Nadie nos dará un cambio

Las instituciones que tenemos en esta país no son nuestras y si hay una cosa que cada vez tengo más clara es que aunque lo fueran no valdrían para nada sino es para maquillar la realidad, desmovilizar a la clase trabajadora y operar cambios cosméticos mientras la clase política hace carrera, se llena los bolsillos y asciende en sus pirámides sociales ya sean reales o de castillos en el aire. Legitimar en definitiva este inmenso fraude al que todavía algunos llaman democracia y nunca lo ha sido ni lo será.

Todo el bacalao ya está cortado y vendido. Aquí el que ha mandado siempre y el que seguirá mandando es el poder del capital que a su vez tiene el poder de las armas. Nadie es capaz de terminar con su agenda que se impone de mil y una maneras. Pareciera como si el destino estuviera escrito y no quedaría más que la impotencia frente a ello, que la imposición y el robo a mano armada, de día y sin necesidad de palanca fuera una inclemencia meterológica. Resignación.

En Euskal Herria nunca hemos sido sujetos de nuestra propia vida, quizás igual hace siglos con el auzolan y la batzarre, pero eso es historia. El sistema actual y su élite política está condenada a reproducirse una y otra vez. No puede hacer otra cosa. Y esto no cambiará hasta que tiremos por el retrete las instituciones que estados y capital nos han impuesto y construyamos unas nuevas que no tengan nada que ver con este espectáculo que nos deja claro que el mundo no se puede cambiar desde arriba.

No puede cambiarse desde arriba porque para cambiar el mundo, y los pequeños grandes mundos dentro del mundo como nuestra Euskal Herria, es necesario convertirse en sujetos de nuestra propia vida. Sin intermediarios, sin imposiciones, sin delegaciones , sin ser espectadores, sin dictados del capital o de sus armas. Las únicas instituciones propias que pueden existir son la gente trabajadora, común y corriente, el control de sus propias vidas.

Este domingo hay consultas populares en 34 pueblos de Euskal Herria en relación a la independencia. Unas consultas que no tienen espacio en el sistema y que no serán reconocidas ni aceptadas por él. 32 de ellas serán en Gipuzkoa. Sin embargo el sistema, a cada persona de Gipuzkoa le va a extorsionar 1.700 euros por la construcción de una incineradora innecesaria para enriquecer a unos pocos. La policía municipal y la ertzaintza hoy ha desalojado una plaza que durante días estaba ocupada en protesta por la incineradora y las élites políticas.

¿De quién son las plazas? ¿De quién depende el presente y futuro de este país? ¿En nombre de qué democracia el poder del capital?

Todo proceso popular colectivo, en colectivo y desde abajo, refuerza la perspectiva liberadora porque rompe los lazos de dependencia y las lógicas por las que el sistema nos quiere marcar el culo con barras de código. No debemos esperar nada de las élites políticas ni de sus instituciones porque no son el cambio. El cambio lo traerá la gente, los procesos populares, la auto-organización, una nueva institucionalidad popular sin herencias de las viejas, que hoy nos someten en nombre del dinero y de estructuras que nos son ajenas: El cambio real se abrirá paso cuando las destituyamos de nuestras vidas. No les debemos nada, ni las necesitamos.

Un día, cuando recuperemos la confianza en el poder de la gente corriente ocuparemos todas las plazas, todas las calles y todos los centros de trabajo y de estudios. Nos sobrará todo lo que nos han organizado sin nuestro permiso esas sanguijuelas y parásitos que serán pasado.

Por eso en ese camino es importante votar independencia en las consultas populares frente a unos estados que no nos representan y empezar a retomar lo que es nuestro rechazando imposiciones y la agenda del capital que no es nuestra. En este caso, acudiendo al boulevard de Donostia donde se ha vuelto a desplegar lo desocupado y a las 18:30 habrá manifestación.