[Vídeo] El violín: una película mexicana sobre los que resisten


Título: El Violín
Servidor: Youtube
Duración: 01:55
Este año, el festival de Cannes ha primado dos películas relacionadas con México: Babel, del mexicano Iñarritu (Amores perros), que se ha llevado el premio al mejor guión y ya se ha visto en las pantallas francesas. Después, en la categoría "Un autre regard’ (Una cierta mirada), la película del realizador Francisco Vargas ha obtenido el premio de interpretación masculina. Podréis admirar en la pantalla la presencia de don Ángel Tavira.
La historia, que dura 98 minutos, transcurre en cualquier lugar de América latina. Podría ser en México, pero nada lo indica de modo seguro. Un anciano, con la mano derecha amputada, sale de la ciudad con su hijo y su nieto. El anciano toca el violín, su hijo la guitarra y el niño recoge las monedillas que les permiten sobrevivir un día más. Sin embargo, viven en un pueblo del que ellos mismos son también campesinos. Pero la miseria los empuja a tocar para un público raro y tan pobre como ellos. Al volver del pueblo, mujeres y niños huyen: llegan los federales en busca de guerrilleros y de guerrilleras, muy presentes en aquellas montañas.
La película ha sido rodada en blanco y negro, para hacer más densa la atmósfera, ensombrecer los rostros y acentuar la miseria y la muerte que encontramos por doquier. En el origen de este proyecto está el libro Aventuras increíbles de un violonchelo, de Carlos Prieto. "La elección del blanco y negro es también una decisión que me permite asociar una dimensión documental a mi película" declara el director. De hecho, los largos planos sobre los rostros inquietos o aterrorizados, los planos en los que se nos ofrece ante los ojos la vida comunal más sencilla, las panorámicas sobre los vastos paisajes rezumantes de desolación nos dan esa sensación de una obra a medio camino entre ficción y estudio social de un pueblo brutalizado por la miseria y la violencia militar. Por otra parte, F. Vargas dice que la película Los olvidados de Luis Buñuel le marcó.
Esta dimensión realista deseada por el joven cineasta, que firma aquí su primera obra, debe mucho también al hecho de que sólo cuatro de los actores de la película son profesionales; todos los demás son aficionados, conocidos de Francisco Vega, pues todos proceden del mismo pueblo. "La tierra de la que vengo es la misma que la de ellos; en mi película, los guerrilleros, los aldeanos, los federales han salido del mismo medio, a veces incluso han crecido juntos, y sin embargo han hecho diferentes elecciones. Eso es lo que me fascina". Ese es el motivo de una secuencia que establece un paralelo sorprendente entre los dos ejércitos enemigos que tienen, sin embargo, las mismas actitudes, dictadas por los mismos gritos, con las mismas palabras, las mismas intenciones. No busquemos aquí una película de buenos y malos: esa es una de las dimensiones más fuertes del filme. "No creo que el empleo de las armas permita acceder a la paz y la justicia social, pero comprendo que se tomen las armas porque es la única voz que les queda". De hecho, da que pensar con las situaciones a veces elípticas que ofrecen materia de discusión sobre la orientación del guión.
El papel del violinista en esta película es esencial para comprender la intención del director. "El pueblo y la cultura de donde vengo me han enseñado que la gente mayor es la que tiene el conocimiento y la sabiduría; pero eso se olvida: ¿cómo se considera hoy a una persona que no puede producir a causa de su edad? ¿Cuál será su suerte?" En El violín, don Plutarco es el que resiste mediante la astucia, "tantea" su vida para no someterse, será el que arrojará el último desafío al brutal oficial, pero bajo el encanto de la música que sale de su violín. Esa es una de las conmociones de la película: un anciano ocupa su puesto en la lucha por la vida y contra la opresión, como los jóvenes guerrilleros de las montañas, pero de modo diferente. Se trata de un tema frecuente en el cine latinoamericano contemporáneo, que ilustra, con más o menos éxito, bien es verdad, pero con tenacidad, el tema de la dignidad de los "viejos", de su sed de vivir dignamente entre los otros y a pesar de ellos: Elsa y Fred, Conversaciones con mamá, Al otro lado de la calle. Como podréis ver en la película, la voz de la resistencia a la opresión no se calla nunca La música no académica interpretada por don Plutarco es también un vistazo a esa cultura musical popular de la que habla Vargas con respeto y a la que rinde homenaje en El violín.
La película, aparecida en salas de Grecia y de Francia (30 copias), se exhibe en España desde el mes de mayo. En México saldrá más tarde, pues las condiciones para orquestar la salida de una película como esta son más complicadas. "Yo esperaba que la película se proyectara primero en el extranjero, que adquiriera cierta notoriedad, antes de exhibirla a los mexicanos". Estamos seguros de que los aldeanos que tanto han trabajado para realizar la película, y don Angel Tavira, hoy en silla de ruedas, apreciarán la llegada de este filme a los mexicanos.
¡Larga vida a Francisco Vargas y al espíritu de resistencia del viejo don Plutarco!
Artículo extraído del periódico Tierra y Libertad / http://www.nodo50.org/tierraylibertad