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Estado español :: 15/08/2015

De la "utopía" a la "realidad"

Alí Manzano
De un partido que pretendía recoger la indignación popular para convertirla en motor de cambio político, hemos pasado a un partido socialdemócrata, reformista y español

La promoción televisiva de Pablo Iglesias, le hace líder indiscutible de un nuevo movimiento que se posiciona en el espacio de la izquierda rupturista, presentándose a las elecciones al parlamento europeo con un programa contra la troika, contra el pago de la deuda, contra los recortes y contra la corrupción de los viejos partidos, los de la “casta” en el lenguaje podemista, obteniendo cinco eurodiputados, lo que dispara las expectativas de éxito de cara a próximos encuentros electorales y hace que aumenten los afiliados y se creen “círculos” de lo más variado y colorista; Desde el “Podemos musulmanes” al “Podemos Fuerzas de Seguridad”, etc.

 El éxito europeo les hace plantearse metas más ambiciosas. La popularidad sigue creciendo gracias a la presencia diaria en los medios televisivos y el objetivo inicial se reconvierte en el “asalto a los cielos”, es decir, el gobierno del Estado como meta...pero para ello hay que cambiar el discurso para seguir contando con el apoyo de los mismos medios que les han catapultado hasta donde han llegado y optar a nichos de votos más amplios y numerosos.

 De esta forma, se llega a la confección del programa económico a cargo de reconocidos economistas socialdemócratas, en el que se recorta considerablemente el programa económico presentado en las elecciones europeas. Según fuentes del propio Podemos, han confeccionado un programa más “realista”; yo no se pide la salida de la UE, ni siquiera la salida del euro, ni se niegan al pago de la deuda, sino todo lo contrario, se comprometen al cumplimiento de la ley y a ejecutar reformas dentro de la legalidad vigente. Y todo esto, entre proclamas patriotas de su líder y alusiones a la unidad de España.

 En este punto, ya se ha producido la conversión. De un partido que pretendía recoger la indignación popular para convertirla en motor de cambio político, hemos pasado a un partido socialdemócrata, reformista y español, cuyo objetivo ya no era proporcionar a las masas indignadas una herramienta de participación y de cambio en un proceso político rupturista con las viejas estructuras del Estado, sino encauzar a esas masas indignadas hacia las estructuras del sistema a través de un partido que generara la suficiente ilusión como para dejar la protesta callejera a la espera de una solución a través de los mecanismos del sistema, es decir, a través de la participación en los procesos electorales. De esta forma, como reconocía el mismísimo Monedero, Podemos ha conseguido evitar el conflicto social, desactivando la protesta contra las medidas de recortes económicos y de derechos y reconduciéndola hacia las urnas. Las enormes expectativas que los medios de comunicación han generado, haciendo pensar a la gente que Podemos tenía al alcance de la mano la toma del poder político mediante las urnas y que tras esta toma de poder se podrían realizar los cambios que nos llevaran a la situación económica anterior a la crisis y a los recortes del PP y del PSOE-IU, propició una ilusión desmovilizadora y un rearme de los sectores reformistas que han conseguido una paz social necesaria para completar el modelo político y social salido de la crisis del capital y que está pagando la clase trabajadora sin oponer resistencia. El efecto Podemos ha conseguido los resultados esperados, la anestesia de la clase trabajadora, a la espera de que el Mesias les lleve a la tierra prometida.

 Y todo esto lo han planteado desde una ambigüedad calculada para atraer al mayor número de votantes, tanto a los votantes de la izquierda rupturista mediante las promesas de cambio tras el hipotético triunfo electoral, como a los votantes de la izquierda sistémica e incluso los votantes del centro político. Los guiños a la unidad de España, el huir del vocabulario de clase con frases como “los de arriba y los de abajo”, el discurso ciudadanista e interclasista, el declarar no ser de izquierdas ni de derechas...ha configurado ese mecanismo de inclusión de una sociedad despolitizada, desinformada, individualizada e insolidaria que ha visto en Podemos la ilusoria aspiración de volver a los años anteriores a la crisis, sin ser conscientes de que el Capitalismo representado por las instituciones supranacionales como la UE o la OTAN, y las estatales como las que agrupan a los poderes económicos que controlan las grandes empresas y los medios de comunicación, han decidido un cambio de sistema basado en una mayor explotación de la clase trabajadora, recorte de derechos y libertades y represión de la disidencia. El desencanto y la desilusión será la nueva fase social tras la constatación de que ningún partido podrá cambiar las reglas del juego a través del sistema político y legal instaurado por la oligarquía capitalista para preservación de sus privilegios.

 El blindaje de la Constitución española que da a la derecha neofranquista y a la socialdemocracia española una minoría de bloqueo de 1/3 de los votos del Congreso de los diputados, hace imposible cualquier cambio por la vía constitucional y legal. Tanto PP como PSOE tienen la llave de bloqueo de cualquier iniciativa que requiera un cambio constitucional, por lo que hablar de reformas económicas y políticas que acaben con los recortes, los desahucios, la desigualdad social, o el paro, es engañar a esos que buscan en el voto a Podemos la solución a sus problemas. Todo lo que no pase por hablar a los que sufren la crisis creada por el capital, la clase trabajadora, de la realidad política, que no es otra que la imposibilidad de introducir cambios estructurales por la vía de las urnas y de las instituciones españolas, es mentir, engañar y crear falsas expectativas a una clase trabajadora que va a sufrir un desengaño inmovilizador, una sensación de derrota que la llevará a asumir su situación de explotación.

 El caso griego, aún reciente, nos puede servir de guía para conocer los procesos que sin duda alguna se van a dar en el Estado español y los posicionamientos y caminos que pueden seguir las distintas formaciones políticas.

 

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