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Europa :: 02/06/2006

El fantasma de los disturbios resurge en la periferia de París

La Haine.
El decreto del alcalde de Clichy-sous-Bois contra la delincuencia, que prohíbe la reunión de más de tres adolescentes, reactiva las protestas callejeras. La represión volvió a aparecer el martes por segunda noche consecutiva en la periferia de París, dejando un saldo de cuatro heridos, cinco detenidos y al menos una decena de coches incendiados, entre ellos un coche patrulla

Por segunda noche consecutiva, grupos de jóvenes de los suburbios parisinos quemaron, entre el martes y ayer, al menos 12 vehículos y apedrearon a las fuerzas del orden en nuevos tumultos, como si, de esta manera, quisieran celebrar el primer aniversario del nombramiento de Dominique de Villepin como primer ministro.

Más de 250 policías se enfrentaron por más de tres horas a los jóvenes amotinados, quienes lanzaron cócteles Molotov al edificio del Ayuntamiento, en protesta contra una regulación que prohíbe la reunión en las calles de más de tres jóvenes de 15 a 18 años. Ese decreto, bloqueado a principios de mayo pasado por la justicia francesa, tenía el peregrino propósito de intentar evitar una repetición de los desórdenes nacionales de unas tres semanas a finales de 2005, con saldo de dos muertos y más de 9.000 autos incendiados, mediante un aumento de las leyes represivas.

Las calles de esa barriada parisina amanecieron cubiertas de cristales rotos, piedras y basura recién quemada. Para los allegados del referido alcalde, quien es protegido por una fuerte escolta desde que promulgó la controvertida legislación, las protestas están más bien relacionadas con el arresto de un adolescente de origen inmigrante hace 15 días. La detención del joven estuvo vinculada a una supuesta agresión denunciada por un conductor blanco de un autobús.

Detenido el superviviente de los electrocutados

Al menos cinco personas fueron arrestadas durante la represión, en la cual los agentes antidisturbios emplearon bastones y balas de goma contra los manifestantes. Entre estos arrestados está Muhittin Altun, de 18 años, el único superviviente de los tres jóvenes que, el pasado octubre, se refugiaron en una caseta de electricidad huyendo de los agentes de la Policía, donde dos de ellos murieron electrocutados.

Este suceso fue el detonante de una serie de violentas protestas en barrios de la periferia, habitados en su mayoría por inmigrantes, en demanda de justicia por la muerte de los dos muchachos, y que pusieron en jaque al Gobierno francés. Lo que empezó como una protesta por un hecho puntual se convirtió en todo un movimiento social que demandaba mejores condiciones de vida en los suburbios de París, una zona afectada por un 40 por ciento de desempleo.

La situación se tensó tanto que el Ejecutivo decretó el estado de emergencia, que se repitió puntualmente durante los tres meses casi ininterrumpidos en los que los manifestantes -casi todos jóvenes de nacionalidad francesa, hijos o nietos de inmigrantes- salían a la calle cada noche para incendiar locales y miles de coches en denuncia por la marginación social.

 

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