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Asia :: 19/05/2005

Uzbekistán: Estaba cantado

Gabirel Ezkurdia
Es imposible mantener un orden mínimo con 10.000 presos políticos «estimados» sobre 24 millones de habitantes

Las leyes de la física se cumplen. Es imposible mantener una situación insostenible, explosiva, mirando hacia otro lado. Uzbekistán ha sido la república ex soviética de Asia Central con mayor presión endógena. Al margen de los lógicos conflictos nacionales y sociales de carácter ex soviético, Uzbekistán lucha contra el tiempo. Es imposible mantener un orden mínimo con 10.000 presos políticos «estimados» sobre 24 millones de habitantes.

Algo no cuadra. Quizá sea que la Asia Central ex soviética sea esa pequeña gran olla a presión a punto de reventar. Miseria, autoritarismo, racismo, expolio occidental... el islamismo político tiene su caldo de cultivo perfecto. Además, lo que para los occidentales son «mongoles», es en realidad una sociedad de alto nivel cultural, como la mayoría de las ex soviéticas, que sobrevive a la transición postsoviética con la dignidad de no desbarrar, como otras experiencias ex soviéticas, más occidentalizadas, desde una perspectiva cultural propia bien asentada.

En 1999 explotaron una serie de bombas en el centro de Tashkent causando 15 víctimas mortales. Fuentes oficiales informaron de que el atentado se había producido con la intención de asesinar al presidente Karimov y desestabilizar el país. Es complejo. Toda oposición es ilegal. La realidad es que desde entonces hay casi 10.000 presos políticos islamistas y opositores varios bajo un régimen de apoyo incondicional norteamericano.

La revuelta habida en el Andizhan, ciudad de 300.000 habitantes, junto a la frontera kirguiz, cerca del corazón del reciente alzamiento «de los pobres» de Osh, en Kirguistán, no es baladí. Si es cierto que han sido liberados varios miles de prisioneros, al margen de la mezcla de comunes y políticos, el acontecimento no sólo puede afectar a Uzbekistán, sino a todo el Asia Central ex soviética. La apuesta occidental por los regímenes «clásicos» obedientes y por épocas «antirrusos» puede ser una apuesta perdida. Es imposible poner muros al mar, como lo es reprimir al islamismo político con regímenes corruptos de cuño pseudolaico. Va contra toda lógica política zonal.

Karimov lleva años siendo denunciado por su autoritarismo. El hecho de que sea un paraíso para bases norteamericanas no significa que Uzbekistán sea una balsa de aceite. Uzbekistán lucha desde 1999 contra la influencia del islamismo político. Ha desarrollado operaciones militares, con apoyo occidental, en Tayikistán y Kirguizia. Y hoy es un eje clave para el control occidental de Asia Central. Minusvalorar y simplificar las resistencias trae estos lodos. El MIU, movimiento nacional islamista, siempre ha sido poco valorado, sus líderes ridiculizados. Una noticia tan lejana puede ser algo efímero o más trascendental de lo que pensamos. Todas las hipótesis están abiertas.

* Analista internacional
Fuente: Gara

 

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