Siete años del asesinato del maestro Carlos Fuentealba

"Nos dejó un legado pedagógico que va tomando mayor dimensión con el tiempo"

Se cumplen 7 años del asesinato de Carlos Fuentealba, docente neuquino, a manos del policía Darío Poblete, por órdenes del entonces gobernador de la provincia Jorge Sobisch. Una entrevista con Marcelo Guagliardo, ex secretario general del sindicato ATEN por la lista Azul y Blanca. Su recuerdo de Fuentealba, el significado del crimen que terminó con su vida y la actualidad de la lucha docente.

Notas: -¿De qué estamos hablando cuando hablamos de Carlos Fuentealba? ¿Cuál era su compromiso y quién era para los estudiantes, para la comunidad educativa y para la militancia docente?

Marcelo Guagliardo: -Cuando se habla de Carlos Fuentealba se tiene que hablar de un maestro, de un maestro que para poder costearse sus estudios trabajó de albañil, de repositor de mercadería en un supermercado, de alguien que hizo un gran esfuerzo para poder obtener el título. Porque lo deseaba, porque quería ser maestro. Una vez que empezó a trabajar como docente se desempeñó en una escuela media. Esa escuela cambió después de su crimen porque los alumnos sintieron la falta, la ausencia de este profesor que les decía que el único límite que tenían era su propia voluntad, que si ellos se lo proponían y si ellos estaban convencidos de que eran capaces tenían que poder superar cualquier obstáculo que se les presentara en la vida. Esto te digo porque lo he escuchado de muchísimos testimonios de quienes fueron sus alumnos. O sea, existe un legado pedagógico que realmente va tomando mayor dimensión con el correr de los años desde su trágica desaparición.

Es más, hoy acá en Neuquén se va a estrenar un documental que cuenta su vida y las circunstancias en que es asesinado. Y próximamente va a estar en los cines de toda la Argentina, a través de los Espacios INCAA, que se llama “Carlos Fuentealba, el camino de un maestro”. Y nos parece que eso va a servir para que se pueda dimensionar la figura humana y el legado pedagógico de este compañero que no debió haberse perdido nunca pero que lamentablemente el despropósito del poder y la represión hoy hace que no lo tengamos entre nosotros.

-¿Qué cambió en la provincia, en la sociedad y en la política, después del asesinato de Carlos?

- Yo creo que fundamentalmente el cambio que existe es que hay un político en nuestra provincia que a pesar de ser aun el presidente del partido provincial, que lo sigue siendo lamentablemente, es una persona que no puede caminar libremente por las calles, porque cualquier ciudadano de Neuquén, a pesar de que el poder político y el poder judicial lo nieguen, lo sindica como el principal responsable. Esto, si se quiere, es el saldo que hasta aquí tenemos.

Lo que también tenemos es una gran sensación de impunidad porque el Poder Judicial de nuestra provincia aún se resiste a que esto sea investigado, sea esclarecido, y que los autores… ya no materiales, porque hay que decir que el Cabo primero Darío Poblete, que fue quien fuera el que jalara el gatillo en su momento, está preso. Pero la autoría política, los responsables que organizaron, dirigieron y condujeron ese operativo, todavía están libres y sin condena. Así que ese es nuestro gran desafío, que todavía nos sigue quedando como saldo negativo.

- ¿Y qué quedó en cuanto a la relación entre la comunidad docente y el resto de la comunidad neuquina? ¿Hay un proceso de acercamiento luego del asesinato de Carlos? ¿Hay un saldo positivo en ese sentido o siempre lo hubo, teniendo la historia en los 80 y 90 de la militancia docente ahí en la provincia?

- Yo creo que la relación sociedad-maestro es una relación muy fuerte en la inmediatez que tiene con la problemática cotidiana de cada comunidad. De hecho, la escuela, si uno mira un mapa, es la única presencia del Estado en los barrios más pobres de cualquier ciudad, en las localidades más alejadas, en las comunidades rurales. Entonces esa relación maestro-sociedad es difícil que se pueda debilitar.

Lo que pasa, que también hay que manejarlo como un dato de la realidad, es que los medios de comunicación, obviamente por órdenes políticas y por convicción, han demonizado a la organización política y a quienes nos tocó circunstancialmente ser sus dirigentes, y hoy lo seguimos siendo. Entonces existe una mirada de duda sobre la organización y sobre la dirigencia sindical. Pero esto no tiene nada que ver con la relación establecida entre el trabajador de la educación y la comunidad. Sigue siendo una relación muy tensa entre el Estado y los trabajadores de la educación por esta desvalorización que se hace del rol que cumple la escuela pública en nuestro país.

- Por último, el nuevo aniversario de la muerte de Carlos Fuentealba encuentra a la provincia no sólo recordándolo sino en medio de una medida de lucha…

- Exactamente. Lamentamos mucho que esto sea así pero la realidad nos indica que seguimos siendo los trabajadores de la educación un sector no reconocido por el poder político y por las concepciones economicistas que hay sobre los recursos del Estado. Entonces las necesidades salariales, las necesidades de infraestructura escolar, de condiciones de aprendizaje y de enseñanza mínimamente dignas que deben existir no están garantizadas. Y por eso existe el conflicto. Esto es una constante que a veces tiene momentos donde pareciera ser que se resuelve, pero bueno, habrá que cambiar las mentalidades de quienes tienen que decidir sobre esto para que podamos estar en una situación distinta. Hoy la realidad en nuestra provincia es que somos una de las pocas donde aún el gobierno no se ha sentado con los trabajadores de la educación a discutir la recomposición salarial para el año en curso.