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Mundo, EE.UU., Europa :: 26/06/2023

Una tragedia en desarrollo: La "imposibilidad de hacer otra cosa"

Alastair Crooke
Incluso mientras los gobiernos continuan con la impresión de dinero y los rescates y con los medios lavando sus errores, sienten la crisis, el viraje que se avecina

La Tragedia que acosa hoy a Occidente consiste, por un lado, en la pura imposibilidad de que siga haciendo lo que ha venido haciendo, pero sólo igualada por su imposibilidad de hacer otra cosa.

¿Por qué es así? Porque ya no se dan las condiciones que dieron lugar a la época dorada que creó la "Generación Confort": Crédito a interés cero, inflación cero, unos medios de comunicación en connivencia y energía barata "subvencionando" una base manufacturera cada vez más reducida y esclerótica (al menos en Europa).

Esas décadas fueron el fugaz "momento bajo el sol" de Occidente. Pero se ha acabado. La "periferia" puede arreglárselas sola, ¡gracias! Lo están haciendo muy bien, bastante mejor, de hecho, que el centro imperial en estos días.

La paradoja más profunda es que todas las opciones fáciles han quedado atrás. Y los vientos en contra de la deuda, la inflación y la recesión nos azotan ahora ferozmente. El "desmoronamiento" del sistema ya está presente en forma de debilidad gubernamental e institucional: al "sistema" le faltó voluntad para tomar decisiones difíciles cuando pudo. Las opciones fáciles seguían estando disponibles, y el camino fácil era invariablemente el que se tomaba.

Las élites habían absorbido el ethos egocéntrico y de niño mimado de la generación del "yo". La Clase Permanente se autocomplació, abdicando de toda preocupación por sus "peones" profundamente despreciados. Ellos mismos provocaron la crisis actual. Aniquilaron doscientos años de responsabilidad financiera en unos veinte años.

Sin embargo, es lo que es, y ahí es donde estamos. Y aunque ahora se entiende cada vez mejor que Occidente no puede persistir como si "todo fuera bien", incluso mientras los gobernantes intentan continuar con la impresión de dinero, los rescates y con la narrativa de los medios de comunicación lavando sus errores, sienten la crisis, el viraje que se avecina.

Así que, dicho claramente, esto constituye la paradoja: ya es obvio que seguir haciendo lo que las élites occidentales están haciendo en Ucrania roza la definición de locura (seguir repitiendo lo mismo, igualado únicamente por la convicción de que "la próxima vez" el resultado será diferente). La cuestión que "cuelga" es la imposibilidad de "hacer otra cosa".

El Washington Post arroja dudas:

Mientras Ucrania lanza su largamente esperada contraofensiva contra los atrincherados ocupantes rusos, tanto Kiev como sus partidarios esperan una rápida reconquista de un territorio estratégicamente significativo. Cualquier otra cosa planteará a EEUU y a sus aliados preguntas incómodas que aún no están preparados para responder.

Mientras se dirige a la campaña de reelección del próximo año, Biden necesita una gran victoria en el campo de batalla para demostrar que su apoyo incondicional a Ucrania ha bruñido el liderazgo mundial de EEUU, ha revigorizado una política exterior fuerte con apoyo bipartidista y ha demostrado el uso prudente de la fuerza militar estadounidense en el extranjero.

Se promoverá enérgicamente la imposibilidad de "hacer otra cosa" que no sea continuar el conflicto: Biden lo necesita, (las armas suministradas a Ucrania no fueron lo suficientemente lejos...), y además, seis "Swing States" [estados pendular​es] geopolíticos (Brasil, India, Indonesia, Arabia Saudí, Sudáfrica y Turquía) corren el riesgo de alinearse con el Eje Rusia-China, a menos que se vea humillado a Putin:

[Debemos actuar] para evitar un debilitamiento significativo de la posición de EEUU en el equilibrio de poder mundial. Con la negativa de los "Swing States" a alinearse detrás de EEUU en la guerra entre Rusia y Ucrania, o la competencia con China, muchos de estos países clave ya se están alejando. La amenaza de una cooptación chino-rusa de un BRICS ampliado, y a través de él, del sur global, es real, y hay que abordarla.

Dicho crudamente: EEUU debe persistir en Ucrania. ¿Por qué? Para salvar el ahora amenazado "orden basado en reglas".

La imposibilidad de hacer otra cosa (que seguir intensificando la escalada con la esperanza de al menos "congelar" el conflicto, como opción por defecto preferida por EEUU desde hace tiempo) se presentará como convincente. En pocas palabras, al Estado Permanente le falta valor para tomar decisiones difíciles, para decirle a Moscú:

Dejemos atrás este desafortunado episodio (Ucrania). Desentierre esos borradores de tratados que escribió en diciembre de 2021, y veamos cómo podemos trabajar juntos, para restaurar de nuevo cierta funcionalidad en Europa.

Y, por supuesto, la "imposibilidad de hacer otra cosa" se aplica con creces al sistema económico occidental. Las contradicciones estructurales hacen imposible cualquier cosa 'distinta' a los rescates y a gastar más de lo que se ingresa. Está culturalmente muy arraigado en el ethos egocéntrico y de niño mimado de la generación "Confort", que son las élites occidentales. Un fracaso de la cultura, de la valentía para afrontar las decisiones difíciles con integridad.

Ésta es la paradoja occidental. Una tragedia griega es aquella en la que la crisis, en el corazón de cualquier "tragedia", no surge por pura casualidad, de la que nadie tiene realmente la culpa, o podría haber previsto. El sentido griego es que la tragedia se produce cuando algo sucede, porque tiene que suceder; por la naturaleza de los participantes; porque los actores implicados hacen que suceda. Y no tienen más remedio que hacer que suceda, porque ésa es su naturaleza.

Ésta es la implicación más profunda que se desprende del trágico dilema de hoy, que bien podría desembocar en un pleno desarrollo de la tragedia en lo que correctamente se definiría como una "guerra de elección" occidental.

¿Qué ha ocurrido? La naturaleza de las élites cambió. El inflado sentido de la autoimportancia y la autoindulgencia desplazó al de la integridad y al de mirar "a la verdad a los ojos". ¿Dónde están los que tienen estatura? En su lugar tenemos una élite que cree que 'no hubo riesgo': Ningún Estado, ninguna persona ni institución que pudiera resistir el peso del poder financiero occidental combinado armado contra ellos.

Sin embargo, la reacción ha comenzado. La ira crece a medida que el discurso público debate sin cesar "lo absurdo" ("¿Qué es una mujer?") mientras todos renuncian a solucionar nunca las cuestiones más profundas que están en juego.

En la obra de Neil Howe y William Strauss de 1997,' The Fourth Turning: An American Prophecy', los coautores

rechazan la profunda premisa de los historiadores occidentales modernos de que el tiempo social es lineal (progreso o declive continuos) o caótico (demasiado complejo para revelar ninguna dirección). En su lugar, adoptamos la visión de casi todas las sociedades tradicionales: Que el tiempo social es un ciclo recurrente.

En el Cuarto Viraje llega la crisis. Es entonces, escriben los autores, cuando la vida institucional se reconstruye desde cero, siempre en respuesta a una amenaza percibida para la propia supervivencia de la nación. "Las personas y los grupos empiezan a arrimar el hombro como participantes en una comunidad más amplia".

Posiblemente esto represente el vertiginoso realineamiento político que se está produciendo en la actualidad: el desbaratamiento de todas las categorías tradicionales y el dejar a su paso sólo dos bandos; no izquierda y derecha, sino 'insider' y 'outsider'.

Pero Malcom Kyeyune [bloguero sueco conservador] advierte:

La élite gobernante está cada vez más enfadada y amargada porque los gobernados ya no escuchan; los gobernados, por su parte, están amargados porque el sistema muy obviamente no actúa en su interés, ni siquiera pretende realmente hacerlo ya. Puede que un día nos despertemos y nos encontremos con que ni los políticos ni los votantes creen que la "democracia" haga ya mucho por ayudarles.

Esto refleja en gran medida la sensación de que la supervivencia de la civilización occidental está en juego. Es probable que el proceso reconfigure la política occidental a lo largo de una nueva línea de falla, que encuentra su expresión en la confrontación entre quienes desean una transformación "verde" de la sociedad humana; un mundo "trans" para los niños; una inmigración fácil; la reordenación radical del poder entre los grupos "identitarios" de la sociedad; el cambio de la naturaleza misma de la cultura occidental... y quienes se oponen visceralmente a todo lo anterior.

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* Alistair Crooke, director del Foro de Conflictos con sede en Beirut. Strategic Culture Foundation / observatoriodetrabajadores.wordpress.com

 

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