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Asia, EE.UU., Barcelona :: 05/12/2021

Xi Jinping vs. Biden: Organizando el conflicto estratégico

Eduardo Lucita
Ambos líderes parecen haber tomado en cuenta que la actual escalada dejó expuesto que un escenario de guerra no es del todo descartable

La escalada de tensiones en torno a Taiwán y el Mar de la China encendió las alarmas y apuró los trámites para concretar el demorado encuentro entre los presidentes de los EEUU y la República Popular. La región indo-pacífica es hoy el centro de la disputa estratégica sino-estadounidense.

El incremento de los vuelos militares sobre la zona de defensa aérea por parte de China, fue considerado un aumento de la presión militar sobre Taiwán por los EEUU, que respondió con el anuncio de la asociación estratégica con el Reino Unido y Australia denominada con el acrónimo (en inglés) AUKUS, presentada como una defensa de los intereses de los tres países en la región.

La escalada encendió las alarmas en el tablero internacional a tal punto que The Economist no vaciló en calificar a Taiwán y la zona del Mar de la China del Sur como "el lugar más peligroso del planeta".

Empoderándose

Desde la asunción de Joe Biden los presidentes de las dos principales potencias mundiales se habían comunicado solo telefónicamente en dos oportunidades por la negativa de Xi Jinping a abandonar su país durante la pandemia. El aumento de las tensiones los llevó a aceptar una reunión virtual. Ambos presidentes se prepararon para la cumbre reposicionándose en sus respectivos países.

Biden, que veía debilitarse su administración reflejada en una fuerte caída en los índices de popularidad -lo que lo ponía en desventaja frente a las elecciones de medio término dentro de un año- logró que el Congreso le aprobara su agenda de gobierno. Un plan de infraestructura de 1,2 billones de dólares y el programa "Reconstruir Mejor", políticas sociales y ambientales por 1,75 billones (incluye 555.000 millones para reducir emisión de gases de efecto invernadero, aunque la mayor parte del dinero va, bajo diversos subterfugios, hacia ayudas empresariales).

Adicionalmente el lanzamiento del AUKUS y la reanudación del Diálogo Cuadripartito sobre Seguridad (EEUU, Japón, India, Australia) lo mostró frente a la ciudadanía norteamericana retomando la iniciativa en el plano internacional, buscando superar la pésima impresión de la desordenada retirada de Afganistán.

A su vez, el XIX Comité Central del PCCh aprobó una resolución sobre "Los importantes éxitos y las experiencias históricas de su centenaria lucha" -la tercera resolución sobre cuestiones históricas, las anteriores son de 1945 y 1981- proclamando el período de Mao Tse Tung como fundacional, que "indicó el camino revolucionario correcto". La etapa presidida por Deng Xiaoping es identificada como la de "las reformas y apertura" y del "pasaje de una economía planificada a una de mercado socialista".

El período que ahora le toca a Xi Jinping será el de llevar "la actual segunda economía del mundo a la construcción de un país socialista moderno en todos los aspectos". Dado que esta tarea se llevará adelante en un "entorno exterior más complejo y grave" una segunda resolución habilita para que el año próximo cuando se realice el XX Congreso del partido se deje de lado la condición de solo dos períodos presidenciales, aprobada en tiempos de Deng, y se le conceda a Xi la posibilidad de un tercer mandato consecutivo. Será entonces el líder chino más poderoso desde los tiempos de Mao, ostenta los cargos de secretario general del Partido Comunista Chino, presidente de la República y del Comité Militar Central, mientras que la nueva Constitución le da la posibilidad de mantenerse como presidente durante varios períodos. Unir al pueblo, al partido y al ejército detrás del objetivo de la soberanía nacional es su mandato.

Estabilidad estratégica

La transición del poder mundial enmarcada por la rivalidad entre EEUU y China se ha desenvuelto hasta ahora en el plano comercial y especialmente en el tecnológico -control de la llamada cuarta revolución industrial-. Sin embargo pareciera que los líderes han tomado en cuenta que la actual escalada dejó expuesto que un escenario de guerra, cuando hay numerosos indicios de una reanudación de la carrera armamentista, no es del todo descartable en medio de la transición. China ha ampliado su capacidad nuclear y recientemente lanzó un misil hipersónico capaz de rodear la tierra.

La República Popular, hoy una reconocida potencia, económica (ha sido reconocida como primera potencia económica mundial en un reciente informe del FMI) y tecnológica, es ahora también potencia militar y constituye un desafío mayor para EEUU. No es de extrañar entonces que la noción de "estabilidad estratégica", eufemismo usual en los ambientes diplomáticos para describir el control de armas, sobrevolara el conjunto de discusiones entre los presidentes de las dos potencias. Definir las llamadas "líneas rojas" que deberán respetarse para lograr que esa estabilidad facilite la "competencia" sin que conduzca a un "conflicto" es la búsqueda conjunta. "Construir salvaguardas comunes para evitar errores de cálculo o malentendidos", como lo definió el asesor de la Casa Blanca Jake Sullivan. En otros términos, que permita dar continuidad a la integración de las dos grandes economías.

Cumbre y réplica

Sin embargo días después del encuentro el presidente Biden invitó a varios países, "una lista diversa de democracias", a una cumbre virtual para tomar compromisos para "defender la democracia y los derechos humanos en el país y en el exterior". Obviamente no invitó a China ni a Rusia pero si a Taiwán, y de inmediato envió una delegación de cinco legisladores que reafirmaron el "sólido" respaldo a la isla. China respondió enviando una "patrulla de preparación al combate" en la zona del estrecho de Taiwán, para "defender la soberanía y la integración territorial". Las tensiones volvieron a escalar como demostrando que la estabilidad estratégica pretendida es bastante inestable. Y durante el G20 armó un frente internacional con 20 países para bloquear exportaciones de acero chino.

Mientras esto sucede y frente a la casi total desregulación del sector financiero chino, el flujo de fondos de Wall Street viró rápidamente hacia la República Popular (JP Morgan y Goldman Sachs son cada vez más protagonistas en ese mercado). La relación conflicto/colaboración sigue presidiendo la relación aún cuando suenen tambores de guerra en la región indo-pacífico.

* Integrante del colectivo EDI (Economistas de Izquierda).
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