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Nacionales E.Herria :: 12/04/2012

Se están riendo a la cara

Borroka Garaia
A Iñigo, señor Ares, lo han matado tus chicos, nadie más. No queda otra más que salir a la calle.

Pero la mueca se les está empezando a torcer. Esta vez no hubo oportunidad de “cal viva” en el cuerpo pero la están intentando aplicar sobre la sociedad a base de falacias. Lo mataron en una calle concurrida y llena de testigos. El beltza aún se estará riendo aunque se preguntará asímismo: ¿Qué he hecho que no haya hecho otra vez?. Y es que la actuación no ha sido una negligencia. Entra en los parámetros habituales. Hacer el máximo daño posible y dejar un sentimiento de terror, ya sea en una herriko taberna, una manifestación o un funeral. Hay veda libre para la caza. Eso es lo primero que aprenden en la brigada movil y por extensión en toda la erzaintza. Por no hablar de la policía nacional española y guardia civil. Han repartido lo que no está en los escritos.

Se pensaban que esta vez como en tantas ocasiones lo iban a tener fácil. Si hace unos días en Gasteiz pillamos a un chaval por la calle, lo tiramos al suelo mientras le molíamos a palos, le lanzamos una pelota a punta de bocacha y cuando estaba inconsciente le metimos panfletos de la huelga general y pegatinas en la boca y los responsables políticos y policiales dijeron que se tropezó, pues ya se les ocurrirá algo esta vez, aunque ahora nos hemos cargado a uno y no simplemente le hemos mandado al hospital.

“Nos hemos cargado a un ciervo en una herriko taberna”. Bueno tranquilo, le contestaría el de al lado. “Ya sabes como funciona esto” confirmaría el mando. Y así fue. Desde el primer minuto sabían porque había un joven a sus pies desangrandose en el suelo e inconsciente. Y también sabían porque golpeaban a todos los amigos que se acercaban rogando que llamasen a una ambulancia. Risas, insultos y palos. ¿Qué eres la novia perdida?. Eso fue la contestación que dio uno de ellos ante una chica aterrorizada que reunió el valor de acercarse a ellos para pedir ayuda. Después la pegaron como animales.

Y es que ellos saben y nosotros sabemos como funciona esto. ¿Qué hacemos?. Lo primero callar. Es tal el nivel de impunidad que tienen que llegaron a la misma conclusión que en el caso de Xuban Nafarrete. Callarse y si cuela, cuela. Si se levanta la protesta ya saldremos diciendo que se ha tropezado, añadiremos que es del “entorno” y nos montaremos alguna historieta sobre el peligro que corrían los agentes. Así lo hicieron.

Y así continuaron. Silencio sepulcral sobre Iñigo mientras estaba en coma al borde de la muerte. Sin mención en los medios de comunicación. Nada de nada. Esperando que no se levantara protesta. Pero la protesta se levantó. Iñigo Cabacas Liceranzu murió. Los medios populares, las redes sociales estaban ya informando de las versiones de testigos presenciales.

Así que no tenían más remedio que dar el siguiente paso diseñado. Crear la duda sobre la muerte. No se la iban a comer tan fácil. Cinco días tardó en salir interior a hablar sobre el caso. “Todas las hipótesis están abiertas”. Y es que además lo hicieron cuando minutos antes ya se había filtrado que la autopsia no daba ningún género de duda a que la muerte de Iñigo como así lo afirmaban los testigos fue a causa de una brutal carga policial contra una masa de gente tranquila e indefensa. Un pelotazo en la cabeza. La indignación social desbordaba todo límite a esas alturas. Ahi si que fueron negligentes al no atar todos los cabos para que la autopsia no transcendiera tan pronto. Su intención consistía en alargar la espera para que la protesta social e indignación bajara los grados. Y sin embargo lograron el efecto contrario.

De entrada remarcaron hasta más de tres veces en el comunicado policial que la carga se produjo en las cercanías de la herriko taberna, con la intención clara de meter la ficha del “entorno”. Eso les daba pie para sin problemas poder inventarse cualquier situación que justificara lo injustificable de una carga policial por la cara, cargas comunes en la que cualquier joven y no tan joven puede dar cuenta. Sin embargo ese argumento se les volvería contra ellos mismos.

Intentaron relacionar la muerte después con hechos relacionados con el fútbol, como si la orden de cargar, si es que la hubo, ya que los beltzas no necesitan orden de mandos para disparar, tuviera algo que ver con el deporte. La única relación con el fútbol es que la gente celebraba la victoria del Athletic, ahí acaba el nexo. La carga se produjo porque la zona era una herriko taberna y es gratis disparar ahí.

No contentos con ello empezaron a hablar sobre una pelea entre dos personas que se produjo y terminó al menos 15 minutos antes de las cargas policiales. Dijeron que la ertzaintza se acercó al lugar por esa pelea y porque “había heridos”. No se acercó ninguna ambulancia a socorrer a los supuestos heridos que nadie vio por ninguna parte sino 4 furgonetas anti-disturbios de una brigada movil entrenada en el odio a la izquierda abertzale. Se bajaron y empezaron a disparar en un callejón sin salida y a quemaropa donde no ocurría absolutamente nada. La respuesta de las personas que había ahí fueron gritos de lasai (tranquilos), silbidos, manos arriba en señal de indefensión y miedo. Como un pelotón de fusilamiento descargaron más de medio centenar de pelotas sobre una masa de gente que se apelotonaba en el callejón sin poder escapar. Ahí cayó Iñigo.

No puedo expresar con palabras el papel que está jugando Ares, EITB, la ertzaintza y el gobierno ilegítimo del pucherazo del PSOE y PP. Mención aparte también merecen las palabras infames del ministro de interior español. La respuesta popular ante la evidencia de los hechos ha forzado que tengan que salir al menos a la palestra para mentir, difamar, levantar humo e intoxicar. Intentan también moverse algo para que no se mueva nada. La batalla por la verdad y justicia será dura. Y la victoria consistirá en el final del esquema policial represivo de unos cuerpos de seguridad que como objetivo prioritario tienen combatir las ansias de libertad de este pueblo y pisar a la juventud vasca en una estrategia politica violenta y despreciable. Han matado a Iñigo y ahora están humillando a todo un pueblo. El si, pero(s)… de Ares es la guinda macabra de esta función teatral. A Iñigo, señor Ares, lo han matado tus chicos, nadie más. No queda otra más que salir a la calle. A las 20:00h hoy en Zabalburu y en todas las demás movilizaciones que se han anunciado. Un pueblo puede ser humillado y maltratado pero si está unido no se le podrá vencer y la mentira no podrá triunfar.

 

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