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Estado español :: 26/08/2012

¿Cambiar de gobierno o cambiar de sistema?

Luis Ocampo
En síntesis hay sobre la mesa dos estrategias

Hemos entrado ya de lleno en la confrontación ideológica sobre que estrategia debe de seguir el movimiento popular en Castilla, incluido naturalmente Madrid, para avanzar en la consecución de una correlación de fuerzas que permita, en el menor tiempo posible, derrotar la línea de “ruina”: social, política, económica y moral, impuesta por el bloque dominante español y sus amos imperiales a los Pueblos y clases trabajadoras del Estado.

En síntesis hay sobre la mesa dos estrategias, que en estos momentos son completamente antagónicas, aunque ambas se presentan como alternativas a la política del Gobierno actual del PP.

La línea impulsada por el P.S.O.E, U.G.T., CC.OO., y la dirección oficial de I.U., así como algunas otras organizaciones sociales y sindicales que probablemente en un proceso de clarificación puedan asumir posiciones más “eficaces” para la lucha popular.

Esa primera estrategia, en esencia, plantea que hay que cambiar de Gobierno, es decir volver a un gobierno del PSOE o al menos que incorpore al PSOE, incluyendo la posibilidad de un gobierno de concentración nacional. Ese “nuevo gobierno” sería más cuidadoso con los recortes en los servicios públicos y las privatizaciones, sería menos beligerante con cuestiones como la de la eliminación de liberados sindicales de CCOO, UGT,... Es decir, mantendría al “bloque dominante español”, tal como lo conocimos en las últimas décadas; y no excluiría a ninguna fracción de ese “paraíso”, tal como esta haciendo actualmente el gobierno del PP.

El formato concreto de acción que han puesto en marcha para el próximo período, es el de la exigencia de una convocatoria de referendum sobre la política del gobierno así como una concentración en Madrid el 15 de septiembre para presionar en tal sentido.

Ni que decir tiene que esa estrategia es un puro callejón sin salida, que sólo conducirá a la derrota y a la frustración del movimiento popular.

Hay una segunda estrategia, en proceso de construcción, que como todo lo nuevo y transformador, tiene lagunas y dificultades que en parte solo se podrán resolver en la medida en que ésta se vaya poniendo en práctica, pero que incluye una idea absolutamente justa - lo que necesitamos es un cambio de régimen - no sólo un cambio de gobierno dentro del Sistema vigente.

Como era previsible, casi todo aquello que se sitúa en el interior o los aledaños del PSOE, UGT, CCOO y el sector más institucional de IU, se oponen radicalmente a ella y además con argumentos similares a los que utilizaron en los primeros años de la transición contra los movimientos auténticamente rupturistas, el peligro del “golpe de Estado”. En aquel entonces desgraciadamente ésta atemorización de la sociedad tuvo efectos muy importantes y de hecho sirvió para paralizar en buena medida a la movilización popular. En la coyuntura actual, sin despreciar totalmente sus consecuencias, no parece que vaya a poder frenar la única estrategia que nos puede llevar a la victoria, aquella que exige el cambio de Régimen.

El ABC del materialismo nos enseña como para construir lo nuevo hace falta antes o al menos simultáneamente demoler lo viejo. Hay gentes que parece que llegados los momentos de la verdad se olvidan de cuestiones tan elementales.

La convocatoria del día 25 S de concentración ante el Congreso, con todas sus limitaciones, obviamente no se va a conseguir la dimisión del gobierno ni se va a iniciar un proceso constituyente, tiene la utilidad de que sitúa el núcleo de la cuestión en donde realmente está, tenemos un Régimen, empezando por su Jefe de Estado, ilegítimo y hay que cambiarlo. Por primera vez en Madrid se hace una convocatoria amplia y explícita en esa dirección y eso tiene un cierto carácter histórico, debería de ser un punto de inflexión en el nivel político del movimiento popular en Madrid y en el conjunto de Castilla.

En el Estado Español, como realidad plurinacional que es, con procesos diferenciados de articulación de las fuerzas populares y con estrategias propias para cada Pueblo, las consecuencias de la convocatoria de Madrid son diferentes, pero en lo fundamental la movilización el 25 S no va a perjudicar sino todo lo contrario a los diferentes movimientos nacional-populares de éste Estado, entre otras cosas por que una de las reivindicaciones de esa movilización es la del derecho de autodeterminación.

Para finalizar esta reflexión se transcribe un pequeño texto de Lenin que es bastante clarificador también para éste momento histórico:

“Suponer que una revolución social es imaginable sin una rebelión de las pequeñas nacionalidades en las colonias y en Europa, sin disturbios revolucionarios de la pequeña burguesía, con todos sus prejuicios, sin la agitación del proletariado inconsciente y las masas semiproletarias contra la opresión de la nobleza, de las iglesias, monarquías y naciones extranjeras- suponer eso, es abjurar de la revolución social”

ochineniyá, Tomo XIX, pagina 269.

 

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