lahaine.org
Pensamiento, Estado español :: 26/01/2011

27-E: Superar la resignación y la traición

Carla del Valle - La Haine
La clase obrera organizada no puede dejar pasar la oportunidad de emprender, promover y consolidar por sí misma las luchas necesarias para resistir a los ataques.

1. El pasado septiembre los sindicatos oficiales convocaron una Huelga General, escenificando así un pretendido reencuentro con las demandas de sus bases, además de poner en marcha una necesaria legitimización social de su labor como oposición sindical. Dado que el ambiente se encontraba demasiado cargado ya por las sucesivas reformas que el gobierno está implantando en el mundo laboral y social, no les quedaba mucho margen de negociación a los autodenominados agentes sociales, pues estos habían agotado ante la opinión pública cualquier intento de frenar o reformar los planes antiobreros que se nos proponían. Por otra parte, los dirigentes sindicales se efrentaban a una opinión generalizada, en cuanto a su ineficacia, cuando no la absoluta conveniencia, ante la posibilidad de atajar en beneficio de los trabajadores dichas reformas capitalistas. Se podría decir que la amenaza del descrédito o la constatación de éste, fueron el principal motivo para dicha convocatoria, que no quedó exenta de las pertinentes maniobras para ser acotada, frenada y reducida a la mínima expresión de lo que podría ser una Huelga General, entendida ésta como una verdadera y auténtica herramienta de la clase trabajadora en defensa de sus intereses, derechos y dignidad.

El 29-S pudo ser un fracaso en cuanto al seguimiento del paro, pero sin ninguna duda supuso un encuentro satisfactorio para los que salimos a la calle apostando por las vías de la unidad, la acción y el enfrentamiento ante los planes perversos que el gobierno nos tiene preparados para la próxima época. No hubo titubeos por parte de la clase obrera organizada, los que ese día lucharon, lo hicieron hasta las últimas consecuencias, quedando así en la memoria las posibilidades reales que hoy en día tenemos para enfrentarnos a los ataques capitalistas. Es decir, encontrándonos con una “mayoría” indiferente, desclasada y reacia a la movilización, pero siendo ésta jaleada y animada por otra “mayoría” que ese día desafió el inmovilismo imperante, haciéndose notar y superando incluso las directrices habituales del sindicalismo oficial, esto es, la autoorganización en pueblos y barrios, así como la aportación positiva de nuevos entes sindicales y sociales novedosos en la época.

2. Dado que tras esta convocatoria se manifiesta la imposibilidad de poner entre las cuerdas al gobierno y sus recortes sociales, el sindicalismo oficial se dedica en los meses que siguen al 29-S, a preparar un nueva representación de su tantas veces escenificada paz social. Los dirigentes sindicales, además de toda una larga lista de afirmaciones que bien podrían ser autores sus propios “adversarios” en la mesa de negociación, trabajan durante el mes de diciembre en la elaboración de una nueva estrategia con la que disimular su enésima traición de clase. En esas semanas los sindicatos oficiales vuelven a su hábitat natural, este es, los sillones de invitados del palacio de la Moncloa.

Es en estos días cuando el gobierno anuncia la inminente reforma de las pensiones, la cual se puede considerar como un ataque frontal contra el maltrecho estado de bienestar con el que tantos años nos han bombardeado a una clase, que por otra parte siempre estuvo explotada y abocada a la indefensión completa, además de expuesta a la más alta de las traiciones que han conocido los obreros de este país. En el recorrido informativo que podemos hacer de las correspondientes sesiones negociadoras que siguen al anuncio de los nuevos recortes, nos encontramos que se ha fomentado por estos mismos agentes sociales el desconcierto y la incertidumbre general en cuanto a una nueva convocatoria de Huelga, además de sembrar en el camino una serie de rumores, cuando no mentiras, sobre esta posibilidad. Según transcurren las semanas, las declaraciones del tandem CC.OO y UGT disminuyen la tensión que vivió su momento cumbre en la movilización del 18 de Diciembre cuando se afirmó literalmente que en enero habría Huelga General en el estado español.

3. Ante este desolador panorama, no muy distinto a otros momentos quizás de la última década, pero sí al de otros países europeos que en los últimos meses han encendido distintas llamas de rebeldía, nos presentamos en un mes de enero casi finalizado, y con una total disposición del sindicalismo del sistema a frenar, cuando no boicotear cualquier intento de acción al margen de sus cúpulas. El desconcierto y la duda que sembraron en las últimas semanas del año, ha servido en primer lugar para paralizar la mayoría de las iniciativas que ya se fraguaban ante la inminencia de una nueva Huelga General, además de proporcionar el evidente margen de maniobra al gobierno y los partidos políticos para llevar al congreso la reforma de las pensiones el próximo 28 de este mismo mes.

Podría ser atrevido aventurar que en esa mesa negociadora se habló y se sigue hablando sobre algo más que el futuro de nuestras pensiones y la edad de jubilación, pero un breve análisis sobre la situación actual y los últimos movimientos realizados, nos pueden llevar a afirmar que los sindicatos puestos a dedo en la poltrona por el sistema, negocian no nuestro futuro, si no el suyo propio. La negociación colectiva, la representatividad y el papel que el sindicalismo oficial debe jugar en esta coyuntura social y laboral del país han sido temas de primer orden entre los últimos días del año y las primeras semanas del 2011. Ahí está si no la decisión que descarta una nueva Huelga General contra los planes antiobreros del gobierno, así como el traspaso de esa línea roja que los propios dirigentes sindicales marcaron hace un mes, es decir la ampliación de la edad de jubilación. ¿En qué tipo de encrucijada se encuentra el sindicalismo oficial para aceptar su descredito público? ¿Cuáles son los beneficios que estos aparatos del sistema llamados sindicatos van a reportarse tras la aplicación de unas medidas totalmente antipopulares? ¿Qué tipo de recompensa, además de la ya conocida abusiva retribución económica, obtienen cediendo al chantaje capitalista? Son preguntas que en los próximos meses podremos responder con facilidad, pues tardará muy poco en saberse que en esa mesa negociadora estaba sentado el mismisimo satanás, hablando en cristiano.

4. En este estado de cosas, llegamos a lo que ya se ha reconvertido a jornada de lucha estatal para el jueves 27 de enero, con tres huelgas generales convocadas (Esukal Herria, Galiza y Catalunya) y una batería de movilizaciones promovidas en su mayoría por sindicatos de clase. Es quizás éste, un nuevo paso en la dirección que marcamos por primera vez el 29-S muchos sectores del sindicalismo alternativo a CC.OO y UGT, así como otra serie de organizaciones sociales. Con esta actuación, parece que hemos entendido que las circustancias exigen un paso adelante en los planteamientos de lucha, estrategía y acción, pues se está dando un momento en el que los huecos a llenar en la defensa de nuestros derechos son cada vez más numeroros, dado que el discurso del sindicalismo oficial queda de pleno integrado en la del sistema capitalista y su nueva crisis o ciclo.

Es por esto, que la unidad de acción que se ha generado en torno al próximo 27-E, además de positiva y ejemplerizante, supone un hecho único en las dos últimas decadas. Esos años, donde las direcciones de CC.OO y UGT han tenido por cometido restringir el poder asambleario en los centros de trabajo, marginando y boicoteando a otras expresiones sindicales y creando así una imagen de representatividad ficticia y otorgada a la fuerza por el estado (Pactos de la Moncloa, 1977), la cual ha dado vía libre a una brutal regresión en derechos, así como la imposición del silencio, el delegacionismo y la resignación entre la clase obrera del momento.

El 27-E significa traspasar este límite que la putrefacta democracia y monarquía española nos impusieron durante los años posteriores a la muerte del dictador. Significa que podemos arrancar de las manos de los agentes sociales la posibilidad de poner en marcha huelgas y movilizaciones que sean capaces cada vez más de generar resistencia a los procesos capitalistas y al empobrecimiento de nuestras condiciones de vida, aportando nuevas fórmulas de lucha y recuperando otras que quedaron en el olvido aplastadas por el pensamiento único de los traidores.

No hubo otro momento mejor para la tarea del entendimiento, la puesta en común y la unidad de acción entre quienes siguen apostando por rebelarse. La clase obrera organizada del cariz que sea, no puede en ningún caso dejar pasar la oportunidad de emprender, promover y consolidar por sí misma las luchas necesarias para resistir ante los ataques que el capitalismo mundial nos lanza en la última época, debiéndose regenerar una nueva conciencia de clase que acabe con la resignación y haga justicia con esta traición que tanto daño está haciendo, entendiendo que probablemente, no hacerlo significaría el suicidio definitivo de los explotados de este país.

Invierno 2011

 

Este sitio web utiliza 'cookies'. Si continúas navegando estás dando tu consentimiento para la aceptación de las mencionadas 'cookies' y la aceptación de nuestra política de 'cookies'.
o

La Haine - Proyecto de desobediencia informativa, acción directa y revolución social

::  [ Acerca de La Haine ]    [ Nota legal ]    Creative Commons License ::

Principal