo son solamente 8.000. Cito esos números porque iluminan las dificultades ciclópeas que las fuerzas revolucionarias enfrentan en su esfuerzo por transformar la vida en Venezuela.

EN EL PARAISO DE LOS MILLONARIOS

El control ejercido por la gran burguesía sobre la gran mayoría de los medios de comunicación social ha contribuido para proyectar en el mundo la imagen de una sociedad en la cual la antigua clase dominante habría perdido gran parte de su poder económico.

Pero esa imagen falsea la realidad.

No hay en América Latina otro país donde el abismo entre los de arriba y los de abajo sea tan profundo. En Caracas el contraste es particularmente chocante. Ni en México, ni en Rio, ni siquiera en las barriadas de Lima vi favelas tan miserables como las que en la capital venezolana suben por los cerros que la rodean, ofreciendo un espectáculo de degradación humana. Solamente en los squaters de Johannesburgo y en las musseques de Luanda encontré algo comparable.

En el otro extremo de la pirámide social, la exhibición insolente de la riqueza también supera lo que conozco. Los barrios de la gran burguesía y sobre todo sus urbanizaciones de lujo, concentradas en condominios cerrados, son auténticos bunkers residenciales.

Estuve en el Country Club, paraíso de multimillonarios, donde mansiones suntuosas se yerguen en jardines bellísimos, algunos con casi una hectárea.

Me faltó tiempo para ir hasta el otro Country Club, el de Lagunita, pero me dijeron que allí vivía hoy la crema y nata de la plutocracia venezolana. Según vi, la aparición de caseríos de pobres en las proximidades de aquel que atravesé en rápida visita llevó a la fuga de algunas familias que vendieron sus residencias a embajadas y empresas trasnacionales. Se mudaron incómodos por la vecindad. Muchos de los moradores del Country Club de Carcas tienen, además palacetes en Miami y casas veraniegas en las playas, en las montañas y en haciendas de recreo.

Aproveché la oportunidad para visitar la Plaza de Francia, en el barrio de Altamira. El lugar no impresiona. Es un amplio espacio entre predios de apartamentos semejante a los de la clase media de cualquier país latinoamericano. Lo que la hizo célebre fueron los mítines provocadores promovidos en la plaza por la oposición a Chávez, sobre todo después del golpe del año del 2002. El gancho eran militares en la reserva que habían participado en el putsch.

En la mañana en que allí estuve nada recordaba el pasado reciente. Familias pacificas paseaban con sus hijos, gozando el ocio dominical.

EL DISCURSO DEL PRESIDENTE

Del 13 al 18 de Octubre se realizo en Caracas el VIII Encuentro de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, iniciativa en que participaron casi 200 intelectuales de América, Europa, África y Asia, venidos de 65 países.

El presidente Hugo Chávez aprovechó el acontecimiento para pronunciar un importante discurso.

Habló durante una hora y respondió después a preguntas de los participantes durante casi tres horas. Fue aplaudido con entusiasmo por la aplastante mayoría de las centenas de personas concentradas en el gran salón del Hotel Alba. Chávez es un extraordinario orador que sabe cautivar audiencias muy diferentes.

Su trayectoria desde el levantamiento militar contra el Gobierno corrupto de Carlos Andrés Pérez (que lo llevo a prisión) ilumina con claridad meridiana la importancia que el factor subjetivo ejerce por ocasiones en la construcción de la Historia.

La Revolución Bolivariana no sería una realidad sin la intervención de Chávez, sin la ligazón que mantiene con la clase trabajadora y la masa de los excluidos, sin la confianza que en él depositó el cuerpo de oficiales del Ejército. Su prestigio y su carisma desempeñaron y desempeñan un papel fundamental en el proceso, pesando decisivamente en la correlación de fuerzas.

Ha ido mucho más lejos de lo que esperaba inicialmente cuando creó el heterogéneo movimiento V República y se postuló a la Presidencia de la república para conquistarla. El soldado católico rebelado contra un régimen oligárquico, hambriento de justicia social, tomó a Bolívar como su fuente de inspiración para un proyecto de transformación de la sociedad venezolana.

La lucha de clases desencadenada lo empujó para adelante. De él se puede decir que caminó con la historia. A partir del 2004 el proyecto inicial ganó ambición. Al afirmar que la meta a seguir seria la construcción del socialismo la confrontación con el imperialismo se profundizo, adquirió contornos dramáticos que se manifiestan en la atmósfera de tensión que envuelve la cotidianidad del país.

Es sincero en su opción por el socialismo.

La Venezuela Bolivariana emerge hoy como polo de las luchas antiimperialistas en América Latina. Su desafío tuvo repercusión continental. Es improbable que Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador y el Obispo Lugo en Paraguay hubiesen sido electos sin el ejemplo de resistencia y de aspiración transformadora de Chávez. Si él no hubiese estimulado a los pueblos hermanos a rechazar recetas neoliberales impuestas por Washington, reivindicando el derecho a ser el sujeto de construcción de su futuro. Simultáneamente la complicidad con el sistema de poder de los EEUU de gobiernos como el de Lula y el de los Kirchner sería mayor si el desafío de Chávez al imperialismo no funcionase como freno a las políticas de vasallaje.

Mas las grandes conquistas de Venezuela Bolivariana no deben ser encaradas como palanca mágica capaz de rápidamente encaminar el país para el socialismo. La construcción del socialismo es un proceso molecular, extremadamente complejo y lento.

Lenin fue muy claro al afirmar después de la victoria de la Revolución de Octubre que la conquista del poder y la destrucción del viejo orden fue una tarea infinitamente más fácil de lo que sería la exigida para la transición del capitalismo para el socialismo. Y la historia confirmo la lucidez de esa opinión.

Chávez, después de la victoria alcanzada en el referendo revocatorio, tomó conciencia de que el proceso de transformación radical en la sociedad no podría avanzar sin un instrumento político capaz de movilizar el potencial revolucionario de las masas, colocándose al servicio del proyecto bolivariano. En otras palabras, comprendió que era indispensable crear la organización revolucionaria de nuevo tipo.

Pero su voluntarismo lo llevo a cometer un error. Un partido con esas características no puede ser creado por decreto. Y Chávez procedió apresuradamente. El número de afiliados en el Partido Socialista Unido de Venezuela –PSUV- excedió las previsiones más optimistas. Las adhesiones fueron torrenciales. El Presidente, preocupado con el calendario, no profundizo el debate con las fuerzas revolucionaras más consecuentes. Y el resultado fue negativo.

La fundación del PSUV coincidió con el auge de la campaña sobre el llamado Socialismo del Siglo XXI, la alternativa al capitalismo neoliberal. Estaría ya tomando forma en Venezuela y de ahí irradiaría para el mundo.

¿Que proponían como alternativa? Nada.

La fórmula del Socialismo en el Siglo XXI es equivocada y engañadora. Recuerda un globo vacío. El núcleo teórico y programático no existe prácticamente. El mal está en el ataque irresponsable a los clásicos del marxismo, desencadenado sobre todo por algunos intelectuales latinoamericanos. Para ellos el pensamiento de Marx, Engels y Lenin, toda la obra teórica sobre el socialismo científico es hoy una antigüedad cuya superación se presentaría como exigencia de la Historia.

En un contexto de gran confusión, caracterizado por la ausencia de un debate serio, millares de cuadros de la derecha tradicional se inscribieron en el PSUV y, enmascarados de revolucionarios, atacaron con entusiasmo al marxismo.

El Partido Comunista de Venezuela, fiel a sus principios, decidió que no podía disolverse y aconsejar a sus militantes el ingreso en un Partido que negaba valor y significado a la ideología que le justifica la existencia y el combate. El Partido Patria para Todos tomo una decisión similar. Pero ambos resolvieron mantener su firme apoyo al proceso revolucionario y al Presidente.

El sistema mediático venezolano, hegemonizado por una derecha fanática, ferozmente anti-Chávez, aprovecho la situación creada para presentar una versión distorsionada de la realidad, intrigando y difundiendo mentiras y noticias falsas.

Chávez, entretanto, cometió otro error al intentar imponer un proyecto de reforma de la Constitución que no había obtenido consenso de la mayoría del electorado progresista. La abstención en el referendo promovido fue amplia y el proyecto no cuajó.

En Caracas concluí que algunos intelectuales que respeto, cautivados por la moda del Socialismo del Siglo XXI, han actuado de buena fe. Otros establecen la confusión para llamar la atención en exhibiciones de vanidad. Hasta invocan a Mariátegui y Gramsci para después negar con liviandad su pensamiento.

Desconocen el marxismo aquellos que lo presentan como una ideología dogmática e inmovilista cuando la teoría de Marx es precisamente lo contrario. La actualidad de la obra de Marx es tan evidente en este umbral de siglo, cuando el capitalismo senil se atora en una crisis pantanosa, que hasta un ex-comunista famoso, el historiador británico Eric Hobsbawm, acaba de reconocer en una entrevista a la revista web española Sin Permiso (odiario.info, 21-10-2008) que los análisis del autor de El Capital y su teoría económica no perdieron actualidad, siendo una fuente de valiosas enseñanzas.

Estas evidencias son obvias en Europa en importantes trabajos de intelectuales con la envergadura de los franceses Georges Labica y Georges Gastaud, del húngaro Istsvan Meszaros y del italiano Doménico Losurdo.

Los apologistas del fantasmagórico Socialismo del Siglo XXI confunden en un laberinto ideológico la teoría marxista, dinámica y creadora, con las malogradas experiencias de construcción del socialismo. El fin de la Unión Soviética (desastroso para la humanidad), los errores allí cometidos en la transición del capitalismo al socialismo y posteriormente, el desmoronamiento de los regímenes dichos socialistas del Este Europeo no ponen en causa la validez del marxismo. Afirmar lo contrario es un enorme disparate.

El alegre griterío de los media venezolanos cuando Chávez, en Valera (Trujillo), criticó al PCC y al PPT por apoyar a un candidato diferente del presentado por el PSUV ,es comprensible.

El Presidente, siempre emotivo, utilizo entonces palabras ofensivas que fueron inmediatamente utilizadas por los dirigentes de la derecha.

Cabe aclarar que el Partido Comunista y el PPT solamente apoyan para el gobierno de aquel Estado en las elecciones del 23 de Noviembre otro candidato, porque identifican en el lanzado por el PSUV a un político corrupto y reaccionario. En los 22 Estados del país solamente no apoyan a los candidatos del PSUV en seis, por entender que las personalidades presentadas por aquel partido no merecen un mínimo de confianza.

EL ENCUENTRO EN DEFENSA DE LA HUMANIDAD

Participé en la capital venezolana en el VIII Encuentro de Intelectuales en Defensa de la Humanidad.

La Declaración de Caracas, que publicamos hoy [en odiario.info], aprobada al final por unanimidad, es un documento positivo.

El evento, en esta octava sesión, fue en mi opinión perjudicado por la realización simultanea de la Asamblea General del Foro Mundial de las Alternativas, dirigido por Samir Amin y François Houtart.

Ambos fueron, con la cooperación del Ministerio del Poder Popular para la Cultura de Venezuela, los principales organizadores del evento. No fue una decisión feliz la mezcla de las iniciativas.

El propio tema central –Transiciones para el Socialismo- que figuró en la portada del Programa reflejó una opción polémica que influenció el rumbo de los debates.

Se habló ampliamente de la Transición para el Socialismo en América Latina, en Asia, Europa y África. Fácil es imaginar la diversidad de interpretaciones, algunas incompatibles, dado el concepto de la transición. Y la confusión de ahí resultante.

LA TRANSICIÓN –EL PRESENTE Y LA META

El Socialismo del Siglo XXI fue en estos días de Octubre tema de dialogo permanente entre intelectuales de los cuatro continentes reunidos en Caracas. Para eso ha contribuido mucho la conocida posición del Hugo Chávez sobre el asunto.

Venezuela estaría según el Presidente en fase de transición para el socialismo. En su discurso del día 16, dirigido a los invitados extranjeros, afirmo que Evo Morales está construyendo el socialismo en Bolivia.

De un europeo escuché que Paraguay avanza hacia el socialismo. Otro me dijo que Ecuador también camina al socialismo. Enormes disparates.

Hugo Chávez ha contribuido a la confusión que prevalece en el debate ideológico en un momento en que la crisis del sistema de poder imperial exige de las fuerzas progresistas lucidez y serenidad. En vez de combatirla, acentúa en el discurso político su inclinación populista, enraizada en la tradición del caudillismo latinoamericano.

Exceptuando el cambio negativo, de las relaciones con el gobierno neofascista de Uribe y los elogios a gobernantes liberales europeos abiertamente reaccionarios como Sarkozy y Sócrates, la política exterior de Venezuela ha sido muy positiva, sobre todo por la firmeza y el coraje que caracterizan la confrontación con el imperialismo estadounidense.

En el relacionamiento con América Latina, la estrategia de Chávez, inspirada en el pensamiento de Bolívar, viene al refuerzo de la solidaridad entre los pueblos hermanos del Sur del Rio Bravo. La Alternativa Bolivariana para las Américas –ALBA- es una respuesta al proyecto neocolonialista del ALCA. Petrocaribe, el Banco del Sur, y la creación de UNASUR surgieron como marcos importantes en el desenvolvimiento de esa estrategia antiimperialista.

No es exageración afirmar que la política exterior de Chávez es, además de antiimperialista, inspirada por una clara opción internacionalista.

En el plano interior, la contradicción entre el discurso y la práctica no favorece sin embargo la imagen del Presidente.

No obstante la ofensiva contrarrevolucionaria de la oposición, la situación económica del país ha mejorado mucho. La tasa de la inflación continua cayendo y el crecimiento del PIB, beneficiado por el alto precio del Petróleo, es de los más elevados del mundo. Las reservas oficiales más que duplicaron entre 1998 y 2006, alcanzando este año los 37,4 mil millones de dólares. Pero la actual caída del precio del petroleo va a crear muchos problemas al gobierno.

Me preocupa mucho la insistencia en presentar a Venezuela como un país en transición al socialismo. Falsea la realidad.

Las estructuras y funciones del Estado venezolano no fueron profundamente alteradas en los últimos años. Conforme los economistas Remy Herrera y Paulo Nakatani señalan en un importante ensayo, “poderosos grupos de funcionarios y técnicos, con sus valores ideológicos y comportamientos individualistas y métodos de gestión, conservan los controles de decisión en actividades administrativas claves, lo que dificulta extraordinariamente la implantación de las medidas alternativas de la revolución” (odiario.info, 26-04-2008).

El aparato del Estado permanece capitalista. El sistema fiscal continúa beneficiando a la gran burguesía. El banco central es autónomo y su actuación global evidencia subordinación a las finanzas mundiales. La salida ilegal de capitales alcanza un volumen impresionante y el florecimiento del mercado negro estimula el acaparamiento de los bienes de consumo esenciales.

La comercialización de las importaciones, según estadísticas del Banco Central, es concentrada en un porcentaje de 87% por el sector privado.

Para agravar una peligrosa situación de dependencia, Venezuela continúa importando cuatro quintas partes de los productos alimentarios que consume.

En la práctica el Estado solamente controla el Petróleo, la industria siderúrgica y las comunicaciones (pero no el sistema mediático)

Hablar, por tanto, de transición al socialismo en un contexto en que el modo de producción y las relaciones de producción no dejaron de ser capitalistas es una no verdad y una fuente de ilusiones.

***

Regreso de este breve reencuentro con la Venezuela Bolivariana con la convicción reforzada de que más que nunca las fuerzas progresistas –principalmente los comunistas- tienen el deber internacionalista de mantener y ampliar la solidaridad con el proceso revolucionario allí en desarrollo. En el desempeña un papel central el Presidente Hugo Chávez. Repito: sin su presencia activa como líder de la Revolución esta difícilmente podría proseguir.

Pero la constatación de esta evidencia no implica la renuncia a una actitud de crítica serena a las posiciones asumidas por Chávez.

Los epígonos que aplauden acríticamente cada decisión, cada discurso, casi cada palabra del Presidente no se comportan como revolucionarios.

Serpa, 23 de Octubre de 2008 odiario.info

 

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