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Pensamiento :: 19/11/2015

El honor de los pretorianos

Leira Livre
Como podemos vislumbrar, se encuentra muy distante de cualquier vinculación con el concepto de dignidad y de una categoría moral elevada

Cuando hablo de pretorianos, hablo de esa casta militar que en época romana revoloteaba alrededor del emperador, lo que se conocía como Guardia Pretoriana, y que propiciaba la caída de muchos de esos emperadores y la efervescencia de otros, aupados por ellos mismos.

 

En nuestra contemporaneidad y en este Estado español, diseñado por las élites poderosas en su propio beneficio, y refiriéndonos al siglo XIX, eran las altas jerarquías militares de los tres ejércitos que pululaban en las más altas esferas del Monarca como Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, al que estaban supeditados y al que rendían pleitesía y honores, bajo una bandera que representaba la pretendida aunque nunca conseguida “Unidad de la Patria”.

 

Y llegamos a nuestro siglo, a la contemporaneidad que nos abraza, al primer cuarto del siglo XXI en el que estamos inmersos, dándonos de bruces con una realidad que en algunos aspectos permanece inalterable.

 

Aunque, si bien es cierto, la sociedad ha ido evolucionando de múltiples formas, a golpe de luchas y olor a muerte, cuerpos vejados, torturados y simientes enterradas que resurgen de sus propias cenizas, porque jamás se olvida el dolor, la humillación y el terror impuesto por franquistas, fascistas, canallas y genocidas, también es cierto que dicha evolución fue truncada por los descendientes de esos mismos gérmenes nocivos que asesinaron miles de vidas humanas a golpe de “Honores Militares”.

 “Honores Militares” que resuenan y asoman cada vez que algunos de los miembros uniformados de estos tres cuerpos de aire, mar y tierra regresa a “casa” herido o muerto en combate en algunos de los múltiples conflictos y guerras provocadas directamente por las políticas criminales organizadas, diseñadas y planificadas desde el Pentágono, que tiene a la OTAN, como instrumento para ejercer sus efectos devastadores sobre poblaciones enteras, con el objetivo de exterminarlas u obligarlas a huir de sus territorios o países, destruir todo aquello que en lo material posea algún valor, salvo lo que pueda disponer de algún valor para estas potencias imperialistas, y poder servir a los intereses económicos de las élites yanquis y los satélites que giran a su alrededor.

 He aquí que queremos dilucidar más pormenorizadamente qué requerimientos debemos tener en cuenta a la hora de considerar a cualquier miembro de los ejércitos con “Honor u Honores Militares” por algún acto heroico como ejemplo de dignidad humana o humanitaria.

 Para eso ya tenemos algunos testimonios de lo que supone para estas “castas militares” el “Honor” del que tanto se vanaglorian y que para algunos resulta difícil de definir pero fácil de desarrollar en el campo de batalla.

 He aquí varios ejemplos de su Honor y Honorabilidad:

 - Un “Honor” para su código militar es defender una bandera rojigualda impuesta con la sangre derramada de un pueblo trabajador.

 - “Honor militar” es no respetar la memoria de aquellos militares que defendieron la legalidad republicana hasta el último momento dando su vida por ello.

 - “Honor militar” es perder la vida en guerras o conflictos provocados en el proceso de expolio de los recursos naturales y materiales de países tercermundistas, a costa de la vida de miles de personas inocentes, incluidas niñas y niños, para luego repartir dichos recursos entre las potencias imperialistas que han invadido, masacrado y deportado previamente a sus poblaciones causando su desarrraigo y un grave deterioro de su nivel de vida, si cabe.

 - Honor es impedir que puedan atacar barcos de esas mismas potencias imperialistas que están sobre-explotando y robando recursos marinos pertenecientes a las aguas jurisdicciones de países que únicamente intentan paliar el hambre de sus poblaciones.

 Como acabamos de analizar, este honor, como podemos vislumbrar, se encuentra muy distante de cualquier vinculación con el concepto de dignidad y de una categoría moral elevada que tenga como pilar constructor de cualquier sociedad humana, el reparto equitativo de la riqueza, sin sobre-explotación de los recursos, la solidaridad entre todos los pueblos y naciones, la no agresión a otros pueblos con intención de explotarlos, dominarlos, anularlos o provocar guerras y conflictos para así robarles lo que les pertenece, y luego hacer un reparto entre dichas potencias imperialistas, a costa del sufrimiento, dolor y muerte de las poblaciones originarias.

 El honor, vinculado directamente con un alto código ético y moral y que entronca con la dignidad humana, sólo puede ser alcanzado por la clase trabajadora, que es la única que construye día a día con su esfuerzo un presente y un porvenir de lucha por la emancipación de todas las opresiones y explotaciones para conseguir una íntegra libertad, frente a las ansias destructoras de un ejército, nunca al servicio del pueblo, sino como una organización sustento del imperialismo.

 Por otra parte los “honores militares” se basan en una serie de normas y reglas que, dictadas desde las más altas instancias de sus jerarquías, anulan cualquier capacidad decisoria, descendiendo mediante órdenes hasta el último peldaño.

Órdenes que deberán obedecer y acatar su soldadesca, sin ningún tipo de cuestionamiento, pues de no ser así perderán todo su “Honor y Honorabilidad” siendo condenados al ostracismo.

 Dará igual si esas órdenes afectan destructivamente a cualquier población civil, o si identifican Patria con un Estado opresor que no es nación ni nunca lo ha sido, y mentan la defensa de su integridad territorial, sin tener en cuenta la libre decisión de las naciones férreamente sujetas a su yugo, porque para ellos la obediencia ciega a sus superiores es más “Honor” que el daño que puedan causar “colateralmente” a la clase trabajadora.

 Tampoco puede ser considerado el ejército del Estado español como representante directo de su pueblo trabajador, ni para la defensa de sus intereses de clase, sino como representante directo de la Casta Económica y política, abogando todos sus miembros por esa homogeneidad aculturadora capitalista de la que Belém Grandal ha hablado en uno de sus textos y, por supuesto, uniformada y uniformizadora y, en última instancia destructora de toda moral, de toda dignidad y de cualquier HONOR que entronque con la construcción de unas sociedades justas, porque de ser así, estarían rebelándose contra quien los ha creado y mordiendo la mano que los alimenta.

Es por eso que, lo único que se desprende del análisis del concepto de “Honor militar” de los pretorianos es su distanciamiento del “Honor de la Clase trabajadora” y su similitud con otras organizaciones como la que podemos ver en “El Honor de los Prizzi”.

 

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