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Respuesta al artículo "España, el movimiento libertario hoy"
CNT-Córdoba

Hace pocos días hemos podido leer en esta página el artículo denominado "España, el movimiento libertario hoy". Me parece que en este artículo se dicen cosas que por un lado son bastante inciertas, y por otro, un mero insulto al trabajo de muchas personas. No se trata por mi parte, al querer contestar a ese artículo, de meter baza, crear polémica o como quiera llamarse, pero al menos, quiero plantear también mi visión puesto que como militante de CNT me siento totalmente aludido.

Pero soy más modesto: desde luego no soy capaz de meter en cuatro páginas no sólo la actualidad del movimiento libertario español. Y mucho menos, las razones históricas que han llevado al anarquismo y al anarcosindicalismo a su situación actual, como hacen de forma bastante tosca los autores del citado artículo, aunque con el rigor con que se habla, la verdad es que poco se puede aprender de sus líneas. Sobre todo cuando lo que se usa es la descalificación contra lo que no les gusta, y la aprobación y el aplauso hacia lo que les agrada, sin que se den pruebas para la crítica ni para el halago.

Los autores hablan, además, desde una perspectiva localista, según la vivencia directa de los que escriben en su pueblo, o ciudad, sin que hayan hecho un mínimo esfuerzo en examinar aquello de lo que quieren tratar: nada menos que españa. A cada uno en su casa, en su pueblo, en su grupo, le va mejor o peor con unos y con otros, y dentro de todos los movimientos, gente que aquí actúa de manera autoritaria o chulesca, allá son gente competente, o al revés. Las siglas no son un monolito, algo que funciona siempre igual en cualquier sitio y momento. Por eso, cuando se habla de un terreno tan amplio, hay que buscar los referentes que construyen las organizaciones, buscar mucho para dar una impresión global, y no la de mi vecino y sus amigos.

Para empezar, creo que el movimiento libertario siempre ha sido complejo, y precisamente por ello su descripción es siempre difícil. No sirve empezar afirmando su complejidad y terminar encuadrando toda esa dificultad en unas cuantas clases simplistas, más acordes a las simpatías del autor que a un examen que cuadre con el título. Casi nada es tan simple, y menos el movimiento libertario.

Al parecer, toda la información con la que cuenta el artículo referente a la actuación del anarquismo y del anarcosindicalismo en la guerra civil, es negativa. No se hizo nada, más que pactar con el "estalinismo" y las "socialdemocracias". Elegir los posibles errores para señalar un siglo de luchas obreras me parece un poco lastimoso. ¿Acaso alguien puede creerse que la supuesta "falta de democracia interna" de la CNT es la que precipita el "fracaso revolucionario", cuando era el pueblo simple y llanamente el que luchaba y se dejaba la vida en los frentes y en la calle? Parece ser que las acusaciones a los hechos en el pasado, les dan hoy a muchos la justificación suficiente para poder despreciar en el presente sin tener que buscar más motivos.

Yo puedo hablar por mi organización, la CNT. De las otras, no voy a decir nada, salvo que en relación a CGT y su aparición en el artículo como una "organización impredecible pero real", parece que los autores del artículo no han reparado en que ese sindicato afilia entre otros, a policías y carceleros. Su "impredecibilidad", es por tanto, relativa.

Yo creo que incluir a la CNT como "burocracia", es una acusación que simplemente no se sostiene. Cualquiera que conozca un poco la CNT sabe que los sindicatos son autónomos. Esto no son sólo palabras, sino que significa que no necesitan ninguna autorización "burocrática" para realizar sus acciones. Se financian, piensan, diseñan, y actúan con independencia. Que la organización confederal ralentiza la actuación del sindicato a nivel federal o estatal, está claro. Pero que supone una garantía frente a la manipulación y a los liderazgos, también. Esa organización consiste en poner de acuerdo a mucha gente variopinta sobre muchos temas, y eso es difícil, y cuesta trabajo, pero es que en eso consiste la autogestión. Que la existencia de comités provoca problemas, es evidente, y que hay gente que a veces intenta imponerse desde ellos, también. Pero es también claro que ninguna otra organización permanente tiene una estructura que maneje menos poder que en ésta. No hay más que mirar su funcionamiento día a día. Pero eso es algo que no han hecho los autores del relato sobre el movimiento libertario español. Sólo hay que ver cuantas acciones, campañas, actos, movilizaciones, actuaciones de solidaridad se hacen en todo el territorio que no han pasado ni siquiera por los comités, por esa tan horrible "burocracia".

¿Acaso creen los autores del artículo que otros grupos, por el hecho de alardear de que no tienen "comités" "ni nada de eso", son menos manipulables, son menos dirigibles, o menos lentos? ¿Acaso es tan malo ponerse de acuerdo y votar cuando es necesario? Bueno, entiendo que a los Autónomos no les guste ponerse de acuerdo con nadie e ir a su bola. Pero no me parece que para defender esa manera de funcionar, haya que insultar a la gente que cree que la organización es más importante que la actuación en solitario. Mal está la cosa, si hay que criticar a otro para justificarse. Son formas diferentes de actuar que son tan viejas como el anarquismo o como la humanidad, y que coexisten mejor o peor según el momento pero sin tener que andar a codazos. Hay anarquistas, que pensamos que la autogestión conlleva necesariamente ponerse de acuerdo, buscar entre nosotros la actuación común, porque creemos que esa es nuestra fuerza, la fuerza del movimiento obrero. Uno de nuestros principales presupuestos es seguir uniendo gente a este movimiento.

Y sí, tenemos un pasado, que a veces pesa tanto (por ver como estamos hoy) como otras nos impulsa (por ver como estuvimos ayer), pero al que le tenemos un gran respeto. ¿Eso es ser "anarcortodoxos"? Entiendo entonces que todos los demás anarquistas son "anarcoheterodoxos". A lo mejor los "anarcortodoxos" son los que siempre son anarcos, y los otros los son unas veces sí, y otras no. Primero se nos acusa de haber pactado con estalinistas durante la guerra, y se dice que por eso fracasamos, y ahora se acusa de ser ortodoxos y por eso también fracasamos. Una gran claridad de ideas. Es verdad que unos pocos piensan que en la CNT está la esencia del anarquismo, y que lo de fuera no sirve. Son los del "catecismo". Pero ojo, en todas las organizaciones tienen los suyos. Son esas fieras irreductibles enamorados de ellos mismos, para los que el resto del mundo es una mierda, así que nadie se crea que está libre de ellos. En nuestro sindicato, esto es ya viejo y no representa a la realidad actual. Como en cualquier ideología, cada militante participa de ella en un grado distinto. ¿Hay que medirse el anarquismo como el ácido úrico? Lo que hay que observar son las prácticas, lo que se hace en realidad. Y dejarse de poner nombres y etiquetas. Eso ya lo hace la policía.

Bueno, sobre nuestro estancamiento, como se afirma en el artículo, no voy a discutir mucho, porque eso es según como cada cual lo mire. Si se compara con las cifras de afiliados de otras épocas, o con las cifras que consiguen otros sindicatos no siendo tan "anarcortodoxos", pues entonces, no hay color. Si se compara con el resto de grupos, sindicatos, asociaciones, partidos, todos ellos de izquierda radical, que en los 70 eran la vanguardia, entonces no salimos mal parados, porque nosotros seguimos existiendo, al parecer, para pesar de muchos. No es un consuelo, pero seguimos en la brecha. ¿Molestamos? A juzgar por lo poco que gustamos a los partidos políticos, al resto de sindicatos y a la policía, sí molestamos. Y parece que a la gente "guay", a los "progres" y a algunos "kañeros", también les molestamos. Lógicamente, tenemos altibajos, épocas de mucho trabajo, y épocas de estancamiento, comportamientos autoritarios a los que procuramos eliminar, persecuciones policiales y conflictos varios a los que nos enfrentamos manteniendo locales abiertos permanentemente en todo el territorio todo el año. Se podría hacer mucho más, pero llegamos hasta donde podemos.

Respecto a la frase en que se afirma que la CNT "se compone básicamente de personas mayores que acuden a los locales más como al asilo que como al espacio para la lucha económica", me remito a lo dicho. El que ha escrito eso, primero, no ha salido de su pueblo. Y segundo, insulta a la gente que no tiene (o tenemos) la suerte de ser jóvenes. La gente que tiene sus años y sigue estando en la CNT es para nosotros fundamental. Y no sólo porque aun quedan de aquellos que vivieron la guerra, sino porque es gente que ha aguantado mucho en años muy malos. Hay algunos, que van perdiendo sus facultades; nos pasará a todos. Además, vosotros, también iréis a vuestro "asilo". Es sólo cuestión de tiempo.

En otra parte del texto se dice que el papel de "los/as libertarios/as viene siendo difícil, difuso y muy confuso, pues venimos soportando las burocracias anarcosindicales y así tenemos dificultad para criticar radicalmente a autoritarios bolcheviques o nacionalistas". Realmente, esto es ridículo. Una gente que no participa en CNT, tiene el lastre de que exista la CNT porque así su crítica no puede ser "radical". Y esa gente, ¿nos llama a nosotros ortodoxos? ¿quién es el guardián de la ortodoxia ahora, el que cree tener el concepto puro del anarquismo? Además es vergonzoso que se acepten como válidas las críticas a CNT por estar organizada y que vienen de parte de "bolcheviques o nacionalistas". Eso significa que poco se sabe de lo que se está defendiendo. Más bien es al revés. Más bien son muchas veces los grupos que funcionan por su cuenta los que muchas veces acuden a CNT para solicitar solidaridad y apoyo cuando las cosas no les van bien. Y es también tradicional el apoyo que fraternalmente la CNT ha venido prestando a todos los grupos del ámbito libertario. Además, por el lado desagradable, ya tenemos experiencia de recibir la crítica de muchos que desde dentro de nuestra casa. Mientras utilizan nuestras instalaciones e infraestructura, y se autodenominan anarquistas porque hacen lo que les da la gana, sin colaborar en absoluto en lo común, nos critican por ser esto y aquello. En otra parte del texto, en la que se alaba la existencia de redes anarquistas, se dice que funcionan "más de forma inclusiva que excluyente". Pues no parece que los autores del artículo se encuentren entre esas redes inclusivas, ya que a los demás nos consideran simplemente "lastre". Así denomina el cura Arzalluz a los que no están de acuerdo con él.

Puede que el anarquismo sea tirar piedras contra el poder. Pero seguro que no es sólo eso. Para que esas piedras tengan un sentido y un fin, primero hay que tener algo que proponer, algo que mostrar a la gente y que diga que esto puede cambiarse y que necesita ser cambiado. Las piedras, probablemente, son la única manera de cambiarlo. Pero nosotros no somos iluminados. No tenemos la verdad en el bolsillo, y nuestro odio social nos parece como el del resto de la gente. Podemos hacer cosas para desahogarnos, como cualquiera. Pero cuando hacemos esas cosas sabemos que eso no es lo que transformará la sociedad. No nos engañamos para autosatisfacernos. Estamos jodidos como los demás, pero nos negamos a ser vanguardia. La insistencia que muestran los autores del artículo en remachar que el proyecto anarcosindicalista está fracasado, es bastante insulso.

Ese discurso derrotista termina afirmando que la clase obrera ya no es el motor de revoluciones y cambios radicales en la sociedad. Bueno, y ¿si no es la clase obrera, quién será? ¿la clase empresarial? ¿los políticos verdi-rojos-violetas? ¿las ONG? ¿los hijos de papá, que no son ni parados ni trabajadores? ¿alguna secta religiosa? ¿los fans de algún grupo de música?¿los radicales de barra, quizá? Unidos en sindicatos de corte más tradicional, o más innovador, pero unidos, serán los trabajadores en todas sus formas los que podrán impulsar un nuevo cambio social (parados, excluidos, pensionistas, estudiantes, trabajadores precarios), porque son la clase social explotada en todas las sociedades. Y si no hay unión en torno al mundo del trabajo, y no cunde el asociacionismo asambleario entre los trabajadores, tampoco lo habrá en ningún otro sector social con la suficiente fuerza como para ser una alternativa al orden social existente. Claro, que si es para resolver nuestra vida individual, para dar salida a nuestro descontento o a nuestro inconformismo, no se necesita nada de eso.

En fin, lo único que se pretendía con estas líneas es no dejar sin contestación las infamias que se vierten contra la gente de la CNT, gente de carne y hueso, no unas siglas de cartón, que no hacen más que trabajar desde su opción, intentando hacerlo lo mejor posible. Creerán los autores del artículo que iluminan así el camino de una nueva senda libertaria. Pero esa senda es tan vieja como la nuestra, está tan pateada como la nuestra y desde luego, el futuro no es de ninguna de las dos en exclusiva. Así que una sola recomendación: criticar gratuitamente a los compañeros de viaje es no querer llegar a ningún sitio.

(Rebelión)

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