La lucha contra la gentrificación en las calles de la Ciudad de México

Exigen que se frene este proceso que se caracteriza por el desplazamiento de habitantes locales, el incremento de los alquileres, la turistificación, la especulación inmobiliaria e impactos medioambientales y culturales.
"La gentrificación no es progreso, es despojo", es una de las consignas que más han resonado en las marchas contra la gentrificación en la Ciudad de México. El llamado que activó las protestas se hizo por medio de redes sociales y la primera marcha se llevó a cabo el 4 de julio pasado.
Empezó como una concentración en el Foro Gaza (antes Linderberg), en el Parque México, ubicado en la colonia Condesa, una de las consideradas epicentro de la gentrificación en la ciudad.
Ahí llegaron colectivos, organizaciones vecinales, luchadoras históricas por el acceso a la vivienda, activistas y sociedad civil. Distintas personas, provenientes de diferentes puntos de la capital, tomaron el micrófono para denunciar el incremento desproporcionado de las rentas, los desalojos arbitrarios y también abordaron la lucha histórica por la vivienda digna en la ciudad.
En la marcha se reclamó al gobierno (local y federal) privilegiar a empresas extranjeras como Airbnb, recordaron que ha habido omisiones y complicidad ante el llamado "Cartel inmobiliario" y la especulación inmobiliaria; denunciaron, además, la falta de políticas públicas para poder acceder a una vivienda digna y a mejores trabajos.
Tras la concentración, se inició una marcha que recorrió, además de la Condesa, calles de las colonias Roma y Juárez, hasta llegar al Ángel de la Independencia. En su camino, un reducido grupo hizo pintas y rompió mobiliario de comercios a su paso. "¡Fuera gringos!", gritaron una y otra vez, cuestionando la llegada masiva de nómadas digitales y expats, principalmente de Estados Unidos, fenómeno que se incrementó durante y tras la pandemia de Covid-19.
La manifestación puso en evidencia que la gentrificación tiene una raíz colonial, racista y extractivista, que es parte de la voracidad capitalista que propicia dinámicas de abuso y exclusión; además de que hay tramas de corrupción político-empresarial locales e internacionales que avalan que este proceso se expanda en la CDMX, así como pasa en otras ciudades del país. De hecho, la primera protesta en México contra la gentrificación (enunciada de esta manera) ocurrió en el estado de Oaxaca, en el sur del país, en enero de 2024.
La atención mediática se enfocó en los vidrios rotos y los reclamos a personas del norte global; hubo quienes llamaron a la protesta "xenófoba"; pero las y los manifestantes y colectivos como el Frente Anti Gentrificación de la CDMX, rechazaron actitudes xenófobas o antimigrantes: "por ninguna razón respaldamos las narrativas, ideologías y grupos supremacistas, por ello, queremos aclarar que no estamos en contra la de migración, la cual es un derecho humano.
Las personas migrantes y refugiadas son bienvenidas, buscan mejores condiciones de vida, comparten sus culturas y aprenden de la nuestra, pero hay que reconocer que el Estado, instituciones y empresas tanto extranjeras como locales brindan un trato diferenciado a quienes cuentan con un mayor poder adquisitivo, a quienes en realidad responden a un nuevo perfil de colonización. La gentrificación es una cuestión de desigualdad, no así de migración".
El Frente también habló de que la gentrificación conlleva distribución desigual de la riqueza y promueve modelos de justicia espacial, lo que hace que el tejido social de los barrios, colonias y pueblos se destruya y obstaculiza el acceso a derechos para todes, de ahí que haya rabia en las protestas. Y recordaron que la lucha por la vivienda digna en México no empezó recién.
De ello dan cuenta pueblos y barrios originarios de la Ciudad de México, tal es el caso de la comunidad de Santa Úrsula Xitla, la cual encabezó la movilización el pasado 20 de julio, que partió desde la estación del Metrobús Fuentes Brotantes, en la alcaldía de Tlalpan, al sur de la ciudad.
El pueblo de Santa Úrsula Xitla es un pueblo originario que está incorporado al Sistema de Registro y Documentación de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes en CDMX desde octubre de 2024, su origen es tepeneca, considerado también un pueblo chichimeca y se asentó entre los siglos XI y XII.
La comunidad ha denunciado la destrucción del bosque en la zona para dar paso al megaproyecto de viviendas de lujo llamado "Fuentes Brotantes 134". Se han talado más de 300 árboles, ha habido desalojos que han obligado al desplazamiento de personas y este tipo de proyectos agrava el abasto de agua en la zona, el "sistema hídrico es insuficiente", apuntaron. Por ello, "el pueblo de Santa Úrsula Xitla se opone a la construcción de este proyecto".
Un mundial de fútbol con riesgos
A la segunda movilización se sumaron diversos colectivos, organizaciones y grupos. Entre ellos otros pertenecientes a Santa Úrsula Coapa, quienes advirtieron que sin regulación de vivienda la situación será crítica de cara al Mundial de Fútbol de 2026 (México es uno de los países sedes junto a Estados Unidos y Canadá), para el que se espera una gran afluencia de visitantes de distintos países. "¡Fuera BlackRock, fuera Airbnb!", "¡Control de rentas!", demandaron.
También estuvieron presentes integrantes del Frente por la Defensa de los Derechos de los Pueblos y Barrios del Anáhuac, quienes en un comunicado publicado el 19 de julio señalaron:
"Lo que hoy le llaman gentrificación es un proceso actual que se desarrolla, en no pocas ocasiones, sobre el anterior despojo de nuestros territorios y de nuestros bienes comunes. La colonia Condesa no sería lo que es hoy sin el agua de los pueblos de la zona sur que se traslada a través de un acueducto desde la época del porfiriato. El Estadio Azteca, del cual se hablará tanto en los siguientes meses por el mundial de fútbol, se construyó sobre la destrucción de decenas de casas del pueblo de Santa Úrsula Coapa, el pueblo que antes tenía manantiales y que cambió radicalmente después de la construcción del recinto deportivo".
Recordaron lo que han pasado pueblos como el de Xoco ante megaproyectos como Mitikah, que han generado desabasto de agua potable y obligado a desplazamientos forzados ante el incremento de costos en servicios.
"La gentrificación es una consecuencia de la gestión del territorio promovida por los intereses del sector inmobiliario quien acapara el suelo, la tierra, el agua", agregaron. Por ello, no responde solo a turismo individual o cambios en la estética urbana.
Los colectivos, organizaciones y sociedad civil que acudieron a la marcha denunciaron que se obstaculizó la llegada de más manifestantes pues hubo cierre de estaciones de Metrobús desde horas antes de la cita; además, denunciaron el despliegue de un operativo policiaco que les siguió durante el recorrido, incluso les mantuvo en un encapsulamiento antes del inicio de la marcha.
La movilización se anunció como pacífica y así se mantuvo en casi todo el trayecto (de Fuentes Brotantes a La Joya); pero en Perisur empezó la tensión, se hicieron pintas y se rompieron anuncios publicitarios, los antimotines se desplegaron y los contingentes ingresaron al campus de Ciudad Universitaria hasta llegar al MUAC, en donde un grupo rompió vidrios del museo, hizo pintas y entró a la librería Julio Torri.
El grueso del contingente se mantuvo en la explanada con micrófono abierto para hablar de los retos que supone el proceso de gentrificación en la ciudad, para apuntar que es necesario que haya más organización.
Autoridades de la UNAM, el gobierno capitalino y federal se concentraron en condenar las acciones contra el museo y la librería.
Esta segunda marcha se dio unos días después de que la jefa de gobierno de la CDMX, Clara Brugada, anunció el Bando Uno por una Ciudad Habitable y Asequible, con Identidad y Arraigo Local que contiene 14 acciones, entre ellas: La creación de instrumentos jurídicos para evitar el incremento de las rentas, el fortalecimiento de la regulación de ocupaciones de corta estancia, la creación de la Defensoría de los Derechos Inquilinarios, y el combate a la especulación inmobiliaria en "zonas de tensión inmobiliaria".
No es la primera ocasión que el gobierno capitalino presenta acciones contra la gentrificación. En abril de 2024, Martí Batres, jefe de gobierno interino, anunció reformas a la Ley de Turismo para "frenar" la gentrificación. Esas incluyeron aspectos como: el establecimiento de una regulación legislativa de la oferta turística y del uso de inmuebles a través de plataformas tecnológicas como Airbnb; que se evitaría la mercantilización masiva de inmuebles habitacionales para renta en plataformas; la prevención de que los precios de renta suban de forma desmesurada y frenar la expulsión de personas que han habitado tradicionalmente las colonias en Ciudad de México.
A más de un año de estas reformas, quienes se han sumado a las marchas observan que nada ha cambiado, al contrario.
Una población que se ha involucrado fuertemente en las protestas es la joven. En las tres movilizaciones han sido mayoría. Y para la tercera marcha, incluso fueron convocantes, a través del Frente Por la Vivienda Joven, creado este mismo mes.
Llamaron a marchar el 26 de julio del Hemiciclo a Juárez a la Embajada de Estados Unidos en México. El número de asistentes a esta marcha fue menor respecto a anteriores movilizaciones, pero al igual que ante la segunda protesta, en esta también hubo un despliegue de cientos de policías antimotines de diferentes agrupaciones, quienes bloquearon el avance de la marcha.
Hubo roces y tensiones. Las juventudes denunciaron que se coartó su derecho a la protesta y que el gobierno se preocupó más por proteger la embajada de Estados Unidos. Por ello, cambiaron de ruta y caminaron del Hemiciclo a un punto de acceso al Zócalo capitalino y de regreso. Intentaron llegar a Reforma, pero no lo consiguieron.
"Éramos jóvenes, estudiantes, niñxs, personas mayores, trabajadores, maestrxs. Éramos pueblo. Y aun así, la represión comenzó sin previo aviso [...] Ya nos están culpando de cerrar el metro, de generar caos, de 'amedrentar'. Pero la violencia no viene de nosotrxs [...] La violencia es impedir el derecho a la protesta", denunciaron en un comunicado.
Ante el despliegue policiaco, optaron por sentarse en la esquina de Av. Juárez y Balderas. Ahí hicieron un acto político-cultural, leyeron poesía, se expusieron algunos testimonios y se denunció la detención de una joven y el robo de su identificación oficial, ante lo que se pidió la mediación del Grupo de Diálogo y Convivencia, del gobierno capitalino. Finalmente, la situación se atendió.
El Frente por la Vivienda Joven reiteró en diversos momentos, que seguirán las protestas, la organización, "hasta que la vivienda deje de ser un privilegio y sea por fin un derecho".
La lucha contra la gentrificación no se limita a la CDMX, en otras ciudades del país se prevén acciones. En Oaxaca, donde se realizó la primera protesta contra este proceso en 2024, se llevó a cabo el Primer Encuentro Nacional contra la Gentrificación. Participaron más de 43 organizaciones, colectivos y pueblos.
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