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Pensamiento :: 14/09/2005

Anarquismo, política y movimientos sociales

Pablo Moras - La Haine
Dentro del anarquismo hay una vieja polémica que no puede estar de mayor actualidad: su relación con la política.

Si identificamos política con instituciones y partidos políticos, no hay polémica alguna. Afortunadamente los anarquistas defendemos la oposición total a ambos.

Sobre los males del parlamentarismo no es necesario extenderse, Malatesta hace un análisis muy certero sobre sus nefastas consecuencias en su folleto "La política parlamentaria en el movimiento socialista"(1). Aún sin ser específicamente anarquistas, las experiencias de numerosos movimientos sociales y su degeneración en cuanto su eje pasa de estar en barrios, pueblos, centros de trabajo, centros de estudio a las instituciones es ilustrativa: los verdes en Alemania, el movimiento feminista en el Estado español.

En ocasiones, desde el anarquismo la política se ha identificado con partidos e instituciones. En palabras del sindicalista y escritor Anselmo Lorenzo "la política es el arte de engañar a los pueblos".

Pero por supuesto, no es ésta la única interpretación anarquista de la política. Para Salvador Seguí, la política no es el arte de gobernar a los pueblos sino de organizar la convivencia. En el congreso de la CNT de Zaragoza de 1922, este anarquista que sería asesinado por pistoleros de la patronal, redacta una ponencia en la que propone que la CNT se defina como organización obrera y movimiento político: "un organismo netamente revolucionario que rechaza franca y expresamente la acción parlamentaria y colaboracionista con los partidos políticos, es a la vez, integral y absolutamente política" (2)

Desde planteamientos distintos, otros cenetistas como Juan García Oliver, integrante junto a Durruti del grupo armado "Los solidarios" daban un paso más y propugnaban la toma del poder: ejercer el poder político después de haber destruido el aparato del Estado.

Estas tendencias fueron duramente rebatidas, por quienes defendían desde dentro de la CNT posturas más próximas a las de Anselmo Lorenzo.

La política ¿en manos del pueblo o del Estado?

Considero que desde el anarquismo no podemos dejar la política en manos de los partidos y las instituciones. Debemos plantarles cara. De lo contrario, no habrá huelga general revolucionaria ni insurrección popular que logre construir una alternativa al capitalismo. La alternativa debemos empezar a construirla desde las luchas locales, que son imprescindibles pero no suficientes. Una lucha local (sindical, vecinal, antifascista, feminista, cultural)no puede limitarse a mirarse a sí misma ni siquiera limitarse a mirarse dentro de los límites de su sector. Necesita un planteamiento político radical, más general. Si algo ha demostrado el capitalismo con creces es su capacidad de ceder en un lugar concreto para lograr ventajas globalmente: que las conquistas parciales arrancadas en la lucha, en vez de impulsar el cuestionamiento del capitalismo, lo perfeccionan y aumenta su popularidad como única realidad posible y reformabe.

La salida a esta trampa sólo puede ser la construcción de una alternativa política, un referente construido desde las luchas de base, que crezca con ellas y que las refuerce. No es una mera suma de las reivindicaciones de los colectivos de base, es una mirada global que camina de la mano de la cooperación de los grupos y organizaciones, minimizando la delegación hasta lo insignificante, de abajo arriba.

Este referente es necesariamente político, global, pero no puede ser un partido ni puede tener como objetivo la participación institucional. Tampoco puede ser obra de ningún comité ejecutivo. Es una tarea colectiva y dura, pero más necesaria que ninguna.

Y esta cuestión está hoy de actualidad en los movimientos sociales en el Estado español, ya sean específicamente anarquistas o no. ¿Qué papel desempeñar? ¿Cómo evitar ser meros "machacas" de los partidos en términos políticos?¿Es suficiente con mantener una actividad local ejemplar?

En este debate candente interviene Amador Fernández Savater desde la revista diagonal. (3)

Cuando "todo lo que era sólido se desvanece en el aire", la derecha neoliberal y populista se mueve como pez en el agua. La izquierda oficial no puede hacerla frente, porque carece de todo lo necesario para ello (arraigo social, ideales y mitos, convicciones profundas, inteligencia, honestidad, etc.). Tampoco los movimientos sociales pueden considerarse a sí mismos una respuesta total: atraviesan el mismo desierto de lo real en el que pesca la derecha populista, pero sus experimentaciones concretas y locales de lazo social, comunidad y valores alternativos no pueden (ni deben, según creo) tratar de hacerse cargo de la hondura de su vacío. Eso sí, en lugar de juzgar y moralizar tanto, se puede tratar al menos de pensar con quién se comparte ese filo de navaja que es hoy en día nuestro mundo.

A.Fernández Savater (colaborador del diario El Pais, y el periódico Diagonal, miembro del colectivo ACP y director de la revista Archipiélago, una publicación en la que unas pocas firmas anticapitalistas no pueden ocultar la hegemonía de ese sector de la derecha del PSOE que se confunde con el PP: Fernando Savater, Jon Juaristi, Félix de Azúa), tras un interesante análisis sobre las características de la derecha en EEUU y en el Estado español, nos propone abiertamente un reparto de papeles: la izquierda oficial (PSOE-CCOO-UGT-IU) elaboran la alternativa a la derecha neoliberal y populista (PP) y los movimientos sociales se dedican a su actividad local: lazo social, comunidad, valores. Eso sí, teniendo mucho cuidado en no entorpecer la alternativa política de la izquierda. Cuidado con las carteras.

Esta propuesta pasa hábilemente por alto, que la "izquierda oficial" (PSOE-CCOO-UGT-IU) no tiene un modelo social alternativo a la derecha (PP). Son igual de neoliberales. Es mucho más lo que tienen en común que lo que les separa, porque en realidad no son más que parte orgánica del poder. Otra cosa es que para atraer al electorado inventen diferencias demagógicas para movilizar a los votantes. Pero poco más.

Hay un apoliticismo militante que tiene sus raíces históricas y culturales, en las desastrosas consecuencias de las instituciones para los proyectos revolucionarios en la reciente historia del Estado español. Con estos compañeros debemos debatir. La crítica radical al parlamentarismo y a las instituciones es una aportación muy valiosa del anarquismo a los movimientos sociales. Pero la cuestión candente en los movimientos sociales y lo que plantea A.Fernández Savater es la oposición a la política.

El apoliticismo que rezuma Amador Fernández Savater no tiene raíces libertarias, es sencillamente mentira. No hay más que echar la vista atrás hasta los editoriales del colectivo ACP el 11 y 12 de marzo de 2004 tras los atentados de Madrid: quién no se preocupa de construir un referente político propio acaba trabajando para quien si se preocupa de construirlo, la "izquierda oficial" (PSOE-CCOO-UGT-IU), En estos editoriales, la ACP lejos de romper el discurso mediático difunde las mismas ideas antiterroristas que el entonces ministro del interior del PP Ángel Acebes y el filósofo de guardia del PSOE Fernando Savater. Este tema ha sido exhaustivamente analizado por G. Roig y S. López en "Del desconcierto emocional a la movilización política: redes sociales y medios alternativos del 11M al 13M". (4)

El referente político de muchos colectivos sociales y/o anarquistas está por construir. No puede ser un partido, y no puede construirse de la noche a la mañana desde un comité ejecutivo. No se trata de un liderazgo ni una representación sino de un alternativa libertaria global, en la que las luchas de base se puedan reconocer.

Es una apuesta difícil porque el esfuerzo que exige mantener en pie la imprescindible actividad local, hace muy duro elaborar un análisis global que explique la relación de nuestra pequeña lucha con sus múltiples hermanas. Así se consumen hasta desaparecer. Y aparecen otras que repiten el proceso.

El anarquismo entre otras cosas ha aportado a los proyectos revolucionarios la visión integral de las relaciones sociales: no sólo luchar por el control de los medios de producción sino también por la transformación personal (moderación de las necesidades, austeridad)(5), relaciones igualitarias entre hombres y mujeres, formas sanas de alimentación, desarrollo cultural Todas estas aportaciones, que hacen tan necesario al anarquismo no pueden desarrollarse sólo desde el ámbito local. Necesitan un referente político general en el que poco a poco se incorporen todos los elementos y sus relaciones del mundo nuevo que queremos. Por ejemplo, los sindicatos libertarios podrían contribuir a la construcción de un referente político si no se limitaran al ámbito laboral e hicieran análisis y propuestas de política general, de cuestiones en las que los partidos de la "izquierda oficial" plantean las mismas recetas que la "derecha neoliberal": qué educación, qué seguridad, qué libertades individuales y colectivas, qué y cómo producir, qué modelo de transporte

NOTAS

(1) Enrico Malatesta: Escritos. Fundación Anselmo Lorenzo. Colección clásicos anarquistas. Madrid 2001

(2) César M.Lorenzo: Los anarquistas españoles y el poder. Ruedo Ibérico, París 1972

(3) http://www.diagonalperiodico.net/pdfs12/13diagonal12-web.pdf

(4) G. Roig y S. López en "Del desconcierto emocional a la movilización política: redes sociales y medios alternativos del 11M al 13M"(3) http://www.nodo50.org/lecturas/13m_contrainfo.pdf

Las imposturas intelectuales del profesor Mario Domínguez, o cómo construir una "gran verdad’ a partir de un montón de pequeñas falsedades http://www.nodo50.org/lecturas/imposturas_dominguez.pdf

(5) Cita de Gaston Leval en J. Paniagua, La sociedad libertaria. Agrarismo e industrialización en el anarquismo español (1930-1939), Barcelona, 1982 "

 

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