¿Va a haber guerra?

La pregunta no por inquietante, deja de ser cierta. ¿Va a haber guerra? Y cuando hablamos de guerra, estamos hablando de una guerra de proporciones enormes y con varios frentes abiertos en diferentes puntos del planeta.

La impresión es que si los pueblos no se conciencian de que esa realidad puede darse, esta se va a dar.

Las intentonas del mamarracho Capriles en Venezuela, van por ese camino. No reconocer la victoria electoral de Maduro, agitar y crear un ambiente tenso en las calles que vaya en aumento y que proporcione las condiciones para un enfrentamiento civil entre venezolanos y venezolanas, apoyo del imperialismo, por boca del “premio nobel de la paz” Obama y segura cobertura del narco estado colombiano…

La estrategia que busca Capriles es la de crear un caldo de cultivo que lleve a Venezuela a un desgobierno que incluya desórdenes y altercados. Ese es el escenario buscado por el imperio y que justificaría una intervención militar, bien directamente, bien una “coalición internacional”.

Las estrategias imperiales se han apoyado en organizar alborotos de la oposición del gobierno no deseado y que esos alborotos sean la justificación para acudir mediante “ayudas humanitarias”, “intervenciones internacionales” y otras maneras de desarrollar lo que en el siglo XIX y XX lo hacían mediante los marines. Revoluciones de colores, primaveras árabes, forman parte de esta estrategia criminal.

Las primaveras árabes, culminaron con los bombardeos sobre Libia, un país que disponía del mejor nivel de vida de Africa y un extraordinario apoyo de la población. En esta ocasión utilizaron a los extremistas religiosos de Al Qaeda, para visualizar supuestas “matanzas del régimen”. Esas “matanzas”, que no eran tales, abrieron la puerta a las auténticas matanzas, las que originaron los bombardeos de la OTAN y la instauración de un gobierno criminal, que esta sí, mantiene una férrea dictadura medieval, que oprime a su pueblo, pero que garantiza las riquezas naturales libias a occidente.

Y esa es la jugada de Siria, pero el pueblo de Siria esta respondiendo con heroísmo a la agresión imperialista. No se esperaban tamaña resistencia, por eso ya están creando las condiciones para ir a Siria con los marines y los bombarderos de la OTAN. Turquía e Israel, en teoría diferentes y rivales países, en realidad coordinan sus movimientos porque es más lo que les une. Les une sus alianzas con el imperialismo y el carácter fascista y retrógrado de sus gobiernos.

La izquierda mema ha dejado de ser mema, para pasar a ser la izquierda canalla. Después de todo lo expuesto, y tras varios años de demostrar las evidencias que tras esos movimientos está el imperialismo, siguen con sus apoyos a esas “rebeliones populares”.

Va a ser difícil que los pueblos puedan olvidar el papel que están jugando destacamentos de ciertos grupos (más bien sectas, seamos realistas) y medios de contra información, a favor de estas canalladas. Nada puede justificar el tristísimo papel que juegan y la respuesta sólo puede ser darles la espalda y caracterizarlos definitivamente como aliados del imperialismo.

Corea del Sur y el imperialismo no han cesado de provocar a la República Popular de Corea, pero aquí , si se han topado con un hueso. Esa misma izquierda canalla y esos mismo medios que tanto han criticado a la RP Corea, llamándola dictadura cuartelera y criticando ácidamente la posesión por parte de Corea de armamento nuclear, deben saber que gracias a ese armamento se ha evitado, por de pronto, una guerra en la península coreana que hubiese ocasionado infinidad de desgracias y millones de muertos. Esa es la realidad que no quieren ver, porque su fanatismo y estúpido elitismo teórico, que no es sino revisionismo socialdemócrata no les permite hacerlo.

¿Queremos una moraleja? Si vis pacem parabellum. La medicina antiimperialista aplicada por la RP de Corea es la más adecuada para hacer frente a los planes de guerra del imperialismo. Sólo estando armados hasta los dientes podrán los pueblos parar la infinita avaricia del capital en su fase imperial.

Solo plantándoles cara. El imperialismo se lo va a pensar dos veces. Sólo desde medidas unilaterales, pero medidas que consisten en hablar de tu a tu al imperio, con un ramo de olivo en una mano, pero con un ejercito bien armado en la otra, como visualizó en la ONU Arafat es posible que los pueblos eviten la guerra y paren los planes del pentágono. Como bien claro definó el presidente Maduro "Con la mano dura"