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Europa, Europa :: 18/04/2020

"También los italianos están pidiendo comida, no solo los inmigrantes"

Mario Hernández
Entrevista con el filósofo italiano Antonino Infranca

¿Cómo sigue la situación en Italia?

Estamos viviendo en total aislamiento, con poca gente en la calle, a pesar de que en los últimos días empezó a haber más porque se están cansando de estar en las casas. En particular por la Semana Santa la gente quiere salir a tomar un poco de aire.

¿Cuál es la situación de los trabajadores en Italia? Tengo entendido que están en actividad 12 millones de personas.

Hay muchas fábricas abiertas, continúan trabajando y la situación es difícil, porque los dueños quieren seguir produciendo para no perder el lucro de la producción y los obreros están divididos entre la precaución para salvaguardar su salud y, al mismo tiempo, no quieren perder sus trabajos porque la situación económica es muy difícil en este momento.

Si las fábricas cierran, pueden perder el trabajo o recibir un subsidio del Estado que lo está haciendo muchísimo. Las cajas del Estado están casi vacías. El Estado italiano está pidiendo ayuda a la Comunidad Europea, a los países del norte de Europa, en particular a Holanda. La situación es muy difícil. Están pidiendo cerrar las fábricas pero no todos los obreros acompañan esa política.

Hubo una reunión del Eurogrupo el pasado 7 de abril que fracasó, continuó este jueves. Italia con un déficit del 136% de su PBI y una situación dudosa de sus Bancos ¿cómo ves esto?

La situación de Italia es terrible porque es una de las economías más débiles de Europa, es la que más sufre el paro de la economía, del comercio y la producción. El norte de Europa no quiere ayudar al sur. Se está produciendo un conflicto entre dos partes de Europa, estamos al límite del fin de la Unión Europea. La situación es desastrosa.

Hablando del Sur de Europa uno de cada tres trabajadores está en negro en el sur de Italia, 3.300.000 personas, 9.000.000 de personas en pobreza relativa y 5.000.000 en pobreza absoluta. ¿Cómo se mantienen estos habitantes de Italia con el que llamaría “el virus del hambre”?

No se mantienen, la situación es tal que la sociedad civil está distribuyendo comida a ese sector que no tiene trabajo. También los italianos están pidiendo comida, no solo los inmigrantes. Además se produce la contradicción de que mucha producción agrícola no es recolectada porque falta fuerza de trabajo, faltan inmigrantes del Este de Europa o del Norte de África que no pueden venir a Italia por la epidemia, entonces la producción agrícola se queda en el campo y se pierde. Estamos en primavera, cuando empieza la producción agrícola. Ese es el gran problema.

¿De qué se trata el “Cura Italia” y la “Cassa Integrazione”?

La Cassa Integrazione está ofreciendo muchos subsidios. Pero el problema es quién pone el dinero allí. Es un desastre que está poniendo a prueba a la Unión Europea.

Las noticias que llegan de Italia son preocupantes. En las ciudades del sur, en Nápoles, Palermo, en Reggio Calabria, los que vuelven a casa con las bolsas del supermercado son asaltados por los hambrientos que les quitan la comida y huyen gritando “perdón, tengo hambre”. En un hipermercado de la cadena alemana Lidl se dio el primer asalto en masa a las góndolas, la gente gritando llenó los carritos y trató de huir, “no tenemos plata y no podemos pagar” voceaban. Había una buena guardia policial que detuvo a los desesperados, y los obligó a no llevarse nada y a cambio nadie fue preso ni demorado.

En la Italia de la cuarentena férrea comienza a faltar la comida, no en las góndolas de los supermercados sino en las casas de muchos italianos. La piedad popular y la solidaridad social han hecho reaparecer la figura en Nápoles de la compra suspendida, los que pueden hacen sus compras y agregan el suspendido, productos que dejan en la caja para que se los den a quienes no pueden pagar. Tanto los critican a los “terrones” como llaman a los italianos del Sur, pero en el Norte no existe esta tradición de bondad humana que practican los subdesarrollados del sur. La pobreza absoluta en el sur de Italia se agigantó del 5,8% en 2008 al 10% en la actualidad.

Otra noticia que nos llega es que en la región de Bérgamo, la más afectada por el Coronavirus, se contó que de 25 fallecidos por semana de los últimos 10 años, el número había saltado casi 7 veces. En la 3ª semana de marzo se llegó a 313 fallecidos. Al 24 de marzo la cifra oficial era de 6.728 contagiados y un millar de muertos en Bérgamo. Según el Alcalde de Bérgamo, Giorgio Gori, por cada muerto de la lista regional otros 3 enfermos fallecieron en sus casas y sin haber sido controlados por los test nasofaríngeos. No figuran en las listas de víctimas de la epidemia.

Entre tanto Gori considera que del millón cien mil habitantes de la provincia, hasta cuatrocientos mil han sufrido contagios leves o serios. Como dice el Alcalde Gori, son más los que nunca llegan a los nosocomios y mueren en sus casas.

Esta es la situación que se está viviendo en Italia, donde se superan los 22.000 muertos. Pero se ha reducido el contagio y el número de personas hospitalizadas. Los hospitales están llenos, no hay camas libres y menos que menos unidadees de terapia intensiva. Hay una realidad sumergida de 4.000 pacientes que son solo seguidos por los médicos de base del servicio sanitario nacional sin los medios y la protección adecuados. Tanto que en la provincia de Bérgamo se cuentan casi 25 médicos de familia muertos o contagiados.

Los médicos de base cuentan solo con la promesa de que les darán el material para los test de control. Paola Pedrini, dirigente de los médicos del servicio sanitario Bergamasco afirma “las autoridades difunden números cada vez menos confiables. Una acusación que ya se maneja y que estallará inevitablemente cuando pase la epidemia en Bérgamo y Brescia, las dos provincias más castigadas por el Coronavirus debían ser incluidas en la zona roja que obligaban a los municipios de la Lombardía del Sur a una estricta cuarentena. Pero las dos provincias mártires de la epidemia de la región se quedaron sin la protección de la zona roja.”

En esta decisión influyeron los industriales que lograron mantener funcionando sus fábricas, que en todo Bérgamo suman 370, con una facturación de 6.500 millones de euros. Esto se está viviendo en Italia.

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