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Estado español :: 10/01/2014

Vagos y maleantes

Moncho Alpuente/Periódico CNT
Nuestros gobernantes nos están diciendo que, no solo seguirán haciendo lo que les viene en gana sino que además no quieren ni oírnos

Este gobierno de vagos y maleantes, de peligrosos sociales y bárbaros aniquiladores de derechos y libertades, acosado en calles y plazas por amplios sectores de la sociedad, no ha tenido más remedio que recurrir a métodos de dudosa ortodoxia democrática para defenderse y defender a esa mayoría silenciosa de los que no tienen nada que decir, callan y otorgan, acatan y asumen, para apoyar a esos ciudadanos que se resignan, o se benefician de la situación, sus valedores, su sostén.

Esa mayoría sumisa está encabezada por los beneficiarios, políticos, empresarios, banqueros, financieros, policías y ladrones de guante blanco y corazón negro que siempre prefirieron la injusticia al desorden. Para ellos y contra nosotros ese gobierno prepara una nueva ley para reprimir a los desordenados y a los revoltosos que se atrevan a profanar la letárgica calma en la que vivimos anestesiados. Con este nuevo reglamento, nuestros gobernantes nos están diciendo que, no solo seguirán haciendo lo que les viene en gana sino que además no quieren ni oírnos, ni vernos, que hartos de escuchar nuestras quejas y protestas quieren acallarlas con multas, sanciones y prisiones para los que levanten la voz y rompan el silencio mayoritario. Vivimos al parecer un momento excepcional y esto requiere medidas excepcionales, un estado de excepción permanente al peor estilo franquista, un paréntesis sin fecha de caducidad que durará hasta que se rompan todas las mareas y las aguas vuelvan a su cauce.

Multas de hasta 600.000 euros por convocar manifestaciones, multas para los que “menoscaban” a nuestros policías o acosan a nuestros políticos a la puerta de sus domicilios, sus sedes, sus despachos o sus parlamentos e instituciones. Con una pequeña aportación involuntaria de cada manifestante o discrepante, la economía nacional experimentaría un empuje hacia arriba equivalente a la masa disidente desalojada. Las viejas leyes de vagos y maleantes o de peligrosidad social, incluso la ley Corcuera, solo han sido precedentes de la que se avecina. Una mirada de odio o de desprecio a un policía en acto de servicio podría costarle al mirón 500 euros, llevar una capucha en una manifestación sin ser un policía camuflado y aunque caigan chuzos de punta también será sancionado. A manifestarse a la Casa de Campo y cuidado con causar destrozos medioambientales. No seamos bárbaros respetemos la paz de los cementerios donde reposan nuestros muertos vivientes.

Periódico CNT nº 406 - Diciembre 2013

 

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