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Medio Oriente :: 11/04/2004

Víctimas de la guerra en Iraq golpean en pleno corazón a EE.UU.

DPA/Granma
Diarios se hacen eco de creciente sentimiento de desencanto. "Para empezar, no se nos había perdido nada allí", se lamentó un hombre. "Con 600 muertos, es hora de sacar a todo el mundo de allí".

Un año después de la caída del presidente iraquí Saddam Hussein, o al menos su estatua, el jubiloso patrioterismo que acompañó ese momento simbólico palideció y, la semana pasada, a lo largo de Estados Unidos el costo de una controvertida guerra al otro lado del planeta comenzó a golpear en propia casa.

Los diarios publicaron el viernes en portada imágenes de marines estadounidenses muertos y envueltos en bolsas para cadáveres, los programas de noticias en la televisión emitían imágenes de convoyes en llamas y de soldados orando por sus compañeros muertos. Mientras, las familias y amigos de uniformados caídos ofrecían sombrías entrevistas en las que expresaban su orgullo, su dolor y su frustración por una guerra que está costando el máximo esfuerzo a las fuerzas armadas norteamericanas.

Desde Ford Hood en Texas hasta Camp Pendleton, en el sur de California, los periodistas se fijaron en algunas de las más grandes bases militares en Estados Unidos para mostrar a lectores y televidentes el coste humano de la guerra en Iraq.

En Fort Hood se encuentra la Primera División de Caballería. Allí, la gente bailó en las calles cuando las tropas locales hallaron a Saddam escondido en una cueva en diciembre. Ahora, el ánimo es bastante diferente.

En los días pasados, ocho soldados de esta base perdieron la vida cuando insurgentes iraquíes los atacaron con disparos de armas pequeñas y granadas propulsadas por cohetes.

"Estos son los peores tiempos para una comunidad que tan sólo unos pocos meses atrás estaba celebrando lo mejor", dijo Frank Buckley, corresponsal de CNN, en un sombrío reporte.

Una apenada madre dio su visión y habló sobre la moral de las tropas en el atolladero en que se ha convertido Iraq. "Él sabía que no iba regresar", dijo sollozando acerca de su hijo muerto. "Él me advirtió que sólo volvería en un ataúd’, añadió.

En Los Ángeles, la atención se centró en las fulminantes bajas sufridas por los marines estacionados en el cercano Camp Pendleton.

Soldados del Cuarto Regimiento de la base, que se llaman a sí mismos "los magníficos bastardos", están luchando en uno de los puntos críticos de la insurgencia iraquí, Ramadi.

Desde el domingo, 17 marines de la base fueron muertos allí, dejando a Camp Pendleton en estado de shock.

Entre las bajas se cuenta un rudo ex sargento de instrucción y aficionado del rugby cuyos camaradas apodaban "la bestia", dos jóvenes infantes de marina que se habían prometido ayudarse mutuamente a mantenerse con vida en Iraq, y un teniente de la compañía que se unió a los marines tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, informó el diario Los Ángeles Times.

El periódico citó a una afligida madre que recibió la peor noticia de todas. "Fui hasta la puerta y allí había dos marines vestidos de azul", relató. "Yo dije: 'No, Ben no'. Ellos sólo inclinaron la cabeza. Ellos dicen que los marines se cuidan a sí mismos, y que están aquí para nosotros, pero eso no ayuda cuando él ya no está".

Aunque las encuestas de opinión todavía tienen que reflejar el impacto que ha causado el caos en Iraq, el número de bajas es evidente desde la costa del Pacífico al corazón de Norteamérica. El diario "The Chicago Tribune" informa de un creciente sentimiento de desencanto local. "Para empezar, no se nos había perdido nada allí", se lamentó un hombre. "Con 600 muertos, es hora de sacar a todo el mundo de allí".

El columnista del "The New York Times" Bob Herbert lleva mucho tiempo advirtiendo de la incompetencia de la política para Iraq de George W. Bush. Sus comentarios del viernes estaban teñidos de un descarado tono de "ya te lo dije" frente a un Presidente que eligió marcharse a su rancho de Texas durante la crisis de esta semana.

"Resulta difícil imaginar que las noticias procedentes de Iraq pudieran ser peores", escribió Herbert a finales de semana. "Tras la pérdida de al menos 634 soldados estadounidenses y el gasto de incontables miles de millones de dólares, hemos logrado que las diversas facciones iraquíes nos odien más de lo que se odian unas a otras. La administración (Bush) no tiene un plan real de cómo proceder" en Iraq.

Como suele ser habitual, fue uno de los consumados dibujantes del país el que mejor resumió la situación. Ed Stein dibujó para el "Rocky Mountain News" de Colorado una imagen de un confundido Bush mirando un plano de salida de Iraq. Junto a él se ve un indicador de direcciones con flechas apuntando en distintas direcciones. En todas ellas pone "Viet Nam".
10/04/04

 

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