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Colombia :: 13/07/2012

Revuelta indígena en el Cáuca contra la guerra y el militarismo santista

Horacio Duque Giraldo
No pasa día sin que el accionar de muerte estatal se deje sentir causando muertos, heridos, mutilados y desaparecidos, en su gran mayoría indígena

En los 8 municipios del norte del Departamento del Cáuca, donde viven 1 millón trescientos mil colombianos, hay una revuelta de 200 mil indigenas nasas/paeces (Nasa yuwe) y guambianos(Misak), contra la guerra y el militarismo gubernamental de la administración de Juan Manuel Santos.

Las localidades de Miranda. Toribio, Jambaló, Caloto, Tacueyó, Suarez, son escenario de la más cruel confrontación bélica, expresión de la guerra civil prolongada que vive la nación colombiana desde hace más de 50 años, originada en la forma violenta como se ejerce el poder político por parte de la oligarquía terrateniente, burocrática, subalterna del imperialismo norteamericano.

No pasa día sin que la guerra y el accionar de muerte de la tropa estatal se deje sentir causando muertos, heridos, mutilados y desaparecidos, en su gran mayoría indígenas. El caso más reciente es el asesinato por la tropa santista de Gustavo Londoño, líder de las Reservas Campesinas cáucanas y de la recién constituida Marcha Patriótica, de la que ya han sido acribillados varios de sus integrantes por la policía disfrazada de Águilas Negras y por el ejército encubierto de neoparamilitarismo.

Frente a la problemática del Cáuca, al gobierno central, lo único que se le ha ocurrido hasta el momento, es acelerar la militarización y los sistemas de control policial y judicial. Batallones de alta montaña, retenes, detenciones en masa y sin pruebas, asesinatos, desapraciones y torturas son las medidas recurrentes de los funcionarios, los políticos oficialistas y los generales. Recientemente se dio una captura masiva de indígenas, quienes se encuentran recluidos en condiciones degradantes en los calabozos de la Tercera Brigada de Cali, en flagrante violación de todas las normas penales y procesales de garantías.

En la región, la inversión social es nula, la atención a los derechos humanos es inexistentes, el respeto por las libertades políticas se desconoce y los medios de comunicación de todo orden, son utilizados para mentir y engañar, para encubrir la realidad y evadir las obligaciones estatales.

Recientemente, se instaló un sofisticado batallón en la vereda Calandaima del municipio de Mirando, hecho que provocó la inmediata protesta y movilización de los indigenas. Miles de amerindios nasa y paeces se han desplazado hasta dicho artefacto bélico para exigir la suspensión inmediata. La respuesta del militarismo santista ha sido grotesca y provocadora: insultos, atropellos, maltratos para los aborígenes que han debido trasladarse hacia los centros urbanos para exigir soluciones de paz y convivencia en la zona.

En suma, la grave situación del Norte del Cáuca pone en evidencia la mentira de la aclimatada "paz santouribista" y la necesidad de buscar prontamente una solución política negociada a la guerra civil colombiana, tal como lo demanda la revuelta indígena nasa/paez que está en curso. Revuelta que requiere hoy con más urgencia la solidaridad y el apoyo de los trabajadores, de las organizaciones populares y de todas las expresiones democraticas y revolucionarias de la sociedad colombiana y global.

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