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Sobre comunistas de aquí, de allá y? ?ancianos?
Los comunistas que habitan en el centro imperialista, tienen más responsabilidad por la Revolución cubana (un proceso generado en la periferia, con los límites que ello implica) que la de mostrar sólo su solidaridad con aquella. Los comunistas pertenecen a un mismo movimiento internacional, más allá de si están en Cuba, España o Estados Unidos; por tanto tienen la obligación de fomentar y desarrollar el proceso revolucionario en donde viven, independientemente de las posibilidades de toma de poder o del estado de conciencia de la población.
En este sentido (y que no nos malinterpreten los cubanos), diez comunistas consecuentes y organizados de un país desarrollado, pueden significar más, a la hora de hacer tambalear el sistema, que cien en Cuba. Por ello recomendamos a quienes- refugiándose en el problema del número- se llaman "comunistas sin partido", más implicación en el avance de la organización comunista en sus países y menos literatura.
La suerte de los miembros del Partido Comunista Cubano (PCC), interesan por igual a sus camaradas de cualquier parte del mundo, porque todos pertenecen a un mismo movimiento. Otra cosa son los cambios gubernamentales que atañen principalmente a la población de la isla y no sólo a los comunistas cubanos.
Con respecto a los últimos ceses ocurridos en Cuba, si no existen posibilidades "técnicas" de asistir a un proceso abierto y claro, entonces mejor abogar por el secretismo total y no por un secretismo a medias, y dejar el tema pendiente para otra ocasión. En ese sentido, bastaría con una nota gubernamental y sobraría toda referencia parcial e unilateral, a un proceso de calificación de cualquier militante, al que se le cuestiona su compromiso con la clase obrera.
Para superar al capitalismo, que es lo que nos interesa a todos, es fundamental el diagnóstico del sistema a nivel mundial, valoración que debe realizarse tanto en la periferia como en el centro. Fidel ha estado explicando y diagnosticando la situación en sus reflexiones y las más interesantes las está desarrollando precisamente, en esta etapa de su vida. El “anciano y reflexivo" comandante, ha liderado estudios en Cuba acerca del papel de la deuda externa, ha señalado, con antelación, la suerte que le espera a las fotocopias coloreadas de verde que llaman dólares, ha atisbado el declive estadounidense y ha sabido valorar la importancia de las contradicciones interimperialistas.
Es obvio que con su clarividencia, Fidel Castro deja en una posición incómoda a los que, siendo más jóvenes que él, continúan anclados en los años 90 del siglo pasado, filosofando sobre viejas omnipotencias imperiales. Claro que si éstos admitieran la debilidad de base y las fisuras internas del capitalismo (como hace el comandante) se quedarían sin discurso. Paradójicamente, esos “jóvenes” parecen empeñados en fomentar el desánimo pese a estar asistiendo al derrumbe capitalista. Entre ellos y Fidel, la duda ofende: seguimos con el “anciano”.
