Todo sobre el plan genocida de "ayuda" israelí


Introducción de Chris Hedges:
EEUU e Israel crearon la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), que gestiona cuatro centros de distribución de alimentos en el sur de Gaza, sustituyendo a más de 400 puntos de distribución de ayuda internacional. Estos cuatro centros de ayuda están situados en el sur de Gaza. No están diseñados para proporcionar alimentos y ayuda humanitaria a la desesperada población de Gaza, sino para atraer a los palestinos hambrientos al sur, donde finalmente serán recluidos en campos de concentración a la espera de ser deportados.
En la loca carrera por conseguir uno de los pocos y escasos paquetes de alimentos que se reparten en los cuatro centros de distribución, que a menudo sólo abren durante una hora a las dos de la madrugada, unos 2.000 palestinos han sido asesinados y miles más han resultado heridos por soldados israelíes y mercenarios estadounidenses. Israel ha cortado casi toda la ayuda humanitaria a Gaza desde el 2 de mayo. Hay poca agua potable. Israel planea cortar todo el suministro de agua en el norte de Gaza.
Los suministros de alimentos son escasos o tienen precios desorbitados. Una bolsa de harina cuesta 22 dólares el kilo. Un informe publicado por la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria (IPC, por sus siglas en inglés), la principal autoridad mundial en materia de inseguridad alimentaria, ha confirmado por primera vez la existencia de una hambruna en la ciudad de Gaza. Según el informe, más de 500.000 personas en Gaza se enfrentan al «hambre, la indigencia y la muerte, con condiciones catastróficas que se prevé que se extiendan a Deir al Balah y Jan Yunis el próximo mes».
Casi 300 personas, entre ellas 112 niños, han muerto de hambre. Johnnie Moore, que se autodefine como sionista cristiano, es el director de la Fundación Humanitaria de Gaza, que recibe unos 30 millones de dólares de Trump. Moore fue copresidente del Consejo Asesor Evangélico de la campaña presidencial de Trump en 2006. También ha formado parte de una coalición de líderes cristianos que han visitado la Casa Blanca para celebrar reuniones de oración en el Despacho Oval.
Anthony Aguilar es un teniente coronel retirado que sirvió durante 25 años en las Fuerzas Especiales del Ejército de los EEUU como boina verde. Estuvo destinado en Irak, Afganistán, Tayikistán, Jordania y Filipinas. Fue condecorado con el Corazón Púrpura y la Estrella de Bronce. Poco después de retirarse, Aguilar fue contratado como subcontratista por UG Solutions, que proporciona seguridad a la Fundación Humanitaria de Gaza.
Dimitió de su trabajo en UG Solutions después de presenciar cómo disparaban mortalmente a palestinos que intentaban conseguir comida. Ha denunciado públicamente los abusos cometidos por la Fundación Humanitaria de Gaza y ha publicado vídeos de su personal de seguridad disparando a palestinos desarmados. Para hablar de la Fundación Humanitaria de Gaza, me acompaña Anthony Aguilar.
Tony, empecemos por tu propia experiencia. Tras 25 años en el ejército, pasaste mucho tiempo en Oriente Medio. Me parece fascinante que aceptaras volver, pero cuéntanos un poco sobre tu trayectoria en el ejército.
En cuanto a mi carrera, ingresé en el ejército de los EEUU, como oficial comisionado, directamente desde la Academia Militar de los EEUU en West Point. Comencé mi carrera como oficial de infantería. En ese cargo, dirigí a soldados, un pelotón de infantería, una unidad de combate de pelotón de fusileros de infantería en Iraq.
Durante ese despliegue, fui testigo de la invasión, del auge de la lucha contra la insurgencia, la violencia sectaria y el ascenso de Al Qaida en Iraq. Vi lo que sucedió en Faluya, en Sadr City, Bagdad, Mosul, Taji, Anbar, lugares que habían sido muy castigados en los combates al inicio de la guerra y que siguen siendo escenario de enfrentamientos.
Estuve en Filipinas, en el sur de Mindanao. Para aquellos que quizá no lo sepan, hemos participado en una lucha para ayudar a las fuerzas filipinas en el sur del país contra el Frente Moro de Liberación Islámica.
En Afganistán, estuve destinado por todo el país, en Helmand, al norte, en Kandahar y Kabul, y en Uruzgan y Kunduz; es decir, en zonas de Afganistán donde también fui testigo de muchas cosas. Y luego, de nuevo en Iraq, en los últimos años, durante y después de la lucha contra el ISIS y la destrucción que causó. En Siria, en el noreste de Siria, en Raqqa, Deir ez-Zor, Al-Baghuz Fawqani, en la frontera, y en Jordania y otros lugares.
He sido testigo de muchas guerras y no hay nada que se pueda comparar con el nivel de destrucción, el nivel de desproporción, el absoluto desprecio por la Convención de Ginebra y el derecho internacional humanitario y las consideraciones de las leyes de los conflictos armados como en Gaza. En toda mi carrera, en todos los lugares que he mencionado anteriormente, nunca he sido testigo de nada que se acerque siquiera a la escalada absoluta de violencia y fuerza innecesaria que he presenciado en Gaza.
Usted ha mencionado la comida que estamos proporcionando y cómo la población de Gaza está pasando hambre y en un nivel crítico de inanición. La ciudad de Gaza ha quedado completamente aislada, sin que nada entre ni salga desde que terminó el alto el fuego y, antes de eso, sólo entraban cantidades muy pequeñas.
El norte de Gaza se encuentra en estado de hambruna, eso es un hecho absoluto. Y si hubiera una forma de describir algo más allá de la hambruna, no sé cuál sería, pero sería eso. Y el resto de Gaza se encuentra en un estado crítico, crítico de inanición. La gente está muriendo, y eso es un hecho. Y cualquiera que diga que no es así debería ser objeto de un escrutinio significativo sobre por qué está diciendo algo tan absurdo. Porque es lo que está sucediendo.
Como estuvo en Faluya y Helmand, que eran zonas muy difíciles en términos de resistencia y combate y con muchas víctimas civiles, ¿qué es lo que, después de 25 años, le impulsó a regresar a un lugar como Gaza, a regresar a Oriente Medio?
Cuando me retiré, lo hice tras una larga carrera con lesiones importantes. Había resultado herido en combate. Muchos huesos rotos y lesiones. Me hirieron en el cuello, en la espalda, me operaron del hombro y me reconstruyeron ambos pies.
Por eso, no tenía intención de volver a salir de EEUU. No tenía intención de desplazarme ni de ir a ningún sitio. En mayo, la entidad subcontratada por la Fundación Humanitaria de Gaza, UG Solutions, que proporciona seguridad armada [para los soldados sionistas] en Gaza, me llamó y me dijo que estaban buscando específicamente a soldados recién retirados o recién salidos del ejército con experiencia en operaciones especiales para cubrir esos puestos.
Me parecía que era una mezcolanza completa, improvisada, de última hora, una especie de grupo de vaqueros del Salvaje Oeste que no sabían realmente en qué se estaban metiendo. Lo supe desde el principio.
Cuando me contrataron, en ese momento no pensaba en absoluto que la Fundación Humanitaria de Gaza, Safe Reach Solutions y UG Solutions fueran a estar completamente bajo el control de las Fuerzas de Defensa de Israel, haciendo lo que el régimen israelí les ordenara en su nombre y aceptando todas sus órdenes, y que se verían involucrados y llevados a una situación en la que no sabían en qué se estaban metiendo, pero ellos sí lo sabían y sabían lo que estaban haciendo acerca de la posición que desempeña la GHF en el desplazamiento forzoso.
Y eso es exactamente lo que es: desplazamiento forzoso a campos de concentración. Yo no conocía esa parte. Lo que sí sabía era que los alimentos y la ayuda humanitaria no estaban llegando a Gaza. Los israelíes habían bloqueado el acceso de las Naciones Unidas y no estaba entrando nada a gran escala. Eso lo sabía.
Sabía que la Fundación Humanitaria de Gaza, en este proyecto más amplio, iba a tener problemas para ponerse en marcha. Basándome en años de planificación y experiencia, podía decir ya que había tantos factores que no se habían tenido en cuenta, que iba a haber problemas importantes desde el principio. Y lo dejé claro cuando me contrataron, y parte de la razón que me llevó a querer ir fue que, ante todo, quería ayudar.
Quería formar parte de algo en lo que ayudara a personas necesitadas, personas que se encontraban en una situación desesperada, personas que se morían de hambre. Y la Fundación Humanitaria de Gaza, en ese momento, porque había sido designada por el régimen israelí para hacerlo, era la única entidad, el único organismo que podía hacerlo. En segundo lugar, sentía que podía contribuir de manera significativa a la planificación, a la misión y la puesta en marcha de una manera eficiente y sostenible. Esas eran mis ideas al incorporarme.
Mis ideas iniciales resultaron ser erróneas en cuanto a lo que realmente representa la Fundación Humanitaria de Gaza. Así que la razón por la que volví, por la que decidí volver a algo que sabía que sería peligroso y de alto riesgo, y estar lejos de mi familia y de mi hogar, es que realmente sentí que la misión, que el objetivo de la misión, no el de la GHF, no el Gran Contrato Israelí, sino el de la misión en sí misma era proporcionar ayuda humanitaria y asistencia a personas que estaban muriendo, pasando hambre y en situación de extrema necesidad.
¿Qué tipo de recursos tenía en términos de equipamiento militar una vez que llegó a Gaza?
Una vez que nos entregaron las armas para entrar en Gaza, me quedó muy claro que íbamos muy sobreequipados para realizar ayuda humanitaria. Pero incluso en comparación con mi carrera militar, estábamos muy sobreequipados para lo que tendría incluso una unidad de combate.
Este es un matiz y es posible que la mayoría de la gente no lo entienda, pero en el Ejército de los EEUU, cuando te entregan tu rifle de asalto M4, en términos de disparar esa arma, tienes un selector que te permite disparar de forma segura un solo tiro, o tres disparos seguidos, en el que si aprietas el gatillo salen tres balas.
No hay ninguna función que te permita disparar de forma totalmente automática con un rifle asignado individualmente, es decir, que con sólo apretar el gatillo puedas gastar todo el cargador y disparar de forma totalmente automática. El ejército de los EEUU no tiene esa funcionalidad en sus armas; de hecho, dejaron de incluir esa función después de Vietnam porque se dieron cuenta de que era ineficaz.
Así que, cuando nos entregaron nuestras armas, nos dieron armas de la marca IWI (Israel Weapon Industries). Es un fabricante de armas israelí. Nos entregaron el rifle de asalto ARAD, totalmente automático con un cañón recortado, un cañón de combate cuerpo a cuerpo.
Nos entregaron la pistola de combate IWI Jericho. Nos entregaron la escopeta de asalto táctica IWI MAFTEAH. Nos entregaron la ametralladora totalmente automática IWI Negev, calibre 5,56, muy similar a la ametralladora automática del Ejército de los EEUU, la M249 Bravo.
Y nos entregaron ametralladoras totalmente automáticas 7,62, equivalentes a las que utiliza el Ejército de los EEUU como ametralladora principal en combate, la M240 Bravo. También nos dieron gas lacrimógeno, granadas aturdidoras que no sólo emitían perdigones, luz y un destello fuerte, sino que algunas hacían eso y además emitían gas lacrimógeno. Botes y granadas de gas lacrimógeno, spray pimienta, balas de goma para las escopetas y munición abundante, munición letal, munición penetrante de acero Green Tip M855.
Cuando recibimos todo ese equipo y estuvimos listos para entrar en Gaza, me preocupó mucho por qué nos equipaban de forma tan letal si nuestro trabajo era entregar y asegurar la distribución de la ayuda. No éramos combatientes. No íbamos a luchar contra Hamás ni a prestar apoyo al ejército israelí.
Se suponía que no debíamos hacerlo. Se suponía que íbamos como contratistas de seguridad independientes y unilaterales para garantizar la ayuda, y punto. Pero yo sentía que estábamos equipados para ir a la guerra.
¿De qué tamaño es la fuerza de la que estamos hablando y si eran todos estadounidenses?
Bueno, sólo había un contrato principal. Con varios subcontratistas bajo el contrato principal. El contrato principal era Safe Reach Solutions. La Fundación Humanitaria de Gaza es una extraña entidad encubierta. No tiene ninguna agencia ni organismo, salvo Johnnie Moore, el sionista evangélico, que así es como se describe a sí mismo, John Acree, el segundo al mando, y luego un equipo de medios de comunicación.
En realidad, la GHF no tiene sede física. La GHF no estaba en Israel ni en Gaza. Todos están en EEUU. La GHF es realmente una empresa ficticia sin intervención, esa es la mejor forma de describirla. Safe Reach Solutions es la entidad contractual con ánimo de lucro a la que se destina todo el dinero para que de ahí lo pagara todo.
Debajo de Safe Reach Solutions estaba UG Solutions, encargada de la seguridad armada, que era en lo que trabajaba. Había una empresa llamada Arkel que se encargaba de la logística, de los conductores de camiones y el mantenimiento. Y luego había una empresa de construcción israelí que se encargaba de las obras necesarias para el contrato.
Así que, según el contrato, los únicos que podían estar armados eran los contratistas de UG Solutions, gente como yo. Nadie más podía ir armado. El contrato de UG Solutions comenzó con 275 contratistas armados de la forma que acabo de describir.
Y otros 48 que recibimos a mitad del contrato, porque se suponía que el contrato de UG Solutions iba a ser complementado por una fuerza de seguridad de la milicia ugandesa, que, el 26 de mayo, cuando Jake Wood dimitió como director de GHF, se retiró también. Porque ya no querían formar parte de eso. Les preocupaba lo que realmente estaba pasando. Así que cuando la milicia ugandesa se retira porque cree que las cosas no van bien, tienes un problema. Entonces tuvimos que contratar a 48 personas más para que se incorporaran al contrato.
El 21 de agosto finalizó el periodo inicial de 90 días de vigencia del contrato y este se renovó. Como sabe, el Departamento de Estado, a través de USAID, concedió 30 millones de dólares a GHF. Los donantes privados, que desconocemos quiénes son, países de Europa occidental que, según Chapin Fay, de GHF, no nos dicen quiénes son, aportaron otros 30 millones de dólares, con lo que la cifra ascendió a 60 millones.
Eso les dio el dinero para prorrogar el contrato hasta finales de diciembre y contrataron a más contratistas por Internet. Y la razón por la que lo hicieron es porque, como ha mencionado al principio, sólo había cuatro centros. Sólo había cuatro, en comparación con los 400 de la ONU. Uno de esos sitios, el del norte, el del corredor de Netzarim, cerca de la ciudad de Gaza, ha sido cerrado y convertido en una base del ejército israelí. Ahora hay francotiradores del ejército israelí apostados en lo que era el sitio de distribución seguro número cuatro en el norte.
Así que quedaban tres en el sur. Durante bastante tiempo, el sitio número uno estuvo cerrado porque estaban haciendo obras para ampliarlo. Por tanto, sólo quedaban dos centros operativos en el extremo sur. Ahora han ampliado ese centro y lo han reabierto, y la consecuencia es que cualquier palestino que acuda a estos centros del sur tiene que cruzar el corredor Morag.
El corredor Morag es un corredor militarizado que separa el centro de Gaza del sur de Gaza. Considérelo una frontera, si quiere. Es una frontera dentro de otra frontera. Cualquier civil que cruzara al sur del corredor Morag para llegar a los centros; fíjese, para llegar al centro uno, dos o tres, hay que cruzar el corredor de Morag, es obligatorio. Pero, en cuanto un palestino cruza el corredor Morag, ya no puede volver a casa, por lo que son enviados en masa, en lo que podría considerarse una marcha de la muerte, a uno de los campos: el campo de Mawasi, el campo de Rafah, el campo de Jan Yunis, los campos de la ONU que existían antes de la guerra.
Sin embargo, hace unos días, cuando tropas israelíes iniciaron la Operación Carros de Gideon II en el norte, para limpiar el norte de Gaza hasta Erez, la frontera con Israel, la GHF comenzó simultáneamente la Fase 3.
La fase 3 de la operación siempre estuvo prevista: todos los palestinos que están siendo desplazados al sur se quedan ahora en este campo de concentración gestionado por la GHF, con seguridad armada de la GHF, que es la que proporciona seguridad alrededor de este campamento. Así que han contratado a más gente. Han contratado aún más seguridad armada para vigilar todo el campamento.
Y si nos fijamos en la definición de concentración y campo, y juntamos esas dos palabras, se trata sin duda de un campo de concentración. Y eso es exactamente lo que están haciendo. Desde entonces, el número de empleados ha aumentado, al igual que el salario. Ahora cobran más.
¿Cuánto se les paga por día? Porque a los contratistas en Iraq y Afganistán se les pagaba sumas escandalosas de dinero por hacer esencialmente el trabajo que el ejército estadounidense hacía por una fracción de...
Cantidades de dinero escandalosas, absurdas y repugnantes. Si me hubiera quedado allí todo el tiempo, si hubiera completado los 90 días, era muy probable que fuéramos a recibir más dinero y que pudiéramos renovar por nueve meses más.
Ya se ve que lo hacen por los aumentos. Del 17 de mayo al 1 de agosto, septiembre, octubre, noviembre, diciembre. Año natural, consiguen un nuevo contrato, boom boom boom. Si me hubiera quedado todo ese año, habría ganado más de un millón de dólares.
Es una locura. En mi caso, me pagaban 1.150 dólares al día más 180 dólares de dietas. Así que 1.320 dólares al día. Ese salario ha aumentado hasta el punto de que los contratistas sobre el terreno ganan más de 1.500 dólares al día. Es una cantidad de dinero escandalosa.
¿Son en su mayoría veteranos estadounidenses?
La gran mayoría lo eran, bueno, debería decir que todos los que tenían contrato con UG Solutions, no sé nada de Safe Reach Solutions, los camioneros y demás. No conozco esa composición. Pero sí sé que, en UG Solutions, todos éramos estadounidenses, con la excepción de una persona que yo conocía y que creo que tenía doble nacionalidad, estadounidense y británica, o era de Gran Bretaña y ahora era ciudadano estadounidense.
¿Tenían traductores? Las unidades militares en Iraq y Afganistán siempre viajaban con traductores.
Había intérpretes, traductores que fueron contratados inicialmente por UG Solutions. Pero sólo había cuatro sitios, así que sólo contrataron a cuatro intérpretes. Esto es, un traductor por sitio para intentar comunicarse con entre 10.000 y 12.000 personas. Sin embargo, en los primeros días, esos intérpretes dimitieron.
Es decir, ellos son principalmente árabes. Los traductores que contratamos eran personas de ascendencia árabe que eran musulmanes. Y cuando vieron lo que estaba pasando, ya no quisieron formar parte de ello. Así que realmente no teníamos capacidades de interpretación ni lingüística en el lugar, lo que, en mi opinión, influyó mucho en el método de simplemente disparar para comunicarnos.
Debía ser un caos absoluto. Creo que los hacían pasar a través de puertas. Pero explíquenos la logística, cómo era y cómo funcionaba.
Usaré el sitio número uno como ejemplo para explicarle esta anécdota de un día en la vida de la distribución. A una hora determinada, había una organización llamada COGAT [Coordinación de Actividades Gubernamentales en los Territorios]. Pertenece al régimen israelí, depende del Ministerio de Defensa y coordina lo que ocurre en Gaza entre el Ministerio de Defensa, el régimen y Gaza.
Enviaban mensajes a la población y no sé cómo hice esta pregunta, pregunté que cómo se hacía, porque mucha gente en Gaza no tiene aplicaciones de Internet, ni wifi. Así que, cuando preguntaba por los mensajes, siempre me decían: «Oh, se envían a través de Facebook». Y yo pensaba: «¿En serio? No creo que sea un medio eficaz en esta situación».
En el momento de la distribución, antes del 22 de agosto, si vivo en Jan Yunis, Rafah o Mawasi, recibo un mensaje que dice que el sitio número uno realizará la distribución a las 2 de la madrugada. No puedo conducir. Tengo que ir andando y, para llegar a estos puntos, si vivo en Deir al-Balah, si vivo en un barrio de Deir al-Balah, no puedo ir andando hasta el punto.
Tengo que ir hacia el oeste, hacia la costa. Tengo que tomar la carretera costera militarizada, bajar hasta el corredor Morag y luego caminar por ese corredor hasta la carretera que conduce al sitio que va a estar abierto ese día. Digamos que, en este caso, como dije, el sitio número uno.
Entonces te retiene ahí mismo el ejército israelí, lo que ellos llaman la línea de seguridad, hasta que la distribución en el lugar está lista para iniciarse. Y cuando digo lista para su distribución, no me refiero a organizada de manera que se le dé a cada uno una caja y se le proporcione lo que necesita. Sólo hay un gran amontonamiento de cajas. Libre para que el que pueda coja lo que pueda.
Así que, cuando descargábamos los camiones, llamábamos al ejército israelí para decirles que los camiones estaban descargados. O a veces el ejército israelí nos llamaba y nos decía que dejáramos de descargar. Íbamos a distribuir lo que teníamos para sacar los camiones de allí. Íbamos a seguir con lo que teníamos, ya fuera la mitad de los camiones, dos o tres.
El 16 de julio, lo que ocurrió en ese caso fue que se anunció que iban a llegar 12 camiones, lo que podría alimentar a miles de personas. Las Fuerzas de Defensa de Israel, cuando se descargó el tercer camión, dijeron: «Parad, hay problemas, sacad a todo el mundo, vamos a quitar la cola ahora». Y así lo hicieron, había unas 10.000 personas esperando recibir el equivalente a 10.000 comidas, pero sólo recibieron mil comidas.
Esto ocurría con frecuencia, una especie de juego del reno en el que se decía a los palestinos que este sitio iba a estar abierto y luego se cambiaba de sitio, o que la distribución iba a ser a esta hora y luego se cambiaba la hora. Se puede ver cómo eso era muy injusto para los palestinos.
Pero volvamos a la anécdota del sitio uno en términos de cómo funciona un sitio. A la hora indicada o cuando terminábamos de descargar, a veces se tardaba mucho en descargar, porque se nos averiara un remolque o una carretilla elevadora. Así que, tras llamar al ejército israelí, se descargaban los camiones y el ejército organizaba la fila, por así decirlo, desde el corredor Morag hasta el sitio al que se dirigían.
Y no se trataba de una actuación organizada, sino que se hacía todo a la vez. Las FDI dejaban pasar la cola, por así decirlo, una gran multitud de personas empujadas por una pequeña ruta, y ellos custodiaban ese lugar con dos tanques Merkava. Colocaban los tanques Merkava allí. Y disparaban a la multitud para mantenerla a raya, para mantener el orden, supongo.
Y luego, en el momento de la distribución, movían los tanques entre unas 8.000 y 10.000 personas, a veces más. En la distribución in situ número uno, el 27 de mayo, tuvimos a más de 30.000 personas acudiendo al lugar a la vez. Es una imagen que no se puede comprender y entender a menos que se haya visto. Es algo fuera de lo común. Y mientras se apresuran hacia el lugar, se deja pasar a mucha más gente, pero está oscuro, es antes del amanecer, las dos de la madrugada. Todavía está oscuro.
Pero se pueden oir disparos de ametralladora, balas trazadoras volando entre la multitud y por encima de sus cabezas, proyectiles de mortero llegando y explotando, proyectiles de tanque, proyectiles de artillería. Y se oyen todos los disparos. Y la multitud es muy grande y corren hacia el lugar porque se convierte en una lucha libre. Se convierte en una lucha por la supervivencia, una carrera loca para llegar allí.
Se puede sentir cómo tiembla el suelo. Hay tanta gente corriendo hacia ese lugar que allí se puede sentir cómo tiembla el suelo. Así es como sabíamos cuándo se liberaba la fila. Se podía sentir. Y cuando se precipitan hacia el lugar, imagínese, entre 8.000 y 10.000 personas corriendo por una entrada que no es más ancha que la puerta de tu garaje. Imagine a miles de personas cayendo en un punto, en una entrada que sólo es tan ancha como la puerta de un garaje.
Y a medida que llegan, la comida está amontonada en una pila gigante y es un «todo para todos». Nunca, nunca en todo el tiempo que pasé en los cuatro sitios durante todas las distribuciones que hice, presencié a un palestino armado, con rifle, pistola o cualquier tipo de arma, ni tampoco experimenté hostilidad, confrontación o ira. Experimenté mucha gratitud por su parte. Experimenté mucha confusión.
La gente estaba confusa, como diciendo: «Hemos recorrido 12 kilómetros, ¿por qué no hay comida?». Porque, como usted ha señalado, señor, en la distribución en el sitio número uno, la tercera distribución que hicimos, cuando vinieron 34.000 personas, lo único que hice fue preocuparme por cómo iba a seguir con vida, no me preocupaba mucho más.
Pero en la siguiente, en aquella loca carrera, lo cronometré una vez. Saqué mi teléfono y el cronómetro y lo cronometré. Seis minutos y 13 segundos. Seis minutos y 13 segundos. 25.000 cajas desaparecidas. Para el resto de las personas que llegaban no quedaba comida. Por ello hubo mucha confusión, todo el mundo entrando en el lugar.
Es la ley del más fuerte: coge la comida y sal de allí. Lo que suele quedar al final de esta loca carrera son los más vulnerables: mujeres, niños, embarazadas, ancianos, discapacitados. Era desgarrador. Fue algo que, entre otras cosas, realmente me rompió el corazón, ver esa gran avalancha de gente entrando y los más rápidos, los más fuertes, los más aptos entrando y llevándoselo todo, quedándose con todo y saliendo de allí.
Y luego ves llegar a los demás. Pequeños grupos, niños solos o en parejas, no más de cuatro, mujeres embarazadas demacradas. Palestinos, madres y padres que llevaban a sus familiares muertos de hambre, caminando hacia nosotros tras este grupo o individuos discapacitados porque no pueden tener un vehículo, arrastrándose hasta el lugar o cojeando hasta el lugar o alguien los llevaba.
Era tan desgarrador y deshumanizante que tuvieran que pasar por eso para conseguir comida. Cuando terminaba la distribución, digamos que íbamos a distribuir de 2:00 a 4:00 de la madrugada, nunca, nunca dejábamos el lugar abierto durante todo el tiempo de distribución que se suponía que teníamos.
Por lo general, en los primeros seis minutos, como he dicho, a veces en ocho u once minutos como promedio, la comida se acababa. Por ello, en los primeros 15 minutos, los soldados israelíes nos decían: «Cierren el lugar, saquen a todo el mundo». En 15 minutos ya estábamos cerrando el lugar. De nuevo, miles de personas que entraron por una entrada que no es más ancha que la puerta de un garaje y que ahora salen por una salida que no es más ancha que la puerta de un garaje.
Se puede imaginar el problema que eso supone. Eso fue lo que los contratistas de UG Solutions heredaron o adoptaron como práctica porque el ejército israelí les dijo que lo hicieran así, y nunca se nos dieron procedimientos operativos estándar, reglas de combate o medidas de escalada de la fuerza por parte de la empresa, no teníamos ni idea de cómo abordar a estas multitudes.
Así que hicimos lo que el ejército israelí nos dijo que hiciéramos. Y lo que hicimos fue que, cuando dijeron que sacáramos a todo el mundo del lugar, los contratistas de UG Solutions formaban un cordón perimetral, como si se tratara de un control de disturbios en una revuelta, y avanzaban y comenzaban a rociarlos con spray de pimienta. Ahora quiero hablarles sobre este spray pimienta. No se trata del spray pimienta con llavero que se compra en la gasolinera y que se lleva consigo para protegerse si alguien intenta atracarte.
Este spray de pimienta viene en un bote del tamaño de un extintor, con una manguera igual que un extintor, con un gran conducto cónico para esparcirlo... Y eso es lo que tenían los contratistas de UG Solutions. Simplemente empiezan a rociar con spray de pimienta a toda la multitud. Y luego, a medida que avanzas, una vez que entras en contacto con la multitud, empiezas a lanzar granadas aturdidoras por docenas.
Mientras estas granadas aturdidoras explotan y tú rocías con spray de pimienta, la gente corre hacia la salida confundida porque han venido a por comida. No queda comida, así que las personas que se quedan al final están literalmente a gatas, recogiendo restos de comida del suelo, recogiéndolos de la suciedad y metiéndolos en una bolsa para tener algo de comida con lo que volver.
No hay agua, no les estamos proporcionando agua en absoluto. Así que imagínese esa escena en la que hay mujeres, niños, ancianos y discapacitados gateando para recoger comida. Y mientras tanto, les rocían con spray de pimienta, les lanzan granadas aturdidoras y les empujan fuera del recinto. Y cuando salen del recinto y se cierran las puertas, se apiñan en el pasillo de salida y las Fuerzas de Defensa de Israel empiezan a dispararles, a dispararles para empujarlos hacia el norte, para asustarlos, para controlarlos.
Así que los puntos de distribución no sirven como lugares para obtener comida. Son trampas para atraer a los palestinos y causarles la muerte, la deshumanización, la confusión y el caos. Y cuando se van, dejan tras de sí muerte, confusión, caos y deshumanización. Así que, primero, tienes que sobrevivir al viaje. Hay que sobrevivir al camino. Hay que sobrevivir a los disparos. Luego hay que sobrevivir en el lugar. Después hay que sobrevivir al regreso a casa o a la salida, y entonces te dicen que no vas a volver a casa.
Si eres padre de una familia de cuatro miembros y has abandonado tu hogar para venir a este lugar, no sabías que no ibas a volver a casa. No te lo dicen. Así que ahora tienes a este padre con su caja de comida tratando de irse a casa y te dicen: «No, no te vas a casa. Vas a ir a... ¿De dónde eres? ¿Eres de Jan Yunis? Vale, pues vas al campo de Jan Yunis. Ahí lo tienes. Y nunca vuelves a casa.
Si sobrevives a todo lo que acabo de mencionar, tu recompensa al final es que no vas a casa. Esa es la situación en la que se encuentran y, como ha mencionado, la GHF a veces insiste en esto y quiero dejarlo claro, sobre lo de los cuchillos. Los palestinos no aparecían con machetes o cuchillos tácticos gigantes. Sólo llevaban pequeños cuchillos de cocina, quizá a veces un cuchillo multiusos. No para matar o amenazar a nadie, sino porque cada una de las pilas de cajas están envueltas, no sé si alguna vez has visto ese plástico retráctil con el que se envuelven los barcos para el invierno.
Es un plástico muy grueso con el que se envuelven las pilas para evitar que se inclinen o se caigan durante el transporte. Ese plástico que envuelve las cajas no se puede rasgar. No se puede romper ni desgarrar. Lo he intentado. De hecho, un día estaba mirando una de esas pilas y pensé: «¿Cómo las abren?». Y fui y pensé: «Dios, no puedo», tuve que sacar mi cuchillo. Tuve que sacar mi cuchillo para cortarlo y poder abrirlo.
Así que aprendieron esto: si vas al sitio y vas a recoger comida, lleva un cuchillo porque, de lo contrario, no podrás atravesar el plástico. Así que no llevaban cuchillos como amenaza ni para amenazarnos. Los llevaban para abrir el plástico y hubo un caso en el sitio número uno, donde había un montón de gente, en el que un joven tenía un cuchillo, era como un cuchillo de cocina de los que hay en los juegos de cuchillos, muy pequeño.
Estaba de pie a mi lado y él y yo estábamos intentando mover ese palé para poder cogerlo. Estaba aplastado, había palés encima. Así que estábamos intentando moverlo para que la gente pudiera acceder a él. Y él sacó ese pequeño cuchillo, lo sacó y me lo enseñó. No me amenazó, me lo enseñó y yo supe lo que tenía que hacer. Así que le dije: «De acuerdo». Cortó la línea de plástico y la abrimos. Y me dijo «shukran» [gracias en árabe] y me lo devolvió.
Y lo guardé en una caja. En ningún momento experimenté en esos centros, y repito que no trabajé sólo en uno, trabajé en todos, ninguna amenaza ni hostilidad. Así es un día cualquiera en uno de esos centros, señor.
Antes ha dicho que se les permite penetrar en esa especie de embudos para llegar hasta allí, y que disparaban, incluso con proyectiles de tanque. ¿Se trataba simplemente de Israel disparando indiscriminadamente contra la multitud?
A veces de forma indiscriminada. La mayor parte de lo que vi en este fuego indiscriminado era que, ante una multitud de miles de personas, y la primera línea de esa multitud puede que tuviera un par de cientos de personas, disparaban al frente, a los pies de la primera línea de la multitud. [Ruido de disparos] Y seguían disparando para mantenerlos atrás. También disparaban por encima de sus cabezas para mantenerlos agachados.
Disparaban contra los terraplenes a los lados o por los caminos de tierra a los lados para evitar que se dispersaran o se acercaran al agua. Querían tenerlos en ese pequeño corredor estrictamente controlado y, mientras esperaban, querían que todos estuvieran en el suelo. Así es como mantenían esperando a todo el mundo boca abajo en el suelo en esas grandes multitudes. Cuando los tanques se retiraban, toda esa gente se levantaba y empezaba a correr como si fuera el inicio de una carrera de cien metros.
Pero a menudo utilizaban fuego de ametralladoras coaxiales desde sus tanques, fuego de ametralladoras que los propios soldados israelíes tenían. A veces, disparos del cañón principal del tanque Merkava.
Y sabes muy bien cuándo se dispara un tanque con su cañón principal. Primero, porque hace un ruido ensordecedor. Y segundo, porque cuando el proyectil vuela por el aire, se ilumina debido a la alta intensidad del calor con el que se dispara, hasta el punto de que se puede ver el resplandor del proyectil. Y emite algo muy característico del proyectil en sí, al igual que el tanque Abrams que tenemos en el ejército de los EEUU, emite una estela de calor detrás de él, ya que se mueve muy rápido.
Y eso se puede ver. Se puede ver a simple vista. Así que cada vez que disparaban un proyectil de tanque, no había duda, ninguna duda, de qué era lo que estaban disparando. Proyectiles de mortero. Pasé los primeros días de mi carrera militar de oficial de infantería como líder de pelotón de morteros. Estaba a cargo de los morteros. Sé cómo suena un mortero. Sé cómo suena cuando dispara y sé cómo suena cuando impacta. Y también puede verse.
Proyectiles de mortero, proyectiles de tanque, fuego de ametralladora para mantener a raya a todos los palestinos. Las Fuerzas de Defensa de Israel nos lo dejaron muy claro desde el principio, porque yo le hice esa pregunta al mando: ¿por qué se dispara tanto? Nadie está atacando, no hay enemigo, ¿a qué están disparando? «Disparamos para comunicarnos con la multitud. Disparamos para mantener a raya a los animales». Así es como lo describieron: «Disparamos para mantener a raya a los animales».
Publicó un vídeo muy escalofriante de un contratista que, creo, se jactaba de haber disparado a un niño pequeño o algo así. Cuénteme lo que presenció.
El joven Amir fue tiroteado y abatido por las Fuerzas de Defensa de Israel. En otra ocasión, el 29 de mayo, en el emplazamiento número cuatro, fui testigo de cómo los contratistas de UG Solutions disparaban a un anciano que abandonaba el emplazamiento y le alcanzaban. Y en otra ocasión vi cómo mataban a una mujer. El joven Amir fue asesinado por las Fuerzas de Defensa de Israel el 28 de mayo en el emplazamiento número tres cuando acudió a uno de nuestros emplazamientos. Salió corriendo del emplazamiento presa del pánico porque le habían alcanzado granadas aturdidoras y gas lacrimógeno. Hubo complicidad, pero ese incidente fue culpa de las Fuerzas de Defensa de Israel.
Se han publicado varios vídeos y yo quería, ya sabes, lo irónico es que quiero aclarar que yo no he publicado ninguno de esos vídeos o fotos a nadie. Pero UG Solutions me encargó por escrito que hiciera fotos y vídeos.
El primer día de distribución volví y se lo mostré al director de operaciones de UG Solutions, que estaba de visita. Le mostré una foto de unos palestinos que aparecían muy felices y él me dijo que era una foto estupenda, que se la enviara, que quería ponerla en nuestra página web y tal y tal. Y me dijo que todos los días tenía que hacer fotos y vídeos, que lo necesitaba, que teníamos que captar eso, y yo le dije: «De acuerdo, jefe».
Así que me encargaron tomar fotos y grabar vídeos en los lugares todos los días. Me encargaron que, cuando volviera a la base de operaciones al final del día, subiera todas mis fotos y vídeos a una unidad compartida de Google que era propiedad de UGS y me dieron instrucciones de que, después de subirlos, los borrara de mi teléfono. Esas fotos y vídeos eran propiedad de UG Solutions.
Así lo hice. UG Solutions, alrededor del 10 de junio, dio acceso a ese Google Drive a un periodista israelí. Cuando le dieron acceso a ese periodista, no sólo le dieron acceso a lo que necesitaban, sino que le dieron acceso a todo el Google Drive con derechos de editor. Así que ese periodista sacó todo de ese Google Drive, lo bueno, lo malo y lo feo, y lo distribuyó.
Primero me contactaron los medios de comunicación, yo no los contacté. Ellos me contactaron y me dijeron: «Oye, tenemos este vídeo y tú sales en él. ¿Eres tú?». Y yo les dije: «Bueno, soy yo». Así es como empezó todo. Pero en los vídeos del 28 de mayo se ve un vídeo grabado in situ de un niño llamado Amir.
Se ha sabido desde entonces que su familia todavía lo está buscando, que sigue buscando su cuerpo. Cuando estaba allí, en el lugar número tres, el 28 de mayo. ¿Ve a este niño aquí? Este es Amir. ¿Ve lo que tiene en las manos? No es una caja de comida. Son restos que ha recogido del suelo. [Mostrando la foto]
Aquí atrás, se puede ver al pequeño grupo de personas que quedaron al final, principalmente mujeres y niños. Se puede observar que hay muchos niños aquí, ¿verdad? Ese es un niño, ese es un niño, ese es un niño. Justo aquí, ese es un niño. Muchos niños al final de la distribución. Este niño se nos acercó primero y nos habló, y Amir, que está aquí atrás, se acercó y, al acercarse nos tendió la mano.
El contratista que estaba a mi lado era afable y, ya sabe, un tipo bastante sólido, bastante bueno, una persona afable, diría yo. Algunos de los contratistas no eran así en absoluto. Llevaban pasamontañas con caras de calaveras o cosas por el estilo. No eran nada accesibles.
Este señor era afable. Así que se acercó y Amir le tendió la mano y este contratista le tendió la suya. Cuando Amir se acercó a nosotros, pensamos que tal vez estaba pidiendo más comida o que tal vez quería ayuda para encontrar a su familia. Estaba solo. Estaba completamente solo. Lo había estado observando entre la multitud y, mientras caminaba hacia nosotros, iba solo.
Sin zapatos, estaba solo. Se notaba que estaba demacrado y hambriento, y sólo tenía unos restos de comida que había recogido del suelo. Pero cuando se acercó a nosotros, no nos pidió más comida, no nos dijo nada, se acercó a nosotros y dijo que tenía mucha hambre. Eso es lo que dijo. Pero besó la mano del contratista. La besó y luego se la llevó a la cabeza y dijo: «Shukran».
Y luego nos dijo: «Tengo mucha hambre, mucha hambre. Gracias por esta comida, tenía mucha hambre». Y fíjese, no les damos comidas, les damos ingredientes crudos para cocinar y no les damos agua. No entiendo cómo ese niño iba a volver solo, cocinar, hacer fuego, hervir agua y cocinar cualquiera de estos alimentos. Pero estaba agradecido. Quería dar las gracias. Quería expresar su gratitud.
Luego se volvió hacia mí y, mientras hablábamos, le puse la mano derecha en el hombro para darle una palmada y decirle que nos preocupábamos por él y que pensábamos que todo iba a salir bien, y él me besó la mano.
Estábamos allí de pie hablando con él, y este chico, Amir, no hablaba nada de inglés, sólo unas pocas palabras, sabía decir «gracias» y «hola», y yo no hablo árabe. Pero había un joven que hablaba bastante bien inglés y me dijo: «¿Tu nombre, tu nombre?», y yo le respondí: «Oh, soy Tony», y aquel joven, el de la camiseta negra, dijo: «Bueno, él es Amir, se llama Amir».
Por eso me refiero a él como Amir, es el único nombre que conocí. Y los padres dijeron que ese era su apodo. Así que ese chico debía de conocerlo, pero no lo sé. Cuando se alejó para volver con la multitud, las Fuerzas de Defensa de Israel nos llamaron por radio y nos dijeron que sacáramos a todo el mundo del lugar. Que íban a pasar con un tanque. Que tenían una operación en marcha. Que sacáramos a todo el mundo del lugar.
Así que les dijimos que era hora de irse a casa. Y entonces los contratistas de UG Solutions empezaron a usar el spray pimienta, las granadas aturdidoras y la multitud entró en pánico. Y se dirigieron hacia la salida. Cada uno de los lugares está diseñado de forma algo diferente. Cada lugar tiene matices en cuanto a su ubicación debido a la ubicación de las FDI... Los cuatro lugares, ahora solo tres, están ubicados junto a una unidad de combate de las FDI.
Por tanto, en los sitios de distribución, hay una unidad de combate de las FDI justo al lado. El sitio número tres, que estaba en la zona de [inaudible], al sur de Jan Yunis, había un barrio llamado [inaudible] que solía estar allí, pero ahora ya no existe. Pero eso es lo que las FDI llamaban el sitio número tres, [inaudible].
Como pueden ver aquí, era en esta zona es donde realizábamos la distribución. Justo aquí es donde mantuve esa conversación con Amir, como se ve en el vídeo. Luego los empujaron para que salieran del emplazamiento por aquí. Esta es la salida. ¿Recuerdan que al principio les dije que la entrada y la salida convergen en un punto? Y aquí, justo donde estar mi bolígrafo, está el corredor Morag, que los lleva de vuelta hacia la costa.
Como ve, ese día en ese lugar todavía había gente intentando entrar y cerramos las puertas. Toda esa zona estaba llena de miles de personas. Al mismo tiempo, estábamos empujando a la gente hacia fuera y cerramos las puertas. Ahora hay gente aquí pensando que va a entrar y hay gente que está saliendo e intentando salir. Y justo aquí hay un enorme atasco de personas.
Aquí, en el lugar por donde salían, ¿ve ese terraplén? Es un terraplén de unos seis metros de altura. Justo ahí hay una base israelí. ¿Ve lo cerca que está? Aquí está la unidad de artillería israelí.
Aquí mismo, al final de esta posición, esta es la carretera que tomaríamos para llegar al lugar. Aquí mismo, en esta esquina, había un tanque israelí. Estaba allí todos los días. Todos los días.
Y luego hay otro tanque que estaba posicionado justo aquí. Puede verlo ahí, esa es una posición de tanque, está construida para ser una posición de tanque y el tanque estaría aquí mismo. Mientras la gente se marcha, el tipo que está en este tanque no puede ver nada más allá de este punto debido a este terraplén. No puede ver por aquí. En este tanque, se pone a disparar hacia esta multitud de gente para que sigan avanzando.
Y si alguien ha visto la entrevista que hice con la BBC con Jeremy Bowen, él la comienza diciendo: «Esto puede parecer una escena de combate, pero no lo es, es un lugar de distribución», y se ven las balas volando, se ven cientos de personas en el suelo. Ese vídeo está filmado desde aquí mismo. Es este lugar de aquí.
Así que, cuando el último grupo de personas se marcha y Amir y los demás salen por la puerta, el tipo que está disparando no puede verlos. No puede verlos. Así que, mientras corren y llegan a este lado, al final de la carretera, se encuentran directamente con eta lluvia de disparos.
Y se tiraron al suelo. Algunos fueron alcanzados y se les podía ver arrastrándose. Se podía ver la sangre. Algunos saltaron a la berma. Había una berma allí. Y Amir cayó más o menos aquí, y no se puede ver con mucho detalle debido a estas imágenes, pero a ambos lados de estas carreteras que estaban excavadas en el suelo hay unas pequeñas zanjas. Las excavaban y sacaban la tierra. Así que hay estas pequeñas zanjas.
En ese momento, cuando se produjo el tiroteo, yo no sabía lo que estaba pasando. Yo estaba aquí. Así que me acerqué a esto, que es un terraplén de seis metros de altura. Subí a la cima del terraplén. No podía ir más allá del terraplén porque todo el perímetro está rodeado de alambre de púas. Así que no podía pasar más allá. Pero estoy aquí mismo. Estoy de pie en la cima de este terraplén mirando. Puedo ver todo esto. Puedo verlo todo.
No puedo ver al otro lado de este terraplén, pero puedo ver todo esto desde donde estoy. Y donde estaban disparando a la gente era justo aquí. Y Amir cayó justo ahí. Y nunca se levantó. Se produjo el tiroteo. Había cadáveres. Dejaron a gente por muerta. Él nunca se levantó. Así que, a todos los efectos, y cuando vi cómo se producía el tiroteo...
Cuando alguien recibe un disparo y salta al suelo o intenta apartarse, se ve muy diferente a cuando alguien recibe un disparo. Y lo sé, uno, sé cómo reacciona el cuerpo cuando recibe un disparo porque me han disparado. No es como en las películas, te disparan y caes al suelo.
Este chico, este niño pequeño, recibió un disparo y cayó al suelo. No se movía. Cayó al suelo, las cosas que tenía en la mano se esparcieron por el suelo y él yacía en la zanja sin moverse. Las Fuerzas de Defensa de Israel lo mataron. Pero la Fundación Humanitaria de Gaza y los contratistas de UG Solutions también tuvieron su parte de culpa. Y la historia de Amir no es solo la historia de Amir. Es uno de miles de incidentes.
[Mostrando imágenes de palestinos] Esta es su historia. Esta es su historia. Esta es su historia. Esta es su historia. Esta es su historia. Esta es su historia. Lo que le pasó a Amir le ha pasado a miles de palestinos. Mujeres, niños, hombres, ancianos, jóvenes. Miles de personas han muerto en estos lugares debido a la metodología exacta que acabo de describir.
Y no son sólo los israelíes. Las fuerzas de seguridad de la GHF también han disparado contra los palestinos.
Sí, señor, eso nos lleva al 29 de mayo, sitio número cuatro, el vídeo de «¡Guau! ¡Creo que he dado a uno!». Hubo ese incidente. Entonces, el sitio número cuatro, que estaba abierto, ya no está abierto... estaba aquí arriba. Así que aquí están los tres sitios que están abiertos actualmente. El sitio número cuatro estaba muy arriba. En el sitio número cuatro, había una unidad de tanques de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) ubicada junto a él.
El mismo día en que todos los palestinos abandonaron el sitio y cerramos las puertas, aquí está la entrada, aquí está la salida. Así que cerramos la puerta. Y se ve el vídeo que se abre. En ese vídeo, estoy aquí mismo. Se ve que cuando empieza el vídeo, hay un terraplén. Ese es este terraplén. Y yo estoy aquí mismo mirando hacia la salida.
La persona que disparaba estaba en este terraplén, justo aquí. Estaba encima del terraplén, no abajo, ni aquí. Estaba encima del terraplén y disparaba hacia la multitud que se marchaba, la multitud que abandonaba el lugar. Este tipo de aquí arriba disparaba hacia aquí. Se oye muy claramente. Y dice: «Sí» o «Guau».
El tipo que responde en el vídeo diciendo «Creo que le has dado a uno» en ese vídeo, el tipo que dice «Creo que le has dado a uno» está aquí mismo, en la salida. Yo estoy aquí mismo. Estoy mirando lo mismo que él. Un hombre cayó al suelo. Entonces, este contratista dice: «Creo que le has dado a uno». El contratista que está aquí disparando responde: «Sí, tío».
Y mataron a un hombre. No fueron las Fuerzas de Defensa de Israel, ni Hamás, sino un contratista de UG Solutions, un contratista estadounidense en Gaza con visado de turista, quien mató a un civil desarmado que no representaba ninguna amenaza. Estaba abandonando el lugar. Se iba a casa. Nos daba la espalda. Se marchaba.
Esa es la deshumanización de lo que está sucediendo. Y estas dos pequeñas anécdotas que he compartido se multiplican por miles. Y eso es lo que ocurre todos los días en Gaza.
Hay un artículo que leí en Middle East Eye: «Contratistas estadounidenses en un centro de ayuda de Gaza interrogaron a una fuente del periodista de Middle East Eye Mohamed Salama para obtener información sobre su identidad y paradero antes de que fuera asesinado, [según ha revelado MEE].
Salama fue asesinado junto con el reportero de MEE Ahmed Abu Aziz y otros tres periodistas [el lunes por la mañana] cuando respondían a un ataque contra el hospital Nasser en Jan Yunis [al sur de Gaza]. Los dos ataques mataron a 20 palestinos [en total, incluidos médicos y socorristas].
Días antes, una fuente de una de las principales investigaciones de Salama para MEE le dijo que habían sido detenidos brevemente en un centro de distribución de ayuda por contratistas de seguridad estadounidenses que custodiaban el lugar. Allí, según la fuente, fueron interrogados sobre la identidad del reportero que estaba detrás de la noticia». Tras ese interrogatorio, se transmitió a Israel la información sobre la identidad del periodista. ¿Podría comentarlo?
Esa historia me impactó por muchas razones. En primer lugar, me impactó que hubiera ocurrido. El patrón continuado de asesinatos de periodistas por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel es algo que el mundo debería temer. El arma más amenazante para las Fuerzas de Defensa de Israel es una cámara.
Así que está ese aspecto. Pero, por otra parte, Middle East Eye fue quien inicialmente publicó la historia de Amir en su intento por identificar a su familia. El reportero identificado en ese artículo era el reportero con el que yo había estado en contacto y que había identificado a la madre de Amir, que llevaba buscando su cuerpo desde el 28 de mayo.
Nadie lo ha visto desde el 28 de mayo. Eso también me impactó mucho porque uno de los reportajes en los que estaba trabajando ese reportero era localizar a la familia de Amir, tratando de averiguar qué había pasado, para poder cerrar el caso. Eso me tocó muy de cerca. Me comuniqué con ese reportero.
También sé con certeza lo que ellos llaman detención temporal o retención temporal. Es como cuando la policía te dice: «¿Estoy detenido?». No, estás retenido. Es como decir: «Vale, me estás poniendo las esposas, así que me estás deteniendo».
En ese tipo de situaciones, se les detiene y se les retiene para interrogarlos en los puestos. En cada puesto hay seis cámaras. Así que, si este es un puesto, hay una cámara uno, dos, tres, cuatro, cinco y seis. Hay seis cámaras en cada sitio. Una de esas cámaras está dedicada exclusivamente al análisis, la biometría y el reconocimiento facial. Todas estas cámaras transmiten las imágenes a una pantalla en el centro de control principal de Kerem Shalom, donde se llevan a cabo las operaciones tácticas conjuntas, con SRS (Safe Reach Solutions), UG (Solutions) y las FDI.
Las FDI tienen una presencia permanente las 24 horas del día, los 7 días de la semana, en el centro de operaciones de la GHF. Están allí. Tienen un analista de inteligencia, un artillero, un tipo que lanza bombas desde un dron, un oficial superior de enlace y una pequeña célula que trabaja codo con codo con SRS y UG Solutions. Lo sé porque yo era uno de los contratistas de UG Solutions en ese centro de operaciones que trabajaba a diario con ellos.
Así que sé exactamente lo que hacen y que están allí las 24 horas del día, los 7 días de la semana. En este centro de operaciones hay antiguos analistas de inteligencia militar empleados por SRS. No son recopiladores de datos, ni recopiladores de información, sino analistas de inteligencia que se sientan allí y cuyo trabajo durante todo su turno, de 12 horas, consiste en vigilar las cámaras del lugar, concretamente la cámara de análisis, y crear esta base de datos de reconocimiento facial del personal.
¿A quién va destinada esa base de datos? Va destinada a las FDI. Ellos la controlan. A medida que pasaban los días y se recopilaban más y más datos, creando esta base de datos de reconocimiento facial, las FDI nos decían normalmente: «Que tus hombres de seguridad retengan a ese hombre, retengan a ese hombre allí». Porque cuando miras a esta multitud de personas en la cámara analítica, hay un montón de cuadraditos. No sé si alguna vez has visto el reconocimiento facial, pero hay un montón de recuadros que miran las caras.
Lo que hacía ese analista de inteligencia en los días previos, y sigue haciendo, es crear una base de datos de POI, o personas de interés. Así, si una de esas personas de interés volvía más tarde al lugar, su recuadro en la pequeña pantalla se ponía rojo. Así sabrías que, por ejemplo, la persona de interés número 4I8923 está aquí. Y la mirarías.
Y siempre me pareció extraño porque no había ninguna calificación, caracterización o razón para que alguien fuera una persona de interés, salvo si estaba en edad militar, si era hombre y si «parecía que podía convertirse en alguien de Hamás». ¿En serio? Es muy amateur, pero, en fin, los periodistas, las personas que eran periodistas, solían ser de los primeros en incluirlos en la lista de personas de interés.
Volviendo al interrogatorio que tuvo lugar en el lugar de los hechos. Eso ocurrió en el lugar número tres. Sé que ocurrió en el lugar número tres porque días antes, ese reportero y yo, a través de una ONG, teníamos que reunirnos para que yo pudiera hablar con la madre. Ya había hablado con la madre una vez, pero íbamos a volver a hablar porque ella quería ver algunas fotos y vídeos que yo tenía de Amir, ya que aún no los había visto.
Esa reunión que se suponía que iba a tener se retrasó o ahora no se va a celebrar porque nadie podía encontrarlo. Nadie podía encontrar al reportero. Así que donde ocurrió eso, donde tuvo lugar ese interrogatorio, ese interrogatorio, fue en el lugar número tres, al sur de Jan Yunis, el lugar número tres, el lugar [inaudible] del que acabo de hablarles, donde mataron a Amir.
El sitio número tres, justo al sur del Hospital Nasser, en la misma zona. Así que, cuando ves cómo las Fuerzas de Defensa de Israel atacan sistemáticamente a los periodistas, a cualquiera que les parezca que puede ser de Hamás, lo hacen basándose en la recopilación de datos, en la información que les proporciona GHF.
¿Por qué, como organización de ayuda humanitaria, necesitas gastar miles de dólares en contratar analistas de inteligencia y cámaras de recopilación de datos biométricos in situ? ¿Por qué lo necesitarían si están realizando ayuda humanitaria? No lo necesitan, a menos que estén haciendo otra cosa.
The Chris Hedges Report