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Andalucía :: 19/08/2014

527º aniversario de la matanza de malagueños/as de 1487: Los genocidios no se celebran

Nación Andaluza
Nación Andaluza queremos hacer pública nuestra repulsa por la celebración en Málaga del genocidio de 1487, y por la realización de ese impúdico desfile

Desde hace varios años, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre (del PP), se ha inventado una conmemoración de la “Toma de Málaga” que, entre otras actividades, incluye  lo que los populares denominan un “desfile histórico”. Según asegura el Ayuntamiento: “con este evento se quiere también significar la unión de las tres culturas: cristiana, musulmana y judía”.

Pero la verdad es que la “toma” nunca fue tal, y lo que aconteció en esa fecha, el “evento” que se pretende rememorar con ese grotesco desfile, en realidad no fue ninguna gesta heroica, sino un genocidio. El de miles de malagueñas y malagueños asesinados por haberse resistido al invasor. Una matanza que no significó “la unión de las tres culturas” sino su opuesto: el final de una convivencia de siglos entre andaluces y andaluzas de diferentes creencias bajo una misma patria, como consecuencia de la imposición de la intolerancia y la barbarie por el conquistador.

El 19 de agosto de 1487, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón entran triunfantes en  Málaga tras sólo haber logrado rendir la ciudad por hambre y sed, después de meses de asedio. Asedio durante el que fueron incapaces de conquistarla, aún contando con un ejército de cerca de cien mil hombres, diez veces superior a las milicias que la protegían. La férrea determinación de los malagueños y malagueñas a defender su tierra y su libertad les arrebató la victoria.

Como consecuencia, Isabel y Fernando decidieron dar un escarmiento a la población. Miles de malagueños y malagueñas: cristianos, judíos y musulmanes, fueron torturados y asesinados, y el resto hechos cautivos.
Estos últimos, alrededor de 15.000, entre hombres, mujeres y niños, fueron encerrados en el primer campo de concentración conocido por la historia, el del Corral de la Alcazaba, y posteriormente enviados a diversas ciudades y allí vendidos como esclavos.

Tal era el hedor en la ciudad dejado por la matanza de su habitantes, tal era la acumulación de cadáveres en descomposición, que los reyes de Castilla y Aragón no pudieron entrar en ella hasta el 19 de agosto, tras efectuar su limpieza, aunque la rendición se había producido cinco días antes, el 13 de agosto, y las capitulaciones firmadas el día anterior, el 18 de agosto.

Glorificar aquellos acontecimientos. Rememorar como positivo el exterminio y la esclavización de aquel vecindario malagueño es realizar una apología del genocidio y una flagrante violación de la letra y del espíritu de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que condena tanto los asesinatos en masa, como la esclavitud, la limpieza étnica o la intolerancia religiosa. O sea, lo acontecido entonces en Málaga y lo que ahora el gobierno municipal conmemora.

Pero la culpabilidad no se limita al Partido Popular, sino que se entiende a toda una oposición “de izquierda” que lo tolera, así como a una Junta de Andalucía y un Parlamento Andaluz que lo permite. En sus más de tres décadas de existencia, ni la Junta ni el Parlamento han legislado en torno a la prohibición de la exaltación pública del asesinato, la deportación y el robo de sus bienes a cientos de miles de andaluces y andaluzas durante la conquista castellano-aragonesa. Y tras dos años de “gobierno de progreso” el tema sigue sin formar parte de sus agendas. Son aún muchas las poblaciones del país donde se siguen celebrando genocidios de andaluces/as.

Las legislaciones existentes en torno a la memoria histórica son completamente insuficientes, pues sólo abarcan un periodo ínfimo de nuestro pasado. Unas leyes de memoria histórica que sólo abarca unos pocos años no es defensa de la memoria sino patrocinio de la desmemoria.
Tan injustificable, antidemocrático y despreciable es el celebrar o permitir el que se celebre como un “evento” positivo la masacre de miles de malagueñas y malagueños en la carretera de Málaga a Almería en 1937, como el de miles de esas otras malagueñas y malagueños con la conquista de la ciudad en 1487. Tan injustificable, antidemocrático y despreciable es festejar la “victoria” del 8 de febrero de 1937 como aquella otra “victoria” del 19 de agosto de 1487.

Desde Nación Andaluza queremos hacer pública nuestra repulsa por la celebración en Málaga del genocidio de 1487, y por la realización de ese impúdico desfile de la victoria ideado por el PP, así como subrayar el silencio y la inacción cómplices de todos aquellos que llamándose demócratas, andalucistas o de izquierdas, no lo denuncian ni hacen nada por impedirlo.

Exigimos la ampliación de las legislaciones en torno a la memoria histórica y democrática a la totalidad de nuestra historia, imposibilitando con ello que se siga pudiendo festejar cualquier acontecimiento que haya supuesto la muerte, el expolio, la discriminación, la deportación, etc., de compatriotas, y que se adapten las normativas existentes incluyendo la prohibición de la exaltación de acciones o valores contrarios a los contenidos o al espíritu de la Declaración Universal de derechos Humanos: como los asesinatos en masa, la esclavitud, la limpieza étnica, la intolerancia religiosa, etc. Todo lo que representan las conmemoraciones de las “tomas”.

 

¡No eran moros y moras, eran malagueños y malagueñas!

¡Los Genocidios no se celebran, se denuncian y se condenan!

¡Ni un Día de la Toma más, ni en Málaga ni en ningún otro lugar de Andalucía!

¡Por Andalucía libre y socialista!

 

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