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Negu Gorriak completó una excelente actuación
Un concierto para los rezagados
El Velódromo donostiarra volvió a rendirse nuevamente ante el
poder de convocatoria de Negu Gorriak, que ayer ofreció el tercer y último
concierto de despedida, aunque esta vez el asedio a que se vio sometido el recinto
fue de menor entidad que la víspera. Fue un concierto para los rezagados,
para la retaguardia. Muchos llegaron de ciudades lejanas.
El segundo asedio consecutivo para llenar el Velódromo de Anoeta contó
ayer con el masivo refuerzo de los catalanes, que acudieron a Donostia en numerosos
autobuses. Una hora antes del inicio del concierto, llegaban, por ejemplo, varios
autobuses de Almería y Valencia, que habían tenido que pasar un
riguroso control policial a la entrada de Iruñea. Durante hora y media,
los agentes habían confeccionado una larga lista de nombres y direcciones
de los pasajeros que venían al tercer concierto de los Negu Gorriak en
Donostia. Eran unos de tantos autocares que llegaban desde Catalunya.
Naturalmente, el grueso de la afluencia seguía siendo de casa. Bilbo
y alrededores y, en lugar destacado, Gasteiz fueron las ciudades vascas que
mejor representadas estaban en el recinto al inicio del concierto y fue a partir
de las siete y media, mientras Selektah Kolektiboa entonaba sus primeras canciones,
cuando comenzó a llegar la avalancha de gente, expulsada por la boca
de la cercana estación del Topo. Aún así, en taquilla seguía
habiendo medio centenar de entradas.
De Suiza a Donostia
Uno de los más bulliciosos de entre todos los grupos que habían
decidido descansar antes del concierto en los bancos corridos de los aledaños
del Velódromo era uno de suizos alemanes, la mayoría de Zurich,
que habían realizado un viaje de 17 horas en tren. Habían comprado
una gran caja de cerveza y estaban preparando una comida-merienda en previsión
de las horas que les esperaban para concluir la jornada. «Es un grupo
que muchos de nosotros hemos visto actuar en sus giras. Nos gusta su música,
pero también sentimos una afinidad ideológica», dice Daniel,
el portavoz del grupo que habla español y que tiene que traducir cada
frase suya al resto del grupo, que aplaude a su vez sus afirmaciones. Son una
treintena. Tardaron tres días en venir y tardarán otros tantos
a la vuelta.
Lo más curioso de los relatos que ofrecen los grupos que han llegado
de fuera es la memoria exacta de los conciertos a que han acudido. «Yo
les vi en el concierto que dieron el 8 de octubre del 95», dice un valenciano
que ha hecho el viaje en coche. No tiene entradas, pero está citado con
Koldo. «Tú no serás Koldo», pregunta a todo el que
se le acerca. La mayoría de ellos tienen «contactos» en Euskal
Herria. «Yo conozco a uno de Skalariak y hemos podidos asegurarnos las
entradas», dice otro.
«Yo les vi en París»
Un grupo con una furgoneta con matrícula francesa dormita en los asientos.
«Yo les vi en concierto hace siete años en una sala pequeña
de París y tenemos la curiosidad de ver si siguen tocando y saltando
como entonces», relata Melvin. Dos del grupo pudieron asistir al concierto
que ofrecieron en Baiona, pero el resto se quedó sin entradas, y repiten.
No son las únicas personas que repiten concierto. A lo largo de la tarde
me encuentro con algún otro que estuvo el sábado y que vuelve.
«Ayer a esta hora creo que había más ambiente», dice.
Unos veinte jóvenes de Logroño han aparcado sus coches muy cerca
de los controles de entrada. «Ayer pudimos escuchar las tres últimas
canciones del concierto. Les dimos tanta vara a los controladores que nos dejaron.
Hoy volvemos. Nunca les hemos visto, pero tenemos muchos de sus discos y también
de la Banda Bassoti», dicen.
Madres con sus hijos, mujeres que contrastan por su edad y familias enteras
se mezclan con cuadrilas veinteañeras. Se escucha más catalán
que español o euskara. Un grupo de Mataró tiene decidido ir directamente
hoy a la mañana al trabajo. Media hora más tarde comezará
la riada de gente que procedente de los trenes del Topo abarrotará el
recinto.
Joxean Agirre
(26.02.01, Gara)
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Kolectivo
La Haine
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