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Andalucía :: 10/11/2014

Andalucía tiene futuro, organizando la lucha por el poder popular

Andalucia Comunista
Debemos tener presente que la organización y la lucha son las claves para de verdad poder ganar un futuro de tierra, trabajo y libertad, el futuro que nos pertenece.

A propósito de la publicación del informe elaborado por la Fundación Foessa y Cáritas sobre exclusión y desarrollo social en Andalucía en el 2013

Desde ANDALUCÍA COMUNISTA consideramos que la publicación del informe de la Fundación Foessa y Cáritas presentado en Sevilla el pasado martes 4 de noviembre viene a confirmar todas y cada una de las tesis políticas que nuestro Partido ha venido exponiendo desde prácticamente su nacimiento, esto es, que Andalucía es un país que se ha configurado históricamente en la opresión, la marginación y dependencia.

En especial, nos ha llamado la atención la siguiente afirmación hecha en la Introducción de dicho informe: “Es importante recordar ahora que la pobreza y la exclusión social no son cosa de la crisis”. Esta afirmación coincide plenamente con lo que ANDALUCÍA COMUNISTA ha venido diciendo en casi todas su publicaciones: que los graves problemas que afectan al pueblo andaluz van más allá de una situación o contexto de crisis por muy severa que sea, sino que tiene que ver con la consideración de Andalucía como una nación oprimida. Como hemos venido repitiendo, la crisis capitalista no ha hecho más que agravar un problema previamente existente.

Desde ANDALUCÍA COMUNISTA, no podemos permanecer mudos ante los datos que se revelan en ese informe, datos que revelan la gravedad de la situación social de Andalucía y la emergencia social que estamos viviendo.

Algunos datos del informe

El 25% de la población andaluza, más de dos millones de personas, vivían en el 2013 en situación de exclusión social (697.000 hogares), acumulando problemas con cierta intensidad en empleo, vivienda o salud. Asimismo, un millón de estas personas vivían en situación de exclusión severa (334.000 hogares), lo que significa que acumulaban problemas con mucha intensidad en las tres dimensiones antes citadas, además de en el consumo, participación política, educación y aislamiento y conflicto social.

Andalucía registraba una tasa de exclusión del 38,3%, la segunda más alta del Estado español. La población andaluza integrada “plenamente” representaba solo el 33,9% de los hogares en 2013 y al 30,9% de la población, es decir, estamos hablando de una minoría de la población andaluza.

En lo que respecta al empleo, el 47% de la población andaluza sufre la exclusión del empleo, una tasa que según los presentadores del informe tiene mucho que ver “con los pocos esfuerzos en relación a la formación de los desocupados”. Así, se detecta un elevado nivel de hogares con personas en paro y sin haber recibido formación ocupacional en el último año, el 32% frente al 28% en el Estado español. Hay que señalar que conocemos estos datos cuando precisamente se está investigando fraudes masivos en los cursos de formación.

Dice el informe textualmente: “casi el 22% de hogares andaluces han recibido avisos de corte de luz, agua y suministros básicos y uno de cada tres andaluces está afectado por factores de exclusión residencial –accesibilidad, educación, habitalidad y estabilidad en de la vivienda–”.

En el 50% de las familias que sufren exclusión social hay menores de edad, niños y niñas que están viviendo experiencias realmente duras, mientras que el riesgo de sufrir exclusión social se triplica en personas extranjeras no comunitarias.

Nuestras conclusiones, nuestras soluciones

Una primera conclusión tiene que ver con algo que se repite a lo largo del informe: la brecha que existe entre Andalucía y el resto del Estado español, una brecha de exclusión y marginación que no ha hecho más que aumentar con el desarrollo de la crisis.
Definitivamente, este informe confirma, aunque lógicamente no lo diga, que Andalucía es otro país, diferente a España. Andalucía cuadriplica el riesgo de exclusión social del Estado español.

De nuevo, observamos la inutilidad más absoluta y desesperante de las actuales instituciones andaluzas en manos del PSOE e Izquierda Unida. Da igual que se llamen de “izquierdas”, “progresistas” o como les venga en gana, los hechos demuestran que tantos estos partidos como las propias instituciones que gobiernan han sido incapaces no ya de atajar de raíz el problema, sino incluso de minimizarlo.

Andalucía, el pueblo trabajador andaluz, no puede esperar nada de una izquierda que ni puede ni quiere transformar la sociedad, de una izquierda que reniega de sí misma y que cuando gobierna no hace más cumplir las órdenes dictadas por el gran capital español o europeo. Necesitamos una izquierda que quiera transformar la situación, que quiera emancipar a la clase obrera y a los sectores populares trabajadores oprimidos y que quiera superar de una vez por todas la lógica capitalista y sus “valores”.

No siempre lo urgente es lo importante, que no nos confundan, lógicamente, la situación es desesperada para una inmensa mayoría de la población andaluza, la mayoría trabajadora, cualquier medida que venga a paliar la situación será bienvenida, pero de nada servirán esas medidas si no están puestas en una perspectiva de transformación social, si no están alineadas en una lógica transformadora. No decimos esto en un arrebato de dogmatismo o “izquierdismo”, lo decimos porque realmente deseamos que a nadie nunca más le falte lo básico, que a nadie le falte el pan, el techo, el trabajo, la educación o la salud.

Para transformar la situación de opresión nacional, marginación social y dependencia económica de Andalucía necesitamos poder político, necesitamos soberanía nacional. Hay que caminar hacia un proceso de empoderamiento obrero y popular andaluz. Si el Estado español mantiene a Andalucía en la exclusión, la repuesta ha de ser la ruptura con el Estado, una ruptura democrática y popular y la creación de unas instituciones andaluzas libres y soberanas al servicio del conjunto del pueblo trabajador andaluz. Andalucía posee los recursos suficientes para desterrar la exclusión social en todos sus aspectos.

En esta coyuntura, a las puertas de un año electoral, oímos hablar de frentes o unidades populares, de echar al PP, de acabar con los partidos de régimen, etc.
La unidad es necesaria, pero de nada sirve la unidad por la unidad, a los frentes o unidades populares hay que dotarlos de contenidos, no basta con echarlos, no basta un “quítate tú pa ponerme yo”, realmente hay que hacer frente a una situación social y económica muy grave, no podemos ni debemos decepcionar una vez más a nuestro pueblo. Tampoco, se puede llamar a la unidad ignorando completamente la opresión, la marginación y la dependencia que vive el pueblo andaluz, no se pueden ignorar ni sus causas ni sus consecuencias si es que de verdad queremos transformar la situación y desterrar de una vez por todas al régimen monárquico español y a su corrupta élite política y económica.

Pero sobre todo, al pueblo trabajador andaluz hay que organizarlo y movilizarlo todos los días, no solo para una determinada ocasión o no solo para una determinada cita electoral, aunque sea importante, no lo negamos. Es necesario elevar la conciencia de la clase obrera y del conjunto del pueblo andaluz, estar con las masas, relacionarse con ellas en el día a día, en el barrio, en el pueblo, en los centros de trabajo o en los centros de estudios. En un momento en que observamos con preocupación como elementos oportunistas buscan medrar a costa de las movilizaciones que, justamente, se dan como protesta frente a tantas injusticias, ANDALUCÍA COMUNISTA cree necesario insistir en que la creación de Poder Popular se da fortaleciendo a los sindicatos alternativos en los centros de trabajo, como el SAT, frente a la mafia corrupta de CC.OO. y UGT , creando asociaciones de vecinos en los barrios que generen dinámicas de participación popular frente al electoralismo barato de los partidos del régimen, generando colectivos juveniles y estudiantiles que no pasen por el aro de la “izquierda” institucional y timorata que representa IU. El pueblo trabajador andaluz debe tener meridianamente claro que la construcción de poder popular es la organización metódica, disciplinada y, por tanto, democrática, en los movimientos sociales ya que, en ellos, los intereses individuales se subordinan a los colectivos, convirtiéndose, de hecho, en auténticas escuelas de comunismo. La participación cotidiana de las grandes masas en estos organismos es más importante que unas manifestaciones puntuales, por numerosas que estas sean, ya que es esta la que refleja la creación de un auténtico poder popular y no podemos perder de vista el peligro cierto que empieza a materializarse de que con la obsesión con la foto, con aparecer en esos actos puntuales, se olviden las tareas fundamentales y consigan su objetivo de trepar en los colectivos sociales todo tipo de arribistas sin escrúpulos.

A las puertas de un nuevo 4 de Diciembre, Día Nacional de Andalucía, debemos tener presente que la organización y la lucha son las claves para de verdad poder ganar un futuro de tierra, trabajo y libertad, el futuro que nos pertenece.

 

ANDALUCÍA LIBRE, ¡PODER POPULAR!

 

 

 

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