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Medio Oriente :: 26/08/2013

Algunos apuntes sobre la situación en Egipto

Boltxe Kolektiboa
Detrás de la acción de los militares están los de siempre, es decir EEUU, su perro fiel en la zona: Israel, y sus lacayos: la Unión Europea

Tras la «vuelta a la democracia» en Egipto, así ha sido denominado el golpe de Estado de los militares egipcios contra el gobierno de los Hermanos Musulmanes, deberíamos realizar algunas reflexiones, mejor dicho plantear algunos puntos que pueden servir para abrir un debate y para ayudar a intentar analizar, a grandes rasgos, la situación en Egipto. Es difícil hacerlo, pues la manipulación es casi absoluta, pero podemos, como mínimo, intentar ver a quién sirve este golpe de Estado.

Todavía están por verse las verdaderas consecuencias de dicho golpe de Estado pero lo que está claro es que serán sangrientas para el pueblo egipcio. El enfrentamiento entre los seguidores de los Hermanos Musulmanes y la junta militar es casi imparable. Ante ello la comunidad internacional tan apegada a su «democracia parlamentaria», que quiere imponer en todo el mundo, se carga esa «democracia» apoyando unánimemente el golpe de Estado contra un presidente elegido según las normas occidentales.

Nadie puede albergar dudas que detrás de la acción de los militares están los de siempre, es decir, Estados Unidos, su perro fiel en la zona, Israel, y su lacayo, la Unión Europea. Tras la sangrienta represión de las concentraciones pacíficas de los Hermanos Musulmanes, su reacción ha sido la de pedir contención al ejercito egipcio. Es decir, que puede seguir asesinando egipcios que defienden a los Hermanos Musulmanes, pero de una manera más disimulada para que las buenas personas de Occidente no se sientan escandalizadas ante los montones de cadáveres que quedan en las calles de las ciudades egipcias.

Después de estos hechos, cabe preguntarse quién está en guerra contra quién. Pensamos que está claro que Estados Unidos y sus aliados después de la implosión de la URSS decidieron «buscar» un nuevo enemigo que les ayudara a avanzar en sus fines imperialistas. Y lo encontraron, el «nuevo» enemigo sería el enemigo ancestral de la cristiandad: el Islam.

¿Para qué necesitaban este nuevo enemigo? Fundamentalmente para realizar una reorganización mundial y continuar apropiándose, lo más fácilmente posible, de las materias primas que el desarrollo capitalista necesitaba y necesita. Ahora que la URSS había desaparecido, podían dedicarse a hacer desaparecer a los países que quisieran, a dividirlos, a ocuparlos, a hacer lo que les viene en gana.

¿Ejemplos? Los hay a montones, la agresión y vil asesinato de Gaddafi, la guerra en Siria, la partición de Sudán, la entrada del ejército francés en Mali, la utilización de drones para asesinar, atentados contra Hizbulá, intentos de desestabilizar la revolución bolivariana, la situación en Gaza, etc. La lista sería interminable. Lo que sí nos demuestra todo esto es que los imperialistas siempre actúan para defender sus intereses, por mucho que nos hablen de «democracia», de «derechos humanos». Si pueden utilizar esa «democracia» para sus intereses, la utilizan, si no, una invasión, un golpe de Estado, lo que sea. Y aunque hablen continuamente del derecho a la vida, no les importa nada los muertos que ocasionan su decisiones.

En Egipto, Estados Unidos y compañía apoyaron la formación de los Hermanos Musulmanes, a Sadat, a Mubarak, y cuando les dejaba de interesar alguno de sus peones lo abandonaban y apostaban por otro. Cuando el pueblo egipcio se levantó contra Mubarak, los imperialistas apoyaron la realización rápida de elecciones estilo occidental para que el pueblo no tuviera tiempo de organizarse. ¿Y quién tenía una organización capaz de presentarse a las elecciones, tenía dinero y estaba implantado en todo Egipto a causa de la dejación de los diferentes gobiernos egipcios de una política social popular? Los Hermanos Musulmanes.

Está claro que este partido defiende el capitalismo, defiende las medidas que el FMI y el BM llevan imponiendo desde hace años en Egipto (esto le va bien al imperialismo), pero como no lleva a cabo ninguna de las reformas o cambios que el pueblo egipcio exigía, éste se moviliza y se levanta contra el gobierno de Morsi (esto ya no le va tan bien al imperialismo, cualquier movilización popular va contra sus intereses). Y entonces el imperialismo decide tomar la riendas de la situación y apoyar al ejército egipcio en su golpe de Estado sangriento. Un ejército corrupto, que no tiene nada que ver con el ejército de la época de Nasser, un ejército que tiene en sus manos lo fundamental de la economía de Egipto, un país rico que a causa de las políticas impuestas por el FMI y el BM tiene que importar productos alimenticios.

Aunque estemos en contra de la política de los Hermanos Musulmanes, ¿tenemos que defender un golpe de Estado de un ejército de este talante? ¿Este ejército defiende los intereses del pueblo de Egipto?

Es cierto que defendemos el derecho a la rebelión, a la insurrección, ¿pero este golpe de Estado a quién sirve? ¿Qué intereses defiende? ¿Ayuda al pueblo egipcio a organizarse? Parte del pueblo egipcio está saliendo a la calle a defender a los Hermanos Musulmanes, ¿la represión es el camino para que vean y comprendan que este partido no defiende realmente sus intereses?

Pensamos que no debemos olvidar la experiencia de Argelia, cuando Occidente propició y apoyó un golpe de Estado contra otro partido islamista que había ganado las elecciones. Esta experiencia se ha saldado con miles y miles de personas asesinadas, torturadas. Una experiencia que no ha servido para «llevar la democracia» a Argelia, como nos vendieron ese golpe de Estado en su momento.

Estados Unidos y compañía hablan de democracia, de elecciones, de parlamentarismo, pero cuando las elecciones que propician no salen como quieren, las anulan y deciden que el pueblo no ha sabido escoger bien lo que necesita y son ellos los que imponen lo que «el pueblo necesita», en realidad, lo que les va bien a ellos, al imperialismo.

Recordemos otro ejemplo, el de Palestina, cuando el 26 de enero de 2006 Hamas ganó las elecciones en Gaza. Las presiones de la «comunidad internacional» sobre el pueblo palestino fueron enormes.

Todas estas experiencias, y muchas más, debería hacernos comprender que ese no es el camino. Para que un pueblo avance en la lucha contra la opresión, contra el imperialismo, contra las medidas económicas impuestas, lo que necesita es movilización y organización. Solamente el pueblo organizado puede conseguir un Estado popular que esté al servicio del pueblo, y eso no lo va dar ni a propiciar el ejército egipcio. Parte del pueblo egipcio puede pensar que lo fundamental era apartar a los Hermanos Musulmanes del poder, pero deben tener en cuenta que la represión contra los seguidores de los Hermanos Musulmanes puede volverse contra el pueblo egipcio, independientemente de si son defensores de los Hermanos Musulmanes o no. Ni el ejército egipcio ni el imperialismo, y menos Israel, van a permitir que el pueblo egipcio se organice, pero los pueblos no piden permiso al imperialismo para luchar ni para organizarse.

Como ya hemos dicho anteriormente, no compartimos ni el modelo político ni por supuesto no tenemos el menor punto en común con la política de los Hermanos Musulmanes o de cualquier otro partido islamista, pero tampoco vamos a apoyar, y además lo denunciaremos, cualquier golpe de Estado que en nombre del pueblo se sustituya a su decisión.

Boltxe koletiboa

 

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