lahaine.org
Andalucía :: 10/04/2007

La solución a la problematica urbana. Más allá del activismo.

La Haine - Sevilla
Las ocupaciones, el trabajo en los barrios, las plataformas en guetos y en zonas amenazadas. ¿Son realmente útiles para subvertir un sistema injusto? ¿De que forma?

El hecho urbano es el gran escenario donde se desarrollan, hoy más que nunca, las principales relaciones de producción y consumo y las contradicciones del sistema en el que vivimos.

Las contradicciones que asolan hoy día el hecho urbano, más allá de las propias de las relaciones laborales, son al mismo tiempo las mismas que siempre y diferentes. Centremos nuestra atención en las tres grandes problemáticas a las que nos hemos referido en tantísimas ocasiones en los últimos años: la segregación social de la ciudad, la gentrificación y la dificultad en el acceso a la vivienda. Son problemas antiguos como la ciudad capitalista, con variaciones notables, de los que tenemos constancia escrita desde el siglo XIX lo que demuestra lo inherentes al capitalismo urbano de estas problemáticas. En el libro The condition of the working class in England, Engels hacia referencia claramente a estos tres temas. Sin embargo no queremos hacer aquí un comentario de texto marxista, ya tenemos suficiente de eso.

La problemática

La segregación social de la ciudad se basa en el hecho de que los pobres vivirán allí donde menos necesiten para vivir. En la ocupación secuencial del espacio urbano los consumidores con un mayor poder adquisitivo elegirán en primer lugar donde van a vivir, en base a diferentes cuestiones, siendo los últimos en elegir los escalones mas bajos de renta. La segregación se produce en primer lugar en base a las diferencias de utilidad de un determinado espacio y a la competencia entre los consumidores por obtener la mejor situación. La segregación racial en la ciudad capitalista se crea sobre estas bases, bien por el impacto de migraciones recientes de carácter económico, bien por una cierta homogeneidad en la relación con el trabajo y el consumo de comunidades étnicas. El factor básico para la segregación residencial en la ciudad occidental lo constituyen por tanto los ingresos.

La gentrificación, la recualificación de barrios obreros en futuras zonas comerciales o residenciales de lujo, esta íntimamente relacionado con la segregación. La gentrificación es producto de y produce la segregación. La desvalorización de una zona previa a la gentrificación es fruto de la inversión de los agentes urbanísticos y los consumidores en otras zonas de mayor interés, y de la ocupación de estos espacios por las rentas más bajas. A su vez la revalorización, mediante la puesta en valor de la mercancía-barrio, supone una concentración de población de elevado poder adquisitivo y de actividades de producción y consumo propias de rentas altas. La fetichización del suelo juega en este caso un papel fundamental, la ubicación es la misma antes y después de la revalorización, por lo que esta depende de una reestructuración del espacio circundante o/y de una cuidada operación de marketing urbano.

La dificultad en el acceso a la vivienda es un hecho tan básico como la segregación social dentro del capitalismo urbano. Ningún mercado capitalista puede funcionar sin escasez. La escasez de vivienda es necesaria para fijar la tendencia alcista de los precios y que se sigan generando plusvalías. En la actualidad nos encontramos con una escasez artificial de viviendas. Gran parte de la mercancía-vivienda se desvía hacia usos puramente mercantiles, inversión en ladrillo, familiar o empresarial, mientras que la escasez de la mercancía para "bien de uso" empuja los mercados al alza. Paradójicamente un mercado superabundante como la vivienda hoy día depende de la escasez para funcionar. La riqueza se fundamenta en la escasez.

Fines o medios

La solución en este caso no puede ser alcanzada por una mayor intervención del sector público en la vivienda. Ni para eliminar la escasez de viviendas (irreal por otro lado), ni para eliminar la segregación, ni para evitar la gentrificación. Poner el forzar la intervención de la administración como objetivo ultimo es igual a renunciar a solucionar estas contradicciones.

El ente público dentro de la económica de mercado tiene un papel subsidiario. Si interviniese de tal modo que eliminara la escasez de vivienda los precios caerían irremediablemente y el mercado inmobiliario colapsaría. De igual forma el ente público no tiene herramientas para corregir la segregación social o evitar la gentrificación, puesto que la única forma de evitarlas seria eliminar la competencia en el mercado de la vivienda y la mercantilización de espacio urbano.

Las medidas que se toman en este ámbito, tales como la construcción de viviendas sociales o las viviendas de realojo para los vecinos expulsados, son parches que solo pueden servir para frenar la conflictividad inherente a una ciudad establecida sobre bases injustas. La administración, con recursos limitados, debe elegir entre construir pocas viviendas en suelos caros, combatiendo la segregación social, o construir muchas viviendas en suelos baratos, contribuyendo a incrementarla. La decisión esta clara.

La tarea de los movimientos de base y los activistas también debe ser puesta en tela de juicio y no solo respecto a sus pretensiones de forzar a la administración a tomar medidas.

No hacen falta más investigaciones empíricas de las condiciones de los guetos, o sobre la recolección de expedientes sobre las injusticias que ya sabemos que sufren los sectores de la población más desfavorecidos, ya deponemos de suficiente información. Pretendemos estar contribuyendo a una solución, cuando de hecho no lo estamos. La investigación solo puede ser un medio para el análisis y la decisión de llevar a cabo otro tipo de actuaciones, si no la investigación se reduce a una masturbación moral.

Aceptamos como necesario y fundamental el trabajo en los barrios, pero ¿que trabajo hay que llevar a cabo y con que objetivos? La falta de unos objetivos claros, y de una voluntad realmente transformadora nos lleva al turismo emocional y a la perdida de tiempo. Debemos vislumbrar el poco sentido que tiene el centrarnos en salvar un bloque de viviendas mientras al mismo tiempo estamos perdiendo todo el barrio. O realizar labores humanitarias y/o de asesoramiento que entran en la misma lógica subsidiaria que la intervención de la administración, y que además deberían estar siendo realizados por ella.

Las ocupaciones son otra forma de intervención ampliamente utilizada. Sin embargo al igual que los otros aspectos mencionados no pueden por si mismas ser más que medios para alcanzar otros fines. Es imposible escapar al sistema de mercado de la vivienda mediante ocupaciones aisladas. Cada vez que gastamos un céntimo estamos entramos en la lógica de mercado.

¿Entonces que?

La única forma de que no existiese segregación social seria que unos lugares no tuvieran un precio mayor que otros. Es decir, habría que eliminar el mecanismo por el cual se rige la distribución del espacio urbano, la competencia y el mercado basado en la competencia. De igual forma, para evitar los fenómenos de gentrificación los lugares deberían dejar de ser mercancías. Para evitar la escasez artificial de suelo debería eliminarse un mercado que necesita de la escasez para funcionar.

La única forma de superar estas contradicciones es por lo tanto conseguir el control social del suelo urbano. ¿Quiere esto decir que debemos abandonar el trabajo en las asociaciones de barrio, las ocupaciones, las labores humanitarias, que debemos renunciar a obtener concesiones de la administración? No necesariamente, pero debemos ser conscientes de que si estos son nuestros objetivos últimos, renunciamos a cambiar la estructura injusta de la ciudad o a solucionar cualquier problemática real. Todo lo que estaremos haciendo será poner parches y hacer de apaga fuegos del sistema. El objetivo debe ser la organización de las victimas de la ciudad capitalista salvaje e injusta. Las ocupaciones, las oficinas de asesoramiento, el trabajo en los barrios, e incluso las concesiones solo deberían ser vistas como herramientas que pueden en un momento dado utilizarse y ser útiles para la conformación de una base, de un movimiento organizado.

Si las problemáticas que mencionamos, y contra las que luchamos, son inherentes al sistema, inevitablemente la única solución pasa por cambios estructurales radicales. Si ese es nuestro objetivo, las pequeñas luchas que llevamos a cabo y las pequeñas infraestructuras que conseguimos levantar desde la autonomía, pueden servirnos para crear algo que sí sea capaz de llevar a cabo esos cambios estructurales. Sino, estamos perdiendo el tiempo.

 

Este sitio web utiliza 'cookies'. Si continúas navegando estás dando tu consentimiento para la aceptación de las mencionadas 'cookies' y la aceptación de nuestra política de 'cookies'.
o

La Haine - Proyecto de desobediencia informativa, acción directa y revolución social

::  [ Acerca de La Haine ]    [ Nota legal ]    Creative Commons License ::

Principal