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Cuba :: 02/06/2015

Relaciones EE.UU-Cuba: David y Goliat

Narciso Isa Conde
Hay que estar siempre alerta frente aquellos sistemas de dominación capaces de pasar del plan de matarnos con balas al de hacerlo con abrazos

En lo relativo al tema del cerco político, de las pretensiones de aislamiento, del cruel programa imperialista de asfixia económica y agresiones militares, Cuba logró derrotar progresivamente a los EEUU. El reciente anuncio de relaciones diplomáticas, previo retiro de la mendaz acusación de “terrorista”, confirma esta valoración.

En ese plano, David venció a Goliat, pese a haber sufrido enormes daños materiales y soportados intensas penurias, sentando un precedente de extraordinario valor político y moral.

Cuba le ha doblado el brazo al imperio más poderoso del planeta en un periodo en que lejos de atenuar su política de saqueo, guerra y destrucción, la ha potenciado; lo que se presenta como un contraste llamativo y singular.

Este es un triunfo de la persistencia en lo justo. Un triunfo de Cuba, de América Latina y el Caribe, de la humanidad toda, que por décadas condenó tan brutal agresión contra la vida y la autodeterminación del heroico pueblo cubano y sus dignos dirigentes. Pendientes todavía importantes e imprescindibles reclamos que garanticen un trato respetuoso y equitativo, incluido el relacionado con la retirada de la base militar gringa de Guantánamo.

MÁS ALLÀ DE ESTA VICTORIA

Pero es preciso reflexionar más allá de esta victoria relativa.

La pasada política del imperialismo estadounidense contra Cuba fracasó y se agotó, lo que no quiere decir que esa superpotencia capitalista haya resignado sus designios contrarrevolucionarios y anti-socialistas, esto es, su propósito de revertir ese proceso hacia capitalismo y su intención de influir por la vía económica y cultural hacia una re-colonización más lenta pero también peligrosa; al tiempo que arremete con todos sus ímpetus reaccionarios y desestabilizadores contra la Venezuela bolivariana, aliada fundamental de Cuba en todos los órdenes y factor clave del proceso hacia la nueva independencia de nuestra América.

Eso está fríamente calculado por los “tanques pensantes” de ese imperio y sus aliados.

Pienso, por tanto, que no se debe confiar en EE.UU y los grandes centros imperialistas y que ahora Cuba está expuesta, en el marco del "agotamiento de su viejo modelo estatista burocrático" y de las tentaciones a favor de un proceso de reformas al “estilo chino”, a un bombardeo capitalista de nuevo tipo; con efectos más paulatinos, pero ciertamente perniciosos, generadores de desigualdades y formas de explotación, que podrían devenir en una vía contraria a la deseada renovación socialista.

Hay que estar siempre alerta frente aquellos sistemas de dominación capaces de pasar del plan de matarnos con balas al de hacerlo con abrazos; mientras en medio de su gran crisis y su decadencia persisten en sus planes de guerra global y saqueo violento y destructivo de los países y pueblos de la periferia empobrecida, que todavía atesora valiosos recursos naturales apetecidos por un capitalismo tan rico como voraz.

No olvidemos que nuestra América -rica en minerales estratégicos, energía agua y biodiversidad- es presa ambicionada por los que se consideran dueños del mundo, a la vez que escenario de hermosas rebeldías inaceptables para EEUU.

Alienta que la parte cubana en esta nueva relación con EEUU, sus líderes históricos, hayan dado señales claras de ratificación de la defensa de su soberanía y del pensamiento martiano, así como la disposición a aprovechar la actual multipolaridad mundial y los factores contra la hegemonía estadounidense representado por el ALBA, UNASUR y la CELAC, los BRIC, y especialmente por Rusia y China.

Y ojala que en el debate que necesariamente abre el nuevo camino de reformas en Cuba, predomine la orientación de socializar la economía y el poder, de socializar lo estatal (cooperativas, autogestión, cogestión, nuevas formas sociales de propiedad y gestión) y revitalizar el poder popular, la diversidad de actores y cultura, y la democratización socializante; en lugar de privatizar y “capitalizar” parte de lo estatal, fomentar la explotación del trabajo asalariado y conservar parte del estatismo-burocrático, abriéndole desmedidamente las puertas, con débiles regulaciones y escasa coparticipación, al capital privado transnacional.

* Coordinador del Movimiento Caamañista (MC). 30-05-2015, Santo Domingo, RD.
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