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México :: 22/12/2006

Rebelión popular en Oaxaca

Gustavo Beramendi
El PRD y el movimiento de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) "por el bien de todos, los pobres primero" no están a favor de que los pobres se salgan de la arena electoral y tomen el poder en sus manos

En el estado mexicano de Oaxaca, el pueblo se ha puesto en pie contra el caduco orden establecido en un momento crítico para México, América Latina y el mundo entero. La heroica rebelión popular en Oaxaca está demostrando el potencial de las masas cuando se apoyan en sus propias fuerzas y no se subordinan a las fuerzas políticas electorales de la clase dominante. Socialmente se abren nuevas perspectivas y las masas empiezan a visualizar nuevas ideas y posibilidades. En este contexto, se debate cómo podría ser el futuro y qué clase de sistema necesitan las masas populares.

Lo que empezó como una huelga de maestros que ocupó el centro de la capital con demandas salariales, se ha convertido en una lucha política independiente con "el objetivo común que es la transformación profunda de las condiciones de vida, trabajo y estudio" y para expulsar al gobernador priísta Ulises Ruiz Ortiz (URO).

Oaxaca es uno de los estados más pobres y marginados de México, con el mayor porcentaje de población indígena. Las condiciones de vida son de extrema pobreza, desnutrición, desempleo, desplazamientos a las ciudades en busca de trabajo y una profunda discriminación contra los indígenas.

Bajo estas condiciones, el 15 de mayo, el Día de los Maestros en México, los maestros de Oaxaca establecieron un campamento en el zócalo de la capital para demandar un aumento de salario y reformas en el sistema educativo. El 14 de junio, el gobernador, con el apoyo de la legislatura estatal, compuesta de miembros del PRI, el PAN y el PRD, ordenó reprimirlos salvajemente, lo que suscitó un amplio apoyo de las comunidades vecinas.

A raíz de esta de la lucha se formó la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), una coalición de maestros, organizaciones indígenas y un amplio sector de trabajadores y estudiantes del estado.

En la APPO hay una variedad de fuerzas políticas de "izquierda" que tienen diferentes puntos de vista sobre las causas de la situación en que se encuentran y sobre su solución. Hay tendencias anticapitalistas, fuerzas radicales, reformistas del actual sistema y también hay comunistas revolucionarios que luchan por una visión radical de la solución. Aunque la APPO es una coalición con muchos puntos de vista, líneas políticas e ideologías, ha sido un medio por el cual las masas han podido tomar la iniciativa, en medio de debates y acciones, para dar a conocer su lucha por todo el estado y el país.

Las acciones emprendidas desde entonces son muchas, entre ellas destacamos:

La lucha de las mujeres que tomaron la emisora de radio durante tres semanas y hablaron de la vida del pueblo, del Tratado de Libre Comercio, el Plan Puebla Panamá, el saqueo por parte de las corporaciones empresariales de papel y de las pésimas condiciones de vida de la mayoría, así como de las luchas llevadas a cabo en otras partes del mundo, como es el caso de Palestina.

La marcha que realizaron a finales de septiembre que duró 19 días y recorrió 480 kilómetros. Pasando por 25 pueblos de Oaxaca a Ciudad de México, donde miles de personas les dieron la bienvenida coreando "Todos somos Oaxaca". La caravana tuvo que abrirse paso entre cordones policiales para llegar al Senado donde coreaban "¡Ulises ya cayó y le sigue Calderón!".

En respuesta a las reivindicaciones populares, en lugar de echar a URO, el gobierno de México envió, a finales de septiembre, 20.000 efectivos del ejército y de la Policía Federal Preventiva (PFP). Tal movilización militar no se ha visto en el país desde el levantamiento zapatista en Chiapas. La represión ya se ha cobrado, al menos 17 muertos, 120 presos y docenas de desaparecidos y torturados.

En medio de todo eso, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) habló de los derechos del pueblo y pidió la renuncia de URO, pero no movilizó a sus partidarios como cuando el Tribunal Electoral declaró que su candidato no ganó las elecciones. El PRD y el movimiento de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) "por el bien de todos, los pobres primero" no están a favor de que los pobres se salgan de la arena electoral y tomen el poder en sus manos.

El líder del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Senado, Emilio Gamboa, dijo: "No considero que mediante la presión de los maestros y un grupo subversivo se pueda tumbar a un gobernador. Creo que ése sería un antecedente nefasto para México. Si Ulises se va por presión, sigue el presidente electo, no hay la menor duda".

Felipe Calderón, nuevo Presidente "electo" por el Partido de Acción Nacional (PAN) no ha dicho nada ante los asesinatos, las detenciones injustas y ataques paramilitares contra los indígenas, y define la huelga de maestros como una terrible violación de los derechos de los niños que perjudica el potencial económico de ese estado.

Los tres partidos, el PAN, el PRI y el PRD, son representantes de los terratenientes, la gran burguesía y la burguesía compradora que explotan y oprimen a los mexicanos. Defienden el podrido sistema semifeudal y capitalista sometido y ligado al imperialismo estadounidense. Los tres partidos están sometidos a las relaciones económicas y sociales que sirven al imperialismo y que han arruinado al campesinado y llevado a la inmigración a miles de personas a los cinturones de miseria de las grandes ciudades. Para ellos, el estilo mafioso de URO y de sus paramilitares y burócratas corruptos son necesarios para reprimir al pueblo e imponer la modernización y la reestructuración que exigen los imperialistas.

Lo que empezó como una lucha local hoy es, en cierta medida, un punto de concentración de las intensas contradicciones que México está experimentando. Acaba de darse una elección presidencial fraudulenta. La larga historia de explotación, opresión y sufrimiento está generando resistencia popular. El PAN y el PRI, que gobernó México durante 70 años, están tratando de formar una alianza para eclipsar al PRD. Tras la crisis electoral y las protestas de millones de personas contra las fraudulentas elecciones, la incapacidad o la renuencia del gobierno a destituir a un cacique como es URO, ha sacado a la luz la naturaleza moribunda y podrida del sistema.

La resistencia a las elecciones coincidió con el movimiento de Oaxaca y la situación ha avanzado mucho más de lo que se esperaba. Ha pasado de ser una lucha económica a ser una lucha política y ha afectado a la seguridad interna del país. Todavía no se sabe cómo terminará. Las masas son como un poderoso gigante que se ha despertado con la resistencia a las elecciones y que puede responder de un modo imprevisible. El sistema quiere amarrar de nuevo a ese gigante dentro de las instituciones y reinstaurar el temor supersticioso y la pasividad que les permiten a los opresores gobernar en contra de los intereses de las amplias masas populares.

Calderón se ha ganado la confianza de altos políticos e inversores de Estados Unidos, y ha prometido que hará de México un paraíso para la inversión extranjera. Un aspecto importante de esto es proteger a Ulises Ruiz. Naturalmente, dice que la ola de represión que vive Oaxaca es la restauración del "estado de derecho". El gobierno de Calderón desatará una mayor represión contra el pueblo para abrir todavía más las puertas del país a la explotación imperialista. Desde su punto de vista, no se puede permitir que la rebelión de Oaxaca se extienda por todo el país.

Existe una necesidad acuciante de una revolución en México. Luis Hernández Navarro escribió en La Jornada: "En la lucha encontraron un lugar y una identidad aquellos que no tienen futuro. Los jóvenes punk y los desempleados, los excluidos que no han emigrado a Estados Unidos, al valle de San Quintín (Baja California) o la periferia de la ciudad de México han encontrado en la protesta un espacio de dignidad y la posibilidad de hacerse un lugar en el mundo. Su radicalidad es notable, como también su arrojo".

No es difícil imaginar que los auténticos comunistas de México, junto con jóvenes radicales desposeídos como éstos y los campesinos que bajaron de la sierra para unirse a la lucha y dar a conocer su deseo de ideas nuevas, adopten una ideología científica liberadora, aborden los interrogantes suscitados por esta lucha y decidan cómo avanzar. Esto podría contribuir a una auténtica revolución de amplio impacto que se responsabilice de liberar a México y de servir de apoyo a los pueblos de todo el mundo para liberar a la humanidad.

No está claro qué pasará pero la pregunta del momento es: ¿qué futuro tendrán las masas de México? La fuerza y la determinación que han demostrado las masas de Oaxaca, y todo lo que han suscitado, pueden inspirar una lucha de mayores proporciones por un futuro diferente.

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