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Argentina, Cuba, Europa :: 16/06/2015

Las palabras que me han fallado (Italo Calvino sobre el Che)

Italo Calvino
El famoso escritor italiano Italo Calvino, cuyos libros se vendían como rosquillas, escribió el 15 de octubre de 1967 un tributo al Che. No lo publicaron hasta 30 años después

[Traducido por La Haine]

Todo lo que traté de escribir para expresar mi admiración por Ernesto Che Guevara, por el modo en que vivió y murió, me parece fuera de tono. Oigo su risa que me responde, llena de ironía y conmiseración. Yo estoy aquí, sentado en mi estudio, entre mis libros, en la falsa paz y en la falsa prosperidad de Europa; dedico un breve intervalo de mi tranquilo trabajo a escribir, sin ningún riesgo, sobre un hombre que quiso asumirlos todos, que no acepto una paz ilusoria y provisional, un hombre que pedía de sí mismo y de los otros el máximo espíritu de sacrificio, convencido de que todo el sacrificio que se evite hoy se pagara mañana con una suma de sacrificios todavía mayor.

Guevara es para nosotros este llamado a la gravedad absoluta de todo lo que se refiere a la revolución y al futuro del mundo, una visión crítica radical de todo gesto que sirva solamente para tranquilizar nuestras conciencias. En ese sentido continúa siendo el centro de nuestras discusiones y de nuestros pensamientos, tanto ayer, vivo, como hoy, muerto.

La suya es una presencia que no pide consensos superficiales ni tributos formales; eso equivaldría a desconocer, a minimizar el extremo rigor de su lección. La "línea del Che" exige mucho de los hombres; exige mucho, sea como método de lucha, sea como perspectiva de la sociedad que habrá de nacer de la lucha. Frente a tanta coherencia y coraje en el llevar una idea y una vida a sus últimas consecuencias, mostrémonos ante todo modestos y sinceros, conscientes de lo que significa la "línea del Che" -una transformación radical no solo de la sociedad sino sobre todo de la "naturaleza del hombre", comenzando por nosotros mismos- y conscientes de lo que nos separa de poder llevarlo a la práctica.

La discusión de Guevara con todos los que se le acercaron, la larga discusión que fue su corta vida (discusión-acción, discusión sin abandonar nunca el fusil), no se interrumpe con su muerte, y se extenderá cada vez más. Incluso para un interlocutor ocasional y desconocido (como podía serlo yo, con un grupo de invitados, una tarde de febrero de 1964, en su despacho del Ministerio de Industrias), el hecho de haber hablado con él no podía quedar como un episodio marginal. Las discusiones que cuentan son las que continúan después cuando estamos solos.

Desde lejos y en silencio yo he seguido discutiendo con el Che durante todos estos años y, mientras más pasaba el tiempo, más razón tenía él.

Aún hoy, en que muere mientras pone en marcha una lucha interminable, continúa, siempre, teniendo razón.

italo-calvino.com

 

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