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EE.UU., Mundo :: 24/10/2018

Trump y los negacionistas del cambio climático

Paul Krugman
Los conservadores tienen una fe absoluta en la flexibilidad del mercado, pero afirman que esas economías se destruirán si se reducen las emisiones de gases

El cambio climático es un engaño.

El cambio climático está ocurriendo, pero no es provocado por el hombre.

El cambio climático es provocado por el hombre, pero hacer algo al respecto podría destruir empleos y acabar con el crecimiento económico.

Estas son las etapas de la negación climática. O tal vez sea incorrecto llamarlas etapas, pues los negacionistas en realidad nunca abandonan un argumento, sin importar qué tan plenamente haya sido refutado por la evidencia. Es mejor describirlas como ideas cucaracha: afirmaciones falsas que uno pensaría de las que ya se deshizo, pero que siguen regresando.

De cualquier modo, el gobierno de Trump y sus aliados —a la defensiva por otro huracán mortífero aumentado por el cambio climático y un amenazante informe de las Naciones Unidas — han utilizado todos esos malos argumentos en los últimos días. Diría que fue un espectáculo estremecedor, pero es difícil estremecerse estos días. No obstante, fue un recordatorio de que ahora nos gobierna gente que está dispuesta a poner en peligro la civilización en aras de la conveniencia política, sin mencionar las mayores ganancias para sus amigos del combustible fósil.

Sobre estas cucarachas: obviando los detalles, la multiplicidad misma de los argumentos para negar el cambio climático —la historia de quienes lo niegan sigue cambiando, pero a fin de cuentas lo que no cambia es que dicen que no deberíamos hacer nada— es un indicador de que quienes se oponen a la acción climática están debatiendo de mala fe. No están intentando comprender con seriedad la realidad del cambio climático ni la economía de las emisiones reducidas; su meta es mantener a los contaminadores en libertad para que contaminen tanto como sea posible y se aferrarán a lo que sea con tal de servir a ese fin.

A pesar de ello, vale la pena señalar hasta qué grado han colapsado todos sus argumentos en años recientes.

En estos días, los negacionistas del cambio climático parecen haber dado a torcer su brazo un poco, temporalmente, con sus argumentos de que no pasa nada. El viejo truco de comparar las temperaturas con las de un año inusualmente cálido en 1998 para negar que el planeta se está calentando —que es como comparar los días de principios de julio con un día caluroso de mayo, y negar que existe lo que conocemos como verano— ha sido socavado por una serie de nuevas temperaturas históricas. Además, las tormentas tropicales masivas alimentadas por un océano que incrementa constantemente su temperatura han hecho que las consecuencias del cambio climático sean cada vez más visibles para la gente.

Así que la nueva estrategia es minimizar lo que ha ocurrido. Los modelos del cambio climático “no han sido muy exitosos”, declaró Larry Kudlow, asesor económico principal de la Casa Blanca. En realidad, sí lo han sido: el calentamiento global a la fecha está muy acorde con proyecciones pasadas. “Algo está cambiando y regresará a como estaba”, afirmó Donald Trump en el programa 60 Minutes, basándose en, pues, nada.

Tras admitir a regañadientes que tal vez la temperatura en el planeta sí está aumentando, los negacionistas del clima aseguran que no están convencidos de que los gases de efecto invernadero son los responsables. “No sé si es ocasionado por el hombre”, dijo Trump. Aunque parece que se ha retractado de sus afirmaciones anteriores de que el cambio climático es un engaño fraguado por los chinos, todavía ve enormes conspiraciones de los científicos climáticos, quienes afirma “tienen grandes intereses políticos”.

Piensen en eso. Hace décadas, los expertos predijeron, con base en ciencia básica, que las emisiones aumentarían las temperaturas mundiales. La gente como Trump se rio. Ahora la predicción de los expertos se ha hecho realidad y los negacionistas insisten en que las emisiones no son las culpables, que algo más debe estar impulsando el cambio y todo es una conspiración. Por favor…

Es como si Trump sugiriera que los sauditas no tienen nada que ver con la desaparición de Jamal Khashoggi, quien se evaporó después de entrar al Consulado de Arabia Saudita en Turquía, y dijera que lo asesinó un misterioso tercero. Oh, espera .

Por último, hablando del costo de la política climática: he notado en el pasado cuán extraño es que los conservadores tengan una fe absoluta en el poder y la flexibilidad de las economías de mercado, pero afirmen que esas economías se destruirán por completo si el gobierno crea incentivos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Los argumentos apocalípticos sobre el costo de reducir las emisiones son particularmente extraños dado el tremendo avance tecnológico que ha habido en las energías renovables: el costo de la energía eólica y solar ha disminuido considerablemente. Mientras tanto, las plantas de energía que funcionan con carbón se han vuelto tan poco competitivas que el gobierno de Trump quiere subsidiarlas a expensas de las energías más limpias.

En resumen, aunque los argumentos de los negacionistas del cambio climático siempre fueron débiles, se han debilitado aún más. Incluso si realmente te habías dejado convencer por los negacionistas hace cinco o diez años, los acontecimientos posteriores debieron haberte hecho reconsiderar.

En realidad, claro está, el negacionismo climático nunca ha tenido mucho que ver ni con la lógica ni con las pruebas; como dije, los que niegan el cambio climático claramente debaten de mala fe. En realidad no creen en lo que están diciendo. Solo buscan excusas que permitan a gente como los hermanos Koch seguir haciendo dinero. Además, los liberales quieren limitar las emisiones y el conservadurismo moderno intenta principalmente echárselos a la bolsa.

Una forma de pensar en lo que está ocurriendo aquí es que es el mejor ejemplo de la corrupción trumpiana: tenemos buenas razones para creer que Trump y sus compinches están vendiendo a EEUU para obtener ganancias personales. Sin embargo, tratándose del clima, no solo están vendiendo a EEUU, están vendiendo al mundo entero.

nytimes.com

 

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