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Estado español :: 20/05/2009

Cuando un ?marxista? cuelga al Estado del Cielo, pasa lo que pasa

Malime
Willy Meyer (IU), sobre las elecciones europeas: "Estamos en un Estado de Derecho y lo que hay que hacer es respetar el Estado de Derecho"

Willy Meyer, de Izquierda Unida, en una conferencia organizada por el Real Instituto Elcano en el Instituto de Crédito Oficial (ICO), se pronuncia sobre la decisión del gobierno de impugnar la lista de Iniciativa Internacionalista. Dice: "Estamos en un Estado de Derecho y lo que hay que hacer es respetar el Estado de Derecho, si está en los tribunales serán los que decidan"... "Si un juez o un tribunal decide que determinada candidatura no se debe presentar, pues no se presenta".

No creo que este Señor, representante de parte de una izquierda más o menos unida, sea tan ingenuo o ignorante en algo tan elemental para un marxista como es la comprensión con base científica sobre la función histórica del Estado. Pero por si fuera un olvido (con la edad nuestra memoria se deteriora, aunque con sus 57 años aun es bastante joven), intentaremos recordarle, o más bien situarle ante un problema tan antiguo y complejo que evidencia su incomprensión cuando dice que en España vivimos en un Estado de Derecho, y que corresponde a esa parte del Estado de Derecho, al judicial, decidir sobre la bondad de lo correcto o lo incorrecto en el recto proceder del poder judicial sobre la lista de Iniciativa Internacionalista.

Verá que es falso la pretendida independencia de los poderes: el parlamentario, el gubernamental y el judicial. Lo que el judicial condena, el gobierno, como máximo administrador de los intereses de los que les financian y aúpan al gobierno, condona. Y lo que el gobierno condena, como es el caso de Iniciativa Internacionalista, el judicial confirma. Todos los poderes del Estado de Derecho responden a los intereses de la clase social en el poder.

Desgraciadamente no solo al Sr. Meyer le oímos decir ¡Estado de Derecho!, ¡Estado de Derecho!, en más de una ocasión se lo hemos podido oír al actual y honrado Sec. Gral. de esa organización, y muchas más veces al que representa a IU en el honorable parlamento español. Son muchos los que al referirse al Estado capitalista en su formulación monárquico-democrática lo hacen desde esa definición que criticamos.

Tal vez lo hagan, porque, traiga a su memoria a tantos años en que nos gobernaba Franco, con su democracia tan “popular”, que bajo la amenaza de darnos de ostias hacía levantar el brazo, no solo al del pueblo sino el de los grandes sacerdotes que además le llevaban bajo palio para que descaradamente, sin tapujos pudiera ejercer la violencia física con la que intentó mantenernos sumisos en aquel infierno terrenal. Ahora ya no necesitan ejercer aquella violencia física, son más modernos, se hace mediante la sutil violencia de la subyugación ideológica que les permite darnos ostias mucho más limpias gracias a la moderna tecnología mediática, lo que posibilita que la explotación del hombre por el hombre se haga, “democráticamente” a través del llamado sufragio universal, que nos dicen es el de la verdadera libertad para los que sumisamente ejercemos esa libertad de voto, (siempre que no instrumentalicemos revolucionariamente las instituciones del Estado burgués[1]) podamos votar a los partidos administradores del orden capitalista, algo que aparece como si lo hiciéramos de forma libre y “consciente”, y así, libremente, admitimos ser explotados democráticamente.

Algunos izquierdistas podrían decir, la solución sin más complicaciones, es no votar a ningún partido, ¡nosotros los que lo tenemos claro tomemos la calle!. Pero, las cosas son más complicadas como veremos más adelante. Olvidar la realidad política y pretender con esa respuesta, sin alternativa organizativa de la mayoría social trabajadora, el capitalismo “democrático” no se vendrá abajo, basta con fijarse en la “democracia” capitalista más grande e imperial, donde el 50% de los ciudadanos se abstienen de votar.

Es decir, que dada la realidad, y desde la imposición ideológica que padecemos, sobre todo gracias a la mayoría de izquierdas reformista, parece que estamos de acuerdo con este moderno Estado de Derecho que nos homologa a la democracia occidental y como Estado de todos, nos hace figura del primer mundo, incluso ser invitados por Berlusconi a la cumbre del G-8. Parece que nos gusta más que el otro Estado de Derecho capitalista en su formulación fascista, aunque con el de ahora estemos mucho más confundidos y divididos que cuando nos gobernaba Franco con su violencia física. Pero no seamos pesimistas, dirá algún determinista, los que aun soñamos con la utopía comunista, pasito a pasito iremos al socialismo. Pero hay otro pero como el de aquella poesía erróneamente atribuida a Bertolt Brecht, primero vinieron a por los más malos, los comunistas, luego fueron a por…, luego vendrán a por los…, finalmente nos ilegalizarán a todos, nos encerrarán, hasta los que ahora en su ingenuidad son engañados defendiendo el Estado de Derecho. Todo llegará aunque muchos ya estemos muertos del todo.

Sr. Meyer, en vez de tanto creer en lo que nos dicen los modernos políticos del PSOE-PP sobre el Estado de Derecho, retorne a los vilipendiados Karl y Vladimir Illich, vuelva a leerlos verá como le harán recordar o aprender si es que nunca les leyó. El Estado no es algo divino, colgado del cielo, que esté por encima de la sociedad. El Estado siempre se estructura respondiendo en cada momento histórico a las necesidades de la clase social en el poder, lo que de hecho es democracia para la burguesía pero es dictadura para los trabajadores y viceversa, cuando los trabajadores se organizan como clase dominante entonces es dictadura para la burguesía, ellos si lo tienen muy claro, siempre lo adjetivan y definen al Estado popular como una dictadura comunista. El divino Estado solo desaparece cuando las contradicciones de clase desaparecen, cuando todos vivimos en la solidaridad material y moral, y ya no hay ninguna clase social a la que someter y reprimir.

El Estado es parte del complejo mundo material, siempre se adecua a las necesidades que provoca el desarrollo productivo controlado por la clase social en el poder. Sería estúpido e inviable para los fines del moderno capitalismo, que los modernos esclavos asalariados, en vez de disponer de un salario fueran atados con cadenas sin mayor lucro que el de ser alimentados para no morir y poder seguir dejando su sudor picando en las minas o en las modernas cadenas de producción. Hoy el moderno Estado capitalista, necesita de cierta libertad de los explotados, de iniciativas de estos para que como fuerza de trabajo que son puedan usar correctamente los modernos medios de producción.

Además necesitan que estos se conviertan, (durante cierto tiempo hasta la llegada de la crisis que provoca la anárquica producción capitalista), en consumidores de los superfluos y falsos objetos de consumo que tantos beneficios reportan a los asalvajados capitalistas. Sr. Meyer, oiga a Manuel Fraga, cuando en 1961 decía, “ojo a los incautos”[2], lección que transmitió a su descendiente Aznar y junto con ZP se inventaran la ley de partidos políticos para evitar se instrumentalizara revolucionariamente el aparato estatal burgués capitalista. En un informe de Jan Kozak miembro del CC. del PCch, traducido al español y reproducido por Fraga, se evidencia el carácter clasista del Estado burgués, y cómo desde una interpretación revolucionaria leninista, nada izquierdista, desde aquella realidad histórica, en vez sacralizar la democracia burguesa, el Estado burgués se instrumentalizó revolucionariamente, cómo en el aquel país desarrollado de centro Europa que fue Checoslovaquia, se paso del capitalismo al socialismo en cuestión de una semana.

Los comunistas pudieron instrumentalizar el aparato estatal burgués y conseguir la mayoría parlamentaria, pero desgraciadamente no llegaron a comprender como aquella democracia directa participativa del pueblo que estaba organizada en las fabricas, en el campo, en la calle y que les llevó al poder no se constituyó en forma de poder del pueblo trabajador organizado como clase dominante desde abajo arriba. En vez de mandar al basurero de la historia la maquinaria estatal burguesa, sustituyéndola por la del pueblo trabajador organizado con la democracia directa y participativa permanente, trataron de perfeccionarla, lo que se tradujo, como dijera Lenin, en el retorno a la característica principal del capitalismo, al burocratismo ejercido por los mejores políticos administradores del orden capitalista. Pasó en Checoslovaquia y en los demás países del llamado Socialismo Real, incluido en el que denominaba soviético, pero que de soviético solo tenía el nombre, el poder lo ejercían los aparatichis del partido. Debemos aprender en positivo de las experiencias históricas, incluso de las erradas, nunca será tarde si aprovechamos el tiempo histórico que nos queda con objetividad. De no hacerlo, ya podemos imaginar lo que acontecerá.


Notas

[1] Batasuna peligrosa, 29 de agosto del 2002. http://www.lahaine.org/index.php?p=16603

[2] El asalto al Parlamento. 07/07/2007 - Como puede el parlamento desempeñar una parte revolucionaria en la transición al socialismo y el papel de las masas populares. Jan Kozak. La combinación de “la presión desde arriba” con la “presión desde abajo”. Una de las condiciones elementales para la utilización revolucionaria del Parlamento. Una condición preliminar para llevar a cabo cambios sociales fundamentales y hacer viable la utilización del Parlamento como elemento de transformación de la sociedad capitalista en socialista, es: a) luchar por una firme mayoría parlamentaria que asegure y desarrolle fuerte presión desde “arriba”, y b) procurar que esta firme mayoría parlamentaria se apoye en la actividad revolucionaria de las amplias masas trabajadoras que ejercen presión desde “abajo”. Condición elemental del éxito es, por consiguiente, la combinación de la presión desde “arriba” con la presión desde “abajo” y su efecto conjunto sobre el desarrollo y potencia de la revolución. Completo el artículo en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=53245

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