Desde que Bergoglio se sienta en Roma como obispo de la ciudad eterna, hace ya más de un año, ha dado igual que sus declaraciones sean únicamente brindis al sol.

El caso de las religiones lo inmoral se relativiza a medida que se asciende en la escala social, y la justicia no es un valor a aplicar en este mundo

Pasó bastante desapercibido durante el cónclave, aunque fuese una figura reconocible para quienes están al tanto de la realidad del cono sur.

Hablar del pasado y el presente de la Iglesia católica (y en general de la mayoría de las religiones) es hablar de la mentira y el crimen. Y ambas cosas están estrechamente ligadas porque las páginas de su historia están llenas de engaños y falsificaciones elaborados para encubrir o maquillar sus robos, violaciones, y asesinatos.

El caso que me impulsa a escribir es de estos últimos, cuando el 30 de mayo de este año el periódico La Mañana de Lérida se hace eco de un acto en el Institut d'Estudis Ilerdencs con el siguiente titular: "Un libro dice que la FAI organizó la persecución religiosa en Cataluña".