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Estado español :: 14/04/2019

De hijos bastardos a hijos pródigos

Darío Herchhoren
En España no hay una izquierda arraigada en la clase obrera, y lo que genéricamente se llama "izquierda" está sin rumbo

Al final de la vida de Francisco Franco, se produjo en España un espectáculo único en el mundo. Los viejos franquistas se convirtieron en unos demócratas de toda la vida, y con ello demostraron tener una capacidad de supervivencia muy parecida al de las cucarachas, que parece que son los únicos insectos capaces de sobrevivir a una explosión atómica.

Es así como un viejo fascista como Manuel Fraga, funda el partido Alianza Popular, transformado luego en Partido Popular, o como lo llamamos nosotros, partido podrido, con sus iniciales igualmente PP.

Como en una gran cloaca, todos los arroyos confluyen en uno mayor, que es el PP. Todo el facherío albergó a la vieja derecha española, con la bendición de cardenales y obispos en el PP. Falangistas, requetés, carlistas, arrimaron a esa magna obra, y es así como el PP, amamanta a sus hijos: y es así como la prensa adicta como el ABC, La Razón, El Mundo, Intereconomía y demás portavoces de la derecha política fraguaron la especie de que gracias al PP, no había en España partidos fascistas (no se animaban a llamar así a sus amigos, sino que hablaban de "extrema derecha").

Obviamente era una falsedad. Dentro del PP, se cocinaba una escisión que eclosionó pariendo primero a Ciudadanos que se integró rápidamente con elementos de nuevos cuadros de la vieja derecha falangista, más jóvenes, todos gente de orden, y luego rompió el cascarón del huevo de la vieja serpiente y apareció Vox, como otro hijo bastardo del PP, que comenzó a acusar a su padre de ser la "derechita culposa, cobarde y timorata". Cuando el "padre" intenta corregir a sus "hijos" estos ya han ganado suficiente impulso, y se han hecho imparables.

El PP, es acusado por el Juez de la Audiencia Nacional José de la Mata de no ser un partido político, sino de constituir una "asociación para delinquir" (sic). Ya hace algunos años, uno de los personajes más enfangados del PP, antiguo alcalde de Benidorm, luego presidente de la Comunidad Valenciana, y ungido ministro del interior del gobierno del PP, me refiero a Eduardo Zaplana, llegó a decir que él estaba en política para forrarse. Luego explicó que lo dijo en broma. Pero no era en broma. Zaplana ha estado en prisión porque realmente se forró robando desde su posición de alto funcionario público.

¿Qué hizo el PP entonces? Intentó minimizar el daño que le ocasionaban sus hijos bastardos, criticándolos, pero al final los aceptó como a los hijos pródigos que vuelven a la casa del padre. El PP se convirtió en la casa común de la derecha española. Una derecha dura, católica, fascista.

A día de hoy, el padre, recibe a sus hijos pródigos, y trata de que aniden dentro del viejo tronco apolillado, donde un día nacieron del huevo de la serpiente paterna. Quien marca el ritmo y el tono de esa derecha antigua, fascista, católica, es el mas joven de los hijos. Se trata de Vox, que se ha unido al resto de la familia y gobierna en Andalucía.

Pero por qué pasa esto. Simplemente porque en España no hay una izquierda arraigada en la clase obrera, y lo que genéricamente se llama "izquierda" está sin rumbo y nadie está en el timón. Lamentable.

 

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