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Estado español :: 03/02/2011

CCOO y UGT consuman la canallada. Firman el Pacto social

Corriente Roja
Prolongar la edad de trabajar en un país con cerca de 5 millones de parad@s es un atropello a l@s que llevan toda una vida trabajando y un portazo en la narices de l@s parad@s

Los dirigentes de CCOO y UGT llegaron a un acuerdo con el gobierno y la patronal sobre el derecho a la jubilación y las pensiones públicas, como parte fundamental de un “gran pacto social” que han firmado a bombo y platillo en el día de hoy. Por varias razones el acuerdo sólo puede calificarse como una traición de dimensiones históricas.

En primer lugar, porque prolongar la edad de trabajar en un país con cerca de cinco millones de parados/as es un atropello a los que llevan toda una vida trabajando y un portazo en la narices de los parados/as. Retrasar la edad de jubilación a los 67 años y exigir 38,5 años cotizados para acceder al 100% de la pensión exige que un trabajador/a comience a trabajar a los 26 años y no deje de hacerlo un solo día el resto de su vida laboral. Quienes no garantizan el trabajo, quienes se han convertido en una fábrica de hacer parados exigen condiciones inalcanzables para poder cumplir los requisitos que la nueva ley impone.

En segundo lugar, por el enorme retroceso que supone para una conquista fundamental de la clase trabajadora, que ya había venido sufriendo agresiones anteriores. El Pacto da satisfacción, entre otras, a dos de las exigencias del capital financiero y de sus organismos internacionales (UE y FMI): retrasar la edad de jubilación a los 67 años y ampliar el período de cómputo de las pensiones de 15 a 25 años.

Estas dos medidas supondrán un recorte de las pensiones de entre un 20 y un 25% en un país donde las pensiones ya eran claramente insuficientes, con más del 70% de los pensionistas actuales con pensiones de miseria. El acuerdo establece además un mecanismo de revisión quinquenal que facilitará nuevos retrasos en la edad de jubilación y en la cuantía de las pensiones. Es un empobrecimiento general de los trabajadores/as, un acuerdo que satisface los anhelos del capital financiero de liquidar las pensiones públicas, para asegurarse el suculento negocio con las privadas.

En tercer lugar, porque el acuerdo incluye una “contrapartida” que no pasa de ser un autentica tomadura de pelo. Hablan de un plan de choque para los más jóvenes y los parados de larga duración donde se crearían 100.000 puestos trabajo para un sector en el que hay 2.100.000 parados/as de larga duración y cerca de 900.000 jóvenes en donde la tasa de desempleo supera el 42%. Puestos de trabajo que serán como todos esos que se iban a crear con la reforma laboral. Puestos de trabajo que anuncian que serán fomentando los contratos a tiempo parcial, o lo que es lo mismo trabajo con salarios de miseria y sujetos a un incremento vergonzoso de la flexibilidad horaria, funcional y geográfica.

Y en cuarto lugar, porque el acuerdo compromete a UGT y CCOO en el mantenimiento de la paz social y la desmovilización de la clase trabajadora después del éxito de la huelga general del 29-S, intentando maniatar su capacidad de respuesta ante los nuevos y duros ataques que el patronal y el gobierno preparan. Significativamente, los dirigentes de CCOO y UGT anunciaron el acuerdo precisamente el mismo día en que en una huelga general contra el contenido del mismo se desarrollaba en Galiza, Euskal Herria y en el resto el estado se desarrolló una importante jornada de lucha con paros y manifestaciones contra el pensionazo y el pacto social.

Estamos pues no ante una “negociación” sino ante una capitulación en toda la regla para sostener el plan del FMI y la UE y apuntalar a un cada día más descreditado gobierno. Un Pacto a cambio de dinero para que los dirigentes de CCOO y UGT preserven sus privilegios y sostengan a sus desacreditados aparatos, empujando así a la miseria a millones de trabajadores/as. CCOO y UGT consuman así su papel de gendarmes del capital y de sus gobiernos, recompensado con algunas prebendas para financiar su aparato y sus privilegios.

El pacto social consuma además un fraude antidemocrático que desnuda el régimen político. Los diputados que van a votar tan vergonzosa ley se aplican para si otros criterios, para los trabajadores/a 38,5 años de cotización para una jubilación de miseria, para sus “señorías” 7 años serán suficientes para embolsarse una jubilación de privilegio más su sueldos de expresidentes, asesores de multinacionales, etc,

Estamos ante un Pacto político, de “unidad nacional” para sostener a Zapatero, avalar la política económica y social de este Gobierno de los banqueros y con ello facilitar que continúe con el durísimo plan de ajuste que viene descargando sobre la clase trabajadora en beneficio del capital: recortes salariales y de prestaciones sociales, reforma laboral que abarata y facilita el despido,… ajuste que tanto el gobierno ZP, como un eventual gobierno del PP, tienen intención de seguir profundizando si se les deja.

Como venimos denunciando desde Corriente Roja, los banqueros, la patronal y la derecha tienen tan claro el papel del PSOE y de Zapatero que cuando todas las encuestas pronostican un triunfo seguro y amplísimo del PP, ninguno de ellos levanta la voz pidiendo elecciones anticipadas. Se trata justo de lo contrario: de que el PSOE haga el trabajo sucio hasta el final, al dictado de la UE y del FMI, y deje el terreno lo más allanado posible a Rajoy. El pacto tiene por eso un profundo significado político, sella el compromiso de la burocracia sindical y los Partidos parlamentarios con el PP al frente, para sostener al Gobierno.

Incluso los que se muestran más disconformes con lo firmado, como IU o el PCE, ponen empeño en no criticar a la dirección de CCOO-UGT y en no mover un solo dedo contra la firma comenzando por descalificar las movilizaciones del pasado 27 de enero. En el fondo ninguna de estas opciones tiene otra alternativa en esencia diferente ante la crisis económica a la que viene planteando el Gobierno. Ninguno ha estado ni esta dispuestos a levantar medidas resueltamente anticapitalistas, a exigir que la crisis la paguen los capitalistas, a exigir la expropiación de la banca, a no pagar la deuda, a reducir la jornada sin reducir el salario, a garantizar subsidio indefinido a los parados/as, a romper con la Unión europea y el FMI. Son Partidos del régimen y del sistema por eso como hicieran en los Pacto de la Moncloa en 1977, cuando ven amenazada su existencia cierran filas en un gran acuerdo nacional.

Con el pacto CCOO y UGT y toda la corte parlamentaria se han convertido en parte activa y garantes de la aplicación de la política del gobierno. Frente a ello, la tarea urgente es trabajar para enfrentar con firmeza los planes de ajuste y los ataques a los derechos sociales y laborales, oponiéndose y denunciando este vergonzoso pacto y empeñando los mayores esfuerzos en la construcción de la herramienta de lucha, democrática y unitaria que permita agrupar fuerzas y superar el obstáculo que suponen estas organizaciones.

Desde Corriente Roja saludamos los esfuerzos del sindicalismo de clase alternativo que opuso a este pacto la jornada de lucha del pasado 27 de enero, que en reuniones como la celebrada a nivel estatal el pasado día 22 de enero esta empreñado en trabajar por levantar un referente de clase y de lucha. Para ello es necesario profundizar en el camino del 27 de enero, es decir, organizar la movilización desde su impulso unitario y no cejar en el empeño convocando nuevas acciones de protesta antes de que la ley que entra en trámite parlamentario sea aprobada. .

Para todo el sindicalismo de clase alternativo, para la CIG, la mayoría sindical vasca, CGT, la Plataforma Hay que pararles los pies y muchos otros agrupamientos similares está planteado el desafío de profundizar la unidad de acción alcanzada el pasado 27 de enero. Para los sectores de oposición que surgen desde el seno de esto sindicatos en especial CCOO, el reto es no seguir un día más sosteniendo a estos aparatos. No pueden seguir manteniendo ni económica ni sindicalmente a estos dirigentes corruptos. Hay que unir todas las fuerzas alrededor de las organizaciones sindicales de clase y construir juntos una herramienta de lucha que acabe con la burocracia sindical.

Corriente Roja seguimos afirmando que si a este gobierno no le echamos los trabajadores/as con nuestra movilización será el PP quien tome el relevo desde las urnas. Si es la movilización obrera quien echa al gobierno, será un palo en la rueda de los planes de los banqueros y el FMI y venga quien venga después, nos va a encontrar en la calle con más fuerza para enfrentarlos y a ellos con menos fuerza y legitimidad social para aplicar esos planes. Que sea la movilización obrera quien eche a este gobierno sería un paso en el camino de la única solución de fondo: imponer un plan de medidas obreras de salida a la crisis y sentar los cimientos para que un gobierno de los trabajadores y los sectores populares plante cara a los banqueros y tome en sus manos las riendas de la economía y del país.

Frente a los Pactos sociales y la entrega que nos lleva a la miseria, los trabajadores/as y los pueblos de Túnez o Egipto son hoy el ejemplo de cuál es el camino para toda la clase obrera en el mundo

2 de febrero de 2011.

 

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