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Asturies: por una nación tomada en serio
Lo vuelvo a decir: llega la hora de la verdad, la hora de dejar de engañarnos a nosotros mismos, el fin de la estafa. Aquí hay que marcar una raya. No podemos tolerar que se nos tome el pelo de la manera en que se ha estado haciendo. La raya debe separar a los anti-colonialistas de los que son agentes de la colonización. Hablemos de éstos últimos: se creó una Fundación llamada “Caveda y Nava”. En honor a su nombre, tal entidad privada pretende impulsar el “asturianismo”.
¿Qué es esa cosa del “asturianismo”, cuando no se trata de un movimiento nacionalista en lo político? Os lo voy a decir: el engaño más evidente y descarado. Algunos de los “patrones” de dicha Fundación son líderes políticos del PSOE y del PP, fuerzas que en su sucursal asturiana pasarán a la historia como siglas etnocidas, que de forma planificada y concertada desde Madrid están ejecutando un programa de asesinato y extinción ilegal de la lengua asturiana, esa lengua que guapamente (con razones sobradas) habría podido ser la cuarta lengua no castellana oficial del Estado. ¿Se puede comprender tamaño descaro colonizador? El mensaje es muy claro: “portaos bien, chicos del asturianismo, tened paciencia, que también entre nosotros, sociatas y peperos, es decir, los mandamases, los hay con simpatías hacia el bable…” Si no dicen “bable” (cultismo que todo asturiano de pro rechaza pues se prefiere de forma natural decir “asturiano”), emplean algún que otro circunloquio: lengua “vernácula”, lengua “tradicional”… ¡Lo que sea para no decirnos “lengua nacional”!
Si alguien me dice que hay un solo líder del PP y del PSOE que “apoya al asturiano” yo me muero de risa: después de 30 años de “democracia a la española” yo exijo a los caraduras que se quiten del camino. Que se aparten del camino de Asturies hacia su emancipación. Fuera tanto farsante. Y entre los farsantes, el pueblo asturiano debería incluir a tantos y tan cómicos sacristantes de la parroquia llamada “izquierda plural”, como son el PCE (r.i.p.) o IU, o la Asamblea de Ciudadanos, o cualquier otro residuo y lastre pseudorojo que se llame como se quiera llamar. Careciendo como carecen de conciencia nacional, del más elemental deber étnico para con los suyos, se atreven a sacar opiniones y comunicados en la red, hoy, 30 años después de que nos metieran entre pecho y espalda la granítica Constitución Española, con una terminología que parece sacada de las cavernas: refiriéndose a Asturias (-AS) como la “tierrina”, o tratando de “aplicar” al país decisiones y acuerdos “federales” (léase ESPAÑOLES), o quizá “estatales” (léase de nuevo ESPAÑOLES): ¡jubílense en buen hora! Son la versión todo a cien de la FSA, y ni gratis van a conseguir evitar el naufragio.
La solución pasa por un acuerdo estructural entre las fuerzas reales de la izquierda asturiana, un acuerdo que debería ser incluso semántico. Pues la semántica tiene su importancia: ¿qué significa Asturies en esta merienda de caníbales llamada Reino de España? Depende de lo que se entienda por Asturies. Yo la entiendo como nación. Y hay muchos más. Unámonos como un solo pueblo, los que digamos a voz en grito:
1- Asturies no es España.
2- Asturies no es ningún “Principado” (y menos de los Borbones)
3- Asturies es Nación, con su propia lengua nacional (la asturiana), que no tiene que pedir permiso a nadie para coexistir con la castellana.
4- Asturies no es y no quiere ser una colonia energética que abastezca el parasitismo ecológico de Madrid y de otras regiones españolas en desarrollo.
5- Asturies no es y no quiere ser una reserva futura de agua para regar una España seca, casi desértica, y que está así no solo por calamidades y fatalismos naturales, sino por el tradicional abuso español de los recursos hídricos.
6- Asturies no quiere seguir siendo planificada económicamente desde Madrid. Como ya ha quedado dicho en otras ocasiones, Asturies tiene que volver a ser una comuna autogestionada: debe volver a ser “casería “ y “socialismo”,
7- Esa unidad de la izquierda de veras asturiana (y no “asturianista” ni demás inventos de laboratorio ideados desde Madrid), debería contar con un núcleo fuerte (maduro y responsable) de tipo independentista, que nunca olvide el destino natural de una nación en el mundo: llegar a ser libre, soberana y feliz.
